Casen 2020: Pobreza Sube Por Primera Vez En Dos Décadas Por Pandemia

En ella el Premio Nobel portugués José Saramago nos enseña que estamos ciegos, ciegos que ven, ciegos que, viendo, no ven[4]. De manera de aproximar el impacto de las medidas antes descritas, se estima la tasa de pobreza y pobreza extrema, junto a distintos indicadores de distribución de ingresos, comparando con un escenario donde los apoyos relacionados a la pandemia no están presentes. El IFE, junto a las otras ayudas entregadas a los hogares durante la pandemia, no sólo contribuyó a mitigar las pérdidas monetarias de las familias, sino que también a mejorar la situación de pobreza y la distribución de ingresos del país. En ausencia de estimaciones oficiales de la tasa de pobreza durante el año 2021, resulta importante analizar la situación de pobreza de los hogares, así como también los eventuales cambios en la distribución del ingreso y en otros indicadores relevantes, producto de la ejecución de estas políticas públicas. Los primeros hallazgos indican que el confinamiento ha afectado la situación laboral, las finanzas y el grado de certidumbre, provocando efectos devastadores en la calidad de vida de sus hogares.

Como dejó de ser excepcional, a pesar de que sigue tratándose como tal, un cambio climático que nos desertifica, en un país en que el consumo humano de agua no está constitucionalmente protegido y que nos somete regularmente a catástrofes naturales –que en su gran mayoría son efecto de obra humana– para las que siempre se ensayan respuestas transitorias. Sin dejar de mencionar, como ya lo están destacando intelectuales fuera de Chile y algunos dentro de nuestro país, que los impactos sociales habrán de perdurar más allá del aplacamiento del contagio y del inicio de una eventual reactivación. O ¿acaso se cree que estamos en una situación excepcional y que, una vez superada, todo volverá a su cauce? Sabemos que este virus más temprano o más tarde será derrotado farmacológicamente, dejando una secuela dramática de millares de vidas perdidas, pero también la evidencia científica nos demuestra que este mismo virus esta mutando y que luego vendrán otros virus desconocidos cruzando fronteras en este mundo global, como los hubo antes del COVID- 19. «Llegamos a entendernos de manera diferente cuando Sanders y Warren ofrecieron esta otra posibilidad. Entendimos que podríamos comenzar a pensar y valorar fuera de los términos que el capitalismo nos fija», reflexiona la académica, sobre la propuesta de un Medicare For All, un programa integral de salud pública ofrecido por los ex candidatos.

De otra parte, la desigualdad inherente al capitalismo neoliberal latinoamericano comienza a provocar conflictividad social en muchos países, también hace aproximadamente una década. En Chile, tenemos señales desde las manifestaciones de trabajadores subcontratados durante el Gobierno de Lagos, en las revueltas de estudiantes secundarios en el primer mandato de Bachelet, en las protestas regionales y en las masivas movilizaciones de estudiantes universitarios durante la primera administración de Piñera. Los «modelos económicos» de estos dos países se derrumbaron a las semanas de la llegada de la crisis sanitaria, la privatización de la salud y los derechos sociales, unidos a la precarización laboral, fueron el caldo de cultivo para la propagación del virus en poblaciones indefensas y abandonadas por sus autoridades. Dejar en evidencia las desigualdades sociales es una de las consecuencias de esta pandemia por Covid-19, la cual ha golpeado a nuestro país y el mundo. Y es que, si bien ello conlleva a que compatriotas sufran injusticias y carencias, es también una oportunidad para que la estructura del sistema se fortalezca en favor de un mejor vivir para la sociedad en su conjunto.

No podemos quedarnos de brazos cruzados o hacer vista gorda, ya que los conflictos sociales una vez terminada la pandemia probablemente no disminuyan, es más, hay buenas razones para pensar que escalará en Latinoamérica. Primero, hay que generar acuerdos sociales amplios (en este sentido la convención constituyente es una buena oportunidad, pero con mucho riesgo de no resultar satisfactoria). Recuperar con fuerza el empleo (sobre todo desigualdad por clase social en grupos más vulnerables, donde debería existir un subsidio). Ser cautos en entregar muchos beneficios sociales a costa de dificultar el emprendimiento y la labor empresarial (aunque sea poco popular). Antes de querer imitar las políticas de Alemania, imitemos en parte su productividad que es menos de un tercio en Chile, para eso necesitamos focalizar en educación y capacitación de la mano de obra (¡aquí sí miremos a Alemania!).

En 1972, incluso, el gobierno de Salvador Allende entregó las primeras viviendas sociales ubicadas en Las Condes, la Villa San Luis, que contaba con 250 departamentos que llegarían a ser mil, para quienes vivían en campamentos en esa comuna y que hoy figuran destruidos y abandonados. Los más optimistas dirán que en 2020, cuando fueron hechas estas mediciones, estábamos en el punto más duro del efecto económico de la pandemia, y que con un crecimiento del PIB proyectado entre 7-10% estos datos de pobreza y desigualdad serán un shock temporal. Es probable que se corrija en parte, y que en futuras mediciones veamos disminución de pobreza y desigualdad por el efecto del crecimiento económico. Entre las temáticas abordadas se encuentran la democracia y los movimientos sociales; los derechos humanos y la violencia; el trabajo y las tecnologías; la formación profesional y su incidencia en las políticas públicas; entre otras. Pablo Rivera-Vargas, Raquel Miño-Puigcercós, Ezequiel Passerón y Gustavo Herrera Urizar en su artículo ‘¿Hacia dónde va la escuela? Resignificar su sentido en la era desigualdad segun autores del COVID-19’ sostienen que a raíz del pasaje obligatorio a la educación a distancia provocado por la pandemia del COVID-19, el sentido y rol de la escuela han sido activamente debatidos y cuando no tensados.

