Pero esto no significa que debamos dejar de pensar en la propiedad y en su superación. Como aporte a este llamado a imaginar alternativas, propone un “socialismo participativo”, no centralizado, donde los trabajadores tomen parte en la gestión de sus empresas y compartan el poder con los accionistas privados. La única región que no ha visto en promedio una reducción de la pobreza es África, que es precisamente la región menos integrada a la economía world, con mayores problemas institucionales y menor protección de derechos de propiedad. Aunque también en ese continente hay países que lo han hecho bien y han visto reducida la pobreza. América Latina siguió una trayectoria related, con un ingreso creciendo casi cinco veces en el transcurso de un siglo. Ha sido el crecimiento económico en todas estas regiones el responsable de acabar o reducir la miseria más abyecta e inhumana en la que vivían millones de personas, y será el crecimiento económico el que la termine definitivamente.
Más aún, el desafío de superar la pobreza no tiene sólo que ver con una mejor distribución de recursos materiales, tiene más que ver con mejorar las vías de integración y participación social, con superar la exclusión social y cultural que divide y hiende nuestra sociedad y marginaliza a un grupo de ella. Como respuesta a estos indicadores, suele decirse que el problema no es que los ingresos sean muy desiguales, sino que hay demasiadas personas pobres. También se argumenta que la desigualdad era baja en los regímenes comunistas ruso y chino en 1980 y que su posterior aumento contribuyó a estimular la innovación y el crecimiento en beneficio de todos. Esto último es especialmente cierto para China, donde la pobreza disminuyó drásticamente.
Lo que se requiere es avanzar efectivamente hacia una sociedad más equitativa, más integrada. Es indudable que la pobreza y las desigualdades sociales no surgieron en el país en la década de 1880, como tampoco han desaparecido en la moderna realidad del Chile precise. Así, el desarrollo materials de las muy vulnerables clases medias se asemeja en realidad a la paradoja de Aquiles y la tortuga. El caso de las personas que “salen de la pobreza” en un esquema capitalista es muy similar a la lucha infructuosa de Aquiles. En virtud del crecimiento económico (ie. chorreo), un segmento de la población, con mucho esfuerzo y sacrificio, logra asomarse por sobre la línea de la pobreza. Pero en cuanto lo ha hecho, se da cuenta que la sociedad, en el mismo lapso, ha generado nuevos bienes y servicios, de los cuales nuevamente está excluida.
La solidaridad forzada que suscitó la pandemia a nivel mundial expresada a través del aumento del papel redistributivo que cumplen los Estados en materias económicas, revivió la polémica de cuánto Estado y cuánto mercado es necesario para un funcionamiento más armónico de las sociedades modernas. Esta es la labor del American Enterprise Institute (AEI), una entidad que desde 1938 se dedica a pregonar los beneficios del capitalismo, lo cual queda en evidencia -argumentan- con la fuerte reducción de la pobreza en el mundo a partir de la década del 70. No obstante, advirtió que los empleos aún no se han recuperado tras la pandemia. “Me alegro mucho por la baja en la pobreza, porque había un riesgo que se llamaba inflación. Pero ojo, porque la caída en pobreza es por los subsidios monetarios, no es por el mercado laboral, porque esto todavía no se ha recuperado 100 percent después de la pandemia. A ese ritmo, los expertos proyectan que se necesitarían más de 200 años para estar cerca de eliminar la pobreza.
Morales aseguró que «las políticas del sistema capitalista no resuelven los problemas de la vida y la humanidad, y la concentración de riqueza no solo en pocas manos sino que en pocos estados». Teniendo las alertas de estas dos formas de cooptación del feminismo (reducirlo a un asunto de empoderamiento personal y de ránking de opresiones entre mujeres), a continuación, proponemos una reflexión que pone al centro las desigualdades de clase para entender cómo el impacto de la pandemia tomó formas específicas de violencia sobre algunas mujeres trabajadoras. El problema –estima Ben Schneider- está en que ese salto requiere de un enorme esfuerzo institucional.
Un asunto que se vuelve capital cuando la Presidenta anuncia que ya no es tiempo de más análisis sino de actuar. Fue sólo tras la caída de la Unión Soviética y la conversión de China a un sistema híbrido, que el mundo quedó casi por completo bajo la óptica del libre mercado, cuyos promotores se han esforzado por defenderlo desde entonces. Por una parte, permite comprender el proceso histórico de formación de una nueva clase dirigente, los denominados «neoconservadores», y la evolución de los postulados ideológicos que sustentan su conformación, así como también sus estrategias de expansión e implementación en distintas regiones del mundo. Lo que no tiene nada de noble es condenar a los otros a ser pobres, mientras al mismo tiempo se busca ser rico. Los comunistas también parecen estar de acuerdo con esto, toda vez que acaban de vender cerca de 100 propiedades en más $3.500 millones. Claro, ellos se defienden diciendo que, a diferencia de sus socios socialistas, no invirtieron en el mercado de capitales, sino en el inmobiliario.
