Distribución Del Ingreso: El Nivel De Desigualdad En La Argentina Es El Más Alto De Los Últimos Ocho Años

La falta de ingresos está relacionada de forma muy estrecha con el resto de los indicadores de la pobreza. Ser pobre influye en la salud, el acceso a la educación, la alimentación, la aparición de conflictos familiares, las situaciones de vulnerabilidad y de exclusión, el desarrollo de la población menor o la falta de oportunidades, entre otros muchos elementos. Así, a grandes rasgos, la desigualdad organizacion sin fines de lucros económica es la diferencia económica entre distintos grupos de población. Tal como señala el Observatorio de Pobreza, Desigualdad y Exclusión, se puede medir en términos de renta o de patrimonio y es una de las causas principales de la pobreza, la falta de oportunidades, la fractura social, la exclusión de la educación, la vivienda y la salud, del desempleo y de la emigración, entre otros.

Entre 2001 y 2022, la pobreza de las personas mayores de 65 años se logró reducir a casi la mitad, al pasar de 29% a 15%. De hecho, hubo más éxito en reducir la pobreza en la vejez que la pobreza en general, a pesar del proceso de envejecimiento de la población. También sobresale su contribución a la reducción de las desigualdades de género mediante la inclusión de las mujeres mayores en los sistemas de pensiones, entre otros aportes. Investigaciones difundidas en los últimos años reflejan que, en décadas recientes, la desigualdad de ingresos, aunque no al mismo ritmo, se incrementó en casi todos los Estados. En 2019, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) presentó un informe focalizado en desarrollo humano en donde se marcó a América Latina como la región donde se concentraba la más acentuada desigualdad en cuanto a ingresos.

En este panorama, señalan expertos y analistas que se dedican a estudiar la cuestión, influyen múltiples factores. Por lo basic, el género, la raza y el nivel de formación académica están estrechamente vinculados a la divergencia en materia financiera. Si bien la tecnología puede ser un gran elemento igualador —por ejemplo, al mejorar la conectividad, la inclusión financiera y el acceso al comercio y a los servicios públicos—, las personas que aún no están conectadas pueden quedar aún más marginadas, sobre todo si se tiene en cuenta que el progreso se está ralentizando, e incluso invirtiendo, en algunos grupos. Ponencia presentada en el XXVIII International Congress of the Latin American Studies Association, Rio de Janeiro, Brasil.

El libro, que se centra en la desigualdad socioeconómica, quería aportar para pasar de una “discusión a nivel de slogan” a una de contenido analítico y basada en la evidencia empírica. Si bien la reforma mundial será lenta, se puede lograr una mayor estabilidad en el plano regional mediante el establecimiento de reglas e instituciones alternativas que proporcionen un cierto grado de protección contra las perturbaciones financieras, lo que requiere un significativo aumento de la capacidad y de la cooperación Sur-Sur y triangular, así como espacios para la cooperación fiscal. Por ejemplo, el éxito de China se ha basado en controles selectivos de capital, una política fiscal anticíclica y políticas monetarias activas destinadas a estabilizar los tipos de cambio, en conjunción con toda una gama de políticas industriales activas, en lugar de centrarse únicamente en el crecimiento del PIB (UNCTAD, 2013).

El pequeño campesinado de muchas regiones del planeta solo cuenta con sus plantaciones domésticas como medio de vida. Pero las temporadas de sequía y épocas de lluvia extrema merman sus cosechas y perjudican su ganado, y no cuentan con los medios económicos necesarios para adaptarse a los efectos del cambio climático. Además de la desigualdad salarial por cuestiones de género, nos hablan de la “disparidad por maternidad”, que conlleva que las mujeres madres trabajadoras reciban un sueldo inferior a aquellas que no lo son. El Plan de Barrios se aplica, sobre todo, en los barrios con mayor vulnerabilidad y para ellos se utiliza el Indicador de Vulnerabilidad Urbana (IVU) elaborado por el Instituto Metrópoli junto con otras variables socioeconómicas, demográficas y residenciales. Laura Golovanesky, directora del Centro Interdisciplinario de Investigaciones en Tecnologías y Desarrollo Social para el Noroeste Argentino (CIITED), unidad ejecutora del Conicet – Universidad Nacional de Jujuy, destacó que “el coeficiente no suele tener grandes variaciones en el corto plazo, por eso es importante analizar este indicador considerando períodos de tiempo largos”. El índice de Gini comenzó a medirse periódicamente en Argentina desde 1974, gracias a la Encuesta Permanente de Hogares que realiza el Indec, donde mide el ingreso de los hogares.

Un segundo aspecto a explorar son las percepciones en distintas dimensiones de la desigualdad, que van más allá de lo salarial y que abarcan ámbitos como la educación, salud y vivienda, entre otros. En tercer lugar, sugerimos la incorporación de elementos ideológicos de tipo distributivo como posibles determinantes de las percepciones de desigualdad y que vayan más allá de la posición política. Por ejemplo, es possible que individuos que se caractericen por preferencias redistributivas desde el Estado tiendan a percibir mayor desigualdad. Un cuarto aspecto se refiere a profundizar en las consecuencias de la evaluación de justicia respecto del propio salario, para lo que se recomienda que, además del ítem basic utilizado en esta investigación, se incluyan preguntas específicas respecto del salario precise y el salario que se consideraría justo. Para reducir la desigualdad y promover la prosperidad compartida, el progreso debe ser sostenido en el tiempo y a través de las generaciones.

