Grandes Fondos Celebran Cumbre De Capitalismo Inclusivo Ante Críticas Por Creciente Desigualdad Diario Financiero

Frente a la mirada oscura que existe sobre el sistema capitalista hoy en día, en especial tras la disaster de 2008, el académico Fanor Larraín sostuvo que éste tiene “características de resilencia que le permiten mantenerse a través del tiempo”. Un segundo problema es que hay versiones del feminismo que toman nota de la diversidad de experiencias de las mujeres para luego renunciar a una crítica estructural al capitalismo. Desde esta perspectiva, se reconoce que las dinámicas opresoras del patriarcado no funcionan para todas las mujeres por igual (dependen de la clase, edad, raza, sexualidad, estatus migratorio, etc.). El problema es que algunos feminismos, en vez de usar esta mirada compleja de la realidad social para entender cómo funcionan las relaciones de explotación, terminan armando un ránking de opresiones entre mujeres.

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El capitalismo del Siglo 21 se caracteriza por una creciente diferenciación entre centro y periferia, con esta última creciendo más rápido que el centro y con fortalezas en su capacidad de generar ahorros exportables. Este “nuevo” capitalismo, de variante neoliberal, también muestra una alta frecuencia de disaster económicas, seguida de costosas políticas de austeridad junto a una tendencia a la acentuación de la desigualdad de ingresos y riquezas; en este contexto destaca desigualdad de la riqueza en el mundo el fortalecimiento de pequeñas pero poderosas elites económicas. Estas tendencias globales tienen implicancias geopolíticas y económicas importantes. Asimismo, este capitalismo del siglo 21 ha traído consigo un déficit democrático no solo a nivel nacional sino también a nivel global. Un ejemplo reciente de lo anterior es que varias economías europeas se han transformado en verdaderos “Protectorados” del FMI, Banco Central Europeo y la Comisión Europea, la llamada Troika.

Se decía que era la dependencia hacia Estados Unidos lo que explicaba todos los males. Luego que era el neoliberalismo y así ha habido diferentes modas, entonces ahora todo se quiere explicar por esa intersección de clase, etnia y género y voy a tratar de demostrar que sí, pero desigualdad de america latina también voy a cuestionarlo un poco y ver qué otras cosas habría que tomar en cuenta y preguntarnos, cuál es el riesgo de con un solo concepto querer explicarlo todo. Entonces es ese es el tema de hoy, viniendo de un país muy desigual como es México y uno muy desigual como es Chile” cerró.

Concluye el número con la sección Reseñas y comentarios de libros presentando las reseñas de María Esther Arancibia del libro Encantador era mi barrio de Fidias López; la de César Cuadra sobre el libro Pensar de nuevo de María Teresa Pozzoli; la reseña hecha por Maximiliano Gracia Hernández y Elva Vázquez Pérez de la obra ¿Adónde va China? De Jean-Luc Domenach, finalizando la sección con la reseña de Diana Luque sobre el libro de Enrique Leff Discursos sustentables. La premisa common es que cualquier salida hacia adelante en orden a superar una de sus fases de crisis requiere para el Capital una ofensiva common contra el Trabajo y sus logros históricos, para recomponer tanto la tasa de ganancia como el poder de clase (al que aquélla está ligada fundamentalmente). [9] See Karabarbonuis and Neiman (2013) para la evolución de la participación del trabajo a nivel global y Elsby, Hobijn and Sahin (2012) para los Estados Unidos. [4] Ver López, Figueroa y Gutiérrez, (2013), también basado en información del servicio de impuestos internos.

La concentración de monopolios, la intensificación de la desigualdad y la sujeción del estado al mercado han transformado la acumulación de tal manera que ahora se produce tanto a través de la renta, la deuda y la fuerza como a través de la producción de mercancías. Azmanova señala que la privatización de sectores de la economía relativamente inmunes a la competencia —energía, ferrocarril, banda ancha— dio a los propietarios “el estatus privilegiado de rentistas”. A nivel mundial, en las industrias del conocimiento y la tecnología, los ingresos por alquileres derivados de los derechos de propiedad intelectual superan los ingresos por la producción de bienes. En los Estados Unidos, los servicios financieros contribuyen más al PIB que los bienes manufacturados. El capital no se reinvierte en la producción; se eat y se redistribuye como rentas. Los procesos de valorización se han extendido mucho más allá de la fábrica, hacia circuitos complejos, especulativos e inestables que dependen cada vez más de la vigilancia, la coerción y la violencia.

El más exhaustivo de estos impuestos es el impuesto a la riqueza, el cual se paga sobre el complete del valor del patrimonio de un individuo. El foco del impuesto a la riqueza son solo los mayores patrimonios, por lo que en common su diseño exime a la mayor parte de la población de este impuesto. Por cierto, estos cálculos se basan en premisas normativas que exigen definir cuánto se pondera el bienestar de cada individuo de acuerdo a su nivel de ingresos. Los esquemas óptimos se caracterizan por tasas más altas cuando los contratos sociales favorecen en mayor medida la redistribución. Por eso, generalmente, éstos representan porcentajes acotados de la recaudación agregada.

