Los Determinantes Sociales De La Desnutrición Infantil En Colombia Vistos Desde La Medicina Acquainted

Esa es una de las conclusiones del análisis que realizó el Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales, tras revisar la situación de los menores que viven en condiciones de precariedad y vulnerabilidad. Desde una perspectiva social, la cantidad de recursos potenciales de los países (medio ambiente, tecnología, recurso humano) determina, de acuerdo a la administración y utilización de los mismos, la disponibilidad en términos de cantidad y calidad de los recursos de la población a nivel país. En el caso contrario, existirá un impacto negativo en el acceso y en la calidad de los alimentos, lo que generará a su vez un perjuicio en el saneamiento ambiental y las prácticas de atención materno-infantil. Lo anterior determinará, en primer lugar, un consumo inadecuado de nutrientes en la población y, en segundo lugar, un aumento en el riesgo de morbilidad enfermedad que aumentará los requerimientos. En el ámbito histórico fueron precisos varios años de investigación científica para lograr conceptualizar lo que se denominaba “el mal oculto”.

Se ha evidenciado que en países desarrollados, el médico de familia es quien ha demostrado ser costo–efectivo para reducir la mortalidad infantil, indicador que es considerado como uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, para el cual la OMS ha empoderado al médico familiar para alcanzar dicha meta. Ello se basa en la implementación de modelos de salud en donde la atención primaria es fuerte. En los países en vía de desarrollo no se conoce esta importancia, debido a las diferencias socioeconómicas de cada uno de los países.

La desnutrición global encontrada fue mayor en el área urbana (22,1%) que en la rural (20,8%)[18]. En los menores de dos años, la prevalencia de desnutrición crónica fue de 35,4%; en tanto que en el periodo de los dos a los 9,9 años fue de 32,09%[19]. En los menores de dos años, la prevalencia de desnutrición aguda fue de 22,3%, en tanto que en los de dos a 9,9 años fue de 16,43%[20]. La desnutrición sigue siendo una de las principales amenazas para la supervivencia, salud y crecimiento de los niños en todo el mundo, ya que cerca de 200 millones de niños menores de cinco años sufren de desnutrición crónica (90% de los cuales viven en Asia y África) y de ellos, el 13% padecen desnutrición aguda que pone en riesgo su vida (5% desnutrición aguda grave)[2]. Las consecuencias del daño cerebral que se produce durante los primeros años de vida, se ponen en evidencia más tarde, al iniciarse el proceso de aprendizaje (34).

A los lactantes más graves (desnutridos de tercer grado), se les llamaba «marásmicos», y la experiencia señalaba que su recuperación era muy incierta (figura 3). ¿Qué hizo posible, que durante un período de cuarenta y dos años (1970 a 2012) cambiara tan notablemente la deplorable realidad socio-económica de ese entonces? No es fácil llegar a una explicación, ya que las circunstancias intervinientes fueron muchas y muy variadas. Entre los años 1970 y 1973, el país se debatía en una profunda crisis político-económica, que terminó con un quiebre de la democracia, instaurándose una dictadura militar que duró 17 años.

La entidad llegó a calificar a la obesidad infantil como uno de los problemas de salud pública más graves del siglo 21; se ha multiplicado por 10 en los últimos 40 años. En Latinoamérica, de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF)6, se estima que 4,eight millones de niños y niñas menores de cinco años sufrieron retraso en el crecimiento y 0,7 millones de emaciación. Mientras tanto en Colombia, conforme a la Encuesta Nacional de Situación Nutricional para el año 2015, three,1 de cada 100 niños menores de cinco años presentaban desnutrición, con alta incidencia en población indígena, y mayor prevalencia de desnutrición global en el área rural7. A pesar de esto, en el país se han realizado estudios donde se evalúa el impacto de los programas de crecimiento y desarrollo.

