Por el contrario, las medidas compuestas solo ofrecen una comprensión indirecta de los vínculos entre dimensiones porque combinan diferentes indicadores agregados que pueden provenir de diferentes encuestas. La «descomposición» de una medida se refiere a la posibilidad de desglosarla por variables relevantes, tales como género, grupo de edad, etnia, área rural o urbana y discapacidad, entre otros (Alkire y Foster, 2016). Este ejercicio es notablemente valorado por quienes formulan políticas; la información sobre las variaciones que tienen lugar dentro de un país, puede dar forma a sus respuestas políticas. Asimismo, la variable de descomposición es necesaria para definir quiénes son los más pobres entre los pobres y cómo su situación va cambiando. El IPM es un ejemplo de medida que satisface la variable de descomposición, ya que puede desagregarse por cualquier subgrupo para el que los datos sean representativos. En la sección 4 se presenta el IPM por regiones, grupos de países clasificados por nivel de ingresos, grupos de edad y discapacidades.
Las mejoras económicas potenciales podrían materializarse mediante un «dividendo demográfico», que se da cuando la población activa de un país crece más que el número de personas a cargo, como muestra el informe. Una visión bioética de la calidad de vida en Latinoamérica no puede ser sólo un modo de determinar la proporcionalidad o no de un tratamiento médico, o de delimitar desde la economía los grados de pobreza o riqueza de algunos grupos sociales distribuidos en quintiles. Lo que nos importa es la situación de vida que deben tener los seres humanos, lo cual se nos presenta como una exigencia ethical a cada uno, pues los otros y su vida nos interpelan -en el sentido de Ricoeur y Levinas- y nos plantean exigencias desde la ética personal y, sobre todo, desde la ética social. Quizás no sea el fin último, pero sin duda es uno de los principales fines de la medicina precise y de las políticas públicas de salud.
Este índice parcial transmite información relevante sobre la pobreza multidimensional, ya que los hogares que experimentan privaciones simultáneas en una fracción mayor de dimensiones tienen una más intensidad de pobreza que otros con menor intensidad. El desarrollo humano se describe hoy en día como la expansión de las libertades de la gente, donde el concepto de libertad tiene en cuenta las capacidades que las personas valoran y el empoderamiento del individuo para participar activamente en los procesos de desarrollo en un planeta compartido (Alkire, 2010). Por ejemplo, la capacidad de disfrutar de la atención médica requiere una clínica de salud con personal sanitario y suministros médicos, y que los pacientes no sean rechazados por razones de género, raza, edad o religión. El desarrollo, la pobreza y la desigualdad son conceptos diferentes aunque se encuentren intrínsecamente relacionados.
Por ejemplo, no es posible revertir muchos de los efectos de la malnutrición, recobrarse de discapacidades prevenibles, o recuperar años de privaciones que disminuyeron el crecimiento y las posibilidades de desarrollo”. Por ejemplo, no es posible revertir muchos de los efectos de la malnutrición, recobrarse de discapacidades prevenibles, o recuperar años de privaciones que disminuyeron el crecimiento y las posibilidades de desarrollo. En conclusión, “el covid-19 y sus repercusiones socioeconómicas presentan una oportunidad para reconstruir mejor hacia el desarrollo sustentable e inclusivo”, enfatiza Bronfman. Es por esto que se debe pensar en el fortalecimiento del sistema de protección social que acompañe a las personas a lo largo del ciclo de vida con programas que ayuden a mitigar los riesgos que se enfrentan cada etapa. Así también, finaliza con que la recuperación económica no puede poner en jaque lo logros alcanzados por Chile en cuanto a los Objetivos de Desarrollo Sustentable y la Agenda 2030. Se debe velar por que la recuperación venga de la mano de procesos productivos que mitiguen los efectos del cambio climático.
La mayoría comparten características que permiten comparar entre países e incluir múltiples dimensiones en su cálculo. Algunas de ellas son el Índice de Desarrollo Humano (IDH)2, el Coeficiente de Desigualdad Humana3 y el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM)4. Y por eso se requiere de todos para irla reduciendo sistemáticamente con soluciones integrales, que pongan a las personas al centro, reconozcan su capacidad de agencia y favorezcan su inclusión social. Los últimos gobiernos han incrementado de manera sustancial su gasto en transferencias monetarias o subsidios, para paliar la delicada situación socioeconómica que se generó por la pandemia. Este gráfico refleja el sorprendente resultado de la CASEN 2022 en términos de descenso de la pobreza monetaria o por ingresos.