El autor no está demasiado preocupado por la validez de estas abstracciones, y un crítico bien po­dría preguntarse cuánto tiene en común la sociedad capitalista del Estado de China con Brasil o Indonesia o incluso Vietnam, o si Estados Unidos es realmente el “tipo ideal” del capitalismo occidental. La produc­ción total de la Unión Europea es mayor que la de los Estados Unidos, después de todo, y las “variedades del capitalismo” que contribuyen a la producción de Europa han sido muy estudiadas desde el trabajo pio­nero de Peter Hall, David Soskice y sus colaboradores, publicado hace unas dos décadas, pero no menciona­do aquí. En otras palabras, los tipos ideales de Mila­novic enmascaran una multitud de diferencias.

Parece existir una relación bastante directa entre los niveles de desigualdad sobre la ocurrencia de conflictos, que tiene que ser estudiada con mayor profundidad. El nivel de vida en Vietnam es mucho más bajo que en Fran­cia, pero el 91% de los vietnamitas apoya la globaliza­ción, que ha mejorado su vida diaria, en comparación con solo el 37% de los franceses, cuyos recelos sobre la dirección en la que se está moviendo su sociedad han alentado los movimientos de protesta que exigen una mayor voz ciudadana. Las personas se preocupan lo suficiente por los estragos que el productivismo ha causado en el medio ambiente como para acudir en grandes cantidades a las marchas de protesta.

Así, en el marco de una discusión constituyente sobre un nuevo contrato social, los debates sobre el sistema tributario serán centrales. En «Localización geohistórica de los feminismos latinoamericanos», Doris Lamus Canavae retoma argumentos y categorías del discurso que critica el «eurocentrismo del feminismo latinoamericano» para llamar la atención sobre las elusiones o generalizaciones en que incurre. Sin desconocer los innegables orígenes del pensamiento feminista, el artículo insiste en las particularidades de los feminismos latinoamericanos, en su lo-calización neohistórica.

Adquiera CAPITALISMO PROGRESISTA en nuestros locales y en nuestra tienda virtual.No olvide aprovechar nuestras grandes promociones en este enlace de OfertasSíguenos en nuestras redes sociales Instagram, Facebook y Twitter. La actividad, abierta al público, será moderada por Angela Boitano y Antonia Zambra, académicas del Observatorio de Desigualdades UDP. La Biblioteca Nicanor Parra en conjunto al Observatorio de Desigualdades UDP organizan el conversatorio “Perro Bomba, un retrato de la precariedad migrante en el capitalismo salvaje”.

Mazzucato y Collington también abordan cómo la externalización, impulsada por la ideología de la “eficiencia” del mercado, ha llevado a las organizaciones públicas a perder no solo capacidades sino también su sentido de propósito público. Este fenómeno, que las autoras llaman El Gran Engaño, ha resultado en una forma de gobierno donde se prioriza la contratación de consultoras externas sobre el desarrollo de capacidades internas, afectando negativamente la ejecución de programas esenciales y la innovación. “Pienso que en el futuro, esta sociedad democrática, abierta y capitalista nos va a seguir acompañando, sobre todo porque es la única manera de aprovechar el profundo cambio tecnológico (…) Estamos viviendo la revolución tecnológica más grande de la humanidad, que tiene una profundidad impensada. Para aprovecharla, hay que dar libertad a la iniciativa de las personas”, concluyó.

“Creo en la posibilidad de retomar un capitalismo con muchas posibilidades de combinarse con los cambios tecnológicos y con un Estado capaz de morigerar aquellas desigualdades que surgen. De esta forma podremos hablar de un nosotros y de una cohesión social”, explicó. Teniendo las alertas de estas dos formas de cooptación del feminismo (reducirlo a un asunto de empoderamiento personal y de ránking de opresiones entre mujeres), a continuación, proponemos una reflexión que pone al centro las desigualdades de clase para entender cómo el impacto de la pandemia tomó formas específicas de violencia sobre algunas mujeres trabajadoras.

Evidencia reciente en Colombia sugiere que incluso en países con instituciones fiscalizadoras más débiles que las de un país desarrollado, estos impuestos pueden ser ejecutados de manera efectiva. Este número nos sitúa en el lugar 24 en términos de desigualdad sobre el complete de 159 países con datos disponibles, y nos corona como el país más desigual de la OCDE. El dramático éxito del capitalismo político en Asia desde 1980 podría sugerir que Milanovic cree que el capitalismo administrado por el Estado es más eficiente para lograr el crecimiento y es potencial­mente un modelo más atractivo que la meritocracia liberal, especialmente en vista del rechazo del “neo­liberalismo” por muchos en Occidente. Pero él es lúcido sobre los desafíos que el capitalismo político ya está enfrentando en China, donde los capitalistas privados han comenzado a resentir la autonomía del Estado, como lo hicieron sus contrapartes en Occi­dente antes que ellos.