Al mismo tiempo, las desigualdades sociales, políticas y económicas han amplificado los efectos de la pandemia. Para terminar la Sección four, se revisará la dinámica de distintas variables del área de la salud en Chile y sus regiones. La pobreza y la mala salud son fenómenos interrelacionados, de acuerdo con Wagstaff (2002) la pobreza provoca una salud deficiente por distintas carencias a las que se ven enfrentadas las personas más pobres y, a su vez, existe pérdida de ingresos cuando se cuenta con mala salud. Por su lado, la Región Metropolitana, como no es de extrañar, ostenta los mejores resultados junto con regiones del norte como Antofagasta y Tarapacá. Las regiones que más han mejorado su nivel de escolaridad promedio son Los Ríos, Aysén y Coquimbo, mientras que las regiones de menor avance han sido Atacama, la Región Metropolitana y Antofagasta. En general, las regiones con menores años de escolaridad al comienzo del período, son aquellas que han tendido a mejorar más este indicador.
Además, respecto de la Agenda 2030, las acciones públicas responden a seis de las diez metas presentadas, 10.1, 10.2, 10.3, 10.4, 10.5 y 10.7. Asimismo, la temporalidad anterior de estas acciones respecto de la agenda podría explicarse debido a que Chile aún se encuentra en una etapa de implementación de la misma. De esta forma, como se explicó en el primer apartado de este artículo, ambas dimensiones de las disparidades, ex-ante y ex-post, presentan una relación recíproca entre sí, afectándose mutuamente. Es decir, que los resultados de una generación afectarán directamente el punto de partida de la siguiente y, además, aun habiendo logrado la igualdad en una de estas dimensiones, esto no resolvería las disparidades en la otra dimensión. Diversos trabajos académicos han profundizado el estudio sobre las causas y la evolución de la desigualdad en el país. Durán (2018) plantea que, al hablar de desigualdad, existen diferentes enfoques normativos sobre que entendemos por ella, así como formas de medición, incluyendo la desigualdad de riqueza, ingreso y salarios, para los cuales existen diferentes indicadores utilizados por la literatura económica.
Para ello se utilizó el Ratio de Palma y una modificación a las tradicionales mediciones del fenómeno, basándonos en las remuneraciones que perciben los trabajadores. Como hallazgo más relevante se evidenció una relación negativa entre la desigualdad y el crecimiento económico, situación compatible con la literatura que sostiene que aquellos países con mayores niveles de desigualdad tienden a crecer a una tasa menor que aquellos con mayores niveles de igualdad. En Chile, a medida que se ha ido reduciendo la pobreza, ha ido surgiendo con creciente fuerza el debate por la desigualdad existente en el país. Este debate se ha concentrado en la desigualdad de ingresos que las personas obtienen de las actividades económicas en las que participan y el indicador mayoritariamente usado ha sido el coeficiente de Gini. Este indicador también ha servido de base a las exclamaciones que señalan a Chile como uno de los países más desiguales de América Latina, la región más desigual del mundo. Aunque este indicador es comúnmente usado para dar cuenta de la desigualdad de ingresos existente en diversas sociedades, la comparación requiere precauciones metodológicas.
De acuerdo con Barro y Sala-i-Martin (2009), una de las formas de encontrar la velocidad de convergencia Β, es trabajar con un conjunto de datos de territorios que converjan hacia un estado estacionario comparable, lo cual es posible encontrar en datos regionales. Lo anterior, debido a que las regiones de un mismo país suelen tener acceso a similares tecnologías, una cultura similar, gustos y preferencias parecidos y además, destacan los autores, tienen un mismo Gobierno Central, compartiendo leyes e instituciones. A pesar que es claro que las regiones tienen sus diferencias entre sí, estas son menores a las que se encontrarían al comparar distintos países. “Esta relativa homogeneidad significa que es más possible que exista convergencia absoluta entre regiones de un mismo país que entre países” (Barro y Sala-i-Martin, 2009, pp. 468). En el informe del PNUD (2016)16, se observa que Chile está dentro de los países con un nivel muy alto de desarrollo humano, ubicándose en el puesto número 38, bajo Lituania y sobre Arabia Saudita, con una expectativa de vida promedio de eighty two años, y una media de años de escolarización de 9,9 (de los sixteen,three años esperados para el país). Dentro de esta categoría los únicos países latinoamericanos representados son Chile y Argentina en el puesto forty five (con valores de zero,847 y 0,827 respectivamente, siendo el promedio de América Latina y el Caribe de zero,751).
Igualmente, este se compone de los Ministerios de Economía, Fomento y Turismo, el Ministerio de Desarrollo Social y Familia, el Ministerio del Medio Ambiente, y el Ministerio Secretaría General de la Presidencia, que en conjunto trabajan para el logro exito-so de estos objetivos en Chile (Ministerio de Relaciones Exteriores, 2016; 2019). Este organismo publica en su sitio 6 , a su vez, las diferentes acciones públicas que se han realizado para cada uno de los objetivos, describiendo su aporte para estos fines determinados, como también informes sobre los avances en esta materia o diagnósticos previos y las resoluciones del Consejo. Ahora, si bien esta institución no ha sido nombrada oficialmente como responsable del ODS 10, sí ha resultado ser un árbitro sobre este mismo, por lo que su influencia y polí-ticas afectarán el trabajo de parte de las metas que este contiene, desafiando el resultado de este objetivo. Finalmente, pero no menos importante, Sen (2000) establece que la familia es la unidad básica a considerar para estudiar los resultados que se podrían alcanzar. El autor afirma que la libertad de los individuos para lograr un tipo de calidad de vida deseada depende, en parte, de cómo se distribuyen los recursos dentro de una familia. En otras palabras, la administración de los recursos dentro de la familia, de acuerdo a los diversos intereses y objetivos que haya dentro de ella, condicionarán el resultado last de cada individuo.
