Desarrollo Y Desigualdad En Chile 1850-2009 Historia De Su Economía Política

La existencia de una serie de canales no institucionales en los que se definen proyectos y cursos de acción pública a puerta cerrada sólo refuerza la thought de que éste es un ámbito clausurado. Por lo mismo el PNUD sugiere que para aumentar la participación electoral y su credibilidad, la actividad política debe abrirse a voces representativas de las distintas realidades del país. En muchos casos, cuando la gente comparó su vida con su infancia y la de sus padres o las generaciones anteriores, el relato predominante fue el del cambio y el progreso. En esa comparación con el pasado aparece que el país ha experimentado avances en infraestructura, acceso a bienes y reducción de la pobreza, entre otros aspectos, que se traducen en que al comparar su posición actual con la de sus hogares en el pasado, el forty six por ciento habla de alguna mejora. La desigualdad, dicen académicos, tiene que resolverse multidimensionalmente, lo que incluye no solo equiparar ingresos, sino privilegios territoriales, las diferencias de género, étnicas y culturales.

A esta altura, también con los datos de la Casen de esta década, lo que se da en Chile es una alta variabilidad, no hay garantías. Es algo que los investigadores están constatando que es mundial, es decir, efectivamente tenemos generaciones jóvenes más preparadas que antaño, que sus padres, en el sentido de que tienen mayor escolaridad, pero eso no se condice con mayor ingreso, con mayor salario”. Por su parte, la profesora Paulina Benítez Molina, que se ha dedicado a trabajar en la desigualdad educativa, así como en la desigualdad de ingresos en el país, ahondando en los resultados de la estrategia del modelo chileno en el largo plazo, afirma que “ahora estamos cosechando los resultados de esa estrategia de modelo que se implementó hace más de 40 años (1975)». Además de rescatar los valores de Jesús como lo hizo Pablo, es ne cesario, en tercer lugar, considerar una y otra vez qué sistemas de eficacia pueden contribuir a hacerlos posible.

Como consecuencia, la mayoría de los alumnos de primera generación de los estratos populares estudia en «instituciones de escasa calidad, a lo que se suma que tienen elevadas tasas de deserción». A eso se suma la pregunta por el destino laboral de ese más de un millón de jóvenes que hoy cursa la educación superior. «El volumen de estudiantes ha crecido a tasas mucho mayores que la economía chilena en los últimos 10 o 15 años, y es possible que la cobertura de educación superior esté próxima a tocar techo en términos de empleos que el país puede proveer a los egresados». Según la encuesta PNUD-DES 2016, el 41 por ciento de la población reporta que en el último año ha vivido situaciones como ser pasado a llevar, ofendido, mirado en menos, discriminado o violentado.

origenes de la desigualdad

Esa conceptualización, dice Méndez, es relevante porque no es solo que los recursos estén distribuidos desigualmente, sino que establece brechas imposibles de ser remontadas, «entonces nuestro principio de igualdad entre los seres humanos es violado». Entonces, ejemplifica, las probabilidades que un niño o niña que vive en la comuna de La Pintana pueda desarrollar todos sus talentos, está estructurado en este arreglo institucional y espacial. «Teniendo los talentos, va a un colegio de mala calidad, con un estigma territorial, convive con pobreza. Entonces esa brecha nunca la podría remontar. Esa diferencia, esa brecha, se considera injusta porque viola su principio de igualdad, porque no es lo mismo que puede lograr esa niña que otra que vive en un barrio privilegiado». Dos destacadas académicas de la Universidad de Concepción y uno de los investigadores del PNUD autor del libro «Desiguales», analizan la raíz de la que muchos se atreven a nombrar como la mayor movilización social en la historia de Chile.

En los últimos 15 años ha habido una reducción de la desigualdad de los ingresos, aunque el coeficiente de Gini de 0.48 en la última medición disponible para Chile (2017) está lejos aún del promedio de las economías desarrolladas (figura 2). Bajo su alero surgieron grandes fortunas, cuyo origen se centra en la minería, las finanzas y el comercio. Hacia fines de esa centuria se inició un periodo de inestabilidad en el marco de la “cuestión social”, que culminó con la elección de Arturo Alessandri en 1920 y el inicio del Estado benefactor. A este ciclo se le asigna cierto bienestar de la emergente clase media y de los trabajadores asalariados.

