Respecto de la percepción basic de desigualdad, observamos un alto grado de acuerdo en la afirmación «Las diferencias de ingreso en Chile son demasiado grandes» (Tabla 1), sobre la que más del 87% de las personas plantea estar de acuerdo o muy de acuerdo, lo cual es concordante con publicaciones anteriores (Comisión Económica para América Latina [CEPAL], 2010). Este aparente consenso perceptual contrasta con la variabilidad que observamos en las respuestas de percepción de salarios. En la Figura 3 aparece un gráfico de cajas sobre la percepción de ingreso para cargos de alto estatus y bajo estatus, el cual permite hacerse una thought de la distribución de las respuestas en términos de tendencia central y variabilidad. Destacan las intervenciones sobre el espacio público que llegarán a los barrios de montaña (unas actuaciones que el PSC había pactado con ERC para que dieran el voto afirmativo a los presupuestos) y las acciones preventivas con las que se pretende evitar futuras desigualdades sociales en zonas como el barrio de la Marina del Prat Vermell. El nuevo plan de barrios invertirá 113 millones de euros en mejorar el espacio público y los equipamientos, 35 millones en escuelas y proyectos educativos, 32 en proyectos sociales y 20 millones en rehabilitación de viviendas.
Las causas de estas disparidades son múltiples, y estas se expresan en diversos ámbitos de la vida de los/as residentes del país, como por ejemplo, en el sistema previsional, en salud, educación, entre otros ( Vera, 2017 ). Esta desigualdad no es una novedad, es un problema que ha afectado al país incluso desde la época de la Colonia (PNUD, 2017). No obstante, desde la década del 2000, se ha podido observar un incremento generalizado de movi-mientos sociales que, entre otras causas, dan cuenta del malestar que existe en la población chilena, exigiendo mayor igualdad ( Grez, 2011 ; Segovia & Gamboa, 2012). Estas demostraciones de descontento social detonaron en octubre de 2019 con el “Estallido Social”, donde millones de chilenos y chilenas marcharon y protestaron, entre otras razones, debido a la desigualdad que existe en Chile ( Güell, 2019 ; Jiménez-Yañez, 2020 ).
Por lo tanto, reconociendo estas condiciones se admite también que el punto de partida es diferente para todas las personas. Con una mayor equidad, el colectivo femenino podría fortalecerse a nivel económico, mejoraría su calidad de vida, se reforzaría su seguridad en la vejez mediante pensiones justas, o sería más autónoma e independiente con respecto al colectivo masculino. También se señalaban los 15 países sede de los paraísos fiscales más agresivos (entre ellos, algunos ubicados en Europa, como los Países Bajos o Suiza, que ocupan los puestos número 3 y four del ranking) debido a su oferta de incentivos fiscales para seducir a inversores, como un bajo o ausente tipo nominal sobre el impuesto de sociedades o su desinterés por evitar la evasión fiscal. No estamos diciendo que influyan o no, pero sí es cierto que podrían ser una causa de la desigualdad económica. Por último, y antes de adentrarnos en materia, nunca debemos confundir desigualdad con pobreza. De acuerdo con la medición del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), la brecha que existe entre los que menos ganan (decil 1) y los que mayor ingreso perciben mensualmente en el país (decil 10), se incrementó de forma appreciable sin fines de lucro organizaciones.
El análisis realizado contempló, primeramente, la identificación de los componentes de cada una de las acciones públicas, los cuales fueron examinados detalladamente, para luego determinar cómo estas ayudan a reducir las desigualdades económicas. Es decir, que se estudió la forma en cómo se encuentran planteadas estas acciones públicas, y así, determinar si estas buscan reducir las desigualdades económicas desde la perspectiva ex-ante, ex-post, o ambas. Aquí, es importante destacar que el análisis no incluye un estudio sobre el impacto que estas acciones públicas han tenido, o bien tendrán, sobre el tema en cuestión, sino que busca determinar si estas mismas responden o no al concepto multidimensional de las disparidades. Igualmente, se determinó a qué meta o metas del ODS 10 respondían particularmente y se indicó si estas acciones públicas eran anteriores o posteriores a la Agenda 2030. El vínculo entre percepción de desigualdad y formas de acción social es un primer elemento a mencionar como campo de futuras investigaciones. Si bien la acción social es difícil de opera-cionalizar en encuestas de opinión, existe la posibilidad de establecer indicadores en temas de participación política convencional y no convencional, los que esperamos poder incorporar en futuras encuestas.