Hoy día, en Venezuela, los indicadores económicos según el Banco Central de Venezuela, tienen un comportamiento propio de una economía estancada, con dos años consecutivos de desaceleración económica unidos a una inflación que se encuentra entre las más altas del mundo. Todo un reto en un planeta donde el crecimiento de los niveles de deuda y desigualdad, además de otras problemáticas, atentan contra los sistemas de bienestar. “Es crucial capitalismo pobreza y desigualdad la implementación de políticas de empleo con enfoque de género para fomentar la equidad en el mercado laboral y así disminuir las desigualdades económicas entre hombres y mujeres”, dijo CCV.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) dice que pasar a un sistema mixto es cada vez más frecuente en la región, además del «papel creciente del Estado» en las reformas o «re-reformas» de las pensiones. También existen sistemas paralelos, en los que la gente se jubila con fondos públicos o con fondos personales, y modelos integrados, que agrega pensiones mínimas al sistema de ahorro individual. Olivera, básandose en cálculos del Ministerio de Hacienda, cube banco mundial pobreza que Colombia tendría un margen de unos forty años para pensar en otros cambios complementarios, «como una reforma laboral bien hecha». El programa también exhortó a realizar las inversiones necesarias para habilitar la infraestructura de acueducto y alcantarillado en la zona rural e insular de la ciudad, con el fin de ampliar la cobertura y garantizarles a estas comunidades un mínimo de calidad de vida.
Pero en los últimos años las cosas comenzaron a cambiar y, al igual que en Colombia, se debatieron e introdujeron mecanismos solidarios para apoyar a los mayores de 65 años y otras poblaciones vulnerables, incluso en aquellos países con sistemas privados o integrados. «Nosotros cotizamos alrededor del 16% cuando en la mayoría de países se cotiza por encima del 25%. Las mujeres se pensionan con 57 años y los hombres con 62, de las edades más bajas de jubilación en la región», añade. El nuevo sistema, que funcionará a partir de cuatro pilares de contribución, también protegerá a adultos mayores en situación de pobreza, con el gobierno calculando que alrededor de 2,6 millones de adultos mayores colombianos se verán beneficiados a través de una renta solidaria. Esto ha generado que el 5,6% de los menores no tengan acceso a una ración mínima de pollo, pescado o carne.
Además, el informe asegura que hay un aumento, tanto en el número de intentos de suicidios, con 2.610 casos en 2021, como en las prescripciones de ansiolíticos, un 19,4% más que 2017. «La pobreza extrema es invisible, se oculta, produce estigmatización por parte de quienes la sufren y, en la medida que se invisibiliza, los demás no nos damos cuenta», ha concluido Costas. Para el presidente del Consejo Económico y Social, la mejora de la transparencia de los datos sería una de las formas para aumentar la concienciación. Esta última medida es, sin duda, la más destacada, porque entronca con una polémica que existe en el seno del propio Ejecutivo a cuenta de la Ley de Familias, actualmente en trámite parlamentario.
Asimismo, el documento explica que «más de la mitad no consume verdura al menos cada dos días y un tercio no desayuna todos los días». Sobre esta última situación, el Pacto Verde Europeo incide en la necesidad de favorecer una transición energética que no excluya a nadie. A pesar de ello, entre 2015 y 2022, la población española que no pudo mantener su casa caliente pasó del 10,6 % al 17,1 %. Son los datos de la Encuesta Europea sobre Ingresos y Condiciones de Vida (EU-SILC) que responden al indicador «Población que no puede mantener adecuadamente caliente su hogar».
Si las adolescentes de Brasil y la India pudiesen esperar hasta los veintipocos años de edad para tener hijos, el aumento de la productividad económica equivaldría a más de 3500 millones de dólares y 7700 millones de dólares respectivamente. Los datos, que abarcan desde información recopilada en encuestas de hogares hasta píxeles captados por imágenes satelitales, pueden orientar las políticas e impulsar la actividad económica, actuando como un arma poderosa en la lucha contra la pobreza. En la actualidad, hay más datos disponibles que nunca, pero su valor está en gran medida desaprovechado. Al mismo tiempo, los datos son una espada de doble filo; por eso se requiere un contrato social que genere confianza al proteger a las personas de los daños y el uso indebido, y que ayude a lograr la igualdad de acceso y representación. En conjunto, las últimas cifras de IPM globales proporcionan una descripción completa de privaciones en múltiples dimensiones para el mundo en desarrollo.
El desarrollo humano implica ampliar el conjunto de capacidades; la pobreza se refiere a la privación de capacidades, mientras que la desigualdad implica a personas que deberán elegir entre diferentes habilidades y diferentes libertades. Todos estos conceptos han sido moldeados por el enfoque de capacidad de Sen, que produjo cambios drásticos en la formulación de políticas y desafíos de medición importantes. Por último, pero no menos importante, está el concepto de desigualdad que se refiere a cómo ciertas variables se distribuyen entre individuos, grupos de personas o países. La desigualdad se ha centrado desde siempre en medir la distribución de las variables de resultados, como el nivel de ingresos, los logros educativos o el estado de salud de la población, utilizando medidas bien conocidas como el coeficiente de Gini, el índice de Atkinson, el índice de Theil y los ratios de percentiles.