Banco Mundial Y Oms: La Mitad Del Mundo Carece De Acceso A Servicios De Salud Esenciales Y Los Gastos En Salud Abocan Aún Hoy A La Pobreza Extrema A A Hundred Millones De Personas

En el informe también se destaca la diferencia en las causas de muerte entre hombres y mujeres, diferencia que se explica por razones biológicas, por factores ambientales y sociales y por la disponibilidad y utilización de los servicios de salud. La redundancia entre los indicadores de malnutrición y la pobreza multidimensional también es decreciente. Mientras el R zero alcanzó casi 84% en 1992, en 2017 su valor fue de sixty two,2% que es mucho mayor al valor obtenido para la redundancia contra la pobreza monetaria que en 2017 llegaba a 18,2%. El R

Una vez descartado el indicador de pobreza monetaria para que nos informe de los progresos en salud, se abren interrogantes respecto a la necesidad de adaptar el MPI a los nuevos desafíos de la salud en Chile, de modo que las mediciones de pobreza multidimensional sigan reflejando avances y retrocesos en la salud de la población. De lo contrario, se podría dar el sinsentido de que, en un futuro no muy lejano, los pobres multidimensionales sean en baja proporción carentes en salud y viceversa. La misma dinámica ocurre con la asociación entre la pobreza multidimensional y los indicadores de carencia de seguro y acceso a salud. En términos generales, se observa una disminución sostenida del R zero entre 1992 y 2017 entre los indicadores de nutrición (malnutrición, desnutrición y obesidad) y ambos indicadores de pobreza (monetaria y multidimensional). Estos resultados nos muestran que casi 60% de la población identificada como carente en malnutrición fue simultáneamente pobre monetario en el año 1992, cifra que llega a 18% en 2017.

Al mismo tiempo, los datos son una espada de doble filo; por eso se requiere un contrato social que fortalezca la confianza —protegiendo a las personas de los daños y el uso indebido— y ayude a lograr un acceso y una representación equitativos. Las estrategias para llegar a los menos favorecidos deben diseñarse según el contexto de cada país, considerando los últimos datos y análisis, y las necesidades de la población. La forma en que el mundo responda hoy a los grandes desafíos tendrá una influencia directa en la posibilidad de contrarrestar los actuales reveses en la reducción de la pobreza a nivel mundial. Los países no pueden combatir adecuadamente la pobreza y la desigualdad sin mejorar también el bienestar de las personas, y ello incluye el acceso más equitativo a la salud, la educación y la infraestructura básica. Después de muchas décadas de reducción sostenida de la pobreza, grandes conmociones y disaster provocaron la pérdida de tres años de avances entre 2020 y 2022.

Los nuevos informes de la OMS y el Banco Mundial también advierten de que es probable que las dificultades financieras empeoren aún más a medida que crezca la pobreza, disminuyan los ingresos y los gobiernos se enfrenten a restricciones fiscales más estrictas. La pandemia también desencadenó la peor crisis económica desde la década de 1930, lo que dificulta cada vez más el pago de la atención sanitaria. El informe Estadísticas de salud mundial es la compilación anual de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de los datos disponibles más recientes sobre salud e indicadores relacionados con la salud. «Desglosar los datos por edad, sexo y grupo de ingresos es important para comprender a quién se está dejando atrás y por qué», dijo el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS. Razones hay muchas, pero, en definitiva, porque como seres humanos, nuestro bienestar está ligado al de los demás. La creciente desigualdad es perjudicial para el crecimiento económico y socava la cohesión social, aumentando las tensiones políticas y sociales y, en algunas circunstancias, provoca inestabilidad y conflictos.

pobreza y salud oms

La pobreza va más allá de la falta de ingresos y recursos para garantizar unos medios de vida sostenibles. Entre las distintas manifestaciones de la pobreza figuran el hambre, la malnutrición, la falta de una vivienda digna y el acceso limitado a otros servicios básicos como la educación o la salud. Actualmente, alrededor del diez por ciento de la población mundial vive en la pobreza extrema y tiene dificultades para cubrir sus necesidades más básicas, como la salud, la educación y el acceso al agua y al saneamiento, entre otras cosas. Hoy en día, hay 122 mujeres de entre 25 y 34 años que viven en la pobreza por cada one hundred hombres del mismo grupo de edad, y más de one hundred sixty millones de niños corren el riesgo de seguir viviendo en la pobreza extrema en 2030.

