Opinión Las Clases Sociales En Chile Y Su Rol En El Estallido Del 18 O Y La Pandemia

Existe una distancia inabordable entre las oportunidades educativas que se brinda en instituciones privadas y la realidad de las escuelas públicas. Las grandes brechas y desigualdades sociales son una parte integral de la cultura actual, pero no son imposibles de reducir y de desarticular. Siguiendo al texto Desiguales y a la OECD (2012), se necesita reducir las brechas que existen en la estructura productiva de la desigualdad actual economía chilena, que se expresan en circuitos diferenciados de productividad, competencias laborales, salarios y estabilidad en los empleos. Entre las políticas a considerar destacan las que mejoran la productividad vía capacitación, aumentan la participación laboral femenina y reducen las prácticas discriminatorias en el mercado del trabajo; así como un fortalecimiento de todos los niveles del sistema educativo.

escalones más altos de los rendimientos, tanto en el caso de niños como de niñas. Mientras que las/los estudiantes que pertenecen a un hogar en el cual el nivel educacional de los padres es inferior a los eleven años poseen una concentración de resultados Bajos, especialmente las niñas. Tal es la finalidad de la metodología de Estimación para Áreas Pequeñas (SAE, por su sigla en inglés), que el Ministerio de Desarrollo Social y Familia aplica para estimar la tasa de pobreza por ingresos (porcentaje de población en situación de pobreza por ingresos). Las estadísticas de género que se presentan en este sitio permiten visibilizar y comprender las brechas, barreras e inequidades entre hombres y mujeres en la sociedad.

Además, en los países desarrollados, solo un 75% de niñas y niños de familias más pobres se gradúan de las instituciones de educación secundaria, mientras que un 90% de los niños de familias ricas se gradúan. Lo anterior se ejemplifica para hogares pobres, quienes con un bajo nivel de ingreso tienden a renunciar a oportunidades de inversión en capital humano que ofrecen relativamente grandes tasas de retorno de la inversión. En este caso, una redistribución de bienes e ingresos de ricos a pobres tiende a aumentar la productividad promedio de las inversiones, por lo cual una reducción de la desigualdad tenderá a aumentar la tasa de crecimiento económico. Desde diversas perspectivas, distintos militantes de izquierda hemos venido planteando hace años que el modelo económico y social se dirigía hacia una disaster basic debido a su incapacidad de ceder a las demandas de los sectores populares—y de la clase trabajadora en explicit. Estima la diferencia que hay entre una distribución real del ingreso según grupo y la distribución que se daría si todos los grupos recibieran un ingreso proporcional a su proporción en la población (todos los individuos recibieran igual ingreso). Si la distribución real es equitativa, el Gini sería 0,0, sino el Gini aumentaría hasta teóricamente llegar a 1,zero (equivale a que un individuo recibe todo el ingreso y el resto nada).

Un futuro no muy auspicioso para una generación que carga con las expectativas de sus familias y de los “que se quedaron” haciendo referencia a los “Ni-Nis”. Para este análisis se consideró elementos teóricos de los estudios de desigualdades de oportunidades laborales y educativas desde una perspectiva estructural, incluidos los análisis de clase social y sus referentes de reproducción cultural (Bourdieu, & Passeron, 2004[1964]; Bourdieu, 2013[1989]). Esta perspectiva teórica se complementa con aportes de los estudios culturales y los enfoques desigualdad autores de resistencia (Baudelot, & Establet, 1976[1971]), dado que la persistencia de las desigualdades educativas precisa de otras aproximaciones que problematicen la tradición de los estudios de capital social. En este contexto se recogen los aportes de Willis en Aprendiendo a trabajar (2017 [1977]) y su modelo conceptual de la reproducción de la fuerza de trabajo en las escuelas capitalistas. Por su parte, Chile inició en 2019 la implantación piloto de una herramienta que busca detectar a niños, niñas y adolescentes en situación de riesgo.

Como ejemplo, el estudio resalta que en 2009, de acuerdo a las cifras tributarias, las seventy seven personas más ricas declararon un ingreso mensual de $100 millones, mientras que de acuerdo a la Casen de ese año los 77 más ricos registraron ingresos sólo por $10 millones. En palabras de los autores, la Casen puede decir con mucha precisión qué es lo que pasa en la mitad de la distribución de ingresos, pero dice poco sobre lo que ocurre entre los más ricos. Esa no es la única contradicción que detectan entre el cuadro que muestra la Casen y los datos tributarios de Impuestos Internos. De hecho, al examinar en una perspectiva histórica esta encuesta que vienen haciéndose desde 1987 los autores detectaron que la Casen permanentemente  “ha subestimado a niveles irreales los ingresos más altos”, por lo que consideran que no es un buen instrumento para analizar la desigualdad. También hemos perdido la brújula de nuestras identificaciones sociales porque los intensos procesos de transformación social que se han dado en Chile desde los años 1980 (Ruiz et al, 2014) han resultado en que pocas personas hoy tienen el mismo standing que sus padres, lo que dificulta la conformación de identidades de clase de una generación a otra (Méndez, 2008).

