En el trabajo, los investigadores asociaron años de escolaridad y hacinamiento con la mortalidad en el periodo prepandémico y pandémico, comprobando, dice Vives, que “existen más muertes de Covid-19 en 2020 vinculadas a esos aspectos que son determinantes para la pobreza”. En 2020 reportes indicaban que virus tuvo una letalidad cuatro veces mayor en Cerro Navia que en Vitacura, comunas que se diferencian principalmente por el nivel socioeconómico de sus habitantes. En Escocia, por ejemplo, una investigación nacional encontró que los pacientes de las áreas económicamente más desfavorecidas tenían una mayor probabilidad de ingreso en cuidados intensivos, y eran más propensos a morir a causa del virus. Las tasas de mortalidad después de 30 días fueron significativamente más altas en los pacientes de los lugares más desfavorecidos en comparación con los menos desfavorecidos, después de tener en cuenta otros factores como la edad y el sexo. La pobreza limita las oportunidades, acorta la vida, secuestra las opciones para una vida autónoma y digna. Esto es, las diferencias injustas y evitables observadas entre las personas de un determinado estrato socioeconómico.
Las ganancias y altos niveles de enriquecimiento, se generó en paralelo a un malestar y descontento generalizado entre los sectores populares y más empobrecidos de la sociedad. Además, la migración campo-ciudad que se generó en la misma época del “boom” (con la finalidad de encontrar nuevas oportunidades laborales en la ciudad), comenzó a acumular personas alrededor de las ciudades como Santiago. A nivel secundario, en lo que se refiere a centros comunitarios de salud psychological (COSAM), también se percibe una oferta insuficiente en relación a los parámetros internacionales.
El estudio concluye que cada dólar invertido en la ampliación del tratamiento de estas enfermedades, rinde un 400% en la mejora de la salud de las personas y su capacidad de trabajo, además de otros beneficios asociados. Otra posible respuesta puede relacionarse con la alta estigmatización que generan los diagnósticos de salud psychological, muchas veces situando a las personas como “desechables” por su improductividad y bajo aporte a la sociedad. Robles advierte también de problemas en la continuidad de los tratamientos de salud mental en las personas con las que el Hogar de Cristo trabaja y vaticina que las próximas estadísticas de salud mental van a ser sin precedentes, respecto a años anteriores. La redundancia entre los indicadores de malnutrición y la pobreza multidimensional también es decreciente.
Adicionalmente, los prejuicios y la discriminación institucional juegan un papel essential en obstaculizar el progreso de las personas menos afortunadas. Sin una base sólida de recursos y apoyo, el ascenso en la escalera social se convierte en una tarea hercúlea. Es essential reconocer que estas barreras al ascenso social no solo perpetúan la pobreza sino que también refuerzan la exclusión social, creando un ambiente en el cual el éxito y el progreso se ven limitados por el lugar de origen o el estatus económico actual de una persona. En un mundo cada vez más interconectado, resulta paradójico observar cómo la pobreza sigue siendo una poderosa fuerza de exclusión social que priva a millones de personas de oportunidades básicas para su desarrollo. Este artículo explorará las diversas dimensiones en las que la pobreza influye en la exclusión social, desde los ciclos auto-perpetuados de pobreza hasta el impacto en la salud psychological fundacion pan y el acceso a la educación. A través de una mirada profunda a las barreras al ascenso social y la estigmatización que rodea la pobreza, buscamos ofrecer una comprensión integral sobre cómo la pobreza limita el potencial humano y qué podemos hacer al respecto.
Las regiones que presentan las tasas más bajas de la pobreza multidimensional son Magallanes (6,9%), Aysén (14%), Biobío (14,1%) y Maule (15%). Mientras que entre las que superan el promedio nacional encontramos a Tarapacá (23,8%), Atacama (20,3%), La Araucanía (19,8%) y Los Lagos (19,7%). La mayoría de las regiones del país presentaron bajas estadísticamente significativas con respecto a la encuesta Casen 2017, destacando La Araucanía (-5,2 pp), Los Ríos (-5,9 pp), Biobío (-4,7 pp), Los Lagos (-4,6 pp) y Metropolitana (-1 pp).
La investigación añade que se trata de un problema originado por las desigualdades estructurales existentes en Chile, y “ellas van desde el acceso a la utilización de la atención médica por tipo de seguro, hasta determinantes sociales de la salud que van más allá del sistema de salud”. Lorena Flores, directora ejecutiva de Centro de Microdatos de la Universidad de Chile, fue enfática en señalar que “los resultados de esta CASEN refuerzan la línea de trabajo que nuestro país debe seguir para derrotar la pobreza. La Encuesta CASEN permitió contar con una nueva medición de la pobreza multidimensional, que no había sido calculada desde 2017, debido a las restricciones sanitarias que no permitieron aplicar la versión completa del cuestionario en 2020. La falta de herramientas y habilidades en la atención de salud psychological en grupos específicos, como jóvenes o población LGBTQ+, así como la necesidad de generar evidencia native y aportar a reducir las inequidades que estos grupos enfrentan, han motivado la carrera científica que ha comenzado a cimentar Marcelo Crockett, psicólogo y physician en Salud Pública de la U.