La influencia del imperialismo en la vida de la clase trabajadora y en las poblaciones es multifacética y se manifiesta en diferentes aspectos de nuestra vida cotidiana, así como en sus condiciones socioeconómicas y políticas. Esto se manifiesta en salarios bajos, largas jornadas laborales, falta de seguridad laboral y social, y dificultad para acceder a empleos estables dado por la tercerización del trabajo. La Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) realizada en plena pandemia (octubre 2020 a febrero 2021) revela que la pobreza asociada a ingresos de los hogares subió de 8,6% de la población en 2017 a ten,8% en 2020.

Sin las transferencias realizadas por los gobiernos para atenuar la pérdida de ingresos laborales, cuya distribución tiende a estar concentrada en los grupos de ingreso bajo y medio, el aumento esperado del índice de Gini promedio para la región habría sido del 5,6%. Por un lado, prontamente se hará manifiesta la segregación del sistema de salud que no podrá responder de igual manera al contagio que vivan los que están cubiertos por la salud pública y privada. Es más, hasta pudiera agravarse si, a pesar de haber pospuesto por 3 meses su insensata alza de planes, las isapres siguieran actuando discrecionalmente en medio de la crisis con la consiguiente expulsión de afiliados que presionarán sobre el sistema público de salud. Esto, además, en el contexto de una distribución desigual de condiciones habitacionales, de servicios sanitarios, de agua y de acceso a medios de prevención ante el contagio.

El primero, cube relación con la efectividad del IFE, en conjunto con otras transferencias a los hogares, para mitigar la caída de ingresos que sufrieron las familias. El segundo aspecto es el impacto que tuvo este subsidio en los niveles de desigualdad y en la distribución del ingreso a nivel agregado. En tiempos de pandemia, una de las mejores maneras de valorar los logros o injusticias sociales de un país o comunidad es analizar en detalle sus condiciones de salud y, muy en especial, su nivel de equidad. Mirar es un acto de escoger, decía el escritor y crítico de arte británico John Berger, y añadía “sólo vemos lo que miramos”[3]. En la novela Ensayo sobre la ceguera, un extraño virus produce repentinamente una ceguera masiva en la población.

El impacto de estas carencias en toda la región recayó con la mayor severidad en las mujeres, que perdieron empleos con más frecuencia que los hombres y cuya carga desproporcionada en el cuidado de los hijos, hijas y el resto de la familia sigue traduciéndose en un disfrute desigual de los derechos, aún más si son indígenas o afrodescendientes. Las inquietantes señales de deterioro en la confianza por la democracia, sus instituciones y representantes, así como la insatisfacción social que provoca nuestro modelo neoliberal y de las que tenemos evidencias desde hace más de una década, tienen en común una desigualdad que implica vulneraciones para amplias mayorías. A los ideólogos del neoliberalismo les falto una variable y es la que causa las injusticias y las groseras desigualdades (a las cuales me suelo referir), les falto la variable que incluya los defectos del “ser humano” como es la avaricia, el egoísmo y la codicia (todas ellas son malas cuando son exageradas). «Una baja tasa de crecimiento, menor comercio, menor innovación, nos vuelven menos relevantes. Pero América Latina se está convirtiendo en un foco más relevante geopolíticamente por la presencia china, sobre todo en el Cono Sur. Y eso genera la necesidad de una política exterior responsable». [20]Para mayor información sobre todas las ayudas directas implementadas durante la pandemia, se sugiere visitar el sitio web reporte.hacienda.cl.

El debate que tenemos pendiente desde el inicio de la disaster social –y que se acelera precisamente en esta disaster sanitaria y económica– es la necesaria construcción de un sistema de protección social robusto. No solo por razones de justicia y cohesión social, también por consideraciones de viabilidad económica y, ciertamente, para relegitimar nuestra debilitada democracia. Carmen Gloria Jarpa manifestó que su visión se sitúa en el trabajo social crítico de corriente emancipadora-liberadora, y que, desde ese lugar, las crisis sociales, políticas, económicas o sanitarias, como la pandemia por Covid-19, devela explícitamente los problemas estructurales de nuestra sociedad. En la tramitación de la Ley de Presupuestos del Sector Público del año 2021 (ley N° 21.289), se abarcó la necesidad de contar con mecanismos que permitieran al Ejecutivo decretar la transferencia de recursos de forma expedita a los hogares. Así, el Ministerio de Desarrollo Social y Familia (MDSF) en conjunto al Ministerio de Hacienda anunciaron lo que sería el diseño del IFE para los meses de enero, febrero y marzo del año 2021.

desigualdad social en la pandemia

En el ámbito de la investigación académica hemos sido testigos de cómo la crisis sanitaria, el confinamiento, la educación remota y el teletrabajo han generado una serie de dificultades para los investigadores e investigadoras que realizan trabajo empírico. Los tiempos de la investigación cualitativa han sido complejos; las observaciones etnográficas y entrevistas de campo se han debido desarrollar vía zoom u otras plataformas tecnológicas, las cajas de herramientas de indagación y producción de datos sociales ha debido ajustarse y transformarse. Esto produce desafíos teóricos y metodológicos interesantes y necesarios de sistematizar y socializar.

La ministra de Desarrollo Social enfatizó que si no se recuperan los empleos perdidos en la pandemia no se podrá sacar a las familias de la pobreza. En segundo lugar, es de very important importancia poner en el centro de la estrategia actividades basadas en innovación que permitan superar el estancamiento de la productividad en la región. Uno de los principales desafíos para superar este obstáculo será lograr reformar el aparato del Estado, con el objetivo de convertirlo en un agente articulador de los actores públicos y privados como los casos más emblemáticos que pudieron salir de la “trampa de ingreso medio”.