Desigualdad Social Y Degradación Ambiental En América Latina Susan Paulson Google Libros

Aún hoy, con las posibilidades ofrecidas por las tecnologías para optimizar la entrega de servicios de toda clase, vemos que esas tecnologías son usadas para mantener esa estructura social desigual. La situación es particularmente preocupante dada la situación de escasez de bienes esenciales y la crisis humanitaria que se agrava en el país, principalmente afectando los derechos a la alimentación y salud de las poblaciones más vulnerables. La implementación de programas que condicionan el acceso a servicios básicos a la vigilancia estatal y privada ejemplifican de manera clara no solamente el hecho de que las tecnologías no son neutras, sino que impactan de forma diferenciada a distintos grupos humanos, de acuerdo a su género, al color de su piel y a su clase social. El panorama que nos ofrecen los gráficos de la serie 3a a 3d ratifica algunos hallazgos previos y aporta evidencia complementaria y novedosa que se aparta de lo antes visto. Ratifica, por ejemplo, la dificultad de comparar las ciudades brasileñas con las otras dos, por cuanto los municipios centrales de Rio de Janeiro y de Sao Paulo funcionan a la vez como residencia y lugar de trabajo por su amplitud geográfica (gráficos 3a y 3d). También ratifica el hallazgo del gráfico 1, vale decir, en Santiago y México los asalariados de menor nivel socioeconómico registran la mayor probabilidad de trabajar en la misma comuna, lo que no ocurre en Sao Paulo y Rio de Janeiro.

Aunque muchos países latinoamericanos efectuaron transferencias monetarias durante la pandemia, ninguno de ellos amplió el seguro médico ni tomó suficientes medidas para implementar mecanismos de seguridad social universal o ampliar las coberturas a fin de garantizar que las personas más desfavorecidas estuvieran atendidas. Países como México, Brasil y Perú, donde el 1% más rico de la población acapara más del 30% de la riqueza nacional, han registrado las cifras más elevadas de muertes por COVID-19 en la región en proporción a su población. Chile, donde el 20% más rico de la población acumula 10 veces más ingresos que el 20% más pobre, también tiene una de las tasas de mortalidad per cápita más altas de la región. Por Bárbara Bravo (Estudiante de Sociología UDP) | Recientemente, la sociología de la infancia se ha convertido en un campo independiente dentro de la disciplina, enfocándose en la representación de los niños en la sociedad. En el marco de ese desarrollo disciplinario, la presentación de Hayley Davies, del pasado 17 de marzo de 2014 en la Universidad Diego Portales, intentó dar cuenta de coincidencias y divergencias entre los casos de Reino Unido y América Latina, analizando el contexto y la literatura sobre infancia, además de presentar resultados de sus propias investigaciones.

En conclusión, en los tres países las oportunidades de educación son muy distintas para el campo y la ciudad. La penalidad de la ruralidad es bastante menor para los que no se identifican con ninguna etnia en Colombia, mientras que en Chile la penalidad de la ruralidad es parecida para los indígenas y no indígenas, y en Perú esta depende del género. De hecho, en Chile las desigualdad mundial 2022 brecha urbano-rural se profundiza un poco para las mujeres, mientras que en Perú la brecha se profundiza dramáticamente. Finalmente, La región no genera mucha variación en las brechas urbano rurales de Perú, excepto para mujeres, mientras que en Chile hay una variación un poco más significativa y en Colombia hay una variación regional mayor en las brechas urbano-rurales.

Instituciones políticas tales como la exigencia de alfabetismo para votar excluyeron de tajo la participación de los grupos indígenas y la representación de sus intereses, profundizando la marginación de los territorios por ellos habitados. Capas de dinámicas políticas y económicas fueron creando composiciones muy distintas de grupos sociales privilegiados y marginados en cada una de las regiones (Thorp y Paredes 2010). En Perú, como lo hemos mencionado anteriormente, la variación regional es mucho más atenuada. En hombres urbanos –tanto indígenas como no indígenas – la brecha regional es de máximo three p.p., al igual que para mujeres urbanas no indígenas, hombres rurales no indígenas, y curiosamente, mujeres rurales indígenas.