Tras la Segunda Guerra Mundial, en los territorios con más desarrollo se consiguió reducir la brecha de desigualdad a nivel social aunque, de esa época en adelante, la distribución de ingresos no ha sido equilibrada. No es tarea fácil combinar estas tendencias de la desigualdad interna y externa, aunque, en general, hay quien estima que el coeficiente de Gini a nivel mundial ha disminuido ligeramente en los últimos 20 años (Lakner y Milanovic, 2013), en gran medida porque los ingresos de los asalariados de los países avanzados se han reducido notablemente. Aun así, y con la excepción de los pocos Estados que son los más desiguales, la desigualdad entre países sigue siendo muy superior, con diferencia, a la desigualdad interna. 1Estas dimensiones de la desigualdad hacen referencia a aquello que ocurre, primeramente, con la distribución de la riqueza e ingresos en una economía, es decir, dimensión ex-ante; y ex-post, cuando se alude a la redistribución de estos mismos (The Editors of Encyclopaedia Britannica, 2013). En este sentido, el Estado cumple un rol importante en términos de (des)igualdad, no obstante, esto será descrito más adelante. Además, en relación a la Agenda 2030, a pesar de no contar con todos los indi-cadores que propone esta misma para el Objetivo de Desarrollo Sostenible 10, de las 27 acciones públicas examinadas, se puede ver que estas responden, no solo a las primeras tres metas de las cuales se tienen información para reportar indicadores, sino que también a la 10.4, 10.5 y 10.7.
Hay más trabajadores informales, ingresos más bajos de parte de la población de menor calificación y también de parte de la población formal. Hay un deterioro del mercado laboral, lo que afecta seriamente a los niveles de desigualdad”, explicó Juan Luis Bour, economista especialista del mercado laboral y director de FIEL. Ahora bien, para entender mejor qué está pasando en el país en términos de desigualdad, es necesario repasar primero qué es el coeficiente de Gini, cómo se mide y para qué sirve. El Indec define el coeficiente de Gini como indicador de la desigualdad en la distribución del ingreso.
En ese rincón del planeta, detallaba el texto, indígenas y/o afrodescendientes se ven forzados, en comparación a la población blanca, a afrontar más barreras al querer progresar. Esas minorías poseen menos chances de acceder a la escolarización, de terminar la escuela, de lograr trabajos bien remunerados organización social y, por lo tanto, están más expuestas a la pobreza. También puede abarcar la expectativa de vida, la facilidad que tienen las personas para acceder a los servicios de salud, la educación de calidad o los servicios públicos. Cada faceta de la desigualdad entorpece enormemente nuestra capacidad de alcanzar los ODS.
Según este estudio, al ser preguntados por su grado de conformidad con esta afirmación, el fifty two % de los españoles dicen estar “muy de acuerdo” y el 18,7 % dijo estar “bastante de acuerdo”, mientras que el 13,7 % respondió estar “poco de acuerdo” y el 14 %, nada. Así como se plantea que la desigualdad no es propiamente malo, se propone que la inequidad sí lo es. Cuando intuyo que se refería a la palabra iniquidad que alude a un acto perverso y no es lo mismo que inequidad, que equivale a desigualdad. El BM estima que el producto inside bruto (PIB) de Latinoamérica crecerá un 1,eight % en 2024, por debajo del 2,6 % world, cuando la región se enfrenta a riesgos como peores condiciones financieras globales y altos niveles de deuda local que pueden tener un efecto en la demanda privada y en el ritmo de necesaria consolidación fiscal. Cabe destacar que la inequidad económica suele medirse a través del coeficiente de Gini, más allá de considerarse asimismo a los índices de Hoover y de Atkinson, entre otros. El miedo y la inestabilidad derivados de la inseguridad, los contextos violentos y los conflictos que traspasan las fronteras no permiten avanzar por la senda de la igualdad y, entonces, no hay progreso colectivo posible.
Es evidente la necesidad de lograr un crecimiento inclusivo, equitativo y sostenible, que garantice el equilibrio entre las dimensiones económica, social y ambiental del desarrollo sostenible. Esto, por una parte, propone un nuevo cuestionamiento a la estrategia chilena para la reducción de las desigualdades en el contexto de la Agenda 2030, ya que la disaster actual ha mostrado y ha dejado nuevas disparidades que atender. Por lo tanto, las circunstancias sugieren replantear las acciones públicas para el Objetivo de Desarrollo Sostenible 10 – y los otros sixteen – con el fin de hacer frente a este problema en el país de manera efectiva, reparando en las nuevas dificultades que se presentan y cómo prevenir que estas vuelvan a ocurrir en un futuro. Por otra parte, y como también se mencionó al comienzo de este artículo, el Coeficiente de Gini es uno de los indicadores más utilizados a nivel internacional a la hora de medir la desigualdad ( Medina, 2001 ; Goubin, 2018 ) y Chile no es la excepción. Si bien se reconoce la utilidad de este índice, existen críticas al mismo, como las planteadas por Atkinson (1970 ) sobre la proporcionalidad de las transferencias, otorgando más peso a las transferencias en el centro de la dis-tribución que en las colas, lo que no necesariamente refleja los valores sociales tras un indicador de desigualdad.
