Develando La Desigualdad Universidad Academia De Humanismo Cristianouniversidad Academia De Humanismo Cristiano

Sin duda, las mujeres chilenas han realizado esfuerzos determinantes en orden a un cambio de su posición. De hecho, dentro de Latinoamérica y el Caribe, tienden a ubicarse entre aquellas con más alto nivel educacional. Los datos relativos a la incorporación de las niñas al sistema formal de educación certifican un incremento sostenido en las últimas décadas, aunque en la Educación Superior tiende a declinar su presencia. En nuestro actual momento histórico -la sociedad de masas para la Arendt- el problema ya no sólo afecta a la mujer en su necesidad de reposicionarse en el mundo sino también al hombre-masculino quien también requiere de un reposicionamiento co-participando con la mujer en esta tarea. La socialización de los roles femenino-masculino, lo que ciertamente implica que tales roles constituyen una construcción social y que se han transmitido generación a generación por miles de años, en mi opinión se encuentran en un punto crucial que marcará la forma en que la sociedad debe reconfigurarse para una vida más plena. En el mismo sentido, estar expuesto sistemáticamente a condiciones adversas de vida que delimitan tus experiencias, como la pobreza, violencia, escasa salud mental, poca educación, o estrés, pueden afectar profundamente el cerebro.

Ciertamente hay muchos otros aspectos a considerar, si se tiene en cuenta la devaluación de la institucionalidad política, el empoderamiento de las comunidades y los cambios que trae consigo la automatización del empleo y la revolución digital. Es tarea de todos contribuir a superar los obstáculos y aspirar a un país más justo, próspero y solidario. Y aun cuando esta estructura de empleo fuese mejor, la desigualdad no disminuiría si en esos mejores empleos, con mayor productividad, los trabajadores no tuviesen capacidad de que se transforme en mejores salarios relativos, lo que tiene que ver con las condiciones de negociación y de poder que puedan tener. Estos Derechos se crean para buscar el adecuado desarrollo de la infancia, la cooperación internacional en esta materia y que los derechos se apliquen de manera global.

Estudios internacionales como los de Parcel, Dufur y Cornell (2010) coinciden en afirmar que la pobreza material es un issue de riesgo para niñas y niños, ya que implica menor acceso a recursos educativos que apoyen el proceso de aprendizaje, como materiales y actividades educativas. Por su parte, Weiss y otros (2009) establecen que «padres, madres o cuidadores que viven en condiciones de pobreza o estrés económico experimentan más problemas de salud mental, que pueden limitar su habilidad para apoyar los estudios de niñas y niños e incrementar la probabilidad de uso de prácticas punitivas. También enfrentan más barreras logísticas para acercarse a la escuela como falta de transporte, falta de flexibilidad de tiempo diario y falta de tiempo para vacaciones». Diego Portales, miembro de la llamada “Comisión Bravo” que analizó el sistema de AFP, experta en pobreza y que junto a Ricardo Mayer hizo en 2011 una de las primeras estimaciones sobre la concentración de la riqueza y la desigualdad usando datos de la encuesta de empleo de la U.

El ausentismo y deserción escolar implican pérdidas de oportunidades duraderas y prolongadas, que afectan el desarrollo y el aprovechamiento de las oportunidades educativas, otro issue contribuyente a la desigualdad. Distancia, falta de transporte, enfermedades frecuentes, vestimenta inadecuada, falta de útiles escolares, inadecuadas en las poblaciones vulnerables. Para hacer seen este problema, desde Good Neighbors Chile hemos preparado una recopilación de datos alarmantes sobre la desigualdad educativa y la pobreza en Chile.

Éstas encuentran su explicación en las desigualdades, así como el desarrollo integral permite entender cómo se entiende la paz en este escenario. No se trata simplemente de pasar de la violencia a la paz, sino de las desigualdades injustas a la paz, la cual comporta el desarrollo integral de todos en América Latina. Por lo visto, la lectura teológico-cultural de Medellín, puesta de relieve mediante la investigación, desgraciadamente sigue siendo pertinente en América Latina y en Chile, en particular. Digo “desgraciadamente”, porque parece que hemos avanzado la desigualdad en la pandemia poco; digo, “pertinente”, porque este discurso teológico-pastoral inculturado nos muestra un camino e itinerario aún por recorrer. Quinto, la elite social (dirigentes sindicales, estudiantiles, etcétera) es la que, por lejos, mejor representa políticamente los intereses de la ciudadanía. Aquello contrasta con la visión política, repetida por la derecha, sus medios, y cada cierto tiempo coreada por sectores de la centroizquierda, de que la irrupción de los movimientos sociales puede hacer peligrar la capacidad de nuestra democracia de representar los intereses de la mayoría.

la desigualdad humana

Por tanto, las condiciones iniciales cumplen un rol importante para marcar las desigualdades futuras. Mejorar sustancialmente la oportunidad educacional en todas las regiones juega un rol esencial para disminuir las brechas que separan a los chilenos. En el período 1990 y 2013, la desigualdad del ingreso en Chile12, medida a través del índice de Gini, evolucionó de una forma comparable a una U invertida (ver Gráfico 6), crece a partir de 1992 para luego descender desde 2003 y de manera constante desde 2009. La nueva metodología13 da como resultado un índice menor, posiblemente porque las familias más vulnerables suelen ser más numerosas, luego al evaluar la distribución del ingreso complete de los hogares, es esperable que sea más igualitario que al medirlo a nivel per cápita. En los últimos años la reducción de la desigualdad ha sido mínima, llegando a ser el índice de zero,495 en 2015.

