De todos modos, el Banco Mundial ( 2016 ) indica que las cifras chilenas pue-den estar subvaloradas, por cuanto hay poca representatividad de los hogares con mayores ingresos en las encuestas que proporcionan la información necesaria para calcular estos índices. Por lo tanto, como se ha expuesto, la desigualdad económica tiene causas ex-ante y ex-post que coartan la libertad de los individuos para alcanzar los resultados que se consideran ideales, mostrando así la multidimensionalidad de esta misma. Además, como fue explicado ya, ambas caras de la desigualdad económica están relacionadas entre sí, contribuyendo al empeoramiento de estas inequidades o al favorecimiento para algunos pocos casos aventajados. En consecuencia, el estudio y análisis de la desigualdad económica debe considerar la mayor cantidad de factores posibles, para buscar soluciones que abarquen el problema en su conjunto y que realmente respondan a las dificultades que enfrentan las personas y países en el día a día. En este sentido, si bien ha habido políticas públicas importantes a nivel mundial para resolver temas significativos relacionados a la desigualdad, como la reducción de la pobreza, éstas, por ejemplo, no han tenido grandes consecuencias en términos de desigualdad de ingresos para el resto de la población (Alfonso et al., 2015 ). El artículo reconoce que hoy en día el país y el mundo entero se encuentran sufriendo una de las peores crisis sanitarias que se haya visto en mucho tiempo, lo que ha traído y tendrá consecuencias para esta agenda y sus objetivos ( Noticias ONU, 2020; United Nations, 2020a).
No obstante, aunque con varios resultados positivos, esos quince años dejaron bastantes lecciones respecto del desarrollo y cómo debía enfrentarse. En otras palabras, “[e]n muchos lugares, el progreso no fue lo suficientemente sostenible ni equitativo para lograr las metas; en otros, el progreso se frenó o revirtió debido a desastres, conflictos, degradación ambiental o inestabilidad económica o climática” ( UNDP, 2016, p. 18). Esto permitió que las autoridades se replantearan el modelo de desarrollo implementado y la cooperación internacional, para abrir paso a nuevas conversaciones con el fin de dilucidar cuáles eran realmente las necesidades y cómo se debía llevar a cabo el trabajo internacional para lograr el desarrollo sostenible (Sanahuja & Tezanos, 2017).
Así, lo que hoy se observa en los datos sería una consecuencia inevitable de los tiempos modernos. El primer efecto consiste en que un incremento de los impuestos al ingreso puede inducir a las personas a trabajar menos, lo que sería económicamente ineficiente y además reduciría la recaudación. Sin embargo, la evidencia empírica concluye que estos desincentivos son bajos.[12] El segundo efecto se refiere al incremento en el bienestar total desigualdad economica entre hombres y mujeres que proviene de transferir recursos de una familia rica a una pobre.
CUANDO LAS SOCIEDADES ACUERDAN METAS Y OBJETIVOS PARA EL BIENESTAR COMÚN, UTILIZAN INDICADORES PARA SEGUIR Y EVALUAR SU CUMPLIMIENTO. Añadió que “a primera vista, esto, por supuesto, no es un buen augurio para los impuestos sobre el patrimonio. Territorialmente, destacan los casos de las regiones de Tarapacá (23,8%), que aumentó su incidencia de la pobreza multidimensional en four,four puntos porcentuales respecto de 2015; de Ñuble (15,5%), que redujo en un 9,2% este indicador entre 2017 y 2022; y de La Araucanía, que bajó desde 27% a 19,8% dentro del mismo periodo. De todas formas, el ministro de Desarrollo Social y Familia, Giorgio Jackson, enfatizó en que queda mucho «trabajo por hacer en materia de desigualdad».
Este organismo publica en su sitio 6 , a su vez, las diferentes acciones públicas que se han realizado para cada uno de los objetivos, describiendo su aporte para estos fines determinados, como también informes sobre los avances en esta materia o diagnósticos previos y las resoluciones del Consejo. Ahora bien, la desigualdad de resultados, de acuerdo a Atkinson (2015), tiene que ver con aquello que los individuos logran a pesar de sus circunstancias. El economista establece tres razones importantes para considerar esta faceta de la desigualdad, aún asumiendo que se ha establecido igualdad de oportunidades en primer lugar.
El problema es que la estrategia de “crecimiento con equidad” ha sido mal diseñada, carece de coherencia y no se ha traducido en mejoras sustantivas en la reducción de la desigualdad. Es decir, el “crecimiento con equidad” debe estar asociado a reducir la gran desigualdad en materia de ingresos. Primero, detalló, los umbrales de exención fueron relativamente bajos en la distribución, “lo que llevó a fuertes esfuerzos de foyer para obtener exenciones y, en última instancia, a la erosión de la base tributaria”. Por ejemplo, dijo que muchos tipos de activos generalmente estaban exentos o sistemáticamente infravalorados, como los bienes raíces y las empresas administradas por sus propietarios.