Como ejemplo, recuerda que el pasado noviembre se celebró el IV Congreso Venezolano de Psicología, que subrayó la necesidad de una campaña masiva de sensibilización y de educación en salud mental para priorizar este derecho y dejar de ver el tema como tabú. Esto recuerda, según palabras de Mariemma, que, si no están cubiertas las necesidades básicas, no puede haber salud psychological. El Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) están trabajando para aumentar el acceso a los tratamientos de salud mental en todo el país. Sin embargo, detalla la doctora Antor, “siguen siendo muchas las personas hoy en Venezuela que tienen que decidir qué parte de la terapia se pueden costear, porque el sueldo no alcanza para comprar todas las medicinas incluidas en el tratamiento médico”. Siboney cree que ese deterioro se ha acelerado en los últimos años, desde 2016, por la disaster humanitaria.

Educar a las personas para darle herramientas, que luego puedan utilizar para aumentar sus capacidades, ayudarles a salir de la pobreza, en tanto que es condicionante en la ocurrencia de enfermedades. La pandemia de COVID-19 (coronavirus) (i) subrayó, como nunca antes, la necesidad de reforzar la preparación y las capacidades de los sistemas sanitarios nacionales, y de velar por la continuidad de los servicios esenciales de salud, en specific para las mujeres, los niños y los adolescentes. En su mensaje para conmemorar el Día, el Secretario General de la ONU, António Guterres, dijo que, al acercarse el tercer año de la pandemia, «debemos reforzar urgentemente nuestros sistemas de salud para garantizar que sean equitativos, resistentes y capaces de satisfacer las necesidades de todos, incluidas las de su salud psychological». Más de 500 millones de personas están cayendo en la pobreza extrema por tener que pagar los gastos médicos de su propio bolsillo, según dos informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial, que constatan que la pandemia de COVID-19 puede frenar dos décadas de progreso hacia una mayor cobertura sanitaria.

Se exhorta a los responsables de formular políticas a que mantengan amplias consultas, empoderen a las mujeres y los jóvenes y amplíen la disponibilidad de datos y nuevas tecnologías. Sobre todo, los autores instan al mundo a que actúe ahora si no quiere que los factores determinantes del hambre y la malnutrición reaparezcan cada vez con más intensidad los próximos años, cuando ya se haya desvanecido la conmoción derivada de la pandemia. Como se indicaba en el informe del año pasado, la transformación de los sistemas alimentarios es esencial para lograr la seguridad alimentaria, mejorar la nutrición y poner las dietas saludables al alcance de todos. En la edición del año en curso se pasa a exponer seis «vías de transformación» que, según afirman los autores, se basan en «un conjunto coherente de carteras de políticas e inversiones» dirigidas a contrarrestar los factores que determinan el hambre y la malnutrición. Desde el punto de vista de estos autores, se puede afirmar que la desigualdad en las condiciones y calidad de vida de los seres humanos, marcan la diferencia en la manera de enfermar, padecer, vivir y morir.

En este orden de ideas, se puede dividir la pobreza relativa de acuerdo al aspecto de la sociedad que es afectado por la carencia (Salinas, 2006). Cada concepto se explica en sí mismo, lo interesante en destacar es que la carencia de recursos para suplir alguno o todos estos tipos de pobreza, influye directamente en la forma en cómo se presentan las desigualdades sanitarias en cualquier sociedad. Es la Desigualdad en Oportunidades que se presenta entre los seres humanos, según sea su condición económica, su clase social, el sitio donde vive, el tipo de país al que pertenece, y la voluntad política que tengan los gobernantes para atacar o no la pobreza, lo que provoca que se tenga más o menos salud, más o menos enfermedades, mejor o peor calidad de vida.

Además, casi el 40% de la carga económica de la violencia física de pareja entre mujeres de 13 a 24 años en Colombia provino de aquellas que se vieron afectadas por el conflicto. Al menos el 16% de los costos generales de salud entre mujeres de thirteen a 24 años en Colombia provienen de la epidemia prevenible de violencia física de pareja (Brown D, 2023). A continuación, advierten de una «coyuntura crítica» al tiempo que depositan nuevas esperanzas en el incremento del impulso diplomático. «Los resultados de estos acontecimientos», añaden los cinco jefes, «determinarán […] la segunda mitad del Decenio de las Naciones Unidas de Acción sobre la Nutrición», compromiso mundial en materia de políticas todavía pendiente de cuajar.