Desde la tradición liberal, John Rawls afirma que “la justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, como la verdad lo es de los sistemas de pensamiento”. Por su parte, la filósofa Nancy Fraser habla de la paridad participativa y postula que la justicia exige unos acuerdos que permitan que todos los miembros de la sociedad interactúen en pie de igualdad, tanto a nivel de redistribución como de reconocimiento. La contrapartida de la concentración en el tope son los bajos sueldos que obtiene la mitad de los asalariados, cuya remuneración es inferior al ingreso que necesita un hogar promedio para cubrir sus necesidades básicas (línea de pobreza). También hay un agravante de género a considerar, por cuanto más de un 70% de las mujeres asalariadas con educación media completa y que trabajan más de 30 horas semanales, obtiene una remuneración por debajo del umbral citado. Es preciso advertir que incluso los países más igualitarios exhiben algún grado basal de desigualdad vinculado a la división del trabajo, la que requiere pagos diferenciados acorde a la complejidad de las ocupaciones o para el fomento de actividades que están sujetas a un considerable nivel de riesgo, como la innovación y la labor empresarial. Asimismo, la búsqueda de la igualdad no supone eliminar la

Los mecanismos de reproducción de los segmentos de altos ingresos, particularmente mediante la educación, tienen mucho que ver con esto”. La desigualdad, sobre todo aquella que hiere la convivencia humana, no es un problema que inquieta solo a la sociedad chilena. Preocupa en el mundo paises donde no hay pobreza entero y ha sido objeto de atención tanto desde el ámbito político, el académico y el eclesial. Obviamente, dada la complejidad de la cuestión aquí abordada, de las distintas aproximaciones disciplinares e ideológicas en juego, el esfuerzo aquí realizado no puede ser sino limitado.

El historiador económico y social Walter Scheidel, en un estudio de largo aliento publicado en español hace un par de años (2018), inicia su monumental obra mostrando como la brecha entre ricos y pobres se torna cada vez mayor y más peligrosa. Como ejemplo preliminar, señala que en el año 2015 las setenta y dos familias más ricas del planeta eran propietarias de tanta riqueza personal neta como la mitad más pobre de la humanidad; es decir, three.500 millones de seres humanos. Los desequilibrios que se dan a nivel mundial, se replican también al inside paises con mas pobreza del mundo de las sociedades o países. Pero lo más perturbador de su documentado análisis, que considera miles de años y distintas sociedades y continentes, consiste en que la violencia y algunas desgracias han sido el gran factor que ha contribuido a nivelar las desigualdades emergentes a lo largo de la historia. Al contrario, en épocas de estabilidad, las desigualdades no han hecho más que aumentar hasta niveles que acaban siendo insostenibles, al punto de desembocar en asaltos igualitaristas abruptos.

Además, al reunir datos procedentes de otras investigaciones vimos que siempre que hay distinciones bioarqueológicas o en el tratamiento funerario, ellos son los beneficiados y las mujeres (y las niñas y niños), relegadas a un segundo plano. Ellas aparecen en menor número en las tumbas y en las representaciones, apenas presentan asociaciones propias de ajuar, no se vinculan con elementos de violencia y no toman parte en escenas de caza ni de enfrentamiento. Es decir, la fórmula en que la mayoría de las familias chilenas tiene puestas sus expectativas podría estar agotándose.

Recién el año 2011 empezamos a medir la pobreza agregando otros asuntos más intangibles como la trayectoria en la educación, el estándar sanitario, la calidad de la vivienda, etc.”. La crisis también tiene el potencial de aumentar la presión política a favor de un cambio más progresivo. Si la flexibilización cuantitativa logra mantener a flote las economías y los avances médicos nos permiten contener el virus, podemos presenciar el regreso a alguna versión de los negocios como de costumbre, con todas las desigualdades arraigadas que esto conlleva. Pero si la crisis resulta ser más prolongada, si conduce a una depresión world o si las vacunas se retrasan mucho, la miseria well-liked y el descontento podrían llegar a niveles tales que las decisiones políticas más radicales se vuelvan más atractivas o incluso inevitables.

«Llevamos décadas diciendo que Chile en términos de distribución de ingresos, tenemos una alta desigualdad y no mejora incluso después de algunas medidas redistributivas. Del punto de vista de la desigualdad materials, está claro que no la hemos logrado podido revertir eso», detalla Méndez. En informe de PNUD, establece Dante Contreras, Director COES y profesor titular de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, detallaba además la falta de dignidad social y maltrato, como parte de la desigualdad. «Otro elemento que es bien relevante y que nosotros en COES también hemos recogido en las encuestas, es que la gente se queja de un maltrato sistemático, maltrato en el trabajo, maltrato por la gente de mayores ingresos, maltrato en la vía pública, que también tiene que ver en cómo nos organizamos como sociedad». Paulina Benítez profundiza en una de las ramas más controvertidas del discurso en que se basa el modelo económico chileno, el mérito. Entonces, ese mérito se trata de un individualismo muy competitivo y ese quizás es uno de los legados más nocivos de esa estrategia de desarrollo, como lo fue el individualismo muy exacerbado. Si fue a la universidad, después trate de estudiar un postgrado y eso va a significar mayor salario’.

Eso quiere decir, detalla Méndez, en que una sociedad ve que esas diferencias van configurando asimetrías que no consideramos legitimas. Como se puede apreciar, la matriz opone primariamente a las desigualdades injustas con la paz, y no con la violencia en cualquiera de sus expresiones, ya sea subversiva o represiva. Éstas encuentran su explicación en las desigualdades, así como el desarrollo integral permite entender cómo se entiende la paz en este escenario. No se trata simplemente de pasar de la violencia a la paz, sino de las desigualdades injustas a la paz, la cual comporta el desarrollo integral de todos en América Latina.