La cita me vino a la mente al leer la carta de la Comisión de Patrimonio del PS, donde para justificar las inversiones del partido en diferentes empresas, entre ellas Soquimich, señalan que hacer rendir el dinero para no depender de otros es admirable. “No despilfarrar los dineros, sino administrarlos bien, es de las cosas más revolucionarias que ha hecho el PS”, señalan. Asimismo, la ayuda fiscal también se expresó en el aumento del monto del alquiler imputado. Sin embargo, los especialistas advierten por la paralela caída de los ingresos autónomos, en explicit los del trabajo, hecho que pudiera impactar futuras mediciones, debido a las dificultades de sostener las ayudas sociales en los niveles alcanzados en los años señalados. América Latina siguió una trayectoria related, con un ingreso creciendo casi cinco veces en el transcurso de un siglo.
Es probable, de hecho, que una persona pobre hoy, tenga una mejor salud, acceso a mejores tratamientos, y mejor esperanza de vida, que una persona rica de hace varias décadas. Pero esto no significa que hoy dicha persona deje de ser pobre, precisamente porque la pobreza no es una línea absoluta, que se traspasa de una vez y para siempre, y jamás se obtendrá, por cierto, la “salud total”. En el caso de la salud, queda muy claro que la pobreza no es una cifra absoluta, sino que cube relación más bien con el acceso que tienen las personas a los tratamientos y medicamentos que la sociedad es capaz de producir.
En su análisis adjudica la culpa de la ralentización del crecimiento y el incremento de la desigualdad en Estados Unidos principalmente a la falta de inversión, en las últimas cuatro décadas, en educación, infraestructura y tecnología. “Puede que, hace mucho tiempo, la imagen de una competencia innovadora, si bien implacable, de una miríada de empresas luchando por prestar un servicio mejor a los consumidores a costes más bajos, fuera una buena caracterización de la economía estadounidense”, comenta el premio Nobel de Economía. “Pero hoy vivimos en una en que unas pocas empresas pueden recoger cantidades ingentes de beneficios para ellas mismas y seguir en su posición dominante durante años y años, sin ser desafiadas”. El “capitalismo meritocrático liberal”, por su lado, con su organización basada en la democracia y el imperio de la ley, ha fomentado la innovación, la movilidad social y, en suma, el desarrollo económico.
generar conocimiento crítico y acciones para potenciar las luchas sociales y sindicales. Pero también están aquellos que sueñan con un capitalismo predecible, manso y condescendiente, sin perdedores ni ganadores, quiebras o recesiones. Lo que estos soñadores quieren es la libertad sin las consecuencias de la libertad, la competencia en broma, el movimiento sin fuerza motriz, el éxito sin lucro, las inversiones sin acumulación de capital o, para decirlo cortamente, el capitalismo sin capitalismo. La advertencia del FMI sobre el daño que provoca una alta desigualdad al crecimiento, parece hecha para nosotros.
Si bien este tipo de política ya se implementa en las sociedades nórdicas o en Alemania, Piketty reclama por un alcance mayor. También, como una forma de superar el régimen de propiedad vigente, aboga por una reestructuración sobre la base de una combinación de propiedad pública, social y lo que él llama propiedad temporal. Esta última aseguraría la circulación permanente de bienes y una menor concentración de la propiedad privada y el poder económico, implementando un impuesto progresivo que obligue a los propietarios más ricos a entregar cada año a la sociedad una parte de lo que poseen. Esos recursos, plantea el economista, podrían usarse para financiar una dotación common algunas organizaciones sociales de capital.
Lo hace asumiendo un alto riesgo económico y pagando caro los fracasos de experimentar. Ese Estado –afirma Mazzucato- será imprescindible para resolver los desafíos futuros (relacionados con la energía y el calentamiento global). Pero para que eso sea posible, las empresas que se benefician con esas tecnologías no pueden privatizar los beneficios que obtienen. En su opinión, eso es lo que han hecho Apple y otras transnacionales que han diseñado estrategias agresivas para pagar el menor impuesto posible y han difundido una versión de su éxito donde el esfuerzo público ha sido completamente borrado.
Ha-Joon Chang, economista de la Universidad de Cambridge, describe la debilidad de este tipo de desarrollo en su libro Malos samaritanos (2007 RH enterprise books). Dedicarse a explotar bienes primarios, explica, puede ser buen negocio durante un tiempo, como lo fue para Argentina que llegó a ser el quinto país más rico del mundo a comienzos del Siglo XX gracias al trigo y la carne. Primero, porque la productividad de los commodities crece más lento que la de las manufacturas y es fácil quedarse atrás (usted puede inventar una forma de ensamblar un refrigerador en la mitad del tiempo que su competidor, pero difícilmente logrará que en un mismo terreno quepan mas vides para producir más vino). Para la conmemoración de este eight de marzo 2022, proponemos que un paso inexcusable para hacer realidad un futuro feminista es terminar con la explotación de unos pocos sobre la mayoría.
