Este “frenazo en el aprendizaje” del que nos hablaba la UNESCO no tiene las mismas consecuencias para todos los niños, niñas y adolescentes. La escuela no sólo provee de “alimento espiritual” a los estudiantes, muchos de ellos además necesitan la escuela para poder tener una alimentación suficiente y de adecuada calidad. Las desigualdades también están aumentando para las poblaciones vulnerables en países con sistemas sanitarios más deficientes y en países que se enfrentan a disaster humanitarias existentes. Los refugiados y los migrantes, así como los pueblos indígenas, los ancianos, las personas con discapacidad y los niños se encuentran especialmente en riesgo de ser excluidos. En el marco de la emergencia sanitaria, hemos observado cómo se ha enfrentado la pandemia en varios países, las diversas realidades y sistemas de salud, la disparidad en el comportamiento social y de los gobiernos. A nivel más interno, las cuarentenas han permitido visibilizar cómo vivimos y habitamos en Chile, nuestras casas, departamentos, espacios, nuestras familias y condiciones de vida.
Esto supone una adversidad y aumenta la vulnerabilidad del grupo familiar frente al contagio de esta enfermedad. El principal problema es que cuando esa fuerza laboral se vuelva a incorporar, las tasas de desempleo aumentarán. Hasta la pandemia, la desigualdad en la mortalidad de hombres jóvenes venía cayendo constantemente, sostienen los autores. Este hallazgo contradice la idea de que no ha habido progreso en los últimos 30 años; pero a la vez destaca lo fuerte que nos pegó el Covid-19. En los sectores populares debieron lamentar la muerte de muchos jóvenes, “situación que en las comunas ricas fue casi imperceptible”. Este recrudecimiento de la desigualdad, estiman, se debió a la debilidad de los sistemas de protección social para enfrentar el ‘shock’ que significó la pandemia.
Como padres, nos hemos dado cuenta de lo difícil e importante que es el trabajo de los profesores. Como hijos, hemos entendido la fragilidad en que viven miles de adultos mayores, no solo en lo materials, sino que fundamentalmente en lo emocional (…) Es ese el espíritu que no debemos olvidar en los años que vienen que serán durísimos para muchos, pero ya no acapararán los titulares. Con los efectos de desigualdades estructurales aflorados por la pandemia, “vemos expresadas hoy en las diferenciales posibilidades de cuidado frente a la pandemia por parte de la población según factores sociales”, comentó el académico del Departamento de Ciencias Sociales, Felipe Saravia. No sabemos si empezaremos a valorar lo que de verdad es importante y entonces construyamos un sistema educativo que de verdad acabe con las desigualdades y las injusticias ocupándose de los que más necesitan. Como a las comunidades mapuche no llegan los mensajes, ni la acción preventiva del Estado, la utilidad de un hospital en medio de las comunidades se vio reflejada en la pandemia.
Otra causa importante se relaciona con un aumento en el tiempo dedicado a tareas domésticas y de cuidado, asociadas a las cuarentenas y al cierre de escuelas, que recayeron en mayor medida en las mujeres. La llegada del virus COVID-19 generó un efecto internacional que impactó -y continúa impactando- fuertemente en la vida cotidiana de las personas, grupos y culturas a nivel internacional, modificando las pautas de comportamiento, así como las expectativas sobre el futuro. La disaster sanitaria ha producido efectos diversos en ámbitos sociales claves como el trabajo, la educación, así como en la salud psychological, las formas de sociabilidad y el uso del espacio. Los efectos no son homogéneos en la población, pues afectan de manera más grave e intensa a las personas y grupos marginalizados o precarizados. Asimismo, en muchos países y regiones del mundo, esta crisis ha intensificado conflictos, desigualdades e injusticias sociales ya existentes en muchos países y regiones del mundo. El impacto que el cierre de escuelas y otras restricciones sociales ha ocasionado en los grupos más desventajados, está suscitando gran interés y preocupación a nivel global.
Por último, si bien las ayudas estatales cumplieron un rol, entre los más pobres el costo más alto lo pagaron algunos de los sectores históricamente más postergados, como las mujeres y los inmigrantes. Carmen Gloria Jarpa manifestó que su visión se sitúa en el trabajo social crítico de corriente emancipadora-liberadora, y que, desde ese lugar, las crisis sociales, políticas, económicas o sanitarias, como la pandemia por Covid-19, devela explícitamente los problemas estructurales de nuestra sociedad. Junto a ello, en toda la región los efectos del confinamiento están haciendo que se llegue a una verdadera situación de emergencia social. Millones de personas se han quedado sin los mínimos ingresos para subsistir, el hambre está incrementándose como no se veía hace décadas. Resulta difícil aventurar o afirmar si las administraciones no quieren, no pueden o no son conscientes de la situación, pero lo que está claro es que en muchos lugares es la sociedad, la comunidad organizada la que está prestando el apoyo necesario. Frente a los desastres de la pandemia emerge con toda su fuerza la esperanza de la solidaridad y de lo público como bien común a cuidar y valorar.
Para Andrés Cuyul Soto, académico del departamento de Salud Pública de la Universidad de la Frontera y Doctorando en Ciencias en Salud Colectiva de Universidad Autónoma Metropolitana (México), existe un abandono de las autoridades encargadas de llevar adelante las estrategias ante la pandemia desatada por el Covid-19. Dentro de ese abandono, según el experto, se encuentran las hortaliceras mapuche, que negocian sus productos desde la fundación de Temuco, y que actualmente «siguen siendo perseguidas y solo intentan sobrevivir en un contexto de pandemia». Reducir las desigualdades y garantizar que nadie se queda atrás forma parte integral de la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y en tercer lugar medidas más estructurales de fiscalidad, de reforma fiscal orientadas a la progresividad y a la mejora de la suficiencia tributaria, y allí el elemento central es el impuesto al patrimonio de la riqueza, concluye Oxfam.
