Pandemia Acrecienta La Desigualdad Social En América Latina

Por ello, el análisis que sigue no apunta a tener una relevancia destacada en esta última esfera. Esta visión de las metrópolis latinoamericanas está ciertamente influenciada por estudios previos del autor con la ciudad de Santiago de Chile (Rodríguez, 2007a, 2007b y 2006a), basados en los resultados del censo de 2002, que incluyó, por vez primera, la consulta sobre comuna en la que trabajan o estudian las personas. Un dato que emergió de estos estudios es que el centro ampliado que identifican Escolano y Ortiz, compuesto por las comunas de Santiago, Providencia y Las Condes concentra a lo menos la mitad de los puestos de trabajo de la ciudad, y solo residen allí algo más del 10% de los ocupados (Rodríguez, 2008b).

Este último presiona una movilidad más intensa de los pobres y favorece el encapsulamiento de los ricos. En Chile la brecha urbano-rural es importante y en algunas categorías presenta variación regional. La brecha urbano-rural entre las personas que no hacen parte de ninguna etnia era entre 14 y 20 p.p. Entre los dos años evaluados se ha recortado bastante la brecha y la fluctuación regional. Llama mucho la atención que para este sub-grupo en desventaja, la región hace una importante diferencia en Colombia, no tan importante en Chile y casi nula en Perú. La tasa de analfabetismo de mujeres rurales indígenas en Colombia oscila entre 14,6% y 31%; 38% y 46% en Chile y 39% y 43% en Perú, con datos de la última ronda censal.

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¿Qué repercusiones tiene la mayor incorporación de las mujeres al mercado de trabajo? ¿La emergencia étnica ha modificado la posición de los grupos al servicio de la comunidad subalternos en la estructura laboral? ¿El cuestionamiento de la interseccionalidad se ha traducido en una reducción de las inequidades?

Sobre la segunda relación, los costos de la movilidad (financieros directos y de oportunidad) sugieren que debe haber una relación entre esta y la condición económica, de manera tal que debiera ser creciente con el ingreso8. Uno de ellos está dado por el costo de oportunidad y la valoración del tiempo, que desincentiva los desplazamientos de gran duración entre los estratos altos. Otra es la consideración simultánea de los costos de la vivienda, cuya minimización puede llevar, tanto a pobres como a ricos, a zonas periféricas alejadas del trabajo.

Ahora, con la covid-19, el número de pobres aumentará en 28,7 millones de personas, hasta alcanzar la cifra de 214,4 millones de pobres en la región. A su vez, la pobreza extrema afectará a 15,9 millones más, sumando en whole eighty three,4 millones de personas. Gran parte de los trabajos en América Latina son informales, si bien hay diferencias muy importantes entre países. El 92,1% de los trabajadores y trabajadoras no agrarias en Ecuador son informales, así como el 73,2% en Bolivia y el sixty eight,5% en El Salvador.

Mostrando una persistencia de la desigualdad; mientras que en Chile la brecha de escolaridad se redujo considerablemente, de 20 a 10 p.p. En las últimas décadas el concepto de interseccionalidad ha viajado desde el feminismo negro para aplicarse a otros contextos y literaturas como la salud pública (Bowleg 2012; Evans et al 2018), la psicología (Rosenthal 2016), las relaciones internacionales (Krizsan et al 2012) y el mercado laboral (Browne y Misra 2003). Además del género y la raza se han evidenciado los efectos interactivos de otros marcadores como la clase social, origen nacional y orientación sexual entre otros. La interseccionalidad parte de la concept que la importancia de los marcadores varía con respecto al lugar y el tiempo. La raza, por ejemplo, es clave para estructurar las relaciones de poder, el acceso a recursos y las experiencias de vida en los Estados Unidos, pero no tiene tal importancia en otros contextos.

De hecho, al trabajar solo a escala de municipio y comuna, los habitat de la élite no se captan con precisión en las ciudades analizada. La excepción es Santiago, cuyo patrón de segregación residencial socioeconómica, a gran escala todavía pese a su descenso reciente, sí permite imputar a un conjunto de comunas de la zona oriente la condición de nicho histórico de la élite. Y tales supuestos difícilmente se verifican en las ciudades de la región (Polése, 1998), en specific por el alto grado de informalidad que predomina en ellos y las marcadas asimetrías que existen entre los actores relevantes de ellos. Si bien esta brecha ahonda las desigualdades en los territorios rurales y en especial con estos grupos -los jóvenes- comúnmente no tomados en cuenta, también se puede transformar en oportunidades, al verse develada esta situación. Reconocer y dimensionar el problema a la par de escuchar las voces de estos jóvenes llenos de propuestas, podremos contribuir a reducir la brecha. Bárcena participó durante la semana en diversas sesiones del Foro international, en las que abordó el origen y la persistencia de la desigualdad en los países de la región, así como el impacto que, asociada al bajo crecimiento, esta tiene en el desarrollo, la innovación, la inclusión y la productividad.

