Foro Económico Mundial: Aumenta Brecha De Género En Chile Y País Baja Al Lugar Seventy Three Del Rating

Sin embargo, desde 2018 en adelante, se ha visto cada vez más comparable, alcanzando uno de sus puntos más altos en 2019 para un año después registrar su mayor caída. Lo anterior, se da en un contexto mundial de pandemia por el Covid-19 y local marcado por el estallido social y nuevos cambios legislativos. El Día Internacional de la Mujer 2024 es un momento para hacer una pausa y reflexionar sobre nuestro camino hacia la igualdad de género. Es el momento de reconocer los avances, pero también de considerar si el ritmo de progreso es lo suficientemente rápido. Este es especialmente el caso en tiempos de incertidumbre económica, ya que es probable que este tipo de disaster afecten con mayor dureza a las mujeres, dada su sobrerrepresentación en empleos precarios y en sectores con salarios bajos. La campaña que nació en Argentina el 3 de junio del 2015 y se expandió por multitud de países en Sudamérica, volvió a colmar las calles de Buenos Aires para conmemorar un aniversario en que se sigue exigiendo medidas contra los femicidios, la violencia machista y la desigualdad de género.

Su objetivo es promover que las familias y personas accedan a mejores condiciones de vida, a través de la superación de condiciones de pobreza extrema y vulnerabilidades sociales que les afecten, así como garantizar el ejercicio de sus derechos a lo largo de todo el ciclo very important. Tiene por objetivo contribuir al financiamiento de proyectos nacionales, regionales y/o locales que estén destinados a fortalecer la participación, asociatividad y liderazgo de las mujeres, en el marco de la equidad de género y los derechos humanos. Es un organismo que tiene como función colaborar en la implementación de las políticas, planes y programas orientados a la igualdad de derechos entre mujeres y hombres, incorporando la perspectiva de género en la actuación del Estado. El 14 de enero de 1949 se promulgó en Chile la ley que permite a las mujeres participar en las diversas elecciones políticas. Fue un importante paso en el fortalecimiento de nuestra democracia y en la búsqueda de la igualdad de género en el país.

La existencia de una brecha salarial entre sexos y la determinación de sus causas han sido fenómenos ampliamente estudiados y difundidos en la literatura especializada. Según el Instituto Nacional de Estadísticas, en Chile existe un diferencial en las remuneraciones que reciben los trabajadores según su sexo, de modo que las mujeres tienden a recibir aproximadamente un 12% menos de remuneración en comparación con las percibidas por los hombres, situación de disparidad que no solo afecta a la economía chilena, sino que se extiende por todo el mundo. Al intentar establecer las causas por las cuales se presenta esta diferencia en las remuneraciones1, los factores basados en la cultura y la condición sexual del trabajador han sido los más difundidos por la literatura (Fernández, 2006; Mendoza y García, 2009; Hernández, 1995; Martínez y Acevedo, 2009; Fuentes; Palma y Montero, 2005; Rodríguez y Castro, 2014). Sin embargo, hallazgos con metodologías más modernas dan cuenta de que este diferencial responde a factores sociales, económicos y de organización industrial que van más allá de razones netamente biológicas vinculadas con la persona que ocupa un cargo determinado.

La visita de la experta de la Cepal es parte de las actividades que está impulsando el Comité de Género de la SP para impulsar iniciativas que garanticen el cumplimiento de la normativa previsional sin discriminaciones y con una mirada integral como organismo de la seguridad social respetuoso de las diferencias, características y necesidades de la ciudadanía. Aquellos que fuerzan la disponibilidad femenina para beneficiarse de ello, argumentando su experiencia o sintonía con los aspectos domésticos y de cuidado. Ejemplos de esto es aprovechar y abusar de las capacidades «femeninas de servicio» (ellos como proveedores y ellas como cuidadoras), delegar trabajo del cuidado de personas, no responsabilizarse sobre lo doméstico y/o pedir ayuda en ese sentido de manera informal, negar la reciprocidad y expresar un amiguismo paternal, entre otros. Aquellos que fuerzan la permanencia en el estatus de desigualdad cuando éstos se desequilibran, debido a un aumento de poder private de la mujer o una diminución del poder del hombre. Son conductas tales como el hipercontrol, el falso apoyo, la resistencia pasiva y el distanciamiento emocional, además de rehuir la crítica y evitar la negociación, prometer y hacer méritos, victimización y la búsqueda de compasión.

