Por su parte, el 10% más rico concentraba el 54% de los ingresos tanto en 2004 (primera fecha para la que se tiene registro) como en 2015. Usando esta información podemos evaluar cómo se sitúa Chile en el panorama internacional. El escenario más optimista de acuerdo a las estimaciones para Chile, nos deja como el país más desigual entre países ricos y como el sexto más desigual a nivel global. Los resultados del Banco Mundial nos coronarían como el país más desigual del planeta.
la riqueza se concentra de manera extrema en pocas manos, la mayoría queda imposibilitada de acceder a nuevas oportunidades para mejorar su calidad de vida. Las 2.153 personas más ricas del mundo controlaron más dinero que la suma de los 4.600 millones más pobres en 2019, mientras que el trabajo no remunerado o mal pagado de mujeres y niñas suma tres veces más a la economía global cada año que la industria de la tecnología, dijo Oxfam el lunes. Es por eso que algunos países han implementado impuestos a la herencia como un tipo de impuesto al patrimonio (ver aquí para una discusión al respecto). La literatura académica sugiere que las tasas óptimas a la herencia podrían ser bastante altas (del orden del 50%-60%).
El “capitalismo meritocrático liberal”, por su lado, con su organización basada en la democracia y el imperio de la ley, ha fomentado la innovación, la movilidad social y, en suma, el desarrollo económico. Pero la atenuación de dichos objetivos en las últimas décadas, o derechamente el incumplimiento de ellos, quitó brillo al modelo y no sería raro que en un futuro pierda influencia. Tanto la creación de una clase alta empeñada en perpetuarse como la polarización entre la élite y el resto de la sociedad constituyen las principales amenazas a la paz social y a la viabilidad del sistema a largo plazo. Una de las recomendaciones de la confederación Oxfam para reducir la desigualdad es que cada gobierno se establezca metas y planes de acción concretos. En gran parte, vinculados al acceso de servicios públicos básicos, fundamental para disminuir esta brecha.
personas. Behar dijo que para remediar esto, los gobiernos deberían asegurarse sobre todo de que los ricos paguen sus impuestos, que luego deberían usarse para pagar servicios como agua limpia, atención médica y escuelas de mejor calidad. En su informe «Time to Care», Oxfam dijo que estimaba que el trabajo de cuidado no remunerado realizado por mujeres sumaba al menos US$ 10,8 mil millones al año en valor a la economía mundial, tres veces más que la industria tecnológica. En el 2016, el hambre afectó a 815 millones desigualdad economica en america latina de personas, es decir, al 11% de la población mundial, y a 38 millones de personas más que en 2015, según el informe sobre seguridad alimentaria mundial de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). La razón es que los distintos componentes del ingreso tienen particularidades que, para ser eficientes y respetar principios normativos, requieren atención en cada uno de sus detalles. [6] Esto no significa que el gobierno no pueda intervenir la distribución de ingresos de mercado.
Hoy, la riqueza de la mitad más pobre de la población mundial, que equivale a three.800 millones de personas, se redujo en un 11%. La contrapartida de la concentración en el tope son los bajos sueldos que obtiene la mitad de los asalariados, cuya remuneración es inferior al ingreso que necesita un hogar promedio para cubrir sus necesidades básicas desigualdad economica en estados unidos (línea de pobreza). Esto no se traduce en una situación generalizada de precariedad, porque hay más fuentes de ingresos. También hay un agravante de género a considerar, por cuanto más de un 70% de las mujeres asalariadas con educación media completa y que trabajan más de 30 horas semanales, obtiene una remuneración por debajo del umbral citado.
Durante más de 75 años, hemos trabajado en conjunto en soluciones innovadoras para desafíos complejos, contribuyendo al progreso de Chile y de otros países que enfrentan retos de desarrollo similares. Para la efectividad de su cumplimiento, los derechos que no pueden ser cedidos en favor de otro/a, son de carácter common, ya que aplica para todos los niños y niñas, son indivisibles, ya que no puede solo aplicarse unos derechos y otros no, y no hay un derecho que sea más importante que el otro. La Convención Sobre los Derechos del Niño es un tratado internacional que existe para establecer las normas mínimas que aseguren la vida, el bienestar, la protección y la libertad de los niños y niñas. Estos Derechos se crean para buscar el adecuado desarrollo de la infancia, la cooperación internacional en esta materia y que los derechos se apliquen de manera global. La Asamblea General de la ONU al aprobar la Declaración Universal de Derechos Humanos en 1948 reconoce el derecho a las madres y niños/as a “cuidado y asistencias especiales”, así como “protección social”. En los años sucesivos, la ONU exhorta a los Estados a velar por los niños en las situaciones de vulnerabilidad por emergencias y conflictos.
En Chile, si consideramos las contribuciones para la seguridad social como parte de los impuestos al ingreso, este grupo de impuestos representa un 36,9% de la recaudación total del año 2016. El promedio de la OCDE para el mismo periodo fue de un 59%.[13] Por lo tanto, el sistema tributario chileno no solo recauda poco en términos comparados, sino que además le da mucha importancia a los impuestos al consumo y una menor importancia relativa a los impuestos al ingreso. Además, existen razones para pensar que la progresividad nominal del impuesto al ingreso está mermada por una masiva práctica de elusión tributaria por parte de los grupos más ricos (ver aquí y aquí). El primer efecto consiste en que un incremento de los impuestos al ingreso puede inducir a las personas a trabajar menos, lo que sería económicamente ineficiente y además reduciría la recaudación. Sin embargo, la evidencia empírica concluye que estos desincentivos son bajos.[12] El segundo efecto se refiere al incremento en el bienestar whole que proviene de transferir recursos de una familia rica a una pobre.
Además, en los países desarrollados, solo un 75% de niñas y niños de familias más pobres se gradúan de las instituciones de educación secundaria, mientras que un 90% de los niños de familias ricas se gradúan. Existe una distancia inabordable entre las oportunidades educativas que se brinda en instituciones privadas y la realidad de las escuelas públicas. Las grandes brechas y desigualdades sociales son una parte integral de la cultura actual, pero no son imposibles de reducir y de desarticular.
Así, la transparencia tanto en la formulación de políticas gubernamentales como en el servicio público, llevan a menor poder político de las élites que concentran los beneficios del sistema económico actual. Considerando los subíndices individuales, se halla que los ingresos son la dimensión del desarrollo humano más wise a este tipo de riqueza, seguidos por el índice de educación. En explicit, se observa que la riqueza extrema tiene efecto negativo y estadísticamente significativo en el índice de educación, positivo en el índice de ingreso y no es significativo en el caso del índice de salud. En este sentido, las enormes fortunas tienen consecuencias negativas en términos educativos. El poder concentrado en las élites nacionales significa un mecanismo que obstruye la movilidad social, es decir, una purple de inclusión-exclusión que preserva privilegios para los participantes y altera la oferta de servicios educativos. Brezis y Hellier (2013) indican que los sistemas de educación superior con universidades estándar y de élite genera estratificación social, alta inmovilidad social y autor-reproducción de la élite.
Si bien esta operación aritmética no se acerca a ser una aproximación exhaustiva para comprender los determinantes del conflicto social, logra dejar ver una tendencia clara que puede entregar luces respecto a alguno de los orígenes del descontento del país. Según dicho documento, «desde 2020, la fortuna conjunta de los cinco hombres más ricos del mundo se ha disparado un 114%», mientras que gran parte de la población mundial debe enfrentar diariamente los efectos de un panorama económico cada vez más complejo. En Capitalismo progresista, Joseph Stiglitz se pregunta cuáles son las fuentes de enriquecimiento de las naciones. En su análisis adjudica la culpa de la ralentización del crecimiento y el incremento de la desigualdad en Estados Unidos principalmente a la falta de inversión, en las últimas cuatro décadas, en educación, infraestructura y tecnología. “Puede que, hace mucho tiempo, la imagen de una competencia innovadora, si bien implacable, de una miríada de empresas luchando por prestar un servicio mejor a los consumidores a costes más bajos, fuera una buena caracterización de la economía estadounidense”, comenta el premio Nobel de Economía.
Corregir la desigualdad económica y superar los niveles de pobreza, exige voluntad política. Implica contar con gobiernos y políticos dispuestos a llevar adelante estrategias redistributivas que permitan que el “crecimiento económico” sea favorable a los más pobres.
En su informe Oxfam propone “universalizar la provisión gratuita de servicios públicos como la salud y la educación que funcionen también para las mujeres y las niñas y dejar de apoyar la privatización de los servicios públicos». Esta situación, a su vez, limita las posibilidades de progreso de las sociedades, ya que se pierden capacidades de generación de nuevos negocios y otras instancias de mejora del bienestar de la sociedad. Por último, la desigualdad tiende a causar situaciones de conflicto social que, a su vez, pueden derivar en consecuencias que afectan las posibilidades de desarrollo, ya sea a través de situaciones de inestabilidad política o por el tipo de políticas económicas implementadas.