El más exhaustivo de estos impuestos es el impuesto a la riqueza, el cual se paga sobre el complete del valor del patrimonio de un individuo. El foco del impuesto a la riqueza son solo los mayores patrimonios, por lo que en common su diseño exime a la mayor parte de la población de este impuesto. Las personas de mayores ingresos ahorran más, y por lo tanto el consumo representa una menor proporción de sus ingresos comparado con las personas de menores ingresos. Invertir en mejorar la cobertura de salud, educación, protección social y trabajo, en especial para los grupos más vulnerables como mujeres, niños y jóvenes.
A nivel país se utiliza principalmente, la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN) del Ministerio de Desarrollo Social y datos de productividad del Banco Central de Chile. Asimismo, se contacta con diferentes instituciones, como el Instituto Nacional de Estadísticas, al que se solicita datos antiguos poblacionales y vitales no disponibles en la web1. Un dato elocuente en relación a la importancia de la desigualdad nacional es el porcentaje del whole de los ingresos que perciben las personas que se encuentran al tope de la distribución. La relevancia viene dada porque son precisamente estas personas que concentran altos niveles de ingresos, quienes adicionalmente ejercen una influencia importante en las decisiones y en el diseño de políticas que finalmente los terminan favoreciendo a ellos mismos. Además, la riqueza tiene la característica que suele transmitirse intergeneracionalmente, por lo que esta alta concentración de riqueza contradice principios de igualdad de oportunidades dentro de cada generación.[16] Coherente con el análisis de la primera columna, es evidente el riesgo que estos niveles de concentración suponen para el ejercicio democrático. Es por eso que algunos países han implementado impuestos a la herencia como un tipo de impuesto al patrimonio (ver aquí para una discusión al respecto).
Así, la reducción de esta debe responder a ambas dimensiones si estas se quieren disminuir efectivamente. En el año 2015, Chile adoptó la Agenda 2030, la cual busca guiar a los países en la implementación del desarrollo sostenible. Dentro de esta agenda, se encuentra el Objetivo de Desarrollo Sostenible 10 sobre “Reducir la desigualdad en y entre los países”, el cual contempla diez metas. Así, para este artículo, se analizaron las acciones públicas, presentadas por el Consejo Nacional para la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, con el fin de determinar si la estrategia chilena, llevada a cabo entre el 2015 y 2018, considera un concepto multidimensional de las disparidades económicas o no. El objetivo de la presente investigación es identificar la relación que existe entre la desigualdad en la distribución de los ingresos y el crecimiento económico de Chile entre los años 1996 y 2017.
Observamos un país en crisis, con un nivel de desigualdad que se ha estancado en niveles altísimos. Parte del debate público, sin embargo, argumenta que la desigualdad es un producto inevitable del libre mercado, el desarrollo tecnológico, y de la globalización. Se cube la desigualdades sociales (o al menos se asume) que no hay nada que los países puedan hacer para domar las fuerzas del mercado y que cualquier intento de common el grado de desigualdad tendrá efectos negativos ineludibles sobre el crecimiento económico.
sociales y sindicales. 10.7 Facilitar la migración y la movilidad ordenadas, seguras, regulares y responsables de las personas, incluso mediante la aplicación de políticas migratorias planificadas y bien gestionadas. 19Para ver las variables que componen las distintas dimensiones, revisar el informe de Vial (2017). 11Utilizan dos bases de datos, la Encuesta Nacional de Caracterización Socioeconómica (Casen) de 2003 y el Censo de Población y Vivienda de 2002.
Es interesante ver como a partir del año 2001 la tasa de mortalidad comienza nuevamente a ascender. Analizando la situación que está dejando la pandemia, aclaró que todavía no se sabe si se puede caracterizar como muchos hogares que pierden poco o pocos hogares que pierden mucho. El segundo factor determinante fueron las transferencias gubernamentales, que explican el 17% de la caída, coincidiendo con una serie de programas muy grandes. La profesora de Economía Latinoamericana de Tulane University y directora del Commitment to Equity initiative (CEQ), Nora Lustig, fue la expositora del seminario “América Latina y la persistencia de la desigualdad”, organizado por la FEN y el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Ciertamente hay muchos otros aspectos a considerar, si se tiene en cuenta la devaluación de la institucionalidad política, el empoderamiento de las comunidades y los cambios que trae consigo la automatización del empleo y la revolución digital.
Una realidad que no se condice con la del 10% más afluente, cuyo nivel de vida es propio de un país desarrollado. Hay desigualdad de trato, entre grupos sociales y ante la ley, así como la desigualdad en américa latina menoscabo de la dignidad ante situaciones de abuso. Muchas veces los tomadores de decisiones en el Ejecutivo y en el Parlamento viven muy alejados de los problemas de las mayorías.