«Durante 2020 tanto los nuevos como antiguos afiliados disminuyeron la cantidad de meses cotizados explicado probablemente por las restricciones sanitarias y laborales, mientras que durante 2021 se observa una recuperación de los meses cotizados incidido probablemente por las mejoras de las condiciones sanitarias y recuperación de empleos perdidos durante el inicio de la pandemia», cita el informe. Otra mujer que producto de sus capacidades y trabajo logra un puesto históricamente ocupado por hombres y que le abre el camino a otras mujeres que quieran seguir sus pasos. «Impulsaremos todas las transformaciones que sean necesarias para avanzar hacia una educación verdaderamente inclusiva tanto en nuestra institución como en el país, como lo demanda nuestro compromiso con el derecho a la educación», expresó luego de obtener la victoria en la elección. Rosa Devés llega a la rectoría en un momento especial del país en que más mujeres están situándose en posiciones de liderazgo y donde se está reconociendo su mérito. En 1999, la Asamblea General de Naciones Unidas declaró el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

De acuerdo a datos de la Superintendencia de Pensiones nos muestran que actualmente las mujeres ganan un 12,4% menos que los hombres. Por otro lado, las Empresas Cero -que son aquellas que no tienen presencia de mujeres, ya sea en su totalidad o según el nivel jerárquico analizado- continúan apareciendo entre los datos analizados de la CMF. En las organizaciones evaluadas, hay 8 sin mujeres trabajadoras y 154 sin mujeres en gerencias de primera línea. Para la investigadora de Fundación SOL el tema de los cuidados debe tener una respuesta integral de parte del Estado, ya que es necesario que la sociedad completa comprenda que ninguna actividad económica es posible sin que existan quienes se dediquen a hacerse cargo de los más jóvenes y los más ancianos integrantes de nuestra comunidad.

Debido a su rol democrático y pluralista, las casas de estudios ofician como formadoras de profesionales que son y serán parte importante de la construcción del futuro de nuestra sociedad. Y ya que las universidades no son espacios neutros sino que están estrechamente imbricados con las normatividades y desigualdades del género, se vuelve basic el reconocimiento de las inequidades que allí acontecen, para así avanzar desde la identificación del machismo a la promoción de acciones que tiendan a “equiparar la cancha”. Al considerar el comportamiento de las horas ordinarias promedio trabajadas, diferenciadas por sexo y actividad económica (como se observa en el gráfico 8), se repite el comportamiento de una menor cantidad de tiempo laboral por parte de las mujeres, siendo la excepción el sector de la administración pública, en el que las mujeres dedican un 0 desigualdad e inclusión social,14% más de tiempo ordinario trabajado que los hombres. Para el resto de las actividades económicas, la menor cantidad de horas dedicadas al trabajo por mes por parte de las mujeres va desde un 0,65%, como es el caso de la salud y asistencia social, a un three,53% en las actividades artísticas y recreativas. En este sentido, la brecha de participación entre hombres y mujeres a nivel global ha comenzado a reducirse, situándose hoy en 9,1 puntos porcentuales, menor a lo visto el año pasado cuando la diferencia period de 9,6 puntos.

