La política de la pobreza (Procacci, 1991) produce sujetos beneficiarios de la política gubernamental. De acuerdo con fuentes oficiales de gobierno, entre los años 1957 y 1972, las tomas de terreno aumentaron (Minvu, 2004). Para ese entonces representaban no solo una demanda de vivienda, sino también de integración social y urbana (Espinoza 1988, citado en Minvu, 2013). Junto con el proceso de radicalización del país, las tomas de terreno comenzaron a ser entendidas como acciones políticas y una forma de lucha por el acceso a la vivienda de los “pobladores sin casa” (Cortés, 2013; 2014; Espinoza, 1988; Garcés, 2002; Schneider, 1995). Pese a que las siguientes ocupaciones de terreno reproducen los repertorios de acción que habían sido inaugurados en la Toma de La Victoria, se harán cada vez más politizadas. A medida que los pobladores emergen como actores políticos y un movimiento de pobladores comienza a tomar forma, estas organizaciones inicialmente “autónomas” comenzaron a ser disputadas por los partidos políticos de izquierda.
La vivienda ya no es entendida como “derecho social” que puede ser demandado políticamente, y las autoridades redefinen los asentamientos informales a partir del concepto de pobreza y “marginalidad habitacional”. Por un lado, y como parte de la política represiva del régimen, los militares intervienen los campamentos activos políticamente, sus dirigentes son detenidos y las organizaciones se ven desmanteladas. Los campamentos como estrategias de acceso a vivienda son prohibidos y los pobladores relocalizados desde las áreas centrales de la ciudad hacia las periferias. Ellas son impulsadas por el principio neoliberal orientado a reducir el gasto social, y a focalizar los recursos del Estado en la población “más necesitada”. Durante este periodo, el concepto pobreza se vuelve relevante para el objetivo gubernamental de focalizar los recursos.
Esta categoría “da cuenta de una organización para la lucha, se vincula con una orgánica dispuesta para la participación social que convertía a los campamentos en actores políticos claves del momento” (Minvu, 2013, p. 14). A medida que las organizaciones de pobladores se fueron radicalizando políticamente, la noción de “lucha” comenzó también a significar la “lucha de clases” que tomaba forma en el discurso político de la izquierda chilena (Minvu, 2004, p. 136). En 1998, el gobierno de Chile publicó un documento oficial que describía los principios orientadores del programa Chile Barrio, el cual fue diseñado para dar solución al problema de los asentamientos precarios en el país. El documento declaraba “que dada la naturaleza de estos asentamientos, en ellos se concentra una proporción significativa de las personas que se encuentran bajo la ‘línea de pobreza’, constituyéndose en uno de los principales bolsones de concentración territorial de pobreza e indigencia” (Ministerio de Vivienda y Urbanismo [Minvu], 1998, p. 2). Acá los alumnos pueden interactuar con la autoridad y comprender mejor los procesos que se desarrollan dentro del aparto público”. De hecho, en otros aspectos de la vida social se está más acostumbrado a tener varias cifras al mismo tiempo.
Ahora bien, los resultados siguen todos la misma tendencia no importando la medida de pobreza que se use. Sea cual sea la forma de medir se observa una importante disminución a lo largo de los años en cuestión. Las diferentes formas de medir producen importantes diferencias en la magnitud de la pobreza (se doble o casi triplica el nivel) pero en todos los casos sigue la misma tendencia a lo largo del tiempo.
Que esas mujeres estén en la cárcel no tiene ningún sentido, porque ni van a dejar de hacerlo frente a otra necesidad urgente, ni es un gran delito. Que las mujeres estén en la cárcel es un drama por lo de los hijos y porque sólo aprenden más delitos. Es por eso que en la fundación trabajamos para que cada una se prepare para la vida afuera, pueda insertarse y ser una ciudadana más que aporta a la sociedad, lo que le devuelve su dignidad”. Pese a la ausencia de indicadores de pobreza en los mencionados documentos y a que el indicador de pobreza utilizado en ese entonces caracterizaba solo a un 26% de la población residente en campamentos, el programa Chile Barrio aplica el concepto pobreza para describir el fenómeno del poblamiento casual.
Tiene como fin último mantener el orden social, eliminando formas de conducta que no están alineadas o que subvierten el proyecto social, político y económico. Este foro profundizó desde diversas aristas la política pública para abordar la pobreza, entre las que se distingue el enfoque de derecho y el de vulnerabilidad, donde la condición de pobreza entendida desde la óptica de los ingresos es distinta al enfoque de vulnerabilidad, “porque se pueden tener ingresos, pero pasar por una circunstancia que genere vulnerabilidad. Ese enfoque es el que se está implementando a través de un sistema de protección social sólido que genere equilibrios y que vayan “igualando la cancha” de manera de construir una sociedad con mayor cohesión”, señaló el Seremi.
Este libro es la herramienta definitiva para ayudar a enganchar a la sociología, que es el estudio de cómo las sociedades están organizadas y qué les ayuda a funcionar (o a no hacerlo). Sociología para mentes inquietas explora estas interesantes preguntas junto a otros asuntos como la pobreza, el género o las clases sociales. Explica la doctora Jara que a esta primera reunión “invitamos a personas con destacadas trayectorias profesionales, colaboradores de centros de práctica y titulados colaboradores de la escuela.
La implementación del programa Chile Barrio marca un cambio paradigmático en la forma de representar los campamentos, consolidando la asociación conceptual entre pobreza y asentamientos precarios, que gradualmente se había desarrollado en el lenguaje gubernamental. La política de la pobreza, es decir, el marco interpretativo que visualiza, enuncia e interviene los campamentos como territorios de pobreza, se instala en la narrativa gubernamental. A través del recuento de las categorías que han servido para hacer los asentamientos visibles y enunciables, muestro cómo emerge y se desarrolla un nuevo campo de intervención gubernamental (Deleuze, 1991). Entre 1940 y 1970, el concepto de pobreza no constituye una categoría central para definir los asentamientos. Solo desde mediados de los setenta adquiere relevancia para definir a la población objetivo de las políticas gubernamentales.