Trabajo Y Desigualdad En América Latina: Más Allá De La Interseccionalidad > Uct

La brecha regional es mucho menor que en Colombia y se ha disminuido bastante para 2017. En Chile la brecha urbano-rural es importante y en algunas categorías presenta variación regional. La brecha urbano-rural entre las personas que no hacen parte de ninguna etnia era entre 14 y 20 p.p.

La segunda edición, de 2013, analiza la evolución de esas brechas territoriales. En esta ocasión, el tema de análisis en profundidad es la desigual distribución territorial de las oportunidades de acceso a empleos de calidad. En este sentido, el Informe busca contribuir a una mejor comprensión sobre los factores, características y condiciones propias de los territorios que determinan la generación de mejores oportunidades de empleo en algunos lugares más que en otros. Por ello, dijo, es urgente avanzar en la construcción de Estados de Bienestar, basados en derechos y en la igualdad, que otorguen acceso a protección desigualdad de hecho social y a bienes públicos de calidad, como salud y educación, vivienda y transporte. Bárcena participó durante la semana en diversas sesiones del Foro global, en las que abordó el origen y la persistencia de la desigualdad en los países de la región, así como el impacto que, asociada al bajo crecimiento, esta tiene en el desarrollo, la innovación, la inclusión y la productividad. A su vez, el invitado internacional agregó que “Antes se decía que la desigualdad en América Latina se debía al capitalismo, pero bueno, hay países capitalistas que son desiguales, pero no tanto como los de la región.

Dicha metodología, que será explicada con profundidad más adelante, permite desglosar hasta qué punto la diferencia entre grupos –en este caso regiones– en un atributo –analfabetismo o inasistencia a escuela– se debe por diferencias en la composición de las regiones, o por diferencias en los efectos que tienen los elementos de dicha composición. Desde estas variadas e interdisciplinares perspectivas, procesos territorialmente heterogéneos de desarrollo económico, acumulación de capital, y/o racismo van haciendo que unas regiones tengan peores empleos, bienes públicos y servicios sociales. Esto va generando un impacto en la composición de dichas regiones, que con el tiempo tienen una mayor proporción de grupos tradicionalmente marginados como habitantes rurales y minorías étnicas. Se puede derivar de estas aproximaciones que la región o la unidad subnacional no tendría una fuerza causal independiente que produciría ventajas y o discriminaciones, sino que reflejaría los efectos del racismo, el sesgo urbano y los modelos de desarrollo económico que se concentran en su territorio. El informe para América Latina y el Caribe destaca que las percepciones de desigualdad y justicia también juegan un papel fundamental, en parte porque afecta las actitudes y preferencias de las personas respecto de las políticas redistributivas, a la vez que impactan la legitimidad de las instituciones del sistema democrático.

Finalmente, La región no genera mucha variación en las brechas urbano rurales de Perú, excepto para mujeres, mientras que en Chile hay una variación un poco más significativa y en Colombia hay una variación regional mayor en las brechas urbano-rurales. El Informe Regional de Desarrollo Humano plantea que, para abordar los desafíos de la alta desigualdad y el bajo crecimiento, los países de América Latina deben abordar la complejidad de las interacciones entre estas variables. Se plantea que un punto de entrada para abordarlas es el diseño de sistemas de protección social que sean universales, más inclusivos y redistributivos y fiscalmente sostenibles. La disaster de la COVID-19 ha mostrado que, sin un enfoque universal, las crisis pueden producir retrocesos importantes en los logros de la región en protección social y bienestar de los hogares. En suma, los debates sobre las formas que adopta la segregación residencial metropolitana deben considerar el mercado de trabajo de las ciudades en su faceta territorial.

La descomposición Oaxaca-Blinder permitió avanzar en la comprensión de la naturaleza de dichas brechas regionales y sus diferencias. Se puede teorizar que parte de las brechas regionales tienen una naturaleza composicional y otra parte tiene una naturaleza interseccional y el peso de cada una varía de país en país y a lo largo del tiempo. Para ambos componentes existe una fuerza causal subyacente a lo subnacional que –aunque es independiente– actúa en interacción con la raza, el sexo, y el género en la producción de desigualdades. La descomposición Oaxaca-Blinder es una metodología cuantitativa apropiada para el estudio de la interseccionalidad (Jackson y VanderWeele 2019), en especial cuando se tiene en cuenta la dimensión subnacional. En las últimas décadas el concepto de interseccionalidad ha viajado desde el feminismo negro para aplicarse a otros contextos y literaturas como la salud pública (Bowleg 2012; Evans et al 2018), la psicología (Rosenthal 2016), las relaciones internacionales (Krizsan et al 2012) y el mercado laboral (Browne y Misra 2003).

Con todo, también reconocen que los dos centros de actividades (el histórico en la comuna de Santiago, y el, según ellos, emergente de «Providencia»), que constituyen el corazón comercial y económico de la ciudad, terminen por fusionarse, surgiendo, así, un gran centro extendido, lo que originaría un monocentrismo renovado, ampliado, si se quiere. Sobre ambos asuntos, la localización de la población según condición socioeconómica y la ubicación de los puestos de trabajo, hay un amplio debate en la actualidad. En los países desarrollados, el debate sobre la vigencia de los modelos de ciudad monocéntrica tiende a inclinarse hacia el modelo opuesto, es decir, el de ciudad policéntrica «More current research continues to indicate that employment in most metropolitan areas of the world, is both dispersing and in some circumstances clustering into subcenters» (Wheaton, 2002, p. 4). Con todo, el enfoque de la «ciudad dual» se opone a esta visión de fragmentación y dispersión policéntrica (Holt-Jensen, 2002). Y tales supuestos difícilmente se verifican en las ciudades de la región (Polése, 1998), en explicit por el alto grado de informalidad que predomina en ellos y las marcadas asimetrías que existen entre los actores relevantes de ellos.