La influencia del nivel educacional en la brecha percibida puede deberse a que a mayor nivel educacional existe un mayor acceso a información sobre salarios de alto estatus, elemento determinante de una mayor o menor brecha salarial percibida. Esta misma situación puede relacionarse con los efectos significativos de educación en la percepción basic de desigualdad, si bien en este caso no se aprecia una tendencia clara a medida que aumenta el nivel educacional, sino más bien una diferenciación de todos los niveles respecto del nivel más alto (universitario), quienes tienden a percibir mayor desigualdad. En este sentido, la dimensión ex-post, que hace referencia a los resultados e ingresos se encuentra presente, como también la dimensión ex-ante, que hace referencia al punto de partida sobre el cual los individuos podrán alcanzar los objetivos o calidad de vida que desean. Una imagen distinta nos presenta la variable percepción diagramática de distribución económica en relación a variables de estatus.
Eso quiere decir que, por cada peso que ganan las familias de menores ingresos, los hogares más ricos ganan $23. Así, está el caso de Chile con un 5 % de pobreza, México con alrededor del 20 % y los países del norte de Centroamérica, (Honduras, Guatemala y El Salvador) que tienen niveles cercanos a entre el 40 % y el 50 %, precisó. Para abatir la desigualdad se pueden ejecutar «acciones focalizadas de inversión en la provisión de servicios sociales» en las áreas afectadas, «lo cual tendría un impacto en la productividad de estas regiones, de estos hogares, pero en la economía en su conjunto, afirmó el directivo del Banco Mundial. Puso como ejemplos a Chile, cuyos ingresos desde 1980 hasta la actualidad crecieron «en casi 210 % y la pobreza la logró reducir hasta el 5 %», o Panamá, que en 34 años contados desde 1989 pasó de una tasa «de 50 % a 12,9 % de pobreza». En Latinoamérica y el Caribe 181 millones de personas (29 por ciento de la población) viven en la pobreza y de ellas 70 millones (11,2) están en la pobreza extrema. La Ministra Jeannette Jara señaló que el libro de la CEPAL sobre sistemas de pensiones no contributivos es “una muy buena síntesis y contribución, que pone en el centro el rol importante de la solidaridad no contributiva, pero también deja en claro que no es el único tipo de solidaridad (esperable en este ámbito)”.
Del Informe se desprende o implica, según el especialista Leopoldo Tornarolli (Magister en Economía e la UNLP y profesor de Política Económica en la UNLP) “una tasa de pobreza de alrededor del 55% en enero-marzo. De ser correcto esto, la pobreza del primer semestre va a estar sobradamente por encima del 50%.” Si se proyecta sobre una población complete de forty seven millones, más de 23 millones estarían viviendo en hogares pobres. Al aumento del desempleo y la caída de la población ocupada, se sumó la disminución de los ingresos en relación a la disparada inflacionaria, con specific fuerza entre las familias y hogares de menores recursos. La corrupción, la explotación laboral, la discriminación, la privatización de los servicios públicos y el empleo precario figuran, a grandes rasgos, como causales de desigualdad económica. La batalla por crear una visión internacional de los derechos humanos requirió todas las capacidades de Eleanor Roosevelt, y supuso un desafío para ella, de formas que nunca habría imaginado. Por último, se necesitará un marco normativo integrado que refleje todos los modelos de desarrollo y garantice la coherencia normativa entre los distintos objetivos para que los objetivos sociales, económicos y ambientales se refuercen mutuamente.
Por lo tanto, haber aprobado la Agenda 2030 indica voluntad, pero aún así objetivos como el 10, tendrán que superar barreras y resistencias políticas a nivel internacional y nacional para poder ser implementado y realmente exitoso (Donald & Lusiani, 2016). Finalmente, el tercer fundamento que propone Atkinson (2015) es que la desigualdad de resultados afecta directamente la igualdad de oportunidades para la próxima generación, ya que condicionará el punto de par-tida para ellos, para bien o para mal. En este sentido, el nivel de resultados obtenido por un sujeto influirá en la distribución familiar futura y limitará nuevamente el nivel de resultados para esta nueva generación de individuos dentro de una economía, generando un círculo vicioso que irá incrementando las brechas económicas, como ya ha ocurrido en el mundo ( United Nations, 2020b). La primera razón que postula Atkinson (2015) tiene que ver con las dificultades que enfrentan las personas en la vida, sin considerar la desigualdad de oportunidades que pueda existir.