Además enfatizó que Chile sería parte de este conjunto de países que ayudan a que la economía mundial sea más fuerte, limpia y justa (informa oecd.org, el día 11 de Enero de 2010, a través del titular “Chile, primer país sudamericano miembro de la OCDE”). La metodología de investigación consiste en un análisis descriptivo y comparativo de las regiones del país, así como de un análisis de convergencia regional. La información recopilada para el desarrollo de este trabajo, se ha obtenido de fuentes secundarias, desde distintas bases de datos mundiales y nacionales. A nivel país se utiliza principalmente, la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN) del Ministerio de Desarrollo Social y datos de productividad del Banco Central de Chile.

En 1990 un 14,2% de la población rural era analfabeta y un 3,4% de la población urbana; asimismo, el 5,4% de las mujeres lo period, seguidas de cerca por un 4,9% de los hombres. Para 2015 se observa un buen progreso en las personas del área rural, ya que un menor 7,8% no sabe leer ni escribir, así como un 3% de las personas de la ciudad; este año, hay un 3,3% de mujeres analfabetas, seguidas muy de cerca por un 3% de los hombres. Mientras en regiones como Tarapacá y Magallanes, el analfabetismo no alcanzó al 1% de la población, en Los Ríos, La Araucanía y el Maule, superó el 4%, develando una tarea pendiente en estas regiones, principalmente con su población rural. Para la mayoría de las regiones, hay un mayor porcentaje de mujeres analfabetas que de hombres, a excepción de las regiones de Tarapacá y O’Higgins. Al realizar el mismo ejercicio pero considerando el 20% de los hogares con mayores y menores ingresos, el ratio es claramente menor.

Sin embargo, como aclaran los autores del estudio, dichas diferencias no necesariamente se explican por las diferencias de los sostenedores, sino que atienden también a estudiantes con diferentes atributos socioeconómicos. Los resultados indican que el 60% de los estudiantes de la Región Metropolitana muestra un nivel de comprensión lectora inferior al esperado. Esta medición se realizó a través de DIALECT, una evaluación digital adaptativa que permite enfocarse en los distintos subprocesos lectores según el nivel de comprensión lectora de cada estudiante. Las grandes brechas y desigualdades sociales son una parte integral de la cultura actual, pero no son imposibles de reducir y desarticular.

que existen ciertas inclinaciones académicas y capacidades cognitivas para cada género, ignorando su carácter social. Históricamente, se ha sostenido que el sistema educativo fundado

Para Mauro Basaure, en Chile existe una mala tradición de estudios sobre el tiempo y de sociología del tiempo. Si bien el feminismo ha hecho un aporte importante en este sentido, hacen falta más y mejores estudios que vayan más allá de lo cuantitativo logrando acceder a la subjetividad y el sentido, la pobreza que puede estar escondida detrás de los números. “Un régimen liberal como el nuestro tiene mayores jornadas de trabajo, más extensas que los regímenes de orden más socialdemócrata”, señala el sociólogo, graficado en que Chile se encuentra entre los países de la OCDE con más horas laborales. “Cuestión que se estaba corrigiendo justo antes de la pandemia, con el proyecto de las forty horas”, acota. En el presente artículo se evidencia que existe un alto grado de incidencia de las variables género y clase dentro de los resultados SIMCE

Esto no significa negar que los sectores de clase media tengan un rol en el proceso de construcción socialista[2]. Más bien, significa situar el papel de cada clase o segmento de clase de manera coherente y adecuada a la realidad objetiva del país. A nivel estratégico, ello supone que los partidos de izquierda vuelvan a poner al trabajo de masas junto a los sectores explotados y oprimidos en el centro de sus esfuerzos. Si eso no se hace, se corre el riesgo de pensar la organización popular como un simple espacio de acumulación electoral. La historia reciente de la centro-izquierda en Chile nos demuestra que cuando se toma esa opción, se puede llegar al gobierno sin problemas, pero para terminar administrando leyes en favor del empresariado. ¿Por qué, entonces, la identificación con la clase media-baja es prevalente en los discursos de los trabajadores?

desigualdad de clases sociales

Panamá, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI, 2017), es una economía emergente con gran posibilidad de mantenerse a la cabeza de este grupo en los próximos años. Según datos de 2017, Chile tiene uno de los índices más altos en desigualdad educativa entre los países de la OCDE, expresado en el índice Gini con un zero,503 . Dicho de otro modo, los ingresos del 10% más rico del país son 26 veces más altos que los ingresos del 10% más pobre en Chile; una cifra que es señal de alarma. Muchos trabajos de investigación han tratado de identificar cuán importante es la relación entre desigualdad y desarrollo, y los mecanismos para explicar dicha relación.

Las grandes diferencias entre las clases sociales que presenta Chile es un debate ampliamente discutido y es apuntado como uno de los principales aspectos negativos de la sociedad del país. Según el investigador, la Escuela Católica en Chile no niega la enseñanza de la sexualidad, por el contrario, pretende encausarla hacia un fin trascendente, muchas veces obviando algunas veces tomando una distancia crítica con algunas directrices tradicionales del magisterio”. Sin embargo, esta enseñanza encierra conceptos de individuos que están fuertemente jerarquizados por clases sociales y géneros. La reflexividad que se busca formar en los estudiantes se ve fuertemente limitada por el peso de estas jerarquías y por las normas de las instituciones. Además, se sugiere que la diversidad de redes influye en las opiniones sobre la desigualdad en un grado similar entre personas de diferentes clases sociales, excepto en las creencias meritocráticas, donde la diversidad de redes afecta especialmente a la clase alta. Los investigadores también destacan la importancia de reducir la segregación socioeconómica como medida para abordar la desigualdad.