Si bien estos parecen sectores no básicos, son clave para mantener el estilo de vida de los distritos de innovación urbana. Silicon Valley o Bangalore, por ejemplo, se beneficiaron de este aumento de la creatividad. La ciudad de Bilboa en España es un testimonio de cómo la cultura puede conducir a la regeneración urbana. Además, el papel de la cultura para crear fuertes identidades urbanas y vínculos sociales entre las comunidades también está bien documentado.
Los resultados de este último modelo explican el doble de la variación en el Gini, respecto de aquellos del modelo de regresión lineal. En términos generales, se encontró que a medida que aumentan los niveles de urbanización y de desarrollo humano, el Gini tiende a disminuir. Debe conocer a fondo las características del territorio rural en el cual está emplazado el establecimiento como también, en el caso de un establecimiento de mayor matrícula, las características de dónde provienen los estudiantes. El lenguaje native, las efemérides propias, los ritos y costumbres y la forma de organización de la comunidad deben ser conocidos por el docente y respetado. Es cierto, la mayoría de los docentes provienen de zonas urbanas, por esto deben tener el cuidado de no convertirse en “urbanizadores culturales” de la población que atenderán como profesor.
En este trabajo partiremos de una definición establecida de los centros urbanos principales, como se efectúa en otros países (OMB 2010,Antikainen 2005). En Chile se cuenta con definiciones relativamente estandarizadas y ampliamente aplicadas especialmente con fines de planificación territorial, respecto de los límites de las grandes ciudades de Santiago, Concepción y Valparaíso, así como de las principales ciudades intermedias, desde Arica en el norte hasta Punta Arenas en el sur (SECTRA 2008). Estas ciudades intermedias cuentan con una población de al menos 50 mil habitantes y son relativamente autónomas de las grandes ciudades. Con el objetivo de dar cuenta de la distribución espacial de la desigualdad, asumimos que la escala territorial donde se generan las principales diferencias corresponde al mercado laboral común a un territorio. La conformación de los mercados laborales locales puede constituir una de las mejores formas de representar el modo como la urbanización configura socialmente el territorio nacional y de qué manera sus habitantes se insertan en ese proceso. Por lo tanto, resulta crucial identificar dónde se ubican los mercados de trabajo, a un nivel subregional.
Una educación que abra la efectiva posibilidad de éxito en la vida escolar y de progresar en la trayectoria educativa de al menos 12 años de escolaridad. En Chile, la investigación demuestra que las enormes brechas en todas las dimensiones analizadas se mantienen y no ceden. “Los promedios nacionales esconden las desigualdades extremas entre un territorio y otro.
Chile tiene hoy la oportunidad histórica, gracias al estallido social y la consiguiente necesidad de reorganizar las ciudades de cara a una nación que se está repensando. Dado que las estrategias urbanísticas de desplazar y desregular el desarrollo urbano son indicadas como las principales causas de la segmentación de la ciudad para su explotación, un nuevo pacto social debe considerar también que las cosas en materia urbana no se han hecho bien y se necesita enmendar. Ante el aumento del precio del suelo, este también gana exclusividad, lo que segmenta a quienes pueden comprar los terrenos mejor ubicados para explotarlos, generando un proceso de exclusión entre empresas inmobiliarias, desigualdad social ejemplo donde las grandes empresas tienen el capital inicial para comprar mejores terrenos y explotarlos con mayor rentabilidad. Las empresas más pequeñas solo pueden optar a paños urbanos residuales desde la centralidad u oportunidades esporádicas, desarrollando vivienda a menor escala. Así es como en la ciudad, el urbanismo de la desigualdad concentró la riqueza en un sector a costa de llevar la pobreza a la periferia, clasificando el espacio urbano según niveles de rentabilidad de la ubicación de los inmuebles. Su destino fueron terrenos periféricos, generalmente ubicados en el sector sur de Santiago, donde el desarrollo de sus nuevas viviendas no ocurrió como se esperaba.
Creo que ha habido una cierta resistencia más bien ideológica de algunos grupos, de insistir en que el mercado debe funcionar. Estudiantes, escolares, universitarios, por el cambio climático, energía, represas, no más AFP, mujeres, todas esas marchas han conseguido muy poco. Por ejemplo, cuando Giorgio Jackson y Camila Vallejo eran dirigentes estudiantiles fueron a París (2011) y eso realmente complicó al gobierno, tuvo mucho impacto porque bajó el prestigio nacional, eso sí afecta los mercados, afecta al empresariado y al gobierno. La existencia de la inequidad urbana es algo que conocemos y hemos descrito desde hace mucho tiempo. Es algo omnipresente en Chile, y creo que se ha hecho la vista gorda al respecto.
Un aspecto central de esa interacción consiste en formar parte de un mismo mercado de trabajo desde el punto de vista territorial, como se refleja en los viajes diarios desde el lugar de residencia al lugar de trabajo, los cuales ocurren preponderantemente al interior del área de la ciudad. Teniendo como referencia que las desigualdades sociales en Chile tienen un carácter multidimensional incluyendo aspectos objetivos y subjetivos (Barozet 2008), una alternativa consiste en delimitar tantos conjuntos territoriales como objetos específicos de estudio. Sin embargo, estas variadas definiciones dificultan realizar comparaciones entre una dimensión y otra, así como disponer de una base común para el análisis de uno u otro aspecto en explicit desigualdad social 2022. El estudio de las desigualdades sociales en el territorio se vería beneficiado por una clasificación de territorios a una escala intermedia entre el nivel regional y el exclusivamente comunal.
