Porque no es lo mismo jugar un juego con reglas iguales para todxs y condiciones equitativas, que hacerlo en desventaja, con menos jugadores en tu equipo o infraestructura desigual. Se lucha hasta el last, pero el resultado es injusto por donde se lo mire en este ejercicio reduccionista. Para Mazzucato la moraleja de esta historia es que es el Estado el que mueve, en gran medida, las fronteras del conocimiento. Lo hace asumiendo un alto riesgo económico y pagando caro los fracasos de experimentar. Ese Estado –afirma Mazzucato- será imprescindible para resolver los desafíos futuros (relacionados con la energía y el calentamiento global). Pero para que eso sea posible, las empresas que se benefician con esas tecnologías no pueden privatizar los beneficios que obtienen.
Estas decisiones están influidas por consideraciones económicas que “hacen que los cambios tecnológicos sean endógenos, esto es, determinados desde adentro del sistema económico y social”. Dos de los autores de este estudio (López y Figueroa) ya habían calculado en 2011 que los cinco hombres más ricos de Chile en ese momento (Luksic, Angelini, Matte, Paulmann y Piñera) ganaban lo mismo que un millón de personas. Tomados en conjunto, estos “5 grandes”, como los llamaban, tenían un ingreso equivalente al 30% de la población chilena (ver estudio en ingles).
Desde su perspectiva, los mercados pueden ser, sino gobernados, al menos encausados. El dramático éxito del capitalismo político en Asia desde 1980 podría sugerir que Milanovic cree que el capitalismo administrado por el Estado es más eficiente para lograr el crecimiento y es potencialmente un modelo más atractivo que la meritocracia liberal, especialmente en vista del rechazo del “neoliberalismo” por muchos en america latina pobreza Occidente. Pero él es lúcido sobre los desafíos que el capitalismo político ya está enfrentando en China, donde los capitalistas privados han comenzado a resentir la autonomía del Estado, como lo hicieron sus contrapartes en Occidente antes que ellos. Y él también tiene claro que el modelo chino puede ser difícil de exportar, porque su éxito depende en parte de las condiciones y tradiciones únicas de China.
El “capitalismo meritocrático liberal”, por su lado, con su organización basada en la democracia y el imperio de la ley, ha fomentado la innovación, la movilidad social y, en suma, el desarrollo económico. Pero la atenuación de dichos objetivos en las últimas décadas, o derechamente el incumplimiento de ellos, quitó brillo al modelo y no sería raro que en un futuro pierda influencia. Tanto la creación de una clase alta empeñada en perpetuarse como la polarización entre la élite y el resto de la sociedad constituyen las principales amenazas a la paz social y a la viabilidad del sistema a largo plazo. Es curioso y contradictorio que, aunque la Constitución vigente no mencione al Estado subsidiario, esta ideología del liberalismo y más del neoliberalismo sea la que domina en Chile. Más curioso es que el liberalismo, neoliberalismo y capitalismo no sean vistos como ideologías o incluso religiones con matices fundamentalistas o fanáticos.
Porque mientras el alemán Wolfgang Streeck, el anterior entrevistado de esta serie, decía que la concentración de la riqueza ha puesto al capitalismo en un atolladero del que no se vislumbran soluciones democráticas, Atkinson creía que hoy enfrentamos grandes problemas, pero nada que esté fuera de nuestro control. Asimismo, se realizó un foro organizado en conjunto con el Colegio de Antropólogos de Chile. En esta instancia, el Dr. Reygadas abordó el tema del mercado laboral de la antropología y los problemas que encuentran los antropólogos jóvenes para insertarse en el mundo del trabajo, y expuso parte de su investigación realizada en el 2019 que condujo a un libro llamado “antropólogo del nuevo milenio”. El Estado de Chile tuvo en educación y salud organizaciones estatales de primer lugar en el mundo. Tomemos por ejemplo el ingreso, nadie ha demostrado que a diferente ocupación debe haber diferente ingreso y nadie lo va a demostrar nunca si acepta que las personas son igualmente dignas y que sus trabajos son también igualmente dignos.
Pero el malestar generalizado y la insostenibilidad de un conflicto social de largo plazo quizás conduzcan a una nueva vuelta de timón en su desarrollo. O incluso, aunque es la opción menos probable de materializarse en un futuro próximo, a su superación. En Capitalismo progresista, Joseph Stiglitz se pregunta cuáles son las fuentes de enriquecimiento de las naciones. En su análisis adjudica la culpa de la ralentización del crecimiento y el incremento de la desigualdad en Estados Unidos principalmente a la falta de inversión, en las últimas cuatro décadas, en educación, infraestructura y tecnología. “Puede que, hace mucho tiempo, la imagen de una competencia innovadora, si bien implacable, de una miríada de empresas luchando por prestar un servicio mejor a los consumidores a costes más bajos, fuera una buena caracterización de la economía estadounidense”, comenta el premio Nobel de Economía.