Chile adoptó esta agenda y, actualmente, se encuentra implementando sus 17 objetivos en sus diferentes partidas públicas, con el fin de alcanzar las metas que ahí se establecen (Consejo Nacional para la Implementación de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, 2017a). Un estudio elaborado por economistas volvió evidenciar la fuerte desigualdad en la distribución de la riqueza en Chile, donde el 20 por ciento de personas con mayores recursos concentran el 72% de la riqueza del país. La investigación realizada por Francisca Uribe y Felipe Martínez se denomina «Distribución de riqueza no previsional de los hogares chilenos». Hoy, dice, lo que están usando en muchos países es la metodología que ha desarrollado el Laboratorio Mundial de la Desigualdad (World Inequality Lab) y que integra datos que provienen desde encuestas de hogares -como la CASEN- hasta datos de declaraciones fiscales, de seguridad social y de las Cuentas Nacionales que elabora el Banco Central. (La metodología que usa Flores, conocida como “Cuentas Nacionales Distributivas”, fue propuesta en una investigación de 2008 de Thomas Piketty, Emmanuel Saez, Gabriel Zucman). Chile es un país que ha crecido económicamente, pero ese crecimiento se ha concentrado en las manos de unos pocos.
Esas son parte de las decenas de propuestas para intentar abordar un tema multifactorial y en medio de una pandemia que, según los expertos, podría hacer retroceder a Chile entre three a ten años, aumentando de manera dramática los niveles de pobreza en nuestro país. Panorama complejo en un país donde algunos estudios muestran a una élite con una percepción distorsionada de estas brechas y diferencias entre los chilenos. Hay quienes discrepan sobre cuál es la forma correcta de medirla y cuáles han sido las últimas tendencias, pero nadie puede negar que es un problema actual en nuestro país. Y, si bien hay diferentes visiones de cómo lograr el objetivo de reducirla, hay un cierto consenso de que es un tema del que hay que hacerse cargo.
Afortunadamente, evidencia reciente provista por Bernardo Candia y Eduardo Engel nos permite responder esta pregunta. Los autores muestran que el coeficiente de Gini de mercado calculado con los datos de la encuesta CASEN y registros tributarios es zero,59. Consistente con lo reportado por la OCDE, encuentran que en su conjunto la acción del gobierno es levemente progresiva.[8] El estudio muestra, además, que el sistema tributario es levemente regresivo y el sistema de transferencias es progresivo, especialmente debido a las transferencias en salud y educación.
El auge económico del país asiático, experimentado a partir de los años eighty, logró un reequilibrio geográfico que ha puesto fin a la superioridad militar, política y económica de Occidente. Aunque este crecimiento trajo un aumento en la desigualdad al interior de China, la brecha respecto de Occidente se acortó, contribuyendo a la disminución global de la disparidad en las rentas. Pero la exitosa economía china de los últimos forty años, por otro lado, también ha derribado esa vieja certeza sobre la comunión entre libre mercado y democracia.
CIPER/Académico es un espacio abierto a toda aquella investigación académica nacional e internacional que busca enriquecer la discusión sobre la realidad social y económica. James K. Galbraith responde a estas preguntas en un lenguaje sencillo y claro y nos ofrece además una amplia introducción al estudio de la desigualdad económica, incluyendo sus orígenes filosóficos, además de las teorías más actuales y sus propias investigaciones sobre uno de los conceptos clave de nuestra era desigualdad de la globalización. El rol de las habilidades, el empleo y la riqueza en las oportunidades de las nuevas generaciones, así se titula la edición de este año del Reporte de Economía y Desarrollo (RED 2022) que elabora el organismo latinoamericano.
«Teniendo los talentos, va a un colegio de mala calidad, con un estigma territorial, convive con pobreza. Entonces esa brecha nunca la podría remontar. Esa diferencia, esa brecha, se considera injusta porque viola su principio de igualdad, porque no es lo mismo que puede lograr esa niña que otra que vive en un barrio privilegiado». En que la pertenencia a un determinado quintil de ingreso no determina la pertenencia a un determinado nivel de riqueza, exceptuando el quintil más rico. “Cabe mencionar que en caso de incorporar los fondos de pensiones obligatorios mantenidos por los hogares, el Índice de Gini para la riqueza en Chile se reduciría”, recalcan Martínez y Uribe.
Transitar hacia una sociedad distinta es posible; es, a fin de cuentas, una decisión política. En simple, éste consiste en que las personas paguen todos los años una proporción determinada de sus ingresos. Considerando que los ingresos totales provienen de distintas fuentes con distintas particularidades (trabajo, empresas, mercado financiero, and so on.), su diseño es complejo y varía mucho entre países. Para esta discusión será útil definir qué significa que la intervención del gobierno sea progresiva o regresiva.