Tal es lo que ocurrió con la mortalidad infantil, y lo que se hace con la desnutrición de menores de 6 años y los allegados. En encuestas, se ha llegado a una canasta de valor de $ 2.730 a $ 2.700, año 1985. Que considerando su incidencia en el presupuesto en un 50%, requeriría que las personas tengan un ingreso de $ 5.244 mensual.
Esto, porque desliga la dimensión económica de los problemas sociales del soporte espacial (el territorio) en el que éstos se constituyen y, por ende, de la estructura de relaciones sociales (la comunidad) que hacen de ese espacio físico un espacio social, en el cual se establecen las relaciones entre los miembros y grupos de esa comunidad y con los demás actores sociales presentes en ese espacio. En el caso de la política social, con los agentes estatales de la política/social (funcionarios, técnicos o profesionales). Si desde el punto de vista del crecimiento burocrático del aparato estatal, esta forma de encarar la resolución administrativa de la política social se transformó en un factor gatillante de ese crecimiento burocrático estatal; desde el punto de vista de la relación Estado/Sociedad, ello se tradujo en la existencia de una purple institucional compleja en la cual se realizaba dicha relación. Se trata de una centralización de la política social que es orgánica o dependiente y coherente con las formas centralizadas del Estado y de toda la vida nacional, a las cuales, por su parte, retroalimenta. Y se trata de una centralización compleja (no simple), porque conjuntamente con reservar la capacidad decisoria al nivel estatal central, la estrategia de la centralización de la política social se basó en el principio de la especialización, provocando, por este motivo, una importante diversificación de las estructuras estatales de la política social. En esa extraña estatatización de la pobreza se crea una situación en la que el sujeto «pobre» vive la pobreza como problema propio en la vida cotidiana, pero en la que la sociedad le obstaculiza hacer la experiencia de la responsabilidad propia, puesto en juego entre los esfuerzos de los demás actores comprometidos en la superación del problema.
Se conoce que las brechas más amplias de fecundidad son las encontradas en la realidad africana en la que los niveles mínimos de fecundidad fluctúan en 4.9 hijos en promedio por mujer hasta el 2015 y superan las cifras más elevadas de natalidad de los continentes europeo y norteamericano. Asia también ha sido alcanzada por esta ola de descenso mundial que tuvo en los años 60 un pico alto de fecundidad que llegó a 6 hijos por mujer y que descendió a 2.5 hijos por mujer en el 20157. – Que después de que el tribunal, la Oficina de Protección de Derechos (OPD) o el hogar le ha dicho “vaya y consiga trabajo”, “tenga un lugar limpio y adecuado para que vivan sus hijos”, el tiempo pasa y esa madre, ese padre no hacen nada para superar su situación inicial.
La tasa de desempleo más que duplicó las tasas históricas, se incrementó el empleo informal y las actividades por cuenta propia y, con los programas de empleo y de otras formas de autoempleo, existió una profunda tercerización o lo que es lo mismo, un crecimiento del sector de servicios personales. Este proceso de descomposición de las tradicionales estructuras ocupacionales y sus efectos sobre la capacidad de consumo, no están tan lejanas en el tiempo. Por ejemplo, una encuesta del PET entregada en 1986, señalaba que en Santiago, el 50.5% de las familias percibían un ingreso inferior a los eight.715 pesos, situación que las definía como pobres y el 46% de las familias encuestadas recibía menos de four.358 pesos por persona, lo que las colocaba en situación de indigencia. Para superar este período de carencias la población más necesitada se vio en la obligación de generar sus propios ingresos, ya que la ayuda proveniente del aparato estatal no era suficiente para solucionar sus problemas más básicos. Los desocupados implementaron mil formas de sobrevivencia, proliferaron las ollas comunes, los talleres laborales, los vendedores ambulantes y otras formas de servicios que hasta hoy han permanecido.
Le pediría a la Comisión de Vivienda, que debiera sacar al Gobierno un compromiso si realmente va a cumplir la segunda etapa de la vivienda progresiva ¿Qué pasa con los campamentos? ¿Por qué no se le ha dado la oportunidad a esos pobladores para que postulen a la segunda etapa y terminen su casa?. El señor Montes (Presidente), Tiene la palabra la señora Graciela Córdova, por cuatro minutos. He dicho señores, muchas gracias y espero plantear muchos otros problemas en la próxima invitación, si así fuera, muchas gracias.