“La caída de la desigualdad se detiene, el ímpetu se acabó, y se acaba en un contexto en que además también está disminuyendo la tasa de crecimiento y en algunos países incluso hay algo de recesión y aumenta la pobreza”, dijo. En concreto, la desigualdad de los ingresos laborales se redujo, acortándose la brecha salarial entre trabajadores altamente calificados y poco calificados. Así, entre 2002 y 2013, el ingreso laboral del decil más pobre creció, en promedio, un 50% en términos reales, mientras que el aumento promedio fue del 15% para el decil más rico (y 32 % para el ingreso de la mediana de la distribución). Además se produjeron incrementos en el salario mínimo y apoyo a organizaciones sindicales.

Y claramente son necesarios mayores esfuerzos de investigación empírica para indagar en los vínculos entre el funcionamiento espacial de los mercados de trabajo, las modalidades emergentes de crecimiento físico y demográfico metropolitano, y los patrones de localización de infraestructura y dependencias públicas y privadas. Una más vinculada a la globalización y los desarrollos tecnológicos y de infraestructura, que apunta al policentrismo y a una forma de funcionamiento y estructura urbana comparable a la de las ciudades de los Estados Unidos. Y otra más relacionada a las desigualdades socioterritoriales y del mercado de trabajo, que junto con el dinamismo de la economía de servicios, favorecen un monocentrismo extendido. Este último presiona una movilidad más intensa de los pobres y favorece el encapsulamiento de los ricos.

Permanece dividida, fragmentada, con una política exterior descoordinada y desarticulada, guiada por la ideología, que se traduce en una pérdida de relevancia en medio de las crecientes tensiones entre China y Estados Unidos a nivel internacional. «Existe un vínculo indirecto entre populismo y pandemia, a través de la crisis económica y social. Ante las frustraciones económicas que va a dejar el coronavirus, pueden fortalecerse este tipo de liderazgos, que vemos en América Latina y en el mundo. Pueden crecer los discursos antisistema a partir de esas frustraciones», afirmó Negri. Gráfica 1 Tasas nacionales de Analfabetismo (Colombia – Perú) y Porcentaje desigualdad economica mundial de personas con cuatro años o menos de escolaridad (Chile). A nivel de Europa, Sahd considera que los más importantes son la aprobación del  plan de rescate para los países de la Unión Europea impactados por la pandemia y darle seguimiento a las negociaciones comerciales entre el Reino Unido y EE. UU ., Aquel de ser exitoso podría ser atractivo para otros países europeos y eventualmente puede seguir el ejemplo del Reino Unido con el Brexit. “En el corto plazo, si bien la situación es horrible y ha introducido una desigualdad brutal, vemos que por lo menos estas medidas de contención y transferencia de ingresos pueden estar siendo mitigadoras”, apuntó Lustig.

En contraposición, los empresarios y los cuentapropistas disponen de un mayor margen de maniobra para definir su patrón de desplazamientos diarios y, por ende, debieran ser menos móviles que los asalariados, pues pueden usar su poder de decisión sobre sus desplazamientos diarios para minimizar los desplazamientos diarios en tanto consumen tiempo y dinero. Reducir las barreras al emprendimiento, el comercio y la inversión, fortalecer el Estado de derecho y erradicar la corrupción en el sector público y privado presentan también una importancia essential. El informe hace referencia al desarrollo por parte de Chile de estrategias coherentes y transparentes enfocadas a la promoción de la inversión como un ejemplo a seguir.

Se explica por la distinta composición, sobre todo en lo que tiene que ver con lo urbano-rural. Es altamente probable que parte de esta porción no explicada se deba a que en la región Sur ser indígena o campesino tenga una mayor penalidad sobre la escolaridad que en la región Central, aunque el efecto es pequeño puesto que la brecha es muy reducida. Al introducir el elemento étnico (Gráfica 3) observamos que los grupos indígenas tienen mucha mayor prevalencia de analfabetismo/no escolaridad que el resto y que la reducción ha sido importante en ese grupo. En Perú el analfabetismo en personas con lengua materna indígena es tres veces mayor que para el país en common y cinco veces mayor que para los que hablan castellano (21% en 2007 y 16% en 2017).

A nivel regional el 81% cree que la distribución del ingreso es injusta, el porcentaje asciende al 95% en Chile, poniendo al país en el primer lugar de la región en dicho indicador. Más aún, mientras el 77% de personas en América Latina y el Caribe declara que sus países son gobernados en función de los intereses de unos pocos grupos poderosos, el porcentaje asciende a 91% entre las chilenas y chilenos. Chile también aparece primero en la percepción de injusticia en el acceso a justicia, salud y educación. Finalmente, pese a tener el mejor desempeño de la región en el índice de desigualdad de género del PNUD, Chile es el segundo país donde más se percibe que la igualdad entre hombres y mujeres no está garantizada.

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En Chile la brecha regional también se recortó en todas las intersecciones, excepto en los indígenas rurales. En Colombia, a diferencia de los otros dos países, subsisten importantes brechas en la ruralidad, incluso entre personas que no pertenecen a grupos étnicos. Pero las brechas regionales entre indígenas rurales son extraordinarias, pues la diferencia entre la región con más y menos tasa de analfabetismo llega a ser 20 p.p. “Este informe muestra que las violación de derechos  sociales como el derecho a la salud no son por azar si no por decisiones de autoridades del Estado. No se debe meramente a un virus que afecta a la población a nivel mundial o a falta de recursos. Esa violación de derechos sociales se debe fundamentalmente a decisiones de políticas públicas que favorecen o no a ciertos sectores de la población.