Una de las líneas de trabajo del recientemente creado Centro de Estudios Aplicados para la Equidad en Salud, CEES, es la de difusión y comunicación social con el desarrollo del primer ciclo de coloquios sobre inequidades y desigualdades en salud en la región de La Araucanía. Por tanto, la pandemia está afectando en mayor medida a los espacios marginados de la ciudad, desde una perspectiva epidemiológica al presentar las mayores tasas de incidencia, pero también desde la perspectiva de los derechos sociales al verse vulnerados los derechos en salud pública. Esto quedó de manifiesto en las protestas ocurridas en un sector de la comuna de El Bosque, en que la comunidad levantó demandas en relación al derecho básico de alimentación. Desde comienzos del siglo XX, las condiciones sanitarias de la población urbana, fueron de very important relevancia para establecer relaciones entre la naciente salud pública y la distribución del medio ambiente urbano (Ibarra, 2016). El acceso al agua potable, habitaciones higiénicas, atención primaria y medicina preventiva, marcaron la agenda de la salud pública, lo cual permitió sedimentar la relación entre planificación urbana y condiciones sanitarias.
Este fue un estudio que condujo Usama Bilal, un investigador de la Universidad de Drexel, en Filadelfia, y que forma parte de un proyecto de investigación que se llama Salud urbana en América Latina (SALURBAL)1. El proyecto busca, entre otras cosas, hacer análisis comparados entre países en temas de salud, vinculados con