El Cuadro 1 demuestra la interdependencia tanto entre niveles como estabilidad de ingresos de los pobres urbanos, y sus situaciones de carencias y su capacidad de superar dichas circunstancias. El enfoque de desarrollo humano del PNUD (1997) contribuye a distinguir desarrollo económico y desarrollo social, señalando que, aun cuando hay crecimiento económico, ello en nada garantiza que se vea también comprometido el desarrollo humano. Este enfoque pone énfasis en crear un entorno propicio en el cual las personas pueden realizar sus posibilidades, y vivir plenamente2.
Ello refleja, en parte, diferencias de capital humano pero, principalmente, de las características productivas de las unidades que componen el sector (escasos requerimientos de capital y tecnología, y por ende, resultan en baja productividad e ingresos por persona ocupada) y de los mercados a los que tienen acceso. La construcción social del habitat por los habitantes de los asentamientos precarios y de los barrios consolidados debe ser considerada como un recurso y una inversión de los sectores de bajos ingresos que debe activarse, mejorarse o capitalizarse, es una de las principales oportunidades de desarrollo del habitat en la región. En general los responsables por la formulación de políticas no reconocen en forma explícita este recurso ni su incorporación a las políticas de vivienda. En general, el enfoque nacional sobre los tugurios ha variado, pasando de políticas negativas (desalojo, erradicaciones, negligencia benévola) a políticas más positivas como el mejoramiento de los asentamientos, la movilización de recursos locales para las mejoras y políticas basadas en el derecho. Se han aplicado distintas estrategias programáticas, desde las que se limitan a regularizar la propiedad de las viviendas irregularmente ocupadas, a programas integrados de mejoramiento de los barrios. Estas estrategias se fundamentan en un consenso regional generalmente aceptado de que las estrategias basadas en el asentamiento de poblaciones en las zonas que ya ocupan, proporcionan la solución más deseable desde el punto de vista social y económico al problema de los asentamientos informales.
Los nuevos modelos de gestión muestran también una apertura mayor a la participación del sector privado, ONG, bancos, cooperativas, and so forth. Este tipo de participación todavía necesita de una adecuada regularización y management por parte del sector público, que sigue teniendo un rol elementary y clave en la gestión de las políticas habitacionales y urbanas (Simioni y Szalachman, 2006). Durante la última década ha habido un traslado de recursos y responsabilidades para el desarrollo de los programas de empleo a los municipios, o a otro tipo de jurisdicción menor. Aunque los municipios intervienen en forma incipiente respecto a la demanda del empleo (el fomento productivo municipal), se encuentran fuertemente limitadas sus finanzas y capacidad de inversión. El desarrollo de un apoyo hacia la oferta (a los recursos y capacidades de trabajo con que cuentan personas y hogares pobres) ha sido más esporádico, y sin articulación con los esfuerzos sobre la demanda. Los programas públicos de intervención en la precariedad del habitat en common no han incorporado la temática del empleo, aunque sí se detectan algunos casos, por ejemplo en Chile y Argentina.
Mientras que el sixteen,5% de las personas entre zero a 59 años se encuentran en situación de pobreza multidimensional, en las personas de 60 años y más la proporción alcanza el 19%. Estos datos reflejan que, a pesar de contar con ingresos mensuales suficientes como para satisfacer necesidades básicas, este ingreso resulta insuficiente para resolver aspectos fundamentales de la inclusión social y el desarrollo de capacidades. Esto se aprecia en variables multidimensionales como atención de salud, trato igualitario, vivienda y entorno, entre otros. Con el avance de los procesos modernizadores del siglo XX, la relación entre elites y sectores populares cambió y se hizo más compleja.
¿Por qué cierta elite enfatiza en la ‘idiosincrasia’ de la población de más bajos recursos para entender su realidad socioeconómica? Algunas figuras políticas mostraron su indignación ante los dichos de Ariztía y otros similares, y remarcaron que éstos demuestran una gran desconexión entre la elite empresarial y la dura realidad de la mayoría de los chilenos antes y durante la pandemia. Conversamos con Paula Pacheco, Especialista en Políticas Sociales de UNICEF, sobre los principales resultados del estudio y las recomendaciones que emanan de la investigación. Explica que para niños, niñas y adolescentes vivir en contextos de pobreza y vulnerabilidad les impide el acceso oportuno a prestaciones universales, lo que limita fuertemente su trayectoria de vida y su vida adulta. “Dada a su mayor vulnerabilidad y las desventajas que enfrentan estas poblaciones, requieren de políticas reforzadas que aseguren su debida protección y el acceso en igualdad de condiciones a las oportunidades de desarrollo y al ejercicio pleno de sus derechos”.