Desde entonces, surgieron a la luz pública una serie de innumerables escritos, ensayos, artículos de prensa y tesis de grado que comenzaron a analizar sus causas y motivos, además de las posibles alternativas de solución. Esta amplia gama de debates políticos e ideológicos pueden resumirse en tres grandes corrientes. Por último, el libro de Klein constituye también un aporte interesante para comprender las complejidades que atraviesan los procesos de producción y construcción social del hábitat, principalmente aquellos caracterizados por altos niveles de pobreza y vulnerabilidad que afectan a su población y que son experimentados cotidianamente por sus habitantes.
Un estudio del Banco Mundial indica que de los one hundred and one países que eran de Ingreso medio en 1960, solo thirteen se habían graduado como desarrollados en 2008. Así, en 2015 y 2017, los ingresos del trabajo correspondían al 47% y 45%de los ingresos monetarios, respectivamente, mientras que en la medición 2022, su peso cayó a solo 22,7%. “Podríamos postular este gráfico a “gráfico del siglo”, ya que ilustra uno de los logros más destacables en la historia de la humanidad”, afirma Perry. Respecto a los números que evidenció la Casen, Lavín indicó que le preocupa lo que ocurre en la zona norte. “Lo que estamos celebrando sobre la baja en la pobreza, en Arica y Parinacota, en Tarapacá, en Antofagasta y en Atacama, esto no se da. Antes, cuando hablábamos de la pobreza mirábamos hacia el sur, ahora tenemos que mirar hacia el norte.
Schneider ejemplifica el impacto de esta práctica en la empresa mexicana Cemex (Cemento y Concreto), que controla alrededor de dos tercios del mercado de su país. La falta de competencia hace que los consumidores mexicanos paguen el doble por el cemento banco mundial pobreza que los consumidores norteamericanos. Eso le permite a Cemex acumular mucho efectivo el cual usa para expandirse agresivamente a otros mercados, arrinconando a la competencia, explica Schneider en su libro sobre el capitalismo jerárquico.
Los ingresos y la riqueza están repartidos de forma más desigual, en las últimas décadas, en Europa, Norteamérica, el antiguo bloque soviético, Latinoamérica, China, India y otros lugares. Y en los próximos años, el pequeño grupo que más tiene acumulará todavía más. Según datos usados por Walter Scheidel, “en Estados Unidos, el 1% que más posee entre el 1% más rico (las personas pertenecientes al zero,01% de ingresos más elevados) casi sextuplicó sus beneficios respecto de la década de 1970, mientras que la décima parte más adinerada de ese grupo (el 0,1% más rico) los cuadruplicaba.
Las sociedades que se desarrollan materialmente –como es el caso de Chile–, logran hacer pasar por sobre la línea de la pobreza a un segmento creciente de la población, pero en cuanto lo hacen, muchas de esas personas se dan cuenta que se mantienen en la misma precariedad relativa. Según datos de la Encuesta CASEN, la pandemia golpeó duramente a la clase trabajadora en Chile. Si en el año 2017 la pobreza medida por ingresos laborales y pensiones contributivas llegaba a 29,4%; al año 2020 llegó al 39,9% (Fundación SOL, 2021).
Para el ex alcalde de Las Condes, “lo que necesita Chile ahora tiene que ver con crecimiento económico, generación de empleo, nuevos proyectos. Cuando se partió, la pobreza period de 40%, ahora hablamos de 6,5%, y el gran motor fue la creación de empleo, y resulta que ahora el motivo fueron los subsidios, lo que está bien, son momentos especiales postpandemia, pero si queremos reducir la pobreza tenemos que mirar al crecimiento económico y la creación de empleo. Hay alrededor de 400 5 paises mas pobres del mundo mil empleos perdidos todavía, respecto a la situación prepandemia”.
Materialmente está mejor que hace una década, probablemente tiene mejores instalaciones en su hogar, mejores artefactos y más equipamiento. Pero en un sentido social, no está más integrada a la sociedad, se ha generado una nueva forma de desigualdad. Su leve mejora materials se transforma así simplemente en una “coartada moral” para justificar una sociedad que sigue siendo desigual, e injusta.