La Desigualdad Que Despertó A Chile « Diario Y Radio Universidad Chile

Respecto de los modelos n.° 9 y n.° 10, se puede observar que no hay significancia en la variable CP. Dado este resultado, y a pesar que posee signo de coeficiente esperado, se descarta la aplicación de pruebas para evaluar los supuestos básicos. La arquera chilena, quien sigue respaldando el aborto en tres causales, dijo en CNN Íntimo que «cuando tú estás en proceso de querer ser madre, la visión cambia un poco».

La misma inversión que se hace en bonos y subsidios podría hacerse para inversión en productividad a través de la creación de pequeñas y medianas empresas, subsidios de contratación de mano de obra, inversión en educación, políticas para estimular la igualdad, etc. Medidas que dependiendo de la naturaleza de cada país puedan llevarse a cabo, pero con un denominador común, que sean medidas sustentables en el tiempo con resultados a mediano y largo plazo. Una reciente investigación de Ignacio Flores, physician en economía por la Universidad París 1, aporta nuevos datos a este debate. 17El IDH-D considera las mismas tres dimensiones del IDH, pero considerando cómo se distribuyen los logros a lo largo de la población, penalizando el valor promedio para cada dimensión en función de lo desigual que sea.

desigualdad distribucion de la riqueza

Acorde con la CASEN, los años de escolaridad promedio del país son 11, con una leve diferencia por género, eleven,2 años para los hombres y 10,9 en el caso de las mujeres. Esta diferencia, aunque pequeña, se ha mantenido en el tiempo y es el mismo comportamiento presentado por Barro y Lee (2010). Otros datos interesantes que nos entrega la CASEN en materia de educación, es la diferencia de escolaridad por lugar de nacimiento y pertenencia a una etnia. En Chile, en el año 2015, el promedio de escolaridad para una persona nacida en el país era de 11 años, y para un inmigrante (cuya madre residía en otro país al momento del nacimiento) de 12,5 años. Asimismo, hay una diferencia promedio de un año de escolaridad dependiendo de si pertenece o no a una etnia, siendo el promedio de 10,1 años para la población indígena y 11,1 para la no indígena. A través de un análisis de convergencia, se concluye que en Chile, las regiones más pobres y desiguales, tienden a crecer más que aquellas más ricas y equitativas.

Ese 1% más rico de América Latina y el Caribe concentró forty four dólares de cada one hundred dólares de riqueza complete en el continente, mientras que la mitad más pobre sólo 7.7 dólares. [8] Estos números y los reportados por la OCDE no coinciden con exactitud dado el ajuste con datos administrativos a los ingresos altos. Hasta este momento nos hemos referido a la progresividad o regresividad de los sistemas tributarios, pero no hemos hablado con mayor detalle de sus componentes. Lo cierto es que los sistemas tributarios se componen de múltiples tipos de impuestos, todos ellos con diferentes ventajas y limitaciones. Así, en el marco de una discusión constituyente sobre un nuevo contrato social, los debates sobre el sistema tributario serán centrales. El pasado miércoles 28 de octubre el oficial senior de Asuntos Sociales de la División de Desarrollo Social de la CEPAL, Simone Cecchini, fue el invitado del Círculo de Café Alumni, para realizar su presentación denominada «Cepal, Modelo de desarrollo, recesión e igualdad social».

Se observa que las regiones más desiguales, son igualmente aquellas con menor PIB per cápita y menores índices de desarrollo. El PNUD, cada año, desde 1990, presenta un informe sobre desarrollo humano, donde se analizan importantes temas, tendencias y políticas sobre desarrollo. No se puede negar que durante el último cuarto de siglo a nivel mundial ha habido un importante progreso en muchos ámbitos del desarrollo humano. La esperanza de vida es mayor; hay más personas que se escapan de la línea de la pobreza y la pobreza extrema; menos personas afectadas por la malnutrition, entre otros. Si bien es claro que estos avances han mejorado la calidad de vida de las personas, se debe asumir que no en la misma proporción e incluso ha dejado mucha gente marginada de este gran avance (PNUD, 2016).

Llama la atención que en ningún período de nuestra historia el coeficiente haya estado en un nivel comparable a los que muestran los países actualmente más desarrollados (figura 1). Esta persistencia en el tiempo contrasta con el avance de otros indicadores sociales y económicos, los que han permitido reducir significativamente la pobreza en el país. La Araucanía, la segunda región más desigual del país, sigue en la lista como la séptima región con mayores niveles de conflicto, según al informe de COES (Figura 1). Con todo, los factores que generan un incremento en la desigualdad son múltiples e incluso hay algunos consecuencia de evoluciones deseables en la sociedad. El acceso extendido de la mujer al mundo del trabajo y la educación universitaria se encuentra entre estos. Como expone Branko Milanovic, hombres y mujeres acostumbran a emparejarse con personas de un estatus similar al suyo.

Por su parte, la filósofa Nancy Fraser habla de la paridad participativa y postula que la justicia exige unos acuerdos que permitan que todos los miembros de la sociedad interactúen en pie de igualdad, tanto a nivel de redistribución como de reconocimiento. La contrapartida de la concentración en el tope son los bajos sueldos que obtiene la mitad de los asalariados, cuya remuneración es inferior al ingreso que necesita un hogar promedio para cubrir sus necesidades básicas (línea de pobreza). Esto no se traduce en una situación generalizada de precariedad, porque hay más fuentes de ingresos. También hay un agravante de género a considerar, por cuanto más de un 70% de las mujeres asalariadas con educación media completa y que trabajan más de 30 horas semanales, obtiene una remuneración por debajo del umbral citado.

