Parece existir una relación bastante directa entre los niveles de desigualdad sobre la ocurrencia de conflictos, que tiene que ser estudiada con mayor profundidad. Según un estudio del COES (2018), la mayor cantidad de conflictos sociales por habitante se producen en las regiones donde el índice de desigualdad es igual o superior al promedio nacional. Según el cálculo exploratorio propuesto por los autores, y considerando el carácter multidimensional de los orígenes del conflicto social, “reducir la desigualdad de Chile de 0,49 a 0,forty three (GINI) podría significar una reducción de cerca de 18% en los conflictos a nivel nacional”. Una georreferencia que se realiza sobre la fórmula estadística, que mide el índice NBI, explica el mapa dibujado, las condiciones de posibilidad de la quema. Si nos preguntamos cómo es posible que haya tanta gente en la quema, recuperando mercadería en el basural, el primer mapa, la profunda desigualdad, ofrece las pistas para ello. Y, el segundo devuelve vida a esa precariedad y lo aleja de las lecturas del padecer.
Eso después repercute, porque si vas a un colegio privado, tus oportunidades serán distintas. En las universidades públicas sí hay más mezcla entre clases sociales, pero sólo el 10% de la población de América Latina llega a la universidad. Las desigualdades sociales contribuyen a las desigualdades educativas porque restringen la habilidad cognitiva y no cognitiva. Según un estudio del Economic Policy Institute sobre niños y niñas de guardería del año 1998 y 2010, hay un hueco de desempeño entre los niños en el nivel socioeconómico más bajo y más alto que persisten entre ambas clases. Esto es importante porque las habilidades cognitivas y no cognitivas son importantes para el éxito en la escuela y en otros aspectos.
A la izquierda se observa una foto intervenida, en la que el presidente de la república aparece desde un helicóptero indicando con el dedo esos barrios, y con sarcasmo cube que al COVID-19 no se le anima. Barrios protegidos porque el mismo virus que atemoriza al mundo, tiene miedo de entrar allí. El verde que demarca un espacio en uno de ellos es el espacio dibujado a mano alzada del otro.
En 2016, el gobierno chileno aprobó la Política Nacional Docente (PND) que consiste en reformas al acceso y retención de educadores en las escuelas públicas y privadas con subvención del estado. Estas reformas incluyen establecer altos requisitos de ingreso y nueva acreditación para programas de formación docente, proporcionar un año de tutoría para cada maestro/a entrante con pago adicional para mentores y aprendices, y crear un sistema de desarrollo profesional para la promoción profesional a largo plazo. En relación a la desigualdad ultimate, si se comienza mirando el coeficiente Gini, los países que están en el extremo de la desigualdad son los países del Sur del África, tienen ingreso medio y son ricos en recursos naturales. Existen países ricos en recursos naturales entre los más equitativos y entre los más desiguales. Hay países chicos, países grandes, más o menos democráticos que se ubican en los dos lados de la distribución”, indicó el Dr. Palma. Entre los dos umbrales, los pensadores analizados proponen distintas medidas para combatir la brecha entre ricos y pobres.
La Asamblea General de la ONU al aprobar la Declaración Universal de Derechos Humanos en 1948 reconoce el derecho a las madres y niños/as a “cuidado y asistencias especiales”, así como “protección social”. En los años sucesivos, la ONU exhorta a los Estados a velar por los niños en las situaciones de vulnerabilidad por emergencias y conflictos. En 1989, tras 10 años de negociaciones, se aprueba la Convención sobre los Derechos del Niño, que vincula a los Estados Partes a cumplir las normas de este tratado Internacional. En el 2017, el Congreso chileno aprobó la nueva Ley de Educación Pública, que tiene como objetivo transferir los servicios de educación pública de los gobiernos municipales a nuevas agencias locales de educación para conformar un nuevo sistema nacional de educación pública. Mientras que las tasas de educación y alfabetización están aumentando en todo el mundo, no queda claro si se está disminuyendo la desigualdad educativa. Por eso, hay necesidad de aumentar la educación en los sectores en crecimiento como la tecnológica y habilidades sociales específicas adaptables al mundo que actualmente se necesita movilidad ocupacional.
