En 2021, con el fin de mitigar los efectos de la pandemia en el mercado laboral, los gobiernos implementaron una serie de medidas de apoyo a trabajadores que, junto al avance de los procesos de vacunación, permitieron una «lenta recuperación» y un alza del PIB del 6,2 %, según cifras de la institución. En medio de este panorama, el descontento social se ha expresado recientemente mediante votaciones anti-gobierno a lo largo del subcontinente y, en especial, con fuertes protestas callejeras en países como Chile, Colombia o Ecuador. «Pero esos grupos, aunque minoritarios, a menudo han sido un obstáculo para expandir los servicios universales, utilizando su poder económico y político a través de mecanismos estructurales e instrumentales». «La riqueza del continente proviene de las rentas asociadas con los recursos naturales», explica.
Por ello, dijo, es urgente avanzar en la construcción de Estados de Bienestar, basados en derechos y en la igualdad, que otorguen acceso a protección social y a bienes públicos de calidad, como salud y educación, vivienda y transporte. Uno de los métodos preferidos para lograr esto es la inclusión de interacciones en los modelos de regresión. Esta metodología permite determinar cómo el impacto de una variable explicativa (X1) en una variable dependiente (Y) cambia como resultado de la variación en una tercera variable (X2) (Scott y Siltanen 2012). En Chile y Perú el componente composicional es más importante, mientras que en Colombia es el menos importante.
Esto ha llevado a algunos autores a afirmar que la metodología cualitativa está mejor diseñada para examinar la interseccionalidad. Pero en la medida en la que ha aumentado la acogida del enfoque interseccional, se ha abierto la puerta a estudiarla desde un enfoque cuantitativo, y así mismo se ha discutido ampliamente qué método permite hacer una correspondencia entre la teoría y los supuestos del modelamiento estadístico. La descomposición Oaxaca-Blinder nos permite darles cabida a ambas inclinaciones teóricas. La porción explicada, que se eliminaría si desigualdad social a nivel mundial los dos grupos tuvieran la misma composición, se puede denominar la porción composicional, mientras que la porción no explicada, que incluye el efecto heterogéneo que ser mujer o de una minoría étnica tiene en las distintas regiones, podría denominarse la porción interseccional de la desigualdad subnacional. Este artículo analiza los dos componentes para concluir que en ambos opera una dimensión subnacional de la desigualdad. Sin embargo, este efecto subnacional no es constante, sino que cambia de un país a otro y varía significativamente en el tiempo.
diversidad de valores, preferencias y capacidades que nos distinguen como personas. En ese sentido, de acuerdo a los analistas, es posible que el ciclo de protestas y estallidos sociales iniciado el año pasado retome su fuerza y que el descontento ciudadano se extienda por buena parte del continente. Lejos de resolverse y de disiparse, las causas de las protestas siguen vigentes, acentuadas por la crisis económica. «No creo que los episodios del 2019 vayan a ser hechos aislados. Vamos a ver nuevos estallidos y crisis políticas en América Latina, sobre todo porque estamos recién al principio de la profunda disaster económica y social que trajo la pandemia», apuntó Garzón.
La descomposición Oaxaca-Blinder permitió avanzar en la comprensión de la naturaleza de dichas brechas regionales y sus diferencias. Se puede teorizar que parte de las brechas regionales tienen una naturaleza composicional y otra parte tiene una naturaleza interseccional y el peso de cada una varía de país en país y a lo largo del tiempo. Para ambos componentes existe una fuerza causal subyacente a lo subnacional que –aunque es independiente– actúa en interacción con la raza, el sexo, y el género en la producción de desigualdades.
En contraste, Uruguay ha bajado la desigualdad de manera importante a partir de 2007. «Bolivia es un país que ha redistribuido y que tiene programas universales, pero como ocurre en la mayoría de los países latinoamericanos, se redistribuye menos de lo que se debería», dice López-Calva. Lo perfect sería ver una caída de la desigualdad con aumento de salarios para todos, pero eso no siempre ocurre. «En esos países ha habido una reducción en la brecha salarial entre aquellos que tienen más educación y aquellos que tienen menos educación». Precisamente países como Brasil o Chile, afectados duramente por el virus, han visto a sus respectivas élites económicas, libres de todo management desigualdad social como combatirla estatal lucrando con las desgracias de su población. El teletrabajo ha sido un elemento diferencial y muy importante para poder mantener la producción y la actividad laboral.
Pasando a la brecha urbano-rural entre mujeres indígenas ésta fluctúa entre 15 p.p. Si bien había una diferencia regional importante en 2007 esta se ha recortado bastante en 2017. Una de las diferencias más significativas en la región es la que se da entre el campo y la ciudad (Gráfica 4). En Perú el analfabetismo rural es 5.4 veces superior que el urbano en ambos años, y la reducción en 10 años es insignificante, pues la tasa pasó del 19.6% al 17.9%.
«Y en la sociedad hay una pelea sobre quién recibe las rentas, en comparación con las sociedades donde hay que trabajar para ganarse la vida y luego hay más igualdad». Claro que existen otros factores detrás del abismo social en América Latina, que ganó su fama de «más desigual» a partir de la década de 1980. Pero cuando los países reducen la pobreza en esos núcleos duros, lo que sigue después es más desafiante. «El país ha visto un pequeño aumento en su clase media, pero su tamaño sigue estando por debajo de los estándares centroamericanos y regionales», apuntan.