En relación con la medición del nivel de asociación en la identificación de los pobres/carentes, la Tabla 2 muestra la distribución conjunta existente entre dos carencias en dos dimensiones de bienestar j y j ’. Si las medidas de carencia no son independientes, y al menos una de las razones de conteo [ ℙ00jj′, ℙ11jj′, ℙ10jj′, ℙ01jj′ ] es distinta de cero, la medida de redundancia R
A lo largo de un periodo de análisis que abarcó desde 1992 hasta 2017, se compararon medidas monetarias y multidimensionales de la pobreza como indicadores indirectos del estado de salud de los hogares chilenos. Con relación al porcentaje de la población clasificada en situación de malnutrición, esta se ha reducido desde 9% en 1992 a 5,9% en 2017. Esta evolución conjuga una positiva evolución en la desnutrición (que desciende desde 5,9% en 1992 a 1,1% en 2017) con un desempeño no tan favorable en los niveles de obesidad (que crecen desde 3,3% en 1992 a 4,9% en 2017). El porcentaje de la población clasificada con carencia en su acceso a salud muestra una disminución desde 50% en 1992 a 41% en 2017.
Por último, hay que tener precaución con las políticas públicas populistas que frenan el crecimiento. Como país debemos retomar el rumbo de la generación de empleos, crecimiento económico y desarrollo social; ya que no sólo es necesario para un mayor bienestar materials de las personas, sino que también para mejorar las condiciones de salud. El presidente que asuma en 2018 tendrá que deshacer varias de las reformas realizadas en el actual gobierno y dar un nuevo impulso a la economía del país, sólo así tendrá un verdadero efecto la labor de miles de profesionales del área de la salud. Para el tema de salud lograr equidad significa la eliminación o reducción de las disparidades asociadas a los niveles socioeconómicos más bajos y a los marginados por razones de raza, ruralidad, educación, género, creencias y otras.
Sus esfuerzos ya han dado resultados, ya que además de haber publicado numerosos artículos sobre este tema, lanzó un manual destinado a promover una atención de salud respetuosa, sensible y de calidad hacia personas LGBTQ+. A nivel de regiones, las mayores tasas de pobreza multidimensional corresponden a las regiones de Tarapacá (23,8%), Atacama (20,3%), La Araucanía (19,8%) y Los Lagos (19,7%). En Chile el principal instrumento para medir ambas pobrezas es la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN). Tiene cobertura nacional y su realización está a cargo del Ministerio de Desarrollo Social y Familia. No es censal; esto significa que sus datos corresponden a una muestra representativa del país y sus habitantes. Se empezó a utilizar en 1985 y, desde 2013, considera la medición de la pobreza multidimensional.
Romper este ciclo requiere un compromiso colectivo para invertir en infraestructura educativa y programas de apoyo que superen las barreras socioeconómicas, garantizando que el acceso a la educación sea un derecho universal, no un privilegio. El estrés asociado con la incertidumbre económica y la exclusión social contribuye a un estado de constante alerta psicológica, que erosiona el bienestar mental. Reconocer el impacto que la pobreza tiene en la salud mental es un paso very important hacia el desarrollo de intervenciones y apoyos específicos que puedan aliviar tanto la carga económica como psicológica que enfrentan las personas en situación de pobreza. El desafío, cube Migeot es atender la salud cerebral no solamente desde la enfermedad, como las demencias o algún trastorno psiquiátrico, sino que mejorar la salud del cerebro de personas dependiendo de su contexto. “Nuestra investigación va en la línea de mejor la salud cerebral de adultos mayores de nivel socioeconómico bajo porque dentro de su condición, que no es una condición patológica, esos resultados podrían mejorar a través de intervenciones en su calidad de vida”.
Finalmente, en el indicador de cobertura de salud, el porcentaje de la población clasificada con carencia disminuye desde 21,2% en 1992 a 6,9% en 2017 ( Figuras 2 y 3 ). Es importante señalar que desde ya hace dos décadas han existido notorios avances en la forma de conceptualizar y medir la pobreza. Con mucha fuerza se ha adoptado en Chile desde 2013 el enfoque de las capacidades ( capabilities ) de Sen18 , que ha sido implementado exitosamente mediante el Índice de Pobreza Multidimensional (MPI por sus siglas en inglés). El MPI captura el bienestar en salud mediante la medición de los logros en nutrición, acceso y cobertura de los sistemas de salud. La mayoría de las regiones del país presentaron bajas estadísticamente significativas en la pobreza multidimensional en comparación a la encuesta Casen 2017, destacando Ñuble (- 9,2 pp), La Araucanía (-7,2 pp), Coquimbo (-6 pp), Aysén (-5,6 pp), Los Lagos (-4,9 pp) y Magallanes (-3,6 pp). A partir de otros datos que evidencian este retroceso, el informe revela que alrededor de 60 millones de niños más viven hoy en día en hogares pobres desde el punto de vista monetario, en comparación con las cifras anteriores a la pandemia.
El gráfico nuestra los quintiles que están bajo la línea de la pobreza en cuanto a ingresos. La pandemia también desencadenó la peor disaster económica desde la década de 1930, lo que dificulta cada vez más el pago de la atención sanitaria. fundacion padre damian Son las conclusiones de dos informes presentados en el Día Internacional de la Cobertura Sanitaria Universal, que ponen de manifiesto el devastador impacto del COVID-19 en la capacidad de las personas para obtener atención sanitaria y pagarla.