Por el contrario, en el “capitalismo político o autoritario dirigido por el Estado”, el otro “tipo ideal” del autor, el papel del Estado es primordial. Su propósito (haciéndose eco de Weber) es “el uso del poder político para obtener beneficios económicos”, como ha hecho el Estado chino con un éxito tan espectacular desde 1980. Su característica principal es la “burocracia muy eficiente y tecnocráticamente experta” que dirige el sistema. Los tecnócratas son libres de interferir con el funcionamiento del mercado en razón del interés nacional. Las distintas ideologías o sistemas valóricos factuales de los chilenos están basados en la creencia de que las desigualdades son intrínsecas al ser humano.
Actualmente, la expansión de un capitalismo autoritario premunido del paradigma mercantil, promueve una cultura individual que ha calado duramente en los sujetos y en los movimientos transformadores de la sociedad, dejándolos sometidos a un nuevo orden/desorden. Las solidaridades colectivas del campo laboral se han fragmentado obligando a los trabajadores a una competitividad que mella sobre la fuerza de sus organizaciones y que afecta las confianzas necesarias para resistir al embate de los poderosos. Incluso si tales restricciones sobre la base de la ciudadanía nacional no llegan a aplicarse, seguramente veremos a los ricos y los que tienen seguros completos de salud apresurarse para asegurar el acceso a dicha vacuna cuando esté disponible, incluso si el modo de distribución garantiza que solo algunos tendrán ese acceso y otros serán abandonados a la continua e intensificada precariedad. El virus por sí solo no discrimina, pero los humanos con certeza lo haremos, formados y animados como estamos por los poderes entrelazados del nacionalismo, el racismo, la xenofobia y el capitalismo. Podríamos decir que nos trata igualitariamente, nos pone en igual riesgo de enfermar, perder a alguien cercano y vivir en un mundo de amenaza inminente.
Una sociedad en la que nadie puede comprar tickets para la Luna, pero todos pueden ir a comprar su alimento a tiendas normales, tiene una grado mayor de cohesión y de intereses compartidos”, escribió. Así lo sostuvo el Dr. Luis Reygadas, antropólogo y profesor de La Universidad Autónoma Metropolitana de la Ciudad de México, quien también impartió una charla sobre el mercado laboral de la Antropología. [4] Ver López, Figueroa y Gutiérrez, (2013), también basado en información del servicio de impuestos internos. Pero si miramos las cosas desde otra perspectiva y entendemos que unos y otros de estos pretendidos «nuevos» sujetos no son sino expresiones del Trabajo, en cuanto que Trabajo generizado, etnificado o racificado, cualificado, generacional, etc., que cobran autonomía e importancia propia como sujetos antagónicos al Capital, las preguntas a plantearse y a resolver muy probablemente han de ser otras.
En sus dos o más centenares de miles de años de evolución la sociedad humana ha tenido y tiene decenas de modos y relaciones sociales de producción y varias más exitosas y productoras y de mayor desarrollo integral del ser humano. Los movimientos de mujeres en Chile han surgido en el marco de estas condiciones, disolviéndose luego de la consecución del propósito unificador. Un análisis de la fragmentación de los movimientos de mujeres post-dictadura indica la necesidad de atender al problema que plantea para los movimientos sociales el forjamiento de una identidad que represente al grupo.
Otra faceta sobre-saliente del capitalismo del siglo 21 es la enorme concentración del ingreso y la riqueza en elites económicas con amplio poder económico e influencia política.[2] Un indicador de lo anterior es el aumento en la proporción del ingreso nacional que se apropia el uno por ciento más rico de la población. En países como Estados Unidos dicha proporción alcanza 23 por ciento y en el Reino Unido 14 por ciento. En contraste, la participación del uno por ciento más rico en naciones como Suecia es cercana al 9 por ciento y en Francia al eight por ciento.[3] Lo anterior muestra que la variante de capitalismo anglo-sajón que siguió las recetas neoliberales a partir de la década de 1980 es más desigual que el capitalismo de Europa continental, países Nórdicos y Japón que evitaron, en lo grueso, seguir este curso de acción.
¿Qué vemos cuando miramos el capitalismo meritocrático liberal a través del lente de Milanovic? Primero, una sociedad en la que la participación del capital en la renta nacional aumenta en comparación con la participación del trabajo. Milanovic está de acuerdo con el economista premio Nobel Robert Solow, en que esto se debe en gran parte a “un cambio en el poder de negociación relativo de los trabajadores y del capital”. En segundo lugar, mientras que la propiedad del capital sigue estando altamente concentrada, como lo ha estado a lo largo de la historia del capitalismo, es possible que quienes disfrutan de altos ingresos a partir ayuda a los pobres del capital también disfruten hoy de altos ingresos a partir de su trabajo, un cambio marcado con respecto al pasado del capitalismo, en el que los ricos no trabajaban. Parte de la razón de este cambio es que la riqueza permite el acceso a una educación más cara y “mejor”, y las credenciales educativas de élite permiten acceder a trabajos más remunerativos. Los individuos buscan cada vez más parejas con logros educativos similares, lo que los economistas llaman de forma poco romántica “emparejamiento selectivo”, y esta unión entre personas de altos ingresos con otras de altos ingresos aumenta aún más la desigualdad entre las familias.