Por lo tanto, para observar diferencias relevantes se requiere realizar el análisis a nivel aún más native. Utilizando herramientas de post-estratificación en base a datos censales, tal como lo propone Kastellec et al. (2010), logramos estimar indicadores robustos respecto a los niveles percibidos de acceso a las tres ciudadanías para one hundred comunas chilenas (sobre un whole de 345)[5]. Para complementar el análisis comparado y entender la dinámica de estas percepciones en el caso de Chile, en la Figura 4 presentamos la evolución del acceso percibido a las tres ciudadanías. Allí se observa una caída tanto de la ciudadanía política como, fundamentalmente, un descenso marcado de la ciudadanía civil. Como contrapartida, la percepción de acceso a la ciudadanía social ha venido creciendo. En un estudio clásico sobre la evolución de los derechos de ciudadanía en Inglaterra, T.H. Marshall (1950) propuso que la democracia liberal contemporánea se monta sobre una secuencia histórica de cesión de derechos de ciudadanía.
Un puente al desarrollo sostenible en tiempos de pandemia”, se encuentra que la población rural de Latinoamérica y el Caribe enfrenta una profunda brecha digital. El estudio señala que Guatemala se encuentra entre los nueve países con con menor conectividad rural y el Censo Nacional de Población y VII de Vivienda 2018, no muestran una mejoría. La menor conectividad de la mujer rural tiene un fuerte impacto en la realidad económica, social, sanitaria y comunitaria de los territorios rurales, porque el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación es una de las herramientas centrales para potenciar el desarrollo personal, colectivo y productivo. Pero tal vez lo más importante que se desprende de los gráficos 3a a 3d es que no hay una relación estilizada entre la situación socioeconómica del municipio y su capacidad de retener asalariados en sus desplazamientos diarios, con la excepción del patrón ya comentado para los asalariados de bajo nivel socioeconómico11. Asimismo, es muy sugerente que para los asalariados ricos, la capacidad de retención de los municipios y comunas no aumente sostenidamente ni sistemáticamente con el nivel socioeconómico. Esto se verifica tanto para municipios ricos consolidados (por ejemplo, Niterói, Coyoacán y Vitacura) como para las comunas de suburbanización de la élite (Cuajimalpa de Morelos, Huechuraba), que tienen poca capacidad de ofrecer trabajo para las familias de altos ingresos que trasladan su residencia hacia allá.
Estos desarrollos y despliegues tecnológicos no deberían resultar en una nueva forma de discriminación que profundice otras desigualdades como un daño colateral que debemos asumir en favor de un supuesto bien mayoritario. Por su parte, Chile inició en 2019 la implantación piloto de una herramienta que busca detectar a niños, niñas y adolescentes en situación de riesgo. Según el Ministerio de Desarrollo Social y Familia, Alerta Niñez es un instrumento preventivo que “identifica el conjunto de condiciones individuales, familiares, del entorno y de los pares de los niños y niñas y adolescentes, que tienden a presentarse cuando existe un riesgo de vulneración de derechos de niños, niñas y adolescentes”.
Además, tan solo el 56% hace uso de internet y cuenta con un acceso que se utiliza de manera continua. 9 Por eso mismo, y por limitaciones formales, no se despliegan los nombres de los municipios en los gráficos, aunque pueden derivarse del cuadro 2. Con todo, más que un análisis caso a caso, los gráficos permiten una apreciación de la relación entre nivel socioeconómico del municipio y su atractivo como destino para conmutantes (que desde un punto de vista más económico significa atractivo para la localización de puestos de trabajo o empleos). De hecho, al trabajar solo a escala de municipio y comuna, los habitat de la élite no se captan con precisión en las ciudades analizada. La excepción es Santiago, cuyo patrón de segregación residencial socioeconómica, a gran escala todavía pese a su descenso reciente, sí permite imputar a un conjunto de comunas de la zona oriente la condición de nicho histórico de la élite. Cuando se examina ahora el atractivo de los municipios o comunas para conmutantes de diferentes niveles socioeconómicos, se advierten algunos patrones relevantes, pero también bastante diversidad idiosincrásica.
Diego Portales, miembro de la llamada “Comisión Bravo” que analizó el sistema de AFP, experta en pobreza y que junto a Ricardo Mayer hizo en 2011 una de las primeras estimaciones sobre la concentración de la riqueza y la desigualdad usando datos de la encuesta de empleo de la U. De Chile; y Alvaredo ha publicado junto a Thomas Piketty, Emmanuel Sáez y Anthony Atkinson, autores claves en las investigaciones modernas sobre concentración y desigualdad. En São Paulo se implementó hace dos años el uso de cámaras de reconocimiento facial en el sistema de transporte público, con la justificación de que ayudarían a evitar el fraude en el uso de beneficios sociales asociados al transporte, como descuentos a adultos mayores, estudiantes y personas con discapacidad. En estos dos años el sistema ha bloqueado más de 300 mil tarjetas supuestamente usadas indebidamente, o sea, no por sus titulares. Por otra parte, la municipalidad ha anunciado la suspensión complete las tarjetas anónimas y ha implementado medidas para obligar el registro de las tarjetas con datos de identificación únicos y residenciales.