Una de las diferencias más significativas en la región es la que se da entre el campo y la ciudad (Gráfica 4). En Perú el analfabetismo rural es 5.four veces superior que el urbano en ambos años, y la reducción en 10 años es insignificante, pues la tasa pasó del 19.6% al 17.9%. En Colombia el analfabetismo rural es three.8 veces el del urbano en ambos años, pero la reducción ha sido más significativa, pues éste pasó del 18.8% al 11.7%. En Chile el porcentaje de los que no han tenido educación básica en el sector rural es 2.6 veces el del sector urbano en 2007 y 2.three veces en 2017. La diferencia urbano-rural es menor en Chile que en los otros países y la magnitud de la brecha se ha reducido mientras que en los otros se ha mantenido constante.

En las cuatro metrópolis estudiadas, la movilidad es más frecuente entre los asalariados, en principio, más cercanos al mercado de trabajo formal. Mientras en las ciudades de Brasil la probabilidad de ser conmutante decrece ligeramente con la educación, en Santiago y Ciudad de México la probabilidad de ser conmutante se eleva con la educación. Estos dos últimos hallazgos, en explicit los de Santiago y Ciudad de México, nuevamente chocan con visiones tradicionales que suponen la movilidad y los traslados diarios como un atributo típico de los pobres, que, debido a los procesos de desplazamiento hacia la periferia antes comentados, están obligados a vivir lejos de sus trabajos. En el mismo sentido, la movilidad diaria no parece patrimonio del sector casual; por el contrario, la categoría ocupacional de este sector (cuentapropistas de baja educación) es la que registra menores niveles de conmutación en las cuatro ciudades examinadas.

Y si bien los avances han sido importantes, cuando miramos las diferencias de género, etnia, área y región subsisten importantes diferencias. Datos de Banco Mundial (2016) muestran que los países que presentan una mayor diferencia en los ingresos tienden a presentar un menor grado de movilidad intergeneracional. Esto significa que hay una correlación clara entre la disparidad de los resultados y la de oportunidades –que determina la movilidad social–. Es muy probable que la causalidad opere en ambas direcciones, puesto que una alta desigualdad de ingresos dificulta la igualación de oportunidades en ámbitos como el desarrollo infantil temprano y el sistema educacional, por las grandes divergencias que existen en el capital económico, social y cultural de los hogares de origen. Actualmente en Reino Unido, el 27% de los niños del viven bajo el ingreso medio y más de un millón de vive en la pobreza extrema. Estas condiciones socio-económicas son resultado de la debilitación del Estado de Bienestar, debida a las disaster económicas que en Chile también han tenido consecuencias similares.

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En Brasil, esta movilidad intergeneracional ha sido ascendente para gran parte de la población y más entre las mujeres que los hombres. En el caso de Argentina, los procesos de movilidad intergeneracional siguen una pauta que es significativamente related en diversas regiones del país, según expuso Pablo Dalle”, comenta Mac-Clure. Sobre la segunda relación, los costos de la movilidad (financieros directos y de oportunidad) sugieren que debe haber una relación entre esta y la condición económica, de manera tal que debiera ser creciente con el ingreso8. Uno de ellos está dado por el costo de oportunidad y la valoración del tiempo, que desincentiva los desplazamientos de gran duración entre los estratos altos. Otra es la consideración simultánea de los costos de la vivienda, cuya minimización puede llevar, tanto a pobres como a ricos, a zonas periféricas alejadas del trabajo.

En Colombia, a diferencia de los otros dos países, subsisten importantes brechas en la ruralidad, incluso entre personas que no pertenecen a grupos étnicos. Pero las brechas regionales entre indígenas rurales son extraordinarias, pues la diferencia entre la región con más y menos tasa de analfabetismo llega a ser 20 p.p. El modelo económico de sustitución de importaciones en Colombia, desarrollado desde los años 50s, reforzó el privilegio de la región andina y allí concentró el desarrollo industrial y el crecimiento económico, en parte porque allí se acumulaban los excedentes de la producción cafetera. Esto conllevó a mayores inversiones en educación pública, salud y vivienda en esta región, así como una mejor infraestructura para la productividad, expresada en, por ejemplo, una energía basada en hidroeléctricas, más barata, más confiable, y más eficiente que la energía térmica de la región caribe. Las diferencias composicionales no son entonces causadas por elecciones individuales de los habitantes del caribe, que deciden o no migrar y dedicarse a otras actividades, sino por proyectos ideológicos excluyentes y economía política que limitaron allí su desarrollo (Meisel 1999, Meisel y Hahn 2020). Es elementary reconsiderar las políticas basándose en los derechos humanos para evitar futuras calamidades en una región que, según muchos indicadores, es la más desigual del mundo.