En basic, se podría intuir una distribución más homogénea de la población y sus estratos entre municipios con distintos valores de Gini que en el caso del IDH y el ICUR; o quizá, una menor variación de la desigualdad en términos territoriales que la del desarrollo humano, y por supuesto que de la consolidación urbana. En las propuestas más conocidas se relacionan el ingreso, educación, condiciones de la vivienda y tipo de ocupación, por medio de índices como el de marginación (Consejo Nacional de Población [Conapo], 2006) o el de rezago social (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social [Coneval], 2007). Por su parte, Székely, López-Calva, Meléndez, Rascón y Rodríguez-Chamussy (2007), al analizar la relación entre pobreza y desigualdad con su distribución territorial, correlacionaron indicadores de pobreza (la línea de ingreso que marca el nivel de pobreza alimentaria) y desigualdad en el ingreso (Indice de Theil). En términos espaciales, los autores en-fatizaron el peso de la desigualdad (al interior de las unidades territoriales, de estados y municipios) sobre la determinación de la desigualdad nacional (por encima de las diferencias entre unidades territoriales). A partir de ahí, discutieron la importancia de reducir las desigualdades de ingreso a nivel local como una estrategia de intervención en políticas públicas, sin abordar la dimensión regional del problema. La última encuesta Casen, además de demostrar que la pandemia provocó un retroceso en la batalla contra la desigualdad, exhibió que los niveles de pobreza siguen siendo superiores en zonas rurales en comparación con las urbanas.
La metodología utilizada en este artículo para definir territorios considera el criterio demográfico habitualmente empleado de medir variables como la cantidad de habitantes y densidad de los lugares poblados, distinguiendo centros urbanos de diverso tamaño y otras áreas. Misma situación deberíamos analizar en los programas presidenciales, ya que, de acuerdo con lo que la OCDE define como “rural”, al menos el 30% de los chilenos y chilenas habita en ese tipo de territorios. Pese a ello, muchas veces no aparecen propuestas para esos espacios y menos aún una estrategia clara de desarrollo que se haga cargo de su importancia para la seguridad alimentaria, mientras nos encontramos en plena adaptabilidad al cambio climático. Sin embargo, después de la disaster económica de 2001, y en la medida en que durante los años ’90 las políticas de Estado Benefactor fueron debilitándose, la pobreza aumentó hasta alcanzar al 31% de la población a fines del 2003.
Considerando la posibilidad de encontrar distintos lugares con valores autocorrela-cionados a lo largo del territorio, la posibilidad de hallar patrones espaciales resulta más factible utilizando la I de Moran native. La Figura three muestra el resultado de los conglomerados producidos mediante este procedimiento para los tres índices; y el Cuadro four, las tablas de contingencia y el estadístico de asociación. Al debatir sobre el peso de la dimensión espacial como factor explicativo de la desigualdad, Kanbur y Venables (2005) han argumentado que la «mayor parte de las variaciones entre individuos se da dentro de las unidades espaciales, no entre individuos de distintas unidades espaciales, aun para desagregados muy finos» (p. 9). Según sus estimaciones, «el determinante clave del bienestar de los hogares en una región, por encima y ante las características especíicas de los hogares, es la cantidad y calidad de la infraestructura de una región» (Kanbur & Venables, 2005, p. 9; véase también Escobal & Torero, 2005, p. 106). Debo insistir en mi argumentación inicial, la Educación Rural formal es un subsistema educacional que necesita de profesionales que puedan atender a partir de las propias características del territorio, de la cultura local, de sus necesidades y expectativas, a los estudiantes en sus procesos de aprendizaje.
Esta retrospección puede brindarnos oportunidades para lograr un cambio muy necesario para construir comunidades más resilientes e inclusivas. En el caso de escuelas rurales en el continente, la situación en muchas de ellas es homologable al sector urbano. Hoy, en muchas, dado el mejoramiento de los caminos rurales y que los profesores cuentan con medios de transporte propios o usan la locomoción pública, los maestros viven en los pueblos o ciudades vecinas y no en la escuela o en la localidad. Los países en desarrollo exhiben una brecha relativamente más amplia, siendo también mayor la parte inexplicada de esta.
El PIB no discrimina entre distintos tipos de consumo, no importa si estamos consumiendo carbono o servicios de salud, todo se mide igual. Ya que en 1930 Simon Kuznets inventó el PIB, es el momento de celebrar su centenario inventando otra forma de medir el desarrollo socioeconómico, porque dejarlo en una dimensión, que es la producción y el consumo en su totalidad, no nos indica muy bien la salud de la nación ni el bienestar de la gente. Al enfocarse en un solo indicador perdemos la sensibilidad ante las otras cosas que sí afectan a las personas, y es peor cuando ellas ven un buen PIB y sienten que su situación personal no ha cambiado, porque eso genera frustración y furia. Chile ha sido por décadas uno de los países que destaca a nivel mundial por su inequidad. Se debe apostar como país, como meta del gobierno, como nuevo pacto social, a estar en 2050 entre los países con mejor distribución de ingresos y de riqueza.