Chile también aparece primero en la percepción de injusticia en el acceso a justicia, salud y educación. Finalmente, pese a tener el mejor desempeño de la región en el índice de desigualdad de género del PNUD, Chile es el segundo país donde más se percibe que la igualdad entre hombres y mujeres no está garantizada. Las consecuencias políticas y sociales de estas percepciones han quedado claras y ratifican hallazgos de estudios previos realizados para Chile, como el libro Desiguales (PNUD 2017). En conclusión, si bien los tres países tienen brechas regionales similares en el agregado, el análisis desagregado por intersecciones de categorías refleja unas tendencias muy distintas.

El texto de Cuadriello Olivos ofrecen pistas que pueden ser claves para comprender el recorrido de las desigualdades y las respuestas que han emergido en los países considerados, como así también permite calibrar la fuerza con la que se instaló el modelo de políticas sociales focalizadas. Ahora bien, cabría preguntarse si esta consideración sigue vigente en la presente década. Para comenzar hoy en día es por lo menos cuestionable que “la base de la matriz de riesgo formulada por el Banco Mundial” sobre la cual se ha construido el modelo de intervención social en Chile y en gran parte de Latinoamérica, esté reducido a la eficacia en la entrega de bienes y servicios, tal como se propone en el artículo sobre “Chile Crece Contigo”. Se puede afirmar que ese modelo ha sido más bien el reflejo de la subordinación a las agencias internacionales y la ignorancia, deliberada o no, del margen con que cuenta cada país para reaccionar frente a sus problemas. Esta mirada está siendo fuertemente cuestionada y abundan los ejemplos donde las políticas sociales se han transformado finalmente en reproductoras de condiciones de pobreza en lugar de aportar a su superación.

Como las comunas se ordenan según nivel socioeconómico (véase el cuadro 2 para más detalles al respecto), el gráfico permite apreciar la existencia de algún patrón entre la intensidad de la movilidad y las condiciones socioeconómicas de los municipios9. Un valor positivo indica que la comuna tiene una sobrerrepresentación como destino de los conmutantes (respecto de la representación que tiene entre los residentes), y uno negativo que tiene una subrepresentación. Los gobiernos latinoamericanos se enfrentan al reto de aumentar la conectividad a internet en las zonas rurales y urbanas para reducir la brecha digital, lo cual será clave no solo para el desarrollo económico sino también para el ámbito educativo. En México, las brechas de género, acceso, consumo y apropiación de la tecnología prevalecían antes de la pandemia y en esta crisis se han ido recrudeciendo.

Por ejemplo, en el departamento de Guatemala, que es el que tiene mayor cobertura, el 80% de hombres respondió que usa celular, el 47%, computadora y el 57% Internet, mientras que el 78% de mujeres usa celular, el 42%, computadora y 52% Internet. Mientras tanto, Alta Verapaz, un departamento altamente rural, es el que cuenta con menor cobertura. Lo anterior demuestra cómo las brechas de género son más grandes en los territorios rurales, y se exacerban aún más para los pueblos indígenas, cuyo uso del celular es del 21% entre los pueblos mayas, versus un 39% entre la población no indígena. De manera que no basta poner todos los servicios empresariales de manera digital bet365 fundación; se requiere también la capacitación de las mujeres para el uso de las tecnologías y la infraestructura de telecomunicaciones para llevar estos servicios hasta los territorios rurales más remotos.

«En esos países ha habido una reducción en la brecha salarial entre aquellos que tienen más educación y aquellos que tienen menos educación». Tanto es así, que por ejemplo, un país más igual no tiene por qué ser sinónimo de un país mejor o más justo. De hecho, puede ocurrir que en un país las personas sean todas más pobres y, por lo tanto, son más iguales. «Al ultimate lo que la gente percibe como desigualdad, es la desigualdad de acceso a servicios como la salud, la educación, el transporte o la seguridad en los barrios», le cube a BBC Mundo Luis Felipe López-Calva, director del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD. Precisamente países como Brasil o Chile, afectados duramente por el virus, han visto a sus respectivas élites económicas, libres de todo control estatal lucrando con las desgracias de su población. Sendos informes del Banco Mundial y la CEPAL, actualizados al 30 de junio del 2020, dan cuenta de oscuro horizonte para las economías latinoamericanas, en el contexto de la pandemia mundial de Covid 19, que ha dejado a esta región del mundo como la más afectada.

Dado que se tienden a superponer o al menos a aproximarse físicamente los nichos de la élite5 con la localización de los empleos, de lo anterior se deduce que si bien efectivamente muchos empleos «siguen a la población», no se dirigen a cualquier población sino a la de mayor poder adquisitivo. Y por ello el patrón de aglomeración de esta última, directamente vinculado con la modalidad de segregación residencial prevaleciente en la ciudad, tiene un efecto decisivo sobre la formación de centros y subcentros laborales en las ciudades. La descomposición Oaxaca-Blinder permitió avanzar en la comprensión de la naturaleza de dichas brechas regionales y sus diferencias. Se puede teorizar que parte de las brechas regionales tienen una naturaleza composicional y otra parte tiene una naturaleza interseccional y el peso de cada una varía de país en país y a lo largo del tiempo. Para ambos componentes existe una fuerza causal subyacente a lo subnacional que –aunque es independiente– actúa en interacción con la raza, el sexo, y el género en la producción de desigualdades.