En el año 1983 Rodríguez (14), señalaba que en las áreas rurales la cantidad de pobres abarcaba al 55% de los hogares, en tanto que en las áreas urbanas llegaba a un 27%. Los Mapas sólo cuantifican problemas de vivienda y de equipamiento y no incluyen la satisfacción de otras necesidades básicas, como alimentación, salud, educación, recreación y otras que son esenciales en la medición de las condiciones de vida de los hogares. Se abre espacio, así, a las necesidades propiamente humanas del reconocimiento social como parte de un orden social y político, al que se pertenece y en el que se participa ejerciendo los deberes y derechos que emanan de la condición de persona de los seres humanos.
Es por todos conocidos que el costo administrativo de las políticas sociales recayó en el Estado, presionando el crecimiento y diversificación del aparato estatal y burocracia administrativa, y que esto fue posible por la explicit situación económica del país y del Estado en ese entonces. Finalmente -y probablemente a causa de las características políticas y administrativas que presentaba el Estado en esa época y de las características que asumía la Ley en su concepción abstracta y universal-, cabe hacer referencia al carácter common de las políticas sociales. Desde el punto de vista de los beneficios que las políticas sociales otorgaban, el principio de la universalidad significa que los sujetos destinatarios e estos beneficios, eran todos los miembros de la comunidad nacional que estaban en las situaciones contempladas en esas políticas.
Eso explica el por qué de los malos informes sobre la condición de las familias de los niños que reciben y el nulo trabajo con sus madres. No hay condición de mayor vulnerabilidad para un niño que tener que dejar a sus padres para ir a un hogar. Si bien es cierto que hay razones económicas, políticas, sociológicas para que en Chile aún haya pobres, hemos de reconocer que también hay egoísmo de parte de muchos compatriotas.
Finalmente, quiero decirles que en el año 1973 y 1974, yo era muy pobre, trabajaba en el empleo mínimo, pero gracias a Dios y a la plena libertad de trabajo que me ofrecieron como artesano en muebles de coligüe, instalándome en ferias artesanales, en distintos lugares de mi país, como fruto de mi trabajo me pude comprar una camioneta y un teléfono particular. Señores Legisladores, ésta es la gran oportunidad para mí y no quiero dejarla pasar, y esta es la ocasión de hacerlo. En el nombre de los pequeños comerciantes y artesanos establecidos y ambulantes, le decimos que necesitamos plena libertad para trabajar y establecemos en lugares adecuados, con permiso municipal, en donde podamos vender nuestro producto sin obstáculos. Esta es la mejor forma de ayudar a los más necesitados, dando oportunidad de trabajo. Y gente que quería trabajar en forma independiente, gente que es buena, que quiere trabajar, no ha tenido oportunidad de llegar a ocupar un cargo, porque es tan politizado, que esa gente no quiere participar en desmedro de los vecinos.
La pobreza es un problema cultural porque la separación que hace la sociedad en la figura del pobre -como sujeto menor en dignidad, en bienestar y en responsabilidad en la tarea común del desarrollo conlleva el debilitamiento y, en el límite, la ausencia en ellos del sentimiento de pertenencia a un todo mayor que es la nación. La pobreza habla, entonces, de una sociedad en la cual las dinámicas del esfuerzo colectivo del desarrollo no han logrado revertir en un mayor bienestar en la vida cotidiana de todos los que la componen. Creemos que ideologizar el tema, nos aleja de encontrar fórmulas que nos unan para enfrentarlo con mucho mayor fuerza. El señor Bermedo (don Samuel).La verdad es que me habría gustado haber dispuesto de diez minutos, para haber dado respuesta a muchas cosas que acá se plantean. Quiero aprovechar para hacer el desafío que este mismo debate lo hagamos frente a la población, frente a los pobres, frente a los pobladores para que justamente ahí nos demos cuenta qué es lo que opina la población.