En esta categoría, Sen (2000) señala que hay diversas características, de las cuales el individuo no es res-ponsable, que configuran de una u otra manera sus necesidades, y, por consiguiente, sus metas y elecciones. Por ejemplo, etnia, género, contexto acquainted, estrato social del que provienen y discapacidades físicas o mentales (Paes de Barros et al., 2008). Por lo tanto, reconociendo estas condiciones se admite también que el punto de partida es diferente para todas las personas. 19Para ver las variables que componen las distintas dimensiones, revisar el informe de Vial (2017). 1 La tarea de recopilación de datos no fue fácil, sobre todo al querer abordar el largo plazo, sin embargo, se debe agradecer a las distintas instituciones que cooperaron entregando información a través del Portal de Transparencia del Estado.

Al realizar el mismo ejercicio pero considerando el 20% de los hogares con mayores y menores ingresos, el ratio es claramente menor. Sin embargo, el escenario no cambia demasiado al jerarquizar el territorio, al menos no para las regiones mejor y peor catalogadas anteriormente. El (Gráfico 7) demuestra nuevamente que La Araucanía y Los Ríos son los territorios más desiguales, seguida del Biobío y la Región Metropolitana, la cual sube al puesto número cuatro. Por su lado, con menor desigualdad destacan las regiones de Arica y Parinacota, Atacama y Antofagasta (las misma regiones destacadas en el ratio 10/10, pero en un orden diferente).

Es decir, que habiendo garantizado que las particularidades de cada individuo no influyeran en el resultado ultimate de cada uno, todavía existirían factores que causen la desigualdad entre ellos. Además de la desigualdad, que por si sola ya es grave, otro problema que afecta al crecimiento es la falta de oportunidades de empleos de calidad, principalmente para los más jóvenes, lo que se ve reflejado en las crisis que ha habido en Europa (Grecia y España por ejemplo), donde los jóvenes fueron los más afectados con la cesantía que se provocó. Esa percepción de injusticia se expandió durante la última década alimentada por la alta desigualdad que tiene Chile (ver OCDE 2019) y pareció explicar el estallido social de 2019.

Además, de las otras que son anteriores a esta agenda, hay algunas como, por ejemplo, la Reforma Previsional del año 2008, o la Ley Nº19.966 del año 2004 que establece un Régimen de Garantías Explícitas en Salud, que son varios años previas al acuerdo, pero que aun así se incluyen en el informe relativo al ODS 10. Es decir, que incorporar la Agenda 2030 a las diferentes reparticiones públicas del país es un proceso que no es inmediato y necesita un trabajo previo como el diagnóstico y planes de implementación. Por otro lado, las acciones públicas incorporadas que son muy anteriores a la Agenda 2030, en términos de temporalidad, son acciones que además de perdurar en el tiempo, son de largo alcance.

Este coeficiente, conocido también como el ‘Gini de mercado’, no es solo varios puntos más bajo que el observado a inicios de los años 2000; también es menor que el de algunos países que conforman la OCDE. Con ella los ciudadanos pueden organizarse con más equidad instaurando un país con mayores principios de comunidad nacional, donde el más sano ayude al más enfermo, el más joven al más longevo, restableciendo el valor por el prójimo, por la solidaridad encausada no sólo al vivir mejor sino al vivir mejor juntos. Nuestro país necesita crecimiento económico, pero este debe avanzar hacia el desarrollo económico. Se llega al desarrollo cuando el crecimiento se traduce en beneficio hacia la sociedad mediante una justa distribución de las riquezas. Es decir, mayores impuestos a los grupos de mayores ingresos, para una redistribución en áreas sensibles como salud, educación y pensiones, que mejoran las condiciones de vida de la población, especialmente de los grupos pobres, junto con permitirles una base desde la cual desplegar autónomamente sus proyectos vitales. Sobre esa base, la promoción de mercados laborales dinámicos y con condiciones de trabajo dignas es la otra parte basic desigualdad de social.

Durante el acto de presentación de este trabajo, Sergio Díaz Granados, presidente ejecutivo del CAF, aseveró que el informe «hace un diagnóstico muy complejo del peso que tiene en nuestra región la lotería de la cuna, que termina por vincular fuertemente el nivel de bienestar de los padres con el éxito que alcanzan sus hijos». Valdés, debatió que “el tema del impuesto a los superricos es muy interesante, pero también hay que analizar los riesgos porque en la práctica tiene bastantes deficiencias y no hay que ser demasiado optimistas pensando que resolverá todos los problemas de fondo”. Cabe destacar que la pandemia planteó diferentes limitaciones que impidieron el cálculo de la pobreza multidimensional dentro de la encuesta Casen 2020, lo que explica su ausencia en las comparativas efectuadas por el Ministerio de Desarrollo Social y Familia. En el caso de Biobío, la disminución ha sido sostenida, dado que en 2015 la incidencia de la pobreza multidimensional period desigualdad de salud de 19%, mientras que en 2017 period de 17,2%. Afortunadamente, los miembros de los pueblos originarios que se encuentran bajo la línea de la pobreza mantuvieron la tendencia a la baja, por lo que su incidencia en la población se instaló en un eight,8%, frente al 12,9% registrado en 2020 y el 14% fijado para 2017.