Sin Alterar Las Relaciones De Poder, No Habrá Solución Para La Desigualdad

Por las características de la desigualdad en Chile, en explicit por el hecho que su causa radica en que un 1% de la población más rica se “dispara” del resto del país, y no lo hace por méritos ni por casualidad sino por un complejo y duradero entramado de privilegios, esta desigualdad debiese importar a muchos. Quizás Chile avance en una reforma tributaria, pero eso es poco si no se distribuye el crecimiento, algo que Chile no hizo, creció pero no redistribuyó el crecimiento. La dictadura dejó un país muy desigual y después siguió creciendo el país, y más o menos todos crecían igual y por tanto, ese nuevo ingreso se distribuía desigualmente. Y también tiene que haber lucidez en los sectores impugnadores, en los que no quieren AFP, quieren reventar el sistema educacional, and so on. Los empresarios y la élite económica apostaron por Sichel, justamente al ser una hechura de ellos, es potencialmente manejable.

Estos límites se basan en estimaciones, ajustadas por tamaño de familia, de la media del ingreso familiar para las áreas metropolitanas y no metropolitanas designadas. Las estimaciones resultantes de Area Median Income (AMI) permiten que los ingresos familiares se expresen como un porcentaje de la media para la zona. Las familias que ganan no más del 80 por ciento del ami son típicamente consideradas como de bajos ingresos y aquellas que ganan no más del 50 por ciento del AMI se consideran de muy bajos ingresos (U.S. Department of Housing and Urban Development, 2015B). Un reciente estudio de Facundo Alvaredo, Claudia Sanhueza y otros, que usa datos tributarios desde 1964 hasta 2014, resaltó justamente lo extrema y constante que esa desigualdad ha sido en los últimos 50 años. No importa quien haya gobernado (un DC, como Eduardo Frei Montalva; un socialista, como Salvador Allende; un dictador neoliberal, como Augusto Pinochet, o cualquiera de los cinco presidentes desde el retorno a la democracia hasta hoy), siempre hemos estado en el high del mundo. Solo en los últimos años nos ha superado Estados Unidos y se nos ha acercado el Reino Unido (ver gráfico).

porque importa la desigualdad

Puede ser wise, particularmente para quienes no son las grandes fortunas, sino los sectores profesionales de altos ingresos. Ahora, los países que han logrado niveles muy bajos de desigualdad y más altos de movilidad tienen sistemas tributarios que recaudan más, especialmente en sectores de más altos ingresos, y tienen niveles de gasto social público más elevados. Idealmente, el esfuerzo por impulsar la movilidad requiere una batería de políticas que incluye estrategias universales y focalizadas. La reducción de la desigualdad es una tarea compleja y de largo plazo, que incluye políticas que afectan los ingresos autónomos de los hogares -laborales, educacionales-, así como políticas redistributivas que permiten que el Estado recaude y use recursos para promover el bienestar económico de la población. Estas políticas generales deben ser complementadas con estrategias más focalizadas y específicas que atiendan las necesidades de sectores pobres, marginados o discriminados.

Adicionalmente, se provee acceso a actividades extracurriculares en áreas de ciencias desde la robótica, artes desde la creación cinematográfica y al desarrollo socioemocional de forma específica y transversal en cada programa. Esto sigue la teoría de que la educación proporciona más capital humano en la que, cuanto más educadas están las personas en una sociedad, mejor compiten por empleos e ingresos y viceversa. Por lo mismo, no se puede aspirar a una igualdad absoluta, porque es imposible que no existan diferencias en todos los aspectos y dimensiones de la vida. Aunque tendemos a pensar que la desigualdad depende de disparidades en los ingresos, este texto –parte de un extenso proyecto de investigación realizado por el Buell Center de Columbia University– muestra que la vivienda es uno de sus más poderosos motores. Por lo tanto ciertas prácticas arquitectónicas podrían ser entendidas como «el arte de la desigualdad». “El debate en torno a la riqueza tiende a enfocarse en las grandes fortunas del top de la distribución, pero la redistribución de la riqueza es tanto un asunto de fomentar pequeños ahorros en el 99% como de poner restricciones a los excesos del 1%”, escribió.

Por lo tanto, según uno de los pilares de las Escuela de Chicago, a mayor desigualdad, mayor será la criminalidad. En un estudio se realizó un juego de intercambio entre los investigadores y un grupo de monos. En una segunda fase del experimento, a algunos monos les dieron uvas en vez de pepinos, que para los monos se trata de un snack mucho más apetecible que el pepino. Cuando esto ocurrió, el resto de los monos ya no aceptaba pepinos a cambio de piedras, aun cuando tener cualquier comida era mejor que no tener.

Así como economistas políticos y columnistas de opinión no se abstienen de realizar juicios éticos y prescripciones políticas, los expertos en ética del desarrollo deben basarse en el trabajo y las controversias más creíbles en economía política. Sin un ancla en la economía política, el enfoque de las capacidades3 y la ética del desarrollo arriesgan un entendimiento inadecuado de las limitaciones y las oportunidades para políticas y acciones éticamente justificadas. Primero, si la distribución de la propiedad de activos es altamente desigual. En este contexto los trabajadores, que no son propietarios de los activos, no tienen incentivos para comportarse de forma que la productividad aumente, pues estos comportamientos son difíciles de monitorear y, por lo tanto, que se lleven a cabo o no depende en parte importante de la motivación intrínseca. En particular, estos comportamientos tienen que ver con el trabajo duro, la mantención del capital físico, la disposición a asumir riesgos, la adquisición y uso de conocimiento y otros similares. De esta manera, la elevada concentración de la propiedad de los bienes de capital es ineficiente.

En efecto, el cuadro que se reproduce junto a esta columna muestra la evolución de diversas medidas de desigualdad entre 1990 y 2015. Las cifras son elocuentes, no importa cómo se mida, la desigualdad viene cayendo durante la última década. Todos los índices muestran un avance importante y sostenido, entre ellos el coeficiente de Gini, el cuociente del ingreso del 20% más rico y el 20% más pobre y la medida de Palma (economista chileno) que considera el cuociente del ingreso del 10% más rico y el 40% más pobre.

Vamos ahora al informe sobre desigualdad en Chile publicado por el PNUD esta semana. Se trata de un aporte importante, con abundante y novedosa evidencia que invita a reflexionar y debatir sobre cuáles son las dimensiones más relevantes de la desigualdad en la actualidad. El capítulo final, sobre desigualdades políticas, es particularmente esclarecedor.

Los gobiernos de manera periódica deben presentar informes sobre los progresos en el cumplimiento de todos los derechos. La primera declaración sobre los derechos del niño knowledge de 1920 aprobada por la Liga de las Naciones, la cual se disolvió en 1946. Ese mismo año, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue creada, organismo que hoy vela por el cumplimiento del derecho internacional, el mantenimiento de la paz internacional, la promoción y protección de los derechos humanos, entre otros. En 1959, la Asamblea de la ONU aprueba la declaración de los Derechos del Niño y en 1989 aprueba la Convención sobre los Derechos del Niño, tratado internacional vinculante ratificado por 196 países.

Si el problema de la pobreza es de dignidad y no de supervivencia, entonces deja de ser un problema que pueda reducirse completamente al plano individual-orgánico. El ser humano es un ser social y muchos de los bienes humanos que asociamos a la dignidad son bienes sociales. Y que la pobreza afecte estos bienes significa que degrada o dificulta las relaciones que los producen.