Por ejemplo, la concentración de las decisiones de inversión en una pequeña elite le entrega a esta última una capacidad de veto sobre la política económica, sobrerrepresentando sus intereses en el debate público. Por ello es esperable que Chile, con su forma de capitalismo extremo, tenga también una concentración extrema del poder, a pesar de que su democracia cumple con los estándares mínimos para considerarla como tal. Por ello, dijo, es urgente avanzar en la construcción de Estados de Bienestar, basados en derechos y en la igualdad, que otorguen acceso a protección social y a bienes públicos de calidad, como salud y educación, vivienda y transporte. Bárcena participó durante la semana en diversas sesiones del Foro global, en las que abordó el origen y la persistencia de la desigualdad en los países de la región, así como el impacto que, asociada al bajo crecimiento, esta tiene en el desarrollo, la innovación, la inclusión y la productividad. En Chile y Perú el componente composicional es más importante, mientras que en Colombia es el menos importante.

Uno de los métodos preferidos para lograr esto es la inclusión de interacciones en los modelos de regresión. Esta metodología permite determinar cómo el impacto de una variable explicativa (X1) en una variable dependiente (Y) cambia como resultado de la variación en una tercera variable (X2) (Scott y Siltanen 2012). 6Se refiere a la tendencia a diseñar políticas públicas y distribuir recursos privilegiando los habitantes urbanos, puesto que en gobiernos democráticos es racional para los políticos privilegiar esas audiencias y espacios en su búsqueda de votos y ser elegidos. Gráfica 5 Tasas nacionales de Analfabetismo (Colombia – Perú) y Porcentaje de personas con cuatro años o menos de escolaridad (Chile) según región.

La investigación se construyó con base a ejes comunes, lo que permitió realizar un análisis comparativo entre estos países latinoamericanos. El artículo que ahora se comparte pretende revisar las conclusiones y los hallazgos a las que se llegaron para el caso de México sobre el régimen de bienestar, desigualdad social y pobreza, medida esta última con el método multidimensional, y se contrastan con los resultados que han aportado otras instituciones recientemente. Este diálogo servirá para valorar la robustez de los planteamientos de AUSJAL realizados hace más de cinco años, además de actualizar las reflexiones sobre la problemática mexicana.

Las medidas de mitigación están siendo importantes, aunque, en el corto plazo, la desigualdad y la pobreza se están incrementando. Aun así, países que han expandido la asistencia social, como Brasil, están logrando contener la caída. En segundo lugar, como se desprende del análisis del periodo posterior a 2012 (año que, aproximadamente, marca el final desigualdad por la globalizacion del auge de las materias primas), la reducción de la desigualdad no ha sido sostenible en un conjunto de países. Argumentó que “si corregimos el Gini y otros indicadores por lo que pasa en el top 1, el nivel de desigualdad sería mayor y la caída no sería como la observamos si nada más usamos encuestas.

Los enfoques cuantitativos aportan a la interseccionalidad porque ayudan a identificar atributos o características de las personas o del contexto que resultan influyentes en la asignación de privilegios o recursos y que no estaban previamente en el radar de los investigadores. También transmiten la magnitud y la distribución de desigualdades socio-estructurales, e identifican los procesos causales que afectan dicha diferenciación y evolución en el tiempo (Bowleg y Bauer 2016). Santibañes sugirió que la región pierde importancia por motivos económicos y tecnológicos. «Una baja tasa de crecimiento, menor comercio, menor innovación, nos vuelven menos relevantes. Pero América Latina se está convirtiendo en un foco más relevante geopolíticamente por la presencia china, sobre todo en el Cono Sur. Y eso genera la necesidad de una política exterior responsable».