Esta disparidad está fuertemente asociada a la mayor fragilidad económica de las mujeres, y al aumento en las tareas en el hogar y cuidado de niños. Estos resultados apuntan a una acumulación de vulnerabilidades, ya que los roles tradicionalmente asociados a cada género y la fragilidad económica se combinaron creando mayores desafíos para las mujeres durante la pandemia en 2020. Si bien este último comprende una variedad de demandas, entre ellas se encuentra la gran desigualdad que existe actualmente en el país, la cual, en palabras de Güel (2019), “…no se trata solo ni principalmente de un problema de distribución del ingreso” (párrafo 8). Es decir, que las disparidades que viven a diario los/as habitantes de Chile van más allá de su salario, experimentándose en otras áreas, como en la educación, la salud, la protección social, entre otras, que fueron aludidas dentro de las acciones públicas y otras que aún quedan por resolver. Es más, dentro de las consultas civiles que se realizaron para la definición de la Agenda 2030, uno de los temas que más destacó como una preocupación importante de las personas de diferentes países era el de la desigualdad.

Cuando hablamos de trabajo de cuidados no remunerados, las mujeres le dedican alrededor de tres veces más tiempo que los hombres, y no sólo al cuidado de los hijos e hijas, sino también de personas enfermas, discapacitadas y personas mayores. Si a estas actividades se les asignara un valor monetario, en Chile representaría 25,6% del PIB ampliado de 2020 (aumentando respecto del 2015 debido a la pandemia), según estimaciones del Banco Central. Una de las desigualdad derechos humanos principales críticas que se le ha hecho a este ODS se relaciona con la forma en que este fue concebido. Si bien los 193 países resolvieron en conjunto los objetivos que esta Agenda 2030 contemplaría, aún así hay quienes abogaron por no incluir un apartado especialmente dedicado a las desigualdades al momento de las negociaciones, principalmente debido a que este implica, de una forma u otra, un problema redistributivo ( Donald, 2017; Oestreich, 2018 ).

desigualdad economica de genero

Aun cuando no tenemos antecedentes específicos de una asociación entre orientación política y percepción de desigualdad, en la literatura existen referencias que relacionan posturas políticas con actitudes hacia la redistribución económica. En esta línea Gijsberts (1999) argumenta que «las personas que piensan que la distribución de ingreso debería hacerse más igualitaria (…) son más propensas a votar por un partido de izquierda que por un partido de derecha» (p. 111). Esta asociación ha sido también abordada en estudios de psicología política que vinculan el conservadurismo de derecha con una mayor tolerancia por la desigualdad económica (Jost, Glaser, Kruglanski & Sulloway, 2003). Si bien en la presente investigación no abordamos preferencias respecto de la desigualdad sino percepciones, es posible proponer que el tema de desigualdad sería más saliente para aquellas personas que se identifican con la izquierda del espectro político y, por lo tanto, podrían expresar una mayor percepción de desigualdad económica, basadas en mayor información o a modo de denuncia.

Un tema que en Chile venía siendo advertido desde antes del 2020 y que, con las restricciones sanitarias, el cierre de los establecimientos educacionales y de los centros de cuidado de los adultos mayores; finalmente eclosionó. María Inés Salamanca, coordinadora ONU Mujeres, explicó a nuestro medio que en nuestra región el retroceso de las mujeres en materia de participación laboral ha sido enorme y han retrotraído el estado de las cosas al de inicios del siglo XXI. La desigualdad sería menos problemática si el lugar que ocupan las personas en el orden social fuese pasajero, sujeto a cambios durante el ciclo de vida o, por último, si la posición social de los hijos no dependiera de la de los padres. Entre 2000 y 2012, la tasa de matrícula en educación superior en Chile se duplicó, debido en gran parte a la incorporación de mujeres jóvenes, cuya tasa de matrícula pasó del 35% al 84%.

Adicionalmente, el lugar donde nacemos condiciona nuestras reales posibilidades de desarrollo personal. Del análisis de las empresas según tamaño de ventas, se obtiene que a nivel de trabajadoras las micro y grandes empresas registran los niveles más altos de participación y las medianas los más bajos. A nivel de directorio, las grandes empresas registran la mayor participación de mujeres y las microempresas la menor.