Fue muy importante ver como el tema los interpela, lo abordan con fuerza, enfatizando los sentimientos que les afloran de tristeza, pena y rabia, especialmente vinculada esta última a la injusticia de la situación que enfrentan tantos niños, niñas y adolescentes como ellos, y aún menores. La calidad de vida también empeoró porque al vivir en centros urbanos sobrepoblados y sin agua potable ni servicios sanitarios básicos, se sucedieron las pestes, principalmente cólera, tifus y tuberculosis. El equipo de Llorca ha probado la existencia de correlaciones entre estatura y esperanza de vida (es decir, en épocas en que se vive más, las personas son más altas); y también entre altura y nivel educacional, pues “la estatura de una persona se determina fundamentalmente entre los zero y los three años, después un poco en la infancia y luego entre los 10 y los 14.
Si bien estas mediciones son independientes entre sí (estar en situación de pobreza por ingresos no supone, necesariamente, encontrarse en situación de pobreza multidimensional y viceversa), en conjunto, ayudan a construir un diagnóstico international en torno a la magnitud y características de los hogares y personas que se encuentran en situación de pobreza en el país. Por ejemplo, los retornos (en niveles de ingresos) a la educación son mayores en áreas urbanas que rurales. Y con respecto a los mercados laborales, mientras el autoempleo caracteriza la inserción laboral en áreas rurales, es la situación del subempleo la que es característica de las zonas urbanas.
Si bien las bases de datos de la Encuesta Casen incluyen la variable comuna y un factor de expansión comunal (que permite realizar inferencia estadística a este nivel), sólo en algunos años su diseño muestral ha considerado a las comunas como dominio de representación y ha establecido objetivos de precisión para las estimaciones producidas en esta escala. En siglo 21, en la era de las comunicaciones y de la erradicación de la distancia, hay 7 billones de personas sobre el globo. Un billón de estos viven en países desarrollados que manejan el 80% de los recursos, y así todo en Estados Unidos 1 de cada 7 son pobres. Durante los años noventa y dos mil, la política social en Chile se abocó a disminuir la pobreza, pero esto no significó reducir la desigualdad. Dicho fenómeno ha sido la gran lección negativa para el país, porque han invertido en superar la pobreza, sin atacar la desigualdad. El sistema de impuestos en el país es regresivo y si bien la reforma que se ha implementado desde el Gobierno de Sebastián Piñera hasta el precise mandato de Michelle Bachelet ha mejora la situación tributaria, continúa funcionando un sistema donde los adinerados no aportan sustancialmente al bienestar de los pobres.
Cada vez es más presente y cruda la presencia de los pobres en nuestras sociedades, en nuestros países de América Latina, en el mundo. Los éxodos masivos en Oriente Medio, África, Asia y América Latina, hacia países más desarrollados, dan prueba de ello. La guerra, el narcotráfico y la corrupción política en varios países, han engrosado considerablemente el número de pobres en el mundo. El mundo logró la meta del primer objetivo de desarrollo del milenio (ODM) de disminuir a la mitad para 2015 la tasa de pobreza registrada en 1990, y lo consiguió en 2010, cinco años antes de la fecha prevista.
La calidad de los ingresos reales de los sectores de pobreza urbana tiene directa e indirecta relación con la posibilidad de mejorar su situación de vida. Para muchas de las condiciones que caracterizan la pobreza urbana en nuestra región, la magnitud y estabilidad de los ingresos influyen tanto en forma directa como indirecta sobre las posibilidades de superar o mitigar la condición. Asimismo, el acceso seguro a la infraestructura colectiva (de agua potable, saneamiento, drenaje, calles, espacio público) también tiene relación con la capacidad de pago, y la falta de educación influye sobre ingresos a futuro. El progreso es alentador, pero no alcanza para cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, ya que transcurrió más del 50 por ciento del período que se estableció para alcanzar las metas correspondientes a la pobreza. El crecimiento del ingreso promedio en la mayoría de los países de la región ha sido insuficiente para superar los problemas de la pobreza. Las bajas tasas de crecimiento económico han tenido efectos negativos en el empleo y en la creación de nuevos puestos de trabajo, en especial en las áreas urbanas.
