Columna De Opinión: «la Diferencia En Condiciones De Igualdad Hace Posible La Democracia »

Por su parte, la filósofa Nancy Fraser habla de la paridad participativa y postula que la justicia exige unos acuerdos que permitan que todos los miembros de la sociedad interactúen en pie de igualdad, tanto a nivel de redistribución como de reconocimiento. Y afirma la necesidad de una distribución que garantice la independencia y la voz de todos. En los últimos 15 años ha habido una reducción de la desigualdad de los ingresos, aunque el coeficiente de Gini de 0.48 en la última medición disponible para Chile (2017) está lejos aún del promedio de las economías desarrolladas (figura 2).

Esos buenos números macroeconómicos que veníamos mostrando y que nos destacan en el vecindario -incluso en el actual contexto- quedan cortos cuando un issue externo como la pandemia desenmascara la desigualdad oculta que sostenía ese progreso que lucíamos con orgullo de tigre. Hoy, con esos datos frente a nuestros ojos, no podemos quedar indiferentes para enfrentar de una vez por todas la desigualdad desde sus raíces, especialmente en un contexto donde estamos discutiendo cuáles serán los cimientos constituyentes para el próximo, al menos, medio siglo. Agradezco al profesor Javier Rodríguez Weber por haber respondido con sus interesantes comentarios la semana pasada, en relación con mis columnas respecto a la desigualdad (publicadas en El Mostrador aquí y aquí). En esta columna aclararé tres observaciones realizadas por el profesor, con el objetivo de avanzar en el debate de la desigualdad en Chile y encontrar puntos comunes basados en la evidencia y en la sobriedad de juicio.

Los sistemas educativos deben procurar recursos financieros y no financieros para los alumnos de menores recursos para asegurar que todos los alumnos gocen de altos niveles de aprendizaje. En adición, es igualmente importante responsabilizar a las escuelas por sus resultados académicos. Mientras que las tasas de educación y alfabetización están aumentando en todo el mundo, no queda claro si se está disminuyendo la desigualdad educativa. Por eso, hay necesidad de aumentar la educación en los sectores en crecimiento como la tecnológica y habilidades sociales específicas adaptables al mundo que actualmente se necesita movilidad ocupacional.

Recién el año 2011 empezamos a medir la pobreza agregando otros asuntos más intangibles como la trayectoria en la educación, el estándar sanitario, la calidad de la vivienda, and so forth.”. Se privatizó la educación y se estableció la subvención, lo mismo pasó con la salud, y lo más dramático fue lo que ocurrió con el sistema de seguridad social. Datos de Banco Mundial (2016) muestran que los países que presentan una mayor diferencia en los ingresos tienden a presentar un menor grado de movilidad intergeneracional.

Tanto los niveles de desigualdad como el esfuerzo del Estado para intervenir en ella conforman un marco institucional que moldea las preferencias de los ciudadanos. En la siguiente sección, describimos la evolución de este tipo de actitudes en el Chile contemporáneo. Mientras consensuamos los cambios estructurales que influirán en la salud del Chile del futuro, debemos avanzar en la transformación de nuestro sistema de salud, para lograr, en el corto plazo, reducir las brechas y mejorar la salud de toda la población. Según la distinción que nos entregaste entre pobreza desigualdad oxfam y desigualdad, podríamos decir que en la Región de Antofagasta existe una profunda desigualdad, dado que en temas económicos tenemos el PIB per cápita  más alto del país, por tanto pobreza no es. Los Estados Partes que aceptaron las normas de la Convención deben convertir estas normas en una realidad para todas las niñas y niños en sus respectivos ordenamientos jurídicos de manera que no puedan contravenir o impedir el disfrute de estos derechos. Los gobiernos de manera periódica deben presentar informes sobre los progresos en el cumplimiento de todos los derechos.

Esto contrasta con la imagen país de un elevado crecimiento económico y (aparente) estabilidad social durante los últimos años. Este estudio revela que las inequidades en Chile pueden ser aún más profundas de lo que se ha planteado en las últimas semanas en nuestro país, y que buenos indicadores promedio relativos a la salud de la población han solapado situaciones adversas enfrentadas por grupos específicos. Un modelo de sociedad sustentada en profundas desigualdades muestra una de sus caras más injustas en sus consecuencias sobre la salud de las personas. Sin duda, una dimensión relevante del descontento social que tiene movilizado al país en estos días.

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Fue a lo largo de estos años que se pusieron en marcha una serie de movimientos sociales que transformaron la cuestión social en un problema que afectó no sólo a los trabajadores sino a todo el país. Desde entonces, surgieron a la luz pública una serie de innumerables escritos, ensayos, artículos de prensa y tesis de grado que comenzaron a analizar sus causas y motivos, además de las posibles alternativas de solución. Esta amplia gama de debates políticos e ideológicos pueden resumirse en tres grandes corrientes.