En el mundo público, el hombre actúa para los otros; en el privado, lo hace para sí mismo, para su autoafirmación. En este marco, la educación estaría reproduciendo el sistema dominador/masculino y lo estaría haciendo no sólo a través de los hombres sino también la desigualdad entre paises y fundamentalmente, y esta es mi hipótesis, a través de las mujeres y particularmente las mujeres educadoras. Esto, ciertamente, no significa que en nuestro mundo de dominio masculino, todas las mujeres sean pacíficas y gentiles, y que ningún hombres no lo sea.

Mac Clure y Calvo (2013) proponen una división administrativa basada en el actual estado del proceso de urbanización. Compromisos básicos a promover son elevar la educación pública, reformular el código laboral y eliminar las exenciones y beneficios tributarios de una minoría. Tenemos que reconocer, primer lugar, que de los valores “revelados” por Jesús mediante sus palabras y obras, al anunciar y anticipar en su contexto el Reino de Dios, permanecen vigentes y reclaman ser implantados con urgencia en la realidad global y local. Más aún, son parte constitutiva de la misión de las discípulas y los discípulos de Jesús, de los llamados a colaboran con él en la búsqueda del Reino y su justicia, en cada tiempo y lugar. Es interesante notar que para San Pablo no se trata solo de ayudar a los que carecen de algún bien, sino de alcanzar un objeto-valor que de nomina igualdad (ἰσότης).

En síntesis, en Chile tenemos una desigualdad alarmante en cuanto a la seguridad con que ciertos grupos sociales pueden enfrentar los riesgos propios de la vida y del mercado laboral. Una desigualdad que se conecta con nuestros miedos más profundos y que, por lo mismo, puede generar indignación. En este texto abordo esta pregunta tratando de ser riguroso y apegado a los hechos, pero consciente de que, más allá de lo bien que podamos caracterizar tanto la desigualdad como el estallido social, establecer una relación entre ambos fenómenos es un ejercicio eminentemente especulativo. Sostiene Hannah Arendt que el pleno desarrollo de la vida hogareña en un espacio inside y privado lo debemos al «extraordinario sentido político de los romanos», que nunca sacrificaron lo privado a lo público, sino que por el contrario comprendieron que estas dos esferas sólo podían existir mediante la coexistencia (Arendt, 1993).

Pero no solo existe una concentración económica en Chile, sino también política, poblacional, de los recursos y del sector industrial. En consecuencia, el país se encuentra en una época de constantes protestas sociales de diversa índole y es cada vez más frecuente que las regiones se manifiesten en contra de un Gobierno central, que no ha sido capaz de satisfacer las necesidades de un territorio tan heterogéneo como Chile (Mieres, 2015). Es imperativo que la distribución de la riqueza en Chile sea más equitativa; que el crecimiento económico sea más inclusivo y que se facilite la movilidad económica y social de la población chilena. Para alcanzar este mayor nivel de desarrollo y por ende el mejoramiento de la calidad de vida de la población, es necesario que el proceso hacia la equidad considere las diferencias territoriales del país. La desigualdad es un tema que aflora en cada uno de los informes económicos que la OCDE realiza para Chile.

De acuerdo con Barro y Sala-i-Martin (2009), una de las formas de encontrar la velocidad de convergencia Β, es trabajar con un conjunto de datos de territorios que converjan hacia un estado estacionario similar, lo cual es posible encontrar en datos regionales. Lo anterior, debido a que las regiones de un mismo país suelen tener acceso a similares tecnologías, una cultura related, gustos y preferencias parecidos y además, destacan los autores, tienen un mismo Gobierno Central, compartiendo leyes e instituciones. A pesar que es claro que las regiones tienen sus diferencias entre sí, estas son menores a las que se encontrarían al comparar distintos países.

En resumen, la sociedad Tchambuli casi invierte los papeles sexuales de hombres y mujeres que, en nuestra cultura, son considerados como «naturales». Subyace a este planteamiento, las ideas de progreso, igualdad y libertad, que permita tanto a hombres como mujeres, el desarrollo individual mediante la afiliación. Otra tendencia son los hombres «anómicos» quienes aceptan el concepto de igualdad de sexos y todavía están confundidos sobre los roles adecuados que deberían desempeñan hombres y mujeres. En efecto, esta dicotomía público-privado, se caracteriza porque el mundo externo incluye la política, el comercio, la guerra, el arte y el trabajo. Kottak sostiene que en esta dicotomía, las actividades públicas tienen un mayor prestigio que las domésticas o privadas. Una amplia y variada gama de científicos, pensadores e intelectuales contemporáneos han resaltado dos hechos fundamentales de los tiempos que vivimos.

Pero si la disaster resulta ser más prolongada, si conduce a una depresión global o si las vacunas se retrasan mucho, la miseria in style y el descontento podrían llegar a niveles tales que las decisiones políticas más radicales se vuelvan más atractivas o incluso inevitables. Esto podría incluir intervenciones tales como nacionalizaciones de industrias privadas, esquemas de ingresos básicos universales y una tributación más alta y progresiva de los ricos. Lo citado arriba de Arendt tiene sentido a la luz de lo que la investigación sobre el tema del género ha arrojado, se ha llegado a afirmar que habría una suerte de «invisibilidad» del accionar de la mujer en el marco de lo público, la mujer privada no aparece y, por lo tanto es como si no existiera. Cualquier cosa que realiza carece de significado y consecuencia para los otros, y lo que le importa a ella no interesa a los demás.