Cuestionados sobre si piensan que hoy en día las diferencias de ingresos entre las personas ricas y pobres son demasiado grandes, el eighty four,7 % respondió estar “muy de acuerdo” o “bastante de acuerdo”. En los primeros 3 meses de la gestión de Javier Milei se registró la mayor desigualdad de la distribución de los ingresos de la nueva serie iniciada por el INDEC en 2016. En una intervención especial, Paula Narváez, Presidenta del Consejo Económico y Social (ECOSOC) de las Naciones Unidas, instó a buscar convergencias entre los distintos procesos multilaterales en curso abocados a promover el desarrollo social en el mundo.

En este contexto y «en la narrativa de la reducción de la pobreza del Banco Mundial, estamos insistiendo en que lo que tenemos que hacer es incorporar productivamente a los hogares en pobreza e invertir en su capacidad productiva de manera que la reducción de la pobreza sea sostenida en el tiempo», abundó. La desigualdad es una característica histórica y estructural de esta región, que casas de hogar de cristo se ha mantenido y reproducido incluso en períodos de crecimiento y prosperidad económica, advirtió la Cepal. A pesar de los avances registrados en décadas recientes, la región continúa siendo la más desigual del mundo, lo cual conspira contra su desarrollo porque esta condición es un freno para erradicar la precariedad, garantizar el ejercicio de los derechos y la gobernabilidad.

desigualdad economica

En América Latina y el Caribe sigue siendo alta, pese a que ha disminuido considerablemente. En muchas economías industriales avanzadas, la desigualdad aumentó ligeramente si bien ya se encontraba en valores bastante bajos. Varios países de Europa Oriental registraron un drástico aumento de la desigualdad durante su transición política.

Los avances logrados en las últimas décadas indican que los países pueden tomar decisiones de política de manera deliberada para combatir la desigualdad y mejorar las condiciones de vida y las oportunidades de los más pobres. Como se puede observar, las metas de este ODS contemplan los aspectos económicos, políticos y sociales, lo que va en la línea de lo planteado respecto de la multidimensionalidad de la desigualdad económica. Es decir, que esta no solo considera el tema de ingresos, sino que hay una gama amplia de particularidades a considerar para lograr reducirla. Por ejemplo, la meta 10.2 busca promover la inclusión social, económica y política de las personas, con un foco antidiscriminatorio, y la meta 10.three hace referencia explícita sobre las dimensiones ex-ante y ex-post de esta, al demandar reducir las desigualdades de oportunidades e ingresos, respectivamente.

Es decir, Chile ha conseguido algunas metas mínimas en materia de desarrollo humano, como la esperanza de vida y los años de escolaridad, por ejemplo, sin embargo, esto no ha acortado las brechas existentes dentro del país. Así, se hace necesario examinar lo que efectivamente están mostrando estos indicadores, con el fin de dilucidar el problema que afecta a la población de Chile, en términos de las grandes disparidades que hoy sufren. Las imágenes de la sociedad distan de ser un «espejo» de la realidad, ya que se ven afectadas por una serie de variables que actúan como filtro o sesgo perceptual, lo que está en línea con investigaciones en el área de la cognición social que mencionamos al inicio del artículo. Estos filtros producen efectos que se alejan de lo esperable desde el sentido común, tales como la tendencia a percibir mayor desigualdad por parte de individuos de mayor estatus (particularmente mayor educación), la tendencia a sobre identificarse con estratos medios y el impacto de un mayor estatus subjetivo en una menor percepción de brechas. La relevancia de estos procesos de carácter socio-cognitivo va más allá del plano meramente académico, ya que es esperable que tengan consecuencias en acciones concretas de los individuos respecto de la distribución económica del país.

Teorías de justicia de ingresos, tales como la deprivación relativa (Crosby, 1979; Runciman, 1966) y la teoría de la equidad (Adams, 1963; Berkowitz & Walster, 1976), señalan que la evaluación de justicia se basa en procesos de comparación social, es decir, mediante la comparación del propio salario con el salario que obtienen otras personas. En este marco la hipótesis sugerida es que aquellos que se sienten injustamente recompensados son más sensibles a las diferencias de ingresos y, por lo tanto, la comparación con individuos de salarios mayores llevará a que ellos extiendan el continuo de ingresos en términos perceptuales, percibiendo, por tanto, más desigualdad. Por otro lado, se espera que quienes se sienten más justamente recompensados minimicen las diferencias de ingreso, ya que el ser justamente recompensado en un contexto de alta desigualdad podría generar disonancia cognitiva (Festinger, 1957). Es imprescindible, en pos de minimizar las desigualdades, combatir delitos y luchar contra las injusticias, que los gobernantes implementen estrategias y políticas que mejoren la realidad tributaria y fiscal, el acceso a la atención médica, el derecho a recibir educación, los salarios, las condiciones de empleo y la seguridad social.

Por ejemplo, el cambio climático es un problema que está afectando, por una parte, los recursos a los que puede acceder la gente, su calidad de vida y está afectando, por otro lado, las temperaturas de las diferentes zonas alrededor del mundo y, así, el medio ambiente. Sin embargo, el cambio climático no está dañando a todos/as por igual, por lo que ha incrementado las brechas en cuanto a las oportunidades que tienen los individuos y países, ya que están condicionados por su territorio ( United Nations, 2020b; Kuhn, 2020 ). Otro ejemplo que propone Sen (2000), tiene que ver con los virus y las bacterias que hay en el medio, que trastornan la manera y la calidad en que viven los individuos, o bien, la forma en que tienen que distribuir sus recursos los países.