Se trata por tanto, esencialmente, de un tema de integración social, del cual forma parte un componente básico de justicia. A la larga, este tipo de argumentos toma la forma de una especie de eugenesia social, planteando la esperanza de que en cierto momento social, virtud del desarrollo económico, todos los seres humanos van a alcanzar una especie de “autonomía total”. El capitalismo no tiene soluciones a estos problemas, de hecho, ni siquiera es capaz de identificarlos como problemas. Desde la perspectiva capitalista, la solución consiste simplemente en reducir el número de personas viviendo bajo el límite materials de la pobreza. Si bien Lavín valora la caída en los índices de pobreza, enfatiza en que el próximo paso tiene relación con el crecimiento económico. Para el ex alcalde de Las Condes, “lo que necesita Chile ahora tiene que ver con crecimiento económico, generación de empleo, nuevos proyectos.
También combatió la actitud de la izquierda inglesa, la de la “Tercera Vía” de Tony Blair, que asumió que la desigualdad era el costo inevitable del crecimiento. Para Atkinson, en cambio, “hay pasos que pueden dar los gobiernos, las firmas, los sindicatos y las organizaciones de consumidores para reducir los presentes niveles de desigualdad. Y reclamaba que la “Tercera Vía” y sus seguidores en el mundo no se hayan atrevido a actuar frente a los mercados, en defensa de las familias. Esas filas ignominiosas -dice Atkinson- no se pueden desligar de otras filas, que ocurren al mismo tiempo, como la de los seven-hundred millonarios del mundo inscritos para el primer viaje espacial de la empresa Virgin. «¿Cómo puede ser que desde la academia se demonice un sistema económico que ha sacado de la pobreza a la población mundial, que es justo y moralmente superior? A un grupo importante, mayoritario de personas, el capitalismo les ofrece una sensación ilusoria de que están avanzando, están mejorando su nivel de vida, pero a las que en el fondo mantiene en el mismo nivel de desigualdad, a partir de cambios macrosociales sobre los cuales las personas no tienen ningún control.
Si en el año 2017 la pobreza medida por ingresos laborales y pensiones contributivas llegaba a 29,4%; al año 2020 llegó al 39,9% (Fundación SOL, 2021). Recordemos que en nuestro país la mayoría de la población está endeudada, tiene bajos salarios y empleos precarios. Se olvida que los estándares que utilizamos para definir la línea de pobreza (nivel de ingreso, números de canastas básicas, o incluso servicios sociales), son siempre relativos, y dinámicos, cambian con el tiempo. Este nivel está históricamente constituido, depende de modo fundamental de la sociedad en la que se inserta. Así por ejemplo los servicios de salud, las condiciones de vivienda, y muchas otras condiciones que llamamos básicas son en realidad cuestiones definidas por nuestra época. No es per se indicativo de pobreza, ni siquiera indigno, vivir en una casa de 20 metros cuadrados por ejemplo.
El bajo crecimiento económico y la desconfianza hacia la elite política y empresarial dominan hoy el debate en Chile. El martes 19 de abril, prácticamente a la misma hora, se expusieron en Santiago dos formas muy distintas de encarar estos problemas. La prensa económica no reparó en esta curiosa coincidencia porque solo cubrió uno de los eventos. Marx lo capto muy bien en el Manifiesto… al decir que el capitalismo “no puede existir sino a condición de revolucionar incesantemente los instrumentos de producción”. Por ello, “una revolución continua en la producción, una incesante conmoción de todas las condiciones sociales, una inquietud y un movimiento constantes distinguen la época burguesa de todas las anteriores”.
El abogado Juan Carlos Eichholz, uno de los expositores, anotó que varias de esas propuestas llevaban años sobre la mesa. Dijo que no se concretaban por la existencia de grupos de poder dentro del Estado, por ejemplo, los funcionarios públicos del Registro Civil o los notarios. Para tener crecimiento sostenido -argumentó Mazzucato- es clave que el Estado asuma financieramente grandes “misiones” (al estilo del desafío norteamericano de llevar un hombre a la Luna), pues muchos sectores económicos se activan al intentar dar solución a los problemas que esas misiones plantean.
Entre los momentos más álgidos de su participación, se encuentran su defensa al libre mercado, la advertencia de que Occidente ha empezado a trazar el «camino del socialismo» y también las fuertes críticas al feminismo y su escepticismo ante el cambio climático. Fue sólo tras la caída de la Unión Soviética y la conversión de China a un sistema híbrido, que el mundo quedó casi por completo bajo la óptica del libre mercado, cuyos promotores se han esforzado por defenderlo desde entonces. Lo que no tiene nada de america latina desigualdad social noble es condenar a los otros a ser pobres, mientras al mismo tiempo se busca ser rico. Para Stiglitz, la preocupación principal de las compañías no está puesta en proporcionar mejores bienes y servicios a través de la innovación, sino en la creación de monopolios. En un contexto de competencia, ninguna empresa tiene el poder para fijar los precios. Pero está ocurriendo que en muchos sectores económicos no hay un número lo bastante grande de actores para que pueda hablarse de un mercado competitivo como tal.