Mientras que los ricos acumulan cada vez más riqueza y poder, aquellos que se encuentran en la parte inferior de la escala social luchan por satisfacer sus necesidades básicas. No es fácil fijar un momento exacto en que unas comenzaron a ser más ricas y otras más pobres. Sin embargo, podemos encontrar el germen de la desigualdad económica en los inicios de la industrialización. La teoría de la creación de capital de Karl Marx ofrece una perspectiva crítica y profunda del funcionamiento del capitalismo.
El precise nivel de desigualdad es síntoma de una enfermedad económica que amenaza la perduración de una existencia humana organizada, pacífica y próspera. Las desigualdades provocadas por los momentos de prosperidad financiera disparada y la concentración de ingresos en sectores especulativos (burbujas) son insostenibles por naturaleza. Si nos preocupa la sostenibilidad medioambiental, también tenemos que preocuparnos por la sostenibilidad en el terreno de la economía, ya que la inestabilidad obstaculiza la acción eficaz ante los desafíos mundiales, incluidos el cambio climático y la amenaza nuclear. Estos patrones muestran que la desigualdad económica y las finanzas globales son las dos caras de la misma moneda. En consecuencia, gran parte de las obras actuales sobre microeconomía elaboradas dentro del paradigma dominante —y no solamente las que tratan de la desigualdad— están obsoletas desde un punto de vista conceptual. Al fin y al cabo, el objetivo central de la microeconomía neoclásica siempre ha sido explicar y racionalizar la distribución.
Por otro lado, se estudian los factores específicos que son más eficientes en su reducción y se identifican como tales las remuneraciones, los procesos de urbanización y el precio del cobre. El capitalismo del Siglo 21 se caracteriza por una creciente diferenciación entre centro y periferia, con esta última creciendo más rápido que el centro y con fortalezas en su capacidad de generar ahorros exportables. Este “nuevo” capitalismo, de variante neoliberal, también muestra una alta frecuencia de disaster económicas, seguida de costosas políticas de austeridad junto a una tendencia a la acentuación de la desigualdad de ingresos y riquezas; en este contexto destaca el fortalecimiento de pequeñas pero poderosas elites económicas. Estas tendencias globales tienen implicancias geopolíticas y económicas importantes.
El capitalismo ha evolucionado antes y, si va a continuar en el futuro a largo plazo, puede volver a evolucionar. Como muestran los movimientos chileno, chaleco amarillo y trumpista, mucha gente está pidiendo un cambio en el sistema existente para que dé cuenta de estas necesidades, en lugar de solo enriquecer los intereses privados. El gobierno de Trump obtuvo un amplio apoyo político para sus enfoques más cerrados del comercio mundial, incluida la retirada del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica y los aranceles de represalia sobre los bienes y servicios chinos, indios, brasileños y argentinos importados a Estados Unidos. «La movilización social comenzó con un aumento en las tarifas del metro en octubre de 2019, lo que provocó protestas de base amplia que convocaron a más de un millón de personas en manifestaciones», cube. J. Patrice McSherry, profesora de ciencias políticas en la Universidad de Long Island en Nueva York, observó este cambio en Chile, por ejemplo.
Este gasto social en aumento debe evaluarse además junto con la expansión del Estado chileno. Así, pareciera existir un rol persistente y significativo de las instituciones históricas y el impacto de la historia colonial y formas culturales arraigadas de un país en su desempeño y desigualdad económica hoy (Acemoglu y Robinson, 2012). Las políticas gubernamentales también juegan un papel importante en la distribución de la riqueza.
Es evidente que la gran concentración de poder económico en pequeñas elites, lleva a una indebida influencia del dinero sobre el sistema democrático. En estas condiciones el perfect de que cada persona es igual a otra en una democracia es desvirtuado por la muy desigual distribución de poder económico en la sociedad, la que se ha acentuado en las últimas tres décadas. El marco general de este estudio es revisar factores macroeconómicos en relación a la desigualdad del ingreso para determinar qué factores de la economía chilena han incidido más fuertemente en la desigualdad de ingreso en la historia de Chile. Para esto, se utilizan factores estadísticos clave a nivel nacional para el período comprendido entre 1886 y 2009, que es el cuándo la continuidad de datos es más sólida. En su mayoría, la fuente de estos datos el ClioLab de la Pontificia Universidad Católica de Chile20, lo que se ha cotejado con la publicación de Rodríguez21 y del PNUD 22.