pobreza y desnutrición infantil

Ya en el año 1990 se había logrado eliminar la desnutrición infantil, lo que coincidió con el posterior y mantenido incremento del ingreso per cápita durante los años subsiguientes. Al respecto, Bratti señala que si se toman los datos de Casen 2017 y se considera solo la medición de ingresos, serían alrededor de 200 mil los niños menores a siete años en condición de pobreza, “pero si utilizamos el enfoque multidimensional, ese número se dobla”, sostiene Bratti. Como bien señala el estudio, además de considerar los ingresos del hogar, es importante abordar el fenómeno de la pobreza desde una mirada multidimensional, que considere que las familias pueden enfrentar privaciones en distintos ámbitos de la vida, tales como educación, salud, vivienda, empleo y seguridad personal”, comenta la subsecretaria Arzola. Para la nutricionista infanto-juvenil, Macarena Rojas, los efectos de la mala alimentación en niños pueden perjudicar su correcto desarrollo “si faltan los nutrientes que los niños necesitan, por supuesto que no van a crecer”. “Por ejemplo, en el tema de la obesidad, significa que probablemente hay menor nivel de vitamina D, y la vitamina D es importante para la síntesis de serotonina, que disminuye la depresión y la ansiedad en los niños.

La evaluación clínica de un niño con malnutrición incluye la distinción del tipo de desnutrición, su severidad y la identificación oportuna de complicaciones agudas que amenacen la vida, tal como la deshidratación aguda y la sepsis. Asimismo, estos niños presentan un riesgo aumentado de presentar deficiencias en micronutrientes. En este sentido, es fundamental la correcta evaluación del estado nutricional para tomar según se precise las medidas terapéuticas apropiadas a efectos de corregir las desviaciones de la normalidad. Adicionalmente, el estudio aporta evidencias sobre la situación de desnutrición en la población infantil, como base para la toma de acciones frente a la problemática planteada14.

Al ver el porcentaje de niños de 0 a 9 años que asistieron a esta consulta en los últimos three meses se obtiene que en 2015 la tasa era de 37,6 y en 2017 cayó a 32,7; y al desagregar los números por tramo de edad resulta que los menores de un año que se hacen el examen, la estadística cayó de 73,9% a 70,2%; y entre los 2 y los three años de edad el descenso fue más significativo. Cuando se incluye en la tabla a niños de entre zero y 9 años, según el estado nutricional reportado, la desnutrición o su riesgo es de 2,9%, la mayoría varones y provenientes de un entorno rural. “Cocinar en casa perdió importancia y se ha demostrado que a medida que aumenta la llegada a los países de este tipo de comida, se percibe de inmediato un aumento en el peso en la población. En las comunidades indígenas de Ecuador, Colombia y Brasil donde hay poco acceso a estos productos, no hay obesidad”, agrega la nutrióloga infantil. A juicio de la doctora Cecilia Castillo, nutrióloga infantil que fue Jefa del Departamento de Nutrición en el Ministerio de Salud (Minsal) de 1990 al 2000, en Chile no hubo una transición desde la desnutrición a la normalidad, sino que “pasamos de la desnutrición directamente a la obesidad a partir de la década del ninety.

Como factores asociados a la desnutrición se identifican el género masculino y el lugar de residencia. Estas acciones y la identificación de otras condiciones sociales deben ser consideradas e intervenidas por personal capacitado, no solo en temas académicos si no también con conocimientos de salud pública y de atención primaria en salud. Con ello se debe generar impacto en las determinantes sociales causantes de esta problemática, en donde el médico acquainted se considera como aquel profesional de la salud idóneo para liderar estas acciones en el país (Tabla 2)[42].

En el caso de la malnutrición en niños menores de 18 años, también existen diferencias entre los deciles, alcanzando un 10,9% en el primer decil y un 4,7% en el último decil. Así, Pacheco destaca que esto se enmarca en una crisis de ingresos “sin precedentes” y que afecta a la mayoría de los hogares del país. “El aumento de la pobreza infantil generado por el Covid-19 nos parece de alta preocupación, porque refleja una vulneración de múltiples derechos. Es primera vez en 31 años que las cifras sobre pobreza infantil por ingresos aumentan en Chile”, agrega la vocera de Unicef.