Datos de Banco Mundial (2016) muestran que los países que presentan una mayor diferencia en los ingresos tienden a presentar un menor grado de movilidad intergeneracional. Esto significa que hay una correlación clara entre la disparidad de los resultados y la de oportunidades –que determina la movilidad social–. Un dato elocuente en relación a la importancia de la desigualdad nacional es el porcentaje del complete de los ingresos que perciben las personas que se encuentran al tope de la distribución. La relevancia viene dada porque son precisamente estas personas que concentran altos niveles de ingresos, quienes adicionalmente ejercen una influencia importante en las decisiones y en el diseño de políticas que finalmente los terminan favoreciendo a ellos mismos. Estos datos optimistas del Banco Mundial, de que se ha logrado reducir a la mitad la pobreza extrema en el mundo en los últimos años, parecen contradecir lo que nosotros vemos y constatamos en la realidad. Cada vez es más presente y cruda la presencia de los pobres en nuestras sociedades, en nuestros países de América Latina, en el mundo.
Es la investigadora principal de “The Fair Limits project” (Límites Justos), un proyecto financiado por el Consejo Europeo de Investigación con 2 millones de Euros para problematizar las formas actuales de distribución de recursos económicos y ecológicos. Finalmente, me parece que como país debemos trabajar, en el sentido económico dos cosas, por un lado, crecimiento que valla a la par con los niveles de igualdad ( más PIB, mejor distribuido) con mayor bienestar. No podemos seguir al pie de la letra el camino que ha recorrido Europa, pues ser más desarrollado no significa ser mas feliz, lo que debemos hacer es que tanto en PIB como el FIB (Felicidad Interna Bruta) crezcan. Francisco Gallego, profesor del Instituto de Economía UC y director científico de J-PAL Latinoamérica, cree en la educación de calidad como la vía para superar las desigualdades y las carencias que han acompañado toda la historia de las naciones más necesitadas.
Las ciudades en países en desarrollo crecen 10 veces más rápido que las ciudades de países desarrollados, las que de hecho tienden a decrecer debido a índices de crecimiento natural bajo. Somos el país más desigual de la OECD ( diciembre del 2011), donde el más rico gana 27 veces más que el más pobre, siendo el promedio de la organización 9 es a 1. Entonces, las ciudades crecen, nuestro reconocimiento mundial aumenta, y pese a que estamos mejor en términos de igualdad que en los 80´s, aún no es suficiente. Si en 1930 buscábamos crear el mayor numero de vivienda barata posible, hoy debemos buscar que esta sea la mejor.
Ello, metodológicamente, se vuelve una tarea anfibia capaz de encontrarse con los peros y los posibles. Esto es acercarse a una comprensión que pueda captar lo que bifurca, las líneas que permiten captar el trauma y sus tensiones escapando al estigma y al padecer, pero también a su estetización. Reiteró el firme compromiso de su país de trabajar con Cuba y con los otros Estados miembros para fortalecer la unidad y la solidaridad del Grupo, con el propósito de alcanzar los objetivos de defensa colectiva de sus intereses, y de que promuevan una agenda de desarrollo común en el contexto internacional. “El XXI debe ser nuestro siglo”, dijo Maduro, al tiempo que promovió potenciar una cooperación práctica de mayor nivel aplicada al conocimiento, la tecnología, la salud, la agricultura y la producción de alimentos, al desarrollo de la industria, a las telecomunicaciones. “Estamos 60 años después marcando la pauta de lo que debe ser un modelo que permita el diálogo y la inclusión. Nosotros como pueblos del sur debemos buscar nuestros caminos y no aceptar dictados de ninguna potencia con pretensiones coloniales o de dominación”, sostuvo.
Sin embargo, sean o no responsables, sean o no corruptos, sean o no competentes, pertenezcan al oficialismo o a la oposición, todos forman parte de un esquema cuya única función es crear condiciones para que los ciudadanos puedan desarrollarse plenamente. Si la estructura viene fracasando estrepitosamente en lograr ese objetivo, sus miembros deberían, al menos, abstenerse de exhibir el progreso que lograron en medio de tal fracaso. Debe entender que no se encuentra haciendo una exitosa carrera empresarial ni destacándose en algún deporte o actividad artística. Ostentar un alto nivel de vida implica desconocer la naturaleza de la función que se ejerce. Supone, sobre todo, no comprender que ser un político rico en un país sumido en la pobreza no es ningún mérito; por el contrario, debería dar mucho pudor (el mismo razonamiento puede aplicarse a los sindicalistas). No solo hay diferencias por ciclos de vida y territorios, sino por la forma en que encaran problemas cotidianos.