Biblioteca Mds Koha Detalles Para: La Desigualdad Social En América Latina Y El Caso Chileno

Los ingresos del auge de las materias primas a principios de este siglo podrían haber servido para mejorar la competitividad y ponerse a la altura de los mercados mundiales, especialmente invirtiendo en una mejor educación para todos y, al mismo tiempo, en competitividad tecnológica. La falta de oportunidades educativas para los hijos, no solo de los pobres sino también de desigualdad social onu la clase media, porque la educación es costosa en América Latina. El racismo latente, la violencia contra las mujeres, los indígenas, los afro-latinoamericanos o los miembros de minorías sexuales, además de la criminalidad. Y como consecuencia de todo esto, la emigración, desde Centroamérica y México hacia EE.UU., así como desde Venezuela hacia Colombia, Chile y Perú.

Entre las mujeres urbanas, la brecha étnica es mucho más visible, pues varía entre 14 p.p. Inicialmente este enfoque era casi exclusivamente aplicado empíricamente en estudios de corte cualitativo donde etnografías y estudios de caso detallados se enfocaban en un número limitado de grupos interseccionales. Estas metodologías facilitaban el enfoque interseccional porque permitían identificar más claramente las categorías sociales que determinaban las experiencias de vida y los procesos sociales que conllevaban a discriminación o privilegio (Evans 2019). Esto ha llevado a algunos autores a afirmar que la metodología cualitativa está mejor diseñada para examinar la interseccionalidad. Pero en la medida en la que ha aumentado la acogida del enfoque interseccional, se ha abierto la puerta a estudiarla desde un enfoque cuantitativo, y así mismo se ha discutido ampliamente qué método permite hacer una correspondencia entre la teoría y los supuestos del modelamiento estadístico.

La brecha regional se siente solo en hombres rurales indígenas (5 p.p. y 3 p.p. entre los dos años), mujeres urbanas indígenas (8 p.p. y 5 p.p. entre los dos años), y mujeres rurales no indígenas (7 p.p. y 3 p.p.). La brecha regional es mucho menor que en Colombia y se ha disminuido bastante para 2017. En Chile la brecha urbano-rural es importante y en algunas categorías presenta variación regional. La brecha urbano-rural entre las personas que no hacen parte de ninguna etnia era entre 14 y 20 p.p. Entre los dos años evaluados se ha recortado bastante la brecha y la fluctuación regional. En el caso de Chile su realidad proporciona elementos para entender la magnitud de la explosión social producida.

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Pero también en un aumento de la mendicidad o extrema pobreza la cual se incrementara en 28,5 millones personas en solo un año, pasando de sixty seven,7 millones de personas en 2019 a 96,2 millones de personas en 2020. Una aproximación de derechos fundamentales con una comprensión interseccional de los distintos tipos de exclusiones que las tecnologías promueven y clausuran es la única manera de hacer frente a la desigualdad a la que millones de personas están siendo sometidas en el continente. Solo así, las nuevas tecnologías quizás puedan convertirse en un issue que ayude al cierre de las brechas que enfrentamos ahora.

La primera se vincula con la naturaleza del vínculo laboral y la segunda con el nivel socioeconómico. Primero, existe una distancia abismal entre las ideas políticas de la ciudadanía y de la elite económica. La ciudadanía quiere mayoritariamente que el Estado se haga cargo de un conjunto de temas claves para la sociedad, mientras que la elite económica, por el contrario, prefiere un Estado que no asuma tal responsabilidad. Las sociedades capitalistas producen, como resultado de su lógica interna, diversas formas de desigualdad de poder.

Así, la altísima inequidad que asola al continente influye directamente en el bienestar de sus habitantes, sus posibilidades de desarrollo y en el ejercicio de sus derechos fundamentales. Se trata de un hallazgo relativamente novedoso y hasta inesperado sobre este sector tan importante en la economía regional, pues sugiere que una fracción significativa del mismo puede operar o en el mismo domicilio o en su entorno cercano. Aunque esto último tiene la lectura positiva del menor gasto de tiempo en transporte, también tiene la lectura negativa del «en-capsulamiento/aislamiento» de los pobres (completando el círculo de segregación territorial de residencia-escuela-trabajo). En el caso de la élite, el encapsulamiento a escala municipal/ comunal no parece ser aún la tónica, porque una fracción significativa de sus integrantes todavía debe salir de su comuna de residencia para trabajar. Sin embargo, para ciudades con una segregación residencial a altos niveles de agregación geográfica, el análisis correcto de este último asunto requiere trabajar con la noción «habitat intermunicipal de la élite», y no municipios individuales.

