Desigualdad, Legitimación Y Conflicto Dimensiones Políticas Y Culturales De La Desigualdad En América Latina

Estas disparidades abarcan aquellas que se dan entre los países desarrollados y aquellos en desarrollo, como las que surgen al inside de grupos sociales en los países, entre hombres y mujeres o entre los grupos más ricos y los que están en condición de pobreza. La brecha digital de género se refiere a la diferencia en el uso y acceso a las TICS entre mujeres y hombres, pero incluye también la desigualdad en cuanto a la creación y publicación de contenidos, la participación y la presencia en la pink. El modelo económico de sustitución de importaciones en Colombia, desarrollado desde los años 50s, reforzó el privilegio de la región andina y allí concentró el desarrollo industrial capitalismo pobreza y desigualdad y el crecimiento económico, en parte porque allí se acumulaban los excedentes de la producción cafetera. Esto conllevó a mayores inversiones en educación pública, salud y vivienda en esta región, así como una mejor infraestructura para la productividad, expresada en, por ejemplo, una energía basada en hidroeléctricas, más barata, más confiable, y más eficiente que la energía térmica de la región caribe. Las diferencias composicionales no son entonces causadas por elecciones individuales de los habitantes del caribe, que deciden o no migrar y dedicarse a otras actividades, sino por proyectos ideológicos excluyentes y economía política que limitaron allí su desarrollo (Meisel 1999, Meisel y Hahn 2020).

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Tras unos años en los que el índice de Gini había bajado de 0,fifty three a 0,forty six entre 2001 y 2019, la pandemia ha ocasionados enormes costes sociales muy desigualmente distribuidos. Este incremento de la desigualdad ha reavivado las protestas sociales en la región, generalizando las ya manifestadas durante la segunda mitad de 2019 en Chile, Ecuador y Colombia. La pandemia habrá ocasionado el cierre del 2,7 millones de empresas latinoamericanas, es decir el 19% del complete de las empresas. Pero las medidas de distanciamiento social y las limitaciones a la movilidad han afectado de forma desigual a las actividades económicas.

Uno de los métodos preferidos para lograr esto es la inclusión de interacciones en los modelos de regresión. Esta metodología permite determinar cómo el impacto de una variable explicativa (X1) en una variable dependiente (Y) cambia como resultado de la variación en una tercera variable (X2) (Scott y Siltanen 2012). El ejemplo de la región Caribe ilumina el hecho que la región como espacio no es una tabula rasa donde se expresan racismos, sexismos y discriminaciones en función del número de minorías. Al contrario, son los procesos políticos, económicos e históricos enraizados en el espacio de la región, articulados por élites regionales, y avanzados por instituciones subnacionales lo que explica su specific composición, que a su vez explica parte de la desigualdad subnacional. En Chile y Perú el componente composicional es más importante, mientras que en Colombia es el menos importante. Pero en vez de asumir que un elevado componente composicional significa que no existe una fuerza causal propia de la región, nos debemos preguntar por qué las regiones con mayores (y menores) desventajas tienen esas composiciones.

Cuando adoptamos el enfoque de género (Gráfica 2) vemos que hay importantes diferencias en Perú mas no en Chile o Colombia. En Perú en 2007 las mujeres tenían una tasa 7 puntos porcentuales (p.p. de ahora en adelante) mayor que la de los hombres (10.5% y 3.5%). En Colombia la tasa de analfabetismo de las mujeres es ligeramente inferior que la de los hombres en ambas rondas censales. Con esta aplicación cuantitativa y descriptiva de la investigación subnacional y la teoría de la interseccionalidad, este estudio constituye un aporte original para la comprensión de la desigualdad en América Latina y el rol de la dimensión subnacional en ella. En mi conocimiento éste es el primer estudio que aterriza el enfoque interseccional utilizando las últimas rondas censales para describir evolución en las diferencias entre grupos compuestos por la intersección de varios atributos, y constituye una contribución novedosa a la conceptualización de la desigualdad subnacional. La descomposición Oaxaca-Blinder nos permite darles cabida a ambas inclinaciones teóricas.