A fin de lograr el crecimiento económico urbano a favor de los pobres, es necesario reconocer la contribución del sector casual al desarrollo económico y al empleo. Pese a que las empresas informales tienen un estatus no reconocido y no están sujetas a regulaciones adecuadas en materia de producción y empleo, producen y distribuyen bienes en los mercados y tienen numerosas interdependencias con la economía formal. El problema más generalizado que se observa entre los hogares pobres es la falta de acceso al saneamiento, seguido por la incapacidad de asegurar la tenencia de la vivienda y acceder a redes de agua potable.
Según las cláusulas establecidas en los convenios respectivos, CEPAL ha sido la institución responsable en las etapas de medición de los ingresos, cálculo y aplicación de líneas de pobreza y pobreza extrema, corrección por falta de respuesta y edición de variables seleccionadas de ingresos del trabajo, subsidios y transferencias estatales desde el año 1990 y hasta el año 2017. Hasta el año 2013, además, estuvo a cargo de realizar el proceso de ajuste de las variables de ingresos a la cuenta de ingresos y gastos de los hogares del Sistema de Cuentas Nacionales (proceso que deja de efectuarse en el marco de la nueva metodología de medición de la pobreza por ingresos establecida en enero de 2015). Este mismo estudio muestra que mientras más desigual sea un país, los índices de desconfianza, problemas sociales, enfermedades mentales, uso de drogas, homicidio, embarazo adolecente, son más altos. En países más igualitarios, los niveles de innovación, esperanza de vida, calidad de educación, reciclaje, y movilidad social, son mayores.
Desde la perspectiva de potenciar a los sectores de pobreza urbana como protagonistas de su propio desarrollo, se recomienda entablar una agenda del habitat para atender la vulnerabilidad económica de los pobres urbanos. En este contexto, se debiera buscar el mejoramiento de las condiciones del habitat, entendiendo que éstas forman parte de la dotación de capital físico y económico de los sectores urbanos de pobreza. Como segundo elemento, se debiera mejorar en la dotación de capital humano y social de los grupos pobres urbanos en relación a su dimensión económica. Y finalmente, se debiera preservar y mejorar la dotación de los capitales naturales a través de la conservación del medio ambiente urbano y reducción de la vulnerabilidad urbana. Esta agenda es consistente con los principios del desarrollo sostenible, y en este sentido, abarca las dimensiones ambientales, económicas y sociales del desarrollo.
Los shocks macroeconómicos se transmiten a los hogares pobres urbanos a través del mercado laboral, siendo el desempleo en América Latina particularmente urbano (15% promedio en áreas urbanas versus 3% en zonas rurales). Es importante destacar que las áreas urbanas de la región se caracterizan por una heterogeneidad de situaciones en el nivel de ocupación y de desempleo de los sectores de escasos recursos, por país, y por género (Banco Mundial, 2004). Actualmente, en el país se vive un contexto de disaster social agravado por la pandemia del Covid-19, en el que se ha evidenciado la indignación del pueblo chileno en torno a las desigualdades y la falta de seguridad y derechos sociales universales. Ante tales demandas, la elite empresarial y otros sectores políticos se han resistido a participar de una reflexión con otros actores sociales (Pelfini, Riveros y Aguilar 2020).
Por su parte, la filósofa Nancy Fraser habla de la paridad participativa y postula que la justicia exige unos acuerdos que permitan que todos los miembros de la sociedad interactúen en pie de igualdad, tanto a nivel de redistribución como de reconocimiento. Incluso los países más equitativos exhiben algún grado basal de desigualdad vinculado a la división del trabajo, la que requiere pagos diferenciados acorde a la complejidad de las ocupaciones o para el fomento de actividades que están sujetas a un appreciable nivel de riesgo, como la innovación y la labor empresarial. La falta de oportunidades (58%) y de educación (58%), son las principales razones que revela la última encuesta sobre percepción de pobreza en Chile, del Hogar de Cristo y GfK Adimark. Y por eso se requiere de todos para irla reduciendo sistemáticamente con soluciones integrales, que pongan a las personas al centro, reconozcan su capacidad de agencia y favorezcan su inclusión social. También baja la pobreza multidimensional en la CASEN 2022, pero hay que detenerse a mirar estos resultados con atención.