Pandemia Acrecienta La Desigualdad Social En América Latina

Y en el otro lado del espectro hay dos países que han seguido un camino muy diferente. Luego sigue Bolivia, que pasó de fifty eight,1 a forty four y en tercer lugar Guatemala, que redujo su desigualdad desde un fifty nine,6 a 48,three. Durante su intervención, Bárcena subrayó que hay un desencanto social que se manifiesta principalmente en los más jóvenes de la región, debido a que se generaron expectativas que no han sido cumplidas. 1Algunos estudios que incorporan el aspecto subnacional o espacial en el estudio de la interseccionalidad son Malmusi et al. (2010); Scott y Siltanen (2012); Spierings (2016); Hopkins (2019); Rodó-de-Zárate y Baylina (2018). Una de las razones por las que el enfoque interseccional ha tenido una aplicación limitada es porque no ha sido fácil identificar un método que cristalice las aspiraciones ontológicas del término (Hancock 2007; Bauer 2014; Collins 2015). Se observa también que los programas de ayuda desplegados están beneficiando más a la parte baja de la distribución, pero quienes están por encima de la línea de la pobreza están perdiendo mucho.

En primer lugar, eso puede estar detrás de las manifestaciones de descontento”. Las transferencias monetarias según régimen político no muestran una diferencia importante, al igual que los datos de empleo público. Sin embargo, el salario mínimo es la variable que muestra que hubo una diferencia en términos de política activa en el ámbito laboral que reforzó probablemente lo que se observa como tendencia estructural en términos de demanda y oferta de los trabajadores por nivel de calificación. “Los países de izquierda aumentaron relativamente más el salario mínimo”, precisó.

Este incremento de la desigualdad ha reavivado las protestas sociales en la región, generalizando las ya manifestadas durante la segunda mitad de 2019 en Chile, Ecuador y Colombia. En el caso de El Salvador y Guatemala, la mayor parte de la caída en la desigualdad, se debe al mercado laboral y no a la redistribución, señala López-Calva. Abramo agrega que al mirar la evolución de los ingresos en Latinoamérica, queda claro que el crecimiento económico no es suficiente para que disminuya la desigualdad. En el Banco Mundial han estudiado el tema de la desigualdad de ingresos en la región centrándose en los últimos 10 años.

Si bien son incapaces de dar cuenta de lo acontecido durante la década de 2000, representan la situación a inicios de siglo, cuando las transformaciones metropolitanas ya estaban operando. Además, los proyecta a futuro como línea de base para cálculos similares, usando los microdatos de los censos de desigualdad de social la ronda de 2010 por venir. En tal sentido, los planteamientos efectuados en este documento en torno al futuro de las centralidades metropolitanas y su relación con las modalidades de expansión y segregación residencial de las ciudades latinoamericanas pueden considerarse en espera de veredicto.

Documento presentado al IX Seminario de la RII, Bahía Blanca (Argentina), mayo de 2006. thirteen En algunos casos, la suburbanización en busca de gratificaciones residenciales, en otros el traslado a la periferia como estrategia para reducir costos de vivienda o como resultado del acceso a la vivienda social. La medición de la SRS depende críticamente del nivel de desagregación de los datos y de las agrupaciones territoriales que hagan los investigadores (Rodríguez, 2001). Cualquiera sea el caso, la propensión particular person solo es una parte de la historia.

Este artículo parte de la premisa de Giraudy et al. (2019) según la cual la investigación subnacional permite comprender mejor fenómenos clave para la ciencia política y las ciencias sociales. En este caso, adoptar el lente subnacional-tanto teórica como metodológicamente-, ilumina aspectos de la desigualdad racial, de género y de clase que permanecían ocultos y que pueden ser relevantes para el diseño de la política social (Antía 2018). Como se hará evidente más adelante, el hecho que ciertas regiones agraven o atenúen la discriminación de género, raza, o clase, sugiere la importancia de agentes y procesos en lo subnacional para explicar la naturaleza de la desigualdad en la región.

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La petición de aumentar los impuestos a los ricos está más que justificada, pero no hay suficientes ricos para pagar una mejor educación, una mejor asistencia sanitaria, una mejor vigilancia, una mejor infraestructura y, en definitiva, un mejor futuro para todos a largo plazo. Esta forma de política clientelista se ve favorecida por los sistemas políticos que otorgan a los presidentes una fuerte posición de poder y al mismo tiempo la posibilidad de reelección. Cuando las Constituciones limitan el poder del jefe de Estado y de otros órganos políticos prohibiendo la reelección, la corrupción se desborda. Sin embargo, nunca ha habido una gran alianza económica latinoamericana, sino alianzas regionales en competencia ideológica como Unasur, Mercosur o la Alianza del Pacífico. Por ejemplo, dijo, dentro de los más pobres, tan solo el 34 por ciento tiene alguna cobertura de salud. La directiva reconoció que prima en la región una débil infraestructura en materia sanitaria incapaz de hacer frente a la situación.

No obstante, las ganancias de adoptar metodologías cuantitativas no vienen sin enormes desafíos. El más importante de ellos ha sido identificar un método que traslade a las variables explicativas una lógica interseccional y no unitaria, y que logre en el modelamiento estadístico una noción multiplicativa y no aditiva de sus efectos. Los modelos tradicionales de regresión lineal tienen una lógica unitaria y aditiva, mientras que la introducción de términos de interacción no resuelve el problema de la aditividad. El apéndice incluye un resumen de las metodologías cuantitativas típicamente utilizadas en el estudio de la interseccionalidad.

Y los que más han reducido la desigualdad en la última década son Bolivia, Ecuador y El Salvador, con los datos disponibles entre 2007 y 2017. Y también existen otros mecanismos como analizar la concentración de la riqueza en la parte más alta de la pirámide. En contraste, Uruguay ha bajado la desigualdad de manera importante a partir de 2007. «Bolivia es un país que ha redistribuido y que tiene programas universales, pero como ocurre en la mayoría de los países latinoamericanos, se redistribuye menos de lo que se debería», cube desigualdad de clase López-Calva. Pero cuando los países reducen la pobreza en esos núcleos duros, lo que sigue después es más desafiante. Y los que más han reducido la desigualdad en la última década son Bolivia, Ecuador y El Salvador, con los datos disponibles entre 2007 y 2017.

«El Salvador es una de las sociedades más igualitarias de la región», dicen los expertos del Banco Mundial. Y al mismo tiempo, «casi la mitad de la población tiene un ingreso cercano al umbral de pobreza». «La razón es que han caído los salarios de los que tienen educación universitaria. «En esos países ha habido una reducción en la brecha salarial entre aquellos que tienen más educación y aquellos que tienen menos educación».

Por último, el cierre de las escuelas introdujo una enorme desigualdad en términos de acceso a escolaridad. Históricamente existen diferencias en la posibilidad de completar la secundaria con padres con alto y bajo nivel educacional, pero “esas diferencias se están incrementando brutalmente con el efecto de las cuarentenas sobre el acceso a educación. Esto tiene que ser el centro de atención si queremos evitar que volvamos a tener una desigualdad persistente en el futuro”, finalizó.

¿La emergencia étnica ha modificado la posición de los grupos subalternos en la estructura laboral? ¿El cuestionamiento de la interseccionalidad se ha traducido en una reducción de las inequidades? Mediante una discusión crítica de las teorías en boga sobre el problema, esta charla explora alternativas para avanzar hacia la deconstrucción de las desigualdades interseccionales en América Latina.