En la gran mayoría de los países de la región existen programas nacionales para facilitar el crédito, capacitar y entregar apoyo técnico a las pequeñas unidades productivas. Sin embargo, carecen de orientaciones claras5 y tienen un marcado énfasis social, que no toma en consideración la enorme heterogeneidad que caracteriza el sector. La microempresa, bajo este esquema, se consolida como amortiguador laboral-productivo en tiempos de ajuste y disaster, sin necesariamente lograr insertarse y competir dentro de la economía formal. La formación de asentamientos precarios en grandes ciudades ha reforzado los procesos de exclusión urbana y social, ha estimulado los conflictos en el uso del suelo en los planes de desarrollo urbano y ha obstaculizado los procesos de mejoramiento. La exclusión a menudo no se limita al acceso a los beneficios que la ciudad ofrece, sino también a la participación en las decisiones que afectan a la ciudad. Siguiendo al texto Desiguales y a la OECD (2012), se necesita reducir las brechas que existen en la estructura productiva de la economía chilena, que se expresan en circuitos diferenciados de productividad, competencias laborales, salarios y estabilidad en los empleos.
Este gráfico refleja el sorprendente resultado de la CASEN 2022 en términos de descenso de la pobreza monetaria o por ingresos. Un tercer elemento en el proceso de su conversión fue su ingreso a la orden de los dominicos en 1520, seis años después de haber renunciado a los indios que él poseía. Una vez que Las Casas había hecho suya la defensa de los indios, encontrará en la orden de los padres predicadores, un testimonio de vida de lo que significa anunciar el Evangelio a los más débiles. Lo único que nos puede salvar private y colectivamente del egoísmo humano, que nos está llevando a construir sociedades sordas al clamor del otro, es la aceptación del otro/a en mi vida.
Sin embargo, en base a un estudio de la OECD , la desigualdad tiende a crecer desde mediados de los 80`s en los países ricos. En el caso de la pobreza, las posibles soluciones pueden ser seguir generando oportunidades en el acceso a la educación, la salud, el bienestar de la infancia, de empleo, entre otras. No obstante, la académica menciona que “el problema es que en Chile tenemos pobres que están trabajando, y esto se produce porque los sueldos son tan bajos que hay una franja de la población que sigue en situación de pobreza”. Una investigación de 2015 de Javier Núñez y Graciela Pérez (Trends in bodily stature across socioeconomic teams of Chilean boys, 1880–1997) argumenta en la misma línea.
A continuación, se revisan los enfoques conceptuales principales en torno a la problemática de la pobreza y precariedad urbana. Desde la mirada de los afectados, la pobreza no es una sola ni se vivencia de igual forma, indica un estudio de la Fusupo Voces de la Pobreza, con opiniones de personas en pobreza. Los subsidios directos son una fórmula rápida para complementar los presupuestos familiares, cuestión que se comprobó en la emergencia pandémica. Sin embargo, están hechos para responder a un contexto económico nacional e internacional particularmente desfavorable, lo que no asegura su mantención a lo largo del tiempo. Esto hace prever que en la próxima medición de CASEN la pobreza se estanque o incluso aumente.
Un segundo grupo de países lo constituyen Brasil y Chile, donde el desempleo, a principios de la década de 2000, alcanza a más de un 10% (CEPAL, 2005). Durante la década de los noventa continuaron manifestándose los procesos de urbanización de la fuerza de trabajo, de aumento de la cantidad de personas en edad de trabajar y de alza de las tasas de actividad económica de la mujer. Estudios demuestran (Banco Mundial, 2004) que las mujeres tienden a integrarse a los mercados laborales en trabajos de mayores niveles de inseguridad laboral, y de tiempos parciales, aparentemente permitiéndoles combinar el cuidado infantil con un trabajo estructurado.