En cuanto a la brecha digital, en América Latina más de 40 millones de hogares no tienen conexión a Internet y Chile en el contexto es el país que tiene mejores niveles de conexión, pero desagregando por quintiles de ingreso se observa que, en el quintil más alto, el 90% tiene conexión, mientras que, en el quintil más bajo, sólo 2/3. En Chile, en tanto, según los datos de 2017, basados en la Encuesta Financiera de Hogares del Banco Central, sobre riqueza neta, se observa que el 1% más rico de los hogares chilenos tienen una riqueza de tres millones de dólares. «El decil más alto es de 770 mil dólares, lo que equivale a 2/3 de la riqueza en Chile», indicó el economista y prosiguió diciendo que, si miramos el 50% más bajo en esta distribución, en promedio la riqueza es alrededor de cinco, 2,1% de la riqueza neta, debido a que hay mucho endeudamiento. Como señaló él mismo en un webinar de Ibero-American Economic History, el texto está dirigido a quienes estén interesados en la región, pero no están tan al día en los datos sobre el tema.

Además de dudas sobre el consentimiento informado y el acceso del Estado a informaciones sensibles sobre poblaciones vulnerables, quedan sin respuesta algunas preguntas sobre qué otros usos u previsiones se pueden extraer de esos datos y cuáles los límites para su tratamiento por parte de Microsoft y los gobiernos involucrados en el programa. 9 Por eso mismo, y por limitaciones formales, no se despliegan los nombres de los municipios en los gráficos, aunque pueden derivarse del cuadro 2. Con todo, más que un análisis caso a caso, los gráficos permiten una apreciación de la relación entre nivel socioeconómico del municipio y su atractivo como destino para conmutantes (que desde un punto de vista más económico significa atractivo para la localización de puestos de trabajo o empleos).

Los datos y su análisis, sin embargo, no solo sirven para zanjar una discusión sobre el pasado reciente, sino sobre todo como herramienta para pensar el futuro próximo. Este libro, un panorama matizado y realista sobre el continente, ofrece además una constatación política y cultural inquietante. Mientras los avances y derechos conseguidos actúan como un umbral de bienestar que se defiende con fuerza, son también, escriben los autores, “la piedra de toque de la ofensiva de sectores restauradores que están pugnando por revertirlos”. En efecto, los cambios en la estructura social que retrata este libro están en el corazón de los conflictos políticos que ya son visibles en varios países de la región. La investigación subnacional en América Latina ha establecido que en los países de la región las condiciones de vida están fuertemente determinadas por el lugar de residencia.

Cabe destacar que el censo aporta poca información respecto de rasgos importantes de la movilidad diaria, como la distancia recorrida7, el tiempo/dinero gastado en ello, el medio empleado, el horario utilizado, la comodidad del viaje, entre otros datos. Por ello, las encuestas origen-destino siguen siendo la fuente principal de información para la planificación del transporte metropolitano. Por ello, el análisis que sigue no apunta a tener una relevancia destacada en esta última esfera.

Las limitaciones de los métodos más usados han llevado a adoptar otro tipo de modelos, tales como las descomposiciones de los efectos o los modelos multinivel. En este artículo adoptamos la primera alternativa porque nos permite reflexionar teóricamente sobre la naturaleza de la dimensión subnacional como categoría constitutiva de desigualdad. En ese sentido, a la fragmentación social de cada país se agrega la fragmentación regional, apuntó De Riz. «Cada vez hay menos conciencia de una región compartida. Se rompió completamente el multilateralismo. El Mercosur fracasó. Hay países mirándose hacia adentro y un déficit de integración política, cultural y económica muy fuerte. Se ve un creciente nacionalismo y proteccionismo». Por último, el resultado electoral de Estados Unidos puede potenciar los liderazgos demagógicos.

La Mandataria abordó las cifras epidemiológicas de nuestro país, señalando que si bien ha habido una reducción sistemática de la mortalidad infantil, actualmente se enfrentan nuevos problemas para la población infantil, por ejemplo, la prevalencia de sobrepeso y obesidad en menores de 6 años a nivel nacional, que el año 2015 alcanzó un 23% y 11%, respectivamente. «Es importante ver la desigualdad en conexión con la disaster sanitaria, económica y social. En Chile el estallido social expresó la insatisfacción con estas necesidades, pero al llegar la pandemia mostró fuertemente estas desigualdades», subrayó Cecchini. En ese sentido, el miembro de la CEPAL expresó que, en América Latina, más de la mitad de la población económicamente activa, no tiene protección laboral, ni de salud, ni de pensión.

Si bien había una diferencia regional importante en 2007 esta se ha recortado bastante en 2017. Llama mucho la atención que para este sub-grupo en desventaja, la región hace una importante diferencia en Colombia, no tan importante en Chile y casi nula en Perú. La tasa de analfabetismo de mujeres rurales indígenas en Colombia oscila entre 14,6% y 31%; 38% y 46% en Chile y 39% y 43% en Perú, con datos de la última ronda censal. En Colombia hombres y mujeres rurales indígenas componen los 5 estratos con mayor analfabetismo, en Perú los cinco estratos con peor tasa de analfabetismo son de mujeres, 4 desigualdad social ejemplo de ellos rurales y 4 indígenas. Y en Chile las mujeres rurales indígenas también constituyen 4 de los 5 estratos con menor escolaridad. En los distintos países ser mujer, indígena y rural constituye una condición de mucha desventaja.