La importancia del entorno social ha quedado evidenciada en un experimento americano de los años noventas, “Moving to Opportunity”, en el que se seleccionaron, aleatoriamente, familias pobres a las que se les subvencionó un hogar en un vecindario más rico. La movilidad de las familias generó efectos significativos a largo plazo tanto en salud, como educación e ingresos de los niños afectados. Esto significa que no sólo la educación e ingresos parentales determinan la trayectoria de un niño, sino que ésta es críticamente afectada por la comunidad en la que el niño se desarrolla. Estudios sobre movilidad de inmigrantes también evidencian impactos significativos del entorno social. Uno de los hallazgos que más llama la atención de ambos estudios es el alto porcentaje de personas que no hace nada frente a una necesidad jurídica, lo que en 2015 alcanzó un 31% y en 2020 se reportó en un forty four,9%, siendo esto un factor que se encuentra asociado a mayores niveles de insatisfacción según el estudio 2020. Junto con lo anterior, se puede observar que los grupos de la sociedad que más insatisfacción experimentan son los que pertenecen al grupo socioeconómico E, que tienen alguna discapacidad, que pertenecen a un pueblo originario, que no trabajan, o que tienen bajos niveles de escolaridad.

Los autores muestran que el coeficiente de Gini de mercado calculado con los datos de la encuesta CASEN y registros tributarios es 0,fifty nine. Consistente con lo reportado por la OCDE, encuentran que en su conjunto la acción del gobierno es levemente progresiva.[8] El estudio muestra, además, que el sistema tributario es levemente regresivo y el sistema de transferencias es progresivo, especialmente debido a las transferencias en salud y educación. Así, el diseño mismo del sistema tributario explicaría por qué la desigualdad antes y después de impuestos y transferencias es particularmente acotada en el caso chileno. Si es cierto que estos días van a formar parte de la historia contemporánea de Chile, existe una ventana de oportunidad para transformar algunas cosas en la dirección que los discursos plantean hace años. Este es el momento para poner a prueba el interés en la desigualdad, repensando algunas políticas sociales y tributarias desde ese ángulo.

Porque detrás de las buenas cifras, que debemos valorar y mejorar, cómo no, queda claro que los desafíos para el Estado siguen más vigentes que nunca. No descansar hasta reducir al mínimo la pobreza de los niños, niñas y adolescentes; reducir y empequeñecer la brecha histórica entre mujeres y hombres, y también garantizar una vejez digna, con un sistema de seguridad social que permita que las personas mayores vean mejoradas sus pensiones hoy, y no en forty años más. Espacio Público es un centro de estudios independiente que busca aportar en la construcción de una sociedad más justa, transparente y democrática, que permita un desarrollo económico, social y político que beneficie a todas las personas. Políticas diseñadas para atacar la pobreza, como las políticas impositivas o de creación temporal de puestos de trabajo no cualificados, no son por sí mismas suficientes para atacar la desigualdad. Éstas podrían ser mucho más efectivas si se emparejaran con políticas destinadas a lidiar con las barreras sociales de información a largo plazo, como por ejemplo, engrandecer las redes sociales a través de pasantías, mentorías, políticas de acción afirmativas y subsidios a la educación.

En el Cuerpo B de Economía y Negocios del matutino, se encuentra circulando el especial “Acelerando la Acción Empresarial”, que es parte de la 7° alianza editorial entre Acción y El Mercurio, donde se comparten artículos y columnas quincenales que se relacionan al desarrollo sostenible. En la segunda edición, se publicó una nota sobre el Encuentro Anual de Socios (EAS) de Acción Empresas, que se realizará el próximo sixteen de abril, cuyo eje principal será la desigualdad. Esta misma temática es abordada en una columna de opinión escrita por Kathi Müller, gereta de Desarrollo de Acción.

Por su parte, el sociólogo afirmó que la gente antes del estallido social estaba menos tolerante o eran menos capaces de justificar una desigualdad de ingreso. Pero cuando hay mucha desigualdad la mayor parte de las personas que gana menos que el promedio, se moviliza. Además de la desigualdad, que por si sola ya es grave, otro problema que afecta al crecimiento es la falta de oportunidades de empleos de calidad, principalmente para los más jóvenes, lo que se ve reflejado en las disaster que ha habido en Europa (Grecia y España por ejemplo), donde los jóvenes fueron los más afectados con la cesantía que se provocó. Los modelos económicos del siglo pasado claramente no tomaron en cuenta la distribución de la riqueza, y es aquí donde se está mejorando hoy hacia el futuro, incorporando la igualdad como factor de crecimiento económico de los países, relacionados de manera proporcional.

De este modo, las mujeres chilenas presentan la mayor brecha en esperanza de vida según nivel educacional de las seis ciudades analizadas. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó su índice de desarrollo humano (IDH) con cifras de 2018, donde si bien constató que la gran mayoría de los países latinoamericanos mejoraron sus indicadores, la región continúa siendo la segunda zona del mundo de mayor desigualdad, detrás de África Subsahariana. El IDH incorpora mucho más variables que la renta per cápita, incluyendo desigualdad social a nivel mundial indicadores no solo económicos sino otras como los de esperanza de vida o de calidad educativa. Como escribió Amartya Sen, premio Nobel de Economía, los indicadores de desigualdad si descansan solo en cifras de ingresos no resultan suficientes para explicar un tema de tanta complejidad. Según un análisis de Oxfam, de acuerdo con datos de la UNESCO, en los países en desarrollo, niñas y niños de familias pobres tienen siete veces menos probabilidades de terminar la escuela secundaria (media) que niños de familias ricas.