Nosotros desde el grupo de salud mapuche Taiñ Xemotuam, un centro que formamos para recuperarnos, digo eso porque somos una sociedad de postguerra atravesada por el colonialismo, por lo que nuestra vida y salud están traspasadas por esa herida, hemos entendido que es una daño que también es resultado de otras enfermedades, espirituales y sociales. Algo distinto ocurre con la población de adultos mayores, la más vulnerable a los síntomas y consecuencias del virus. Aunque la mayor concentración de adultos mayores -en el Gran Santiago- se encuentra principalmente en el sector oriente de la ciudad, (Las Condes, Providencia y Ñuñoa) los espacios donde se encuentran más expuestos están en el sector norponiente y sur de la ciudad, donde el hacinamiento coincide con población de bajos ingresos. “Hay que poner sobre la mesa una realidad que es incontestable, más de 250 millones de personas podrían verse empujadas a la pobreza extrema.
Los mensajes que se han entregado son de aislamiento social y eso básicamente, desde un punto de vista cultural mapuche, anula a la persona en sí misma, quiero decir que la persona dentro de la cosmovisión mapuche se entiende en relación con otro. Por tanto, el mensaje ‘quedate en tu casa’ anula cualquier desarrollo de lo que es la persona en un lof desde la perspectiva del ser mapuche. En ese sentido, los mensajes que se entregan respecto al Covid-19 tienen que ver solamente con la dimensión biológica paises que salieron de la pobreza de la enfermedad y no con todas las implicancias que tiene un kutran (enfermedad) como este. La COVID-19 también pone en riesgo los escasos avances que se han conseguido en materia de igualdad de género y derechos de las mujeres durante las últimas décadas. Prácticamente en todos los ámbitos, desde la salud hasta la economía, desde la seguridad hasta la protección social, los efectos de la COVID-19 han agravado la situación de las mujeres y las niñas simplemente como consecuencia de su sexo.
En Chile, la discusión se ha centrado en torno a los conceptos de “justicia inter e intra generacional”, y sobre la necesidad de mejorar el sistema de salud. Sin embargo, según nuestro entendimiento, la importancia de reconocer las desigualdades en morbilidades, discapacidades y mortalidad para el diseño del sistema no son parte de ningún debate. Un punto importante es que efectos similares se observan si en vez de pobreza usamos otra variable como hacinamiento. Análisis estructurales más cuidadosos [7] podrían desentrañar el rol de cada variable, algo que no hacemos acá.
Al compararlo con los otros dos ingresos, acá se nota la influencia de los apoyos estatales. Sin embargo, estas transferencias no lograron impedir la peor relación 10/10 de los últimos 30 años y el peor Gini paises con desigualdad de genero –el indicador de desigualdad– desde 2003 (PNUD, 2014). Dejar en evidencia las desigualdades sociales es una de las consecuencias de esta pandemia por Covid-19, la cual ha golpeado a nuestro país y el mundo.
Si analizamos indicadores de género podemos ver que las mujeres también se ven expuestas a esta vulnerabilidad. Según datos de la encuesta CASEN 2017, el 42% de las jefaturas de hogar son femeninas a nivel nacional. No obstante, las estimaciones del Catastro Nacional de Campamentos (MINVU, 2019) indican que el 55,3% de los hogares de campamentos cuentan con una mujer como jefa de hogar y, además, el 19,5% de las jefaturas de hogares de campamentos son llevadas por madres solteras.
En efecto, antes del proceso de vacunación la mejor estrategia para el cuidado de la población se transformó en el confinamiento. Si analizamos el aumento de la pobreza por tipos de hogares, lejos el mayor crecimiento ocurrió en los hogares monoparentales (donde es más ordinary que solo cuenten con un ingreso), que suelen estar encabezados por mujeres. La pobreza también aumentó más en las familias no necesariamente monoparentales con jefas de hogar mujeres y en la población de origen extranjero.
Hoy en día todas las comunidades mapuche se relacionan con la ciudad, al menos en la provincia de Cautín, porque tienen que ir a comprar a la ferretería o alimentos, también ir a buscar los remedios para enfermedades crónicas o ir a cobrar una pensión, lo que es un determinante social. El conflicto entre las hortaliceras y Carabineros en medio de la pandemia se suma a la situación de inequidad «tremenda” en la que se encuentran las mismas comunidades mapuche, que cuentan con altos índices de diabetes e hipertensión arterial, producto de cambios alimenticios forzados por la reducción territorial. «Tengo que alimentar a mis hijos», gritó una hortalicera mapuche, tratando de rescatar el canasto que le arrebataba un carabinero en pleno centro de Temuco. Este fue uno de los tantos registros que se difundieron en redes sociales en que se veía a la fuerza policial desalojando a las vendedoras, tras el levantamiento de la cuarentena complete de la ciudad decretada el pasado jueves 30 de abril. En ese contexto, China sigue aumentando su inversión en Latinoamérica, de hecho creció 18% en el 2018 y hasta el momento países como Panamá, Chile, Brasil se han relacionado en forma pragmática por intereses comerciales, pero el gran desafío para Latinoamérica es crear un marco de relación más allá del marco comercial, sino geopolítico. A nivel de Europa, Sahd considera que los más importantes son la aprobación del plan de rescate para los países de la Unión Europea impactados por la pandemia y darle seguimiento a las negociaciones comerciales entre el Reino Unido y EE.