No hacemos una crítica radical del capitalismo porque creemos en él, pero tampoco podemos desentendernos de los hechos y de la realidad de nuestras sociedades. Sobre todo en una época en la que parece que las condiciones de vida se pueden deteriorar en los países desarrollados en comparación con lo vivido en las décadas anteriores a la última. A lo largo de los siglos XIX y XX, el capitalismo experimentó diferentes etapas y transformaciones. Desde el capitalismo industrial del siglo XIX, pasando por el capitalismo financiero del siglo XX, hasta llegar al capitalismo globalizado y tecnológico del siglo XXI. Cada etapa ha estado marcada por cambios económicos, sociales y políticos que han moldeado el sistema capitalista precise.
Toda la propiedad y el poder está en ella en manos de los capitalistas, es decir, de los que aportan su dinero y lo arriesgan en las actividades productivas. Existen varios factores que contribuyen a la desigualdad económica en el sistema capitalista. Por ejemplo, en Estados Unidos, se estima bet365 fundación que el 1% de la población posee más riqueza que el 90% de la población restante. En países como Brasil o Sudáfrica, la desigualdad económica es aún más pronunciada. Las diferencias de ingresos y patrimonio entre las distintas clases sociales son un claro ejemplo de esta desigualdad económica.
Recordemos que la renta es flujo y la riqueza, inventory, que la riqueza se acumula, mientras que la renta solo se puede acumular cuando se ahorra. Dado que los más pobres ahorran menos y que además no suelen beneficiarse de la acumulación de renta obtenida por las operaciones financieras sofisticadas a disposición de los que tienen más dinero, es de suponer que la concentración de la riqueza sea todavía mayor que la concentración de la renta. Después de haber visto en el publish anterior la fuerte conexión del capitalismo con el bien común y con su deterioro, revisamos en el presente su vinculación con la desigualdad. Como ya hemos dicho en posts anteriores hay muchas cosas enfrentadas en nuestro mundo, entre otras la libertad individual, el funcionamiento autónomo y la eficiencia del capitalismo con los resultados negativos en términos de pobreza y desigualdad que con frecuencia crea.
Al hacerlo, provocaron que se desplomara el precio del dinero, es decir, la tasa de interés. Las tasas de interés cercanas a cero –o incluso negativas en algunos países– incitaron un alza sin precedente en los precios de activos (acciones, bienes inmuebles, obras de arte) enriqueciendo, al menos en papel, a sus dueños. Las tasas de hipotecas, en mínimos históricos, hicieron posible adquirir inmuebles que previamente hubieran parecido fuera del alcance.
Perpetúa la pobreza, afecta la salud y la educación, y dificulta la movilidad social y la igualdad de oportunidades. A medida que la brecha entre ricos y pobres se amplía, se vuelve cada vez más difícil para aquellos en situación de desventaja mejorar su situación económica y social. Esto puede generar sentimientos de injusticia y descontento, lo cual puede dar lugar a tensiones sociales y políticas. Aquellos que se encuentran en las capas más bajas de la sociedad tienen dificultades para acceder a servicios básicos como la salud, la educación y la vivienda. Esto perpetúa un ciclo de pobreza y desventaja, dificultando la movilidad social y la igualdad de oportunidades. La concentración de poder y riqueza es otro factor que contribuye a la desigualdad económica.
En otras palabras, existe una persistencia de enormes disparidades sociales y económicas en América Latina en distintas épocas, con diversos modelos de desarrollo y bajo diferentes regímenes políticos. La desigualdad económica en Latinoamérica pareciera ser una condición de larga information, enraizada en la historia, instituciones y en la cultura del continente, más que en el modelo adoptado en las últimas décadas (Eyzaguirre, 2019; Gootenberg, 2004). Durante el gobierno de Bill Clinton, la Organización Mundial de Comercio (OMC) se había transformado en el esquema basic de la lógica neoliberal. La concept central period, y todavía es, que la apertura comercial representa una especie de redención para los países pobres. Es cierto, por supuesto, que una u otra eliminación de barreras agrícolas puede ser importante para varios países de la periferia. Sin embargo, en términos generales es obvio que la apertura beneficia sobre todo a los países más competitivos, aquellos que adicionan más valor a sus exportaciones, es decir a los más ricos.
Las excepciones son los supersalarios de los CEO y los miembros de la alta administración, que perciben salarios millonarios que incluyen participación en las ganancias y valorizaciones accionarias. En este contexto de caída de la renta media, mantener el nivel de la demanda world depende cada vez más de la enorme masa de renta de los más pobres, que precisan ser convencidos de consumir más y más. El mercado de la pobreza es el nuevo objetivo que el capitalismo world al servicio de la comunidad debe perseguir si quiere sostener su tasa de acumulación. El acceso a la educación es uno de los factores más importantes que influyen en la desigualdad económica.