En Perú hay muy poca variación regional, incluso en las categorías en mayor desventaja, y la brecha se ha reducido a una mínima expresión en 2017. En Chile la brecha regional también se recortó en todas las intersecciones, excepto en los indígenas rurales. En Colombia, a diferencia de los otros dos países, subsisten importantes brechas en la ruralidad, incluso entre personas que no pertenecen a grupos étnicos.

En medio de este panorama, el descontento social se ha expresado recientemente mediante votaciones anti-gobierno a lo largo del subcontinente y, en especial, con fuertes protestas callejeras en países como Chile, Colombia o Ecuador. Esta brecha supera incluso la de África subsahariana y muchos la señalan como una de las explicaciones detrás de la ola de protestas que recorrió países latinoamericanos recientemente. La investigación también muestra que desde 2010 hasta 2014 la desigualdad ha vuelto a crecer en Chile, lo que contradice lo afirmado a partir de la encuesta Casen 2015, donde los datos sugirieron que la desigualdad estaba bajando levemente. Una de las razones por las que el enfoque interseccional ha tenido una aplicación limitada es porque no ha sido fácil identificar un método que cristalice las aspiraciones ontológicas del término (Hancock 2007; Bauer 2014; Collins 2015). El concepto de interseccionalidad fue acuñado inicialmente por Crenshaw (1991) para evidenciar que la experiencia de las mujeres afrodescendientes period fundamentalmente distinta a la de las mujeres por un lado y de los afrodescendientes por otro. La intersección alude así a una noción multiplicativa y no aditiva de la desigualdad, pues, en otras palabras, las mujeres negras –para continuar el ejemplo– sufren una opresión mayor a la de la suma de ser mujeres y negras por separado.

Para los asalariados de bajo nivel socioeconómico no es irrelevante la comuna en que viven, ya que, en common, la probabilidad de ser «no móvil» aumenta con el nivel socioeconómico de la comuna (en explicit en Santiago). Este último hallazgo es importante para las políticas sociales dirigidas a los pobres, pues justifica la histórica resistencia de los pobres a salir de los barrios ricos, que se debe a que su relación con el barrio no es solo residencial sino también laboral. De esta manera, las teorías dominantes sobre la segmentación socioeconómica de la movilidad intrametropolitana no parecen del todo aplicables a la región. En efecto, deben considerar a la vez la localización de los grupos socioeconómicos y la ubicación de los empleos, pues su interacción es la que finalmente determina los patrones de movilidad diaria. La segmentación socioeconómica de la movilidad intrametropolitana4 ha adquirido creciente visibilidad por la relevancia que ha tomado el transporte en las grandes ciudades. Un puente al desarrollo sostenible en tiempos de pandemia”, se encuentra que la población rural de Latinoamérica y el Caribe enfrenta una profunda brecha digital.

Amén de las muchas excepciones a este patrón de localización, cuya expresión más evidente es la diseminación de los centros comerciales multitienda, nada impide que en el futuro los estratos altos se dispersen parcialmente en un proceso de suburbanización, al que seguiría una suburbanización de empleos de servicios. thirteen En algunos casos, la suburbanización en busca de gratificaciones residenciales, en otros el traslado a la periferia como estrategia para reducir costos de vivienda o como resultado del acceso a la vivienda social. Cabe ahora contar la otra parte, que se refiere a los territorios y su capacidad de atraer conmutantes, es decir, de recibir inversión y puestos de trabajo, y su vinculación con la situación socioeconómica a escala comunal/municipal. «Los gobiernos miran adentro de sus fronteras. Brasil no está interesado en liderar la región. El Mercosur está paralizado hace tiempo. La Unasur también, y la OEA, desprestigiada por su actuación en Bolivia. Hay un abandono y una desatención de los canales institucionales. Hoy son cáscaras vacías», sostuvo. La profundización de la desigualdad ocasionada por la pandemia se refleja en terrenos como el educativo, donde existe un acceso inequitativo.

«Hay sectores que no han podido mantenerse al día con la educación y eso va a tener un costo enorme a futuro en términos de pérdida de capital humano», agregó Santibañes. Una condición necesaria para que se produzcan efectos duraderos en el tiempo es el tránsito a una cultura de respeto por la persona, por la igualdad de dignidad y respeto, y por los valores de justicia y solidaridad social. La desigualdad absoluta ha seguido creciendo, y si crece en un contexto de desigualdad relativa y pobreza que cae, y la población en basic capitalismo desigualdad siente que el bienestar está aumentando, es probable que no importe. Pero si sigue creciendo cuando hay gente de la parte baja o media que está perdiendo, probablemente se crea gran resentimiento”, aseveró. “En los últimos treinta años, la desigualdad en América Latina se redujo, cuando la medimos con el instrumento que más se utiliza para esto, que son las encuestas de hogares”, dijo la académica para iniciar.

Pero también en un aumento de la mendicidad o extrema pobreza la cual se incrementara en 28,5 millones personas en solo un año, pasando de sixty seven,7 millones de personas en 2019 a 96,2 millones de personas en 2020. Chile también destaca al considerar 19 países miembros de la OCDE que tienen datos comparables. El 1% más rico de Chile aparece concentrando consistentemente al menos 10 puntos porcentuales más que el resto de las elites. “El único país que alcanza un nivel similar es Estados Unidos y solo desde mediados del 2000”, afirma el estudio.

Por cierto, estos trabajadores pueden actuar para reducir los desplazamientos diarios mediante mudanzas residenciales, pero no tienen la capacidad de decidir autónomamente si conmutan o la distancia que deben recorrer todos los días al trabajo. En contraposición, los empresarios y los cuentapropistas disponen de un mayor margen de maniobra para definir su patrón de desplazamientos diarios y, por ende, debieran ser menos móviles que los asalariados, pues pueden usar su poder de decisión sobre sus desplazamientos diarios para minimizar los desplazamientos diarios en tanto consumen tiempo y dinero. El paper aborda los principales problemas vividos a principios del 2020 por los hogares rurales en Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala… El documento aborda cómo la pandemia dejó secuelas significativas en la agricultura familiar de Alta Verapaz y Sacatepéquez, con daños… Hoy, 19 de Junio, Rimisp comparte los resultados de su investigación “Dinámicas Territoriales y Conflictos Socioterritoriales Asociados a la Producción… En medio de la virtualidad acelerada por la pandemia, se suma un rezago educativo más marcado en el seno de las comunidades rurales, en donde las clases en línea o a través de la televisión significa un esfuerzo mayor para las familias, sobre todo teniendo en cuanta que la deserción escolar es mayor en aquellas en donde la cantidad de hijos es numerosa.

Para ambos componentes existe una fuerza causal subyacente a lo subnacional que –aunque es independiente– actúa en interacción con la raza, el sexo, y el género en la producción de desigualdades. Los hallazgos obtenidos con la descomposición Oaxaca-Blinder están alineados con los de la sección anterior. El hecho de que sea Colombia el país con mayor proporción de la brecha no explicada, seguido por Chile y Perú nos remite a lo observado en cuando a que las brechas étnicas y urbano-rurales y de género tenían mucha más variación regional en Colombia, seguido por Chile, y menor en Perú. Con base en la discusión anterior, este artículo utiliza microdatos de las dos últimas rondas censales realizadas entre 2002 y 2018 en Colombia, Perú y Chile para identificar la distribución de indicadores de educación entre grupos conformados por distintas combinaciones de género, etnia, condición de ruralidad y región. Inicialmente este enfoque era casi exclusivamente aplicado empíricamente en estudios de corte cualitativo donde etnografías y estudios de caso detallados se enfocaban en un número limitado de grupos interseccionales. Estas metodologías facilitaban el enfoque interseccional porque permitían identificar más claramente las categorías sociales que determinaban las experiencias de vida y los procesos sociales que conllevaban a discriminación o privilegio (Evans 2019).