La Geografía De La Desigualdad Y Del Poder

El escenario más optimista de acuerdo a las estimaciones para Chile, nos deja como el país más desigual entre países ricos y como el sexto más desigual a nivel world. La nueva metodología, a diferencia de la anterior utiliza el hogar como unidad de análisis (no las personas) y se dejan de considerar los individuos que no reportan ingreso alguno. La (Tabla 7) muestra, por una parte, la evolución de este índice considerando solo las seis dimensiones originales, lo que permite hacer una correcta comparación en el tiempo, y a continuación, expone los resultados 2017 al incorporar la variable de medio ambiente y sustentabilidad. Los resultados 2017 (seis dimensiones) muestran que las regiones con mayor IDERE son La Metropolitana y Magallanes, mientras que los peores resultados los presenta La Araucanía y el Maule, sin embargo, son de las regiones con mayor progreso durante el período evaluado. Al parecer se cumple el principio de convergencia, ya que algunas de las regiones con menor índice, son de las que más mejoran, mientras que las de mayor desarrollo tienen un progreso más lento (Metropolitana, Antofagasta, Valparaíso y Magallanes).

desigualdad sociales

En este último sentido, el Programa para las Naciones Unidas y el Desarrollo (PNUD) en 2016, hace referencia a las libertades humanas como “la libertad de desarrollar todo el potencial de cada vida humana -no solo el de unas pocas ni tampoco el de la mayoría, sino el de todas las vidas de cada rincón del planeta- ahora y en el futuro” (pp. 30). A nivel territorial, el (Gráfico 5) expone las diferencias interregionales en ambos tipos de pobreza. Las regiones con menos personas en situación de pobreza, tanto por ingresos, como multidimensional son Magallanes, Antofagasta y Aysén. Al considerar la pobreza multidimensional, nuevamente la región de La Araucanía es la más weak, pero en este caso seguida por dos regiones del norte del país, Atacama y Coquimbo. Solo cinco de las 15 regiones se encuentran por debajo del promedio nacional evaluando ambos tipos de pobreza (Magallanes, Aysén, la Región Metropolitana, Antofagasta y Tarapacá). Por su lado, La Araucanía sobrepasa los promedios nacionales en ambos casos, y se observa que la diferencia entre ambos tipos de pobreza no es tan amplio, por lo que se infiere que el ingreso es la mayor causa de pobreza en este territorio, lo que se avala con el resultado del PIB per cápita expuesto anteriormente.

Por ejemplo, como detallamos más abajo, en Chile el 10% más rico se apropia de más de la mitad de los ingresos totales. Se concluirá que el sistema tributario Chileno responde a un pacto social -impuesto, no acordado- que le asigna un rol acotado al Estado tanto en la recaudación como en la corrección de las desigualdades del mercado. En ese sentido, los altos niveles de desigualdad en Chile no son consecuencia inevitable de la economía internacional.

Dicho lo anterior, no creo que la de ingreso sea la desigualdad más relevante para explicar el estallido social. En cambio, en este texto sostengo –como hipótesis– que hay dos tipos de desigualdades que están relacionadas con la desigualdad de ingreso y que tienen una relación más directa con el estallido social, a saber, la desigualdad de exposición a la incertidumbre y la desigualdad de poder. 3 En specific, mientras la primera podría explicar por qué amplios sectores de la población están tan “descontentos con el modelo”, la segunda desigualdad explicaría por qué este descontento no se canalizó de forma gradual a través de la institucionalidad política y tuvo que explotar de esta manera.

Se han analizado, por otro lado, las demandas de diversos grupos subalternos y la experiencia de exclusión de amplios sectores sociales. Este foco ha hecho necesario adoptar análisis y metodologías que involucran dimensiones urbanas, territoriales, culturales, de género y ambientales en las sociedades chilena y latinoamericana. En Chile, si consideramos las contribuciones para la seguridad social como parte de los impuestos al ingreso, este grupo de impuestos representa un 36,9% de la recaudación complete del año 2016.

Esta situación, a su vez, limita las posibilidades de progreso de las sociedades, ya que se pierden capacidades de generación de nuevos negocios y otras instancias de mejora del bienestar de la sociedad. Por último, la desigualdad tiende a causar situaciones de conflicto social que, a su vez, pueden derivar en consecuencias que afectan las posibilidades de desarrollo, ya sea a través de situaciones de inestabilidad política o por el tipo de políticas económicas implementadas. Se plantea la relación entre desigualdad, empobrecimiento y tiempo como un vı́nculo basic para leer de forma multidimensional las distintas discriminaciones que viven especialmente las mujeres dentro del entramado social.

La excepción a este comportamiento ha sido Arica y Parinacota, que a pesar de su relativamente bajo IDERE, ha experimentado menor evolución en el período analizado. Quinto, la elite social (dirigentes sindicales, estudiantiles, etcétera) es la que, por lejos, mejor representa políticamente los intereses de la ciudadanía. Aquello contrasta con la visión política, repetida por la derecha, sus medios, y cada cierto tiempo coreada por sectores de la centroizquierda, de que la irrupción de los movimientos sociales puede hacer peligrar la capacidad de nuestra democracia de representar los intereses de la mayoría. Primero, existe una distancia abismal entre las concepts políticas de la ciudadanía y de la elite económica. La ciudadanía quiere mayoritariamente que el Estado se haga cargo de un conjunto de temas claves para la sociedad, mientras que la elite económica, por el contrario, prefiere un Estado que no asuma tal responsabilidad.

Por ejemplo, la porción del ingreso nacional que se apropian el 1% y el 10% más ricos dan cuenta de qué tan concentrados están los ingresos. Para reducir la resistente desigualdad, son necesarias más políticas distributivas, junto con las redistributivas, que se preocupen a priori de la generación del ingreso. Las políticas distributivas, en el largo plazo, permitirán reducir el gasto social enfocado en los más pobres, quienes con mayores oportunidades serán capaces, por sí mismos, de guiar su desarrollo. En Chile, el analfabetismo es cada vez menor (ver Gráfico 9), pasando de un 5,2% de la población de 15 años o más que no sabía leer ni escribir en 1990, a un three,1% en 2015. En 1990 un 14,2% de la población rural era analfabeta y un three,4% de la población urbana; asimismo, el 5,4% de las mujeres lo era, seguidas de cerca por un four,9% de los hombres. Para 2015 se observa un buen progreso en las personas del área rural, ya que un menor 7,8% no sabe leer ni escribir, así como un 3% de las personas de la ciudad; este año, hay un three,3% de mujeres analfabetas, seguidas muy de cerca por un 3% de los hombres.

El equipo del fondecyt entrevistó a 50 académicas de todo el país y diversas universidades para conocer su experiencia en torno a las problemáticas que busca estudiar el Fondecyt. Con una duración de cuatro días, el Fondecyt common “Mujeres & Academia” presentará los primeros resultados del proyecto que “desarrolla un estudio comparado sobre las experiencias de desigualdad y violencia de género enfrentadas por académicas de las ciencias sociales de Chile, Argentina, Brasil y México”. Estos hallazgos subrayan la importancia de entender cómo las políticas y las estructuras sociales influyen en la biología, donde la desigualdad estructural y la estructura cerebral están íntimamente relacionadas. Comprender esta conexión nos proporciona una nueva perspectiva sobre cómo las políticas y la sociedad influyen en el cerebro y en la salud.

Una de las consignas más vociferadas dice relación con la igualdad que se pretende y está en lo correcto. Todos los índices de medición comparativos a nivel internacional sitúan a Chile como uno de los países más desiguales del mundo. En comunas que se sitúan fuera de las grandes ciudades y de las ciudades intermedias, los viajes diarios con motivos de trabajo son también importantes, proporcionando un indicador para delimitar territorialmente los mercados laborales. La presencia de un alto grado de integración económica y social con otras comunas, de acuerdo al intercambio de empleos, puede ser medida a través de los viajes diarios con motivos de trabajo, un criterio definido internacionalmente que también aplicamos en este trabajo.

Por su lado, con menor desigualdad destacan las regiones de Arica y Parinacota, Atacama y Antofagasta (las misma regiones destacadas en el ratio 10/10, pero en un orden diferente). A nivel Latinoamericano, Chile lidera en el territorio, con un PIB per cápita que es 12 veces mayor al país con el peor resultado, Haití. Panamá, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI, 2017), es una economía emergente con gran posibilidad de mantenerse a la cabeza de este grupo en los próximos años. A través de un análisis de convergencia, se concluye que en Chile, las regiones más pobres y desiguales, tienden a crecer más que aquellas más ricas y equitativas. Es decir, las regiones más perjudicadas convergen buscando alcanzar a los territorios más favorecidos del país.

En primer lugar, los cambios socioeconómicos y culturales en el campo no sólo generan territorios agrícolas de especialización versatile, sino que redefinen las formas de vida tanto de la población rural como de la población urbana. En segundo lugar, los cambios desigualdad sociales en la diferenciación rural-urbana generan nuevas conexiones socio-territoriales y la consiguiente reconfiguración de los lugares. Asimismo, el aumento de la movilidad (migraciones y desplazamientos) está asociado con la segmentación etno-territorial de las comunidades.

No es coincidencia, entonces, que en nuestra encuesta solo una de cada tres personas del primer quintil de ingresos pensara que contaría con ingresos suficientes en la vejez para cubrir sus necesidades básicas. En el mediano plazo, probablemente habrá que discutir elementos más estructurales del sistema de seguridad social, discusión que le corresponde a las instituciones políticas”. La tipología elaborada aporta una representación cuantitativa aplicable en análisis estadísticos y proporciona un marco para estudiar las subjetividades de las personas, estratos sociales y actores en los territorios. Pero estos tipos de territorios deben entenderse como una delimitación provisional y tentativa para comprender la forma como es construido socialmente un territorio, lo que no es independiente de las desigualdades sociales en su inside servicio a la comunidad y en comparación a otros territorios. La fuente de información empleada fue la base de datos del Censo del año 2002, específicamente los datos sobre ocupación y acerca del comuna donde la persona trabaja. Partiendo de los criterios antes expuestos, el método aplicado consistió en primer lugar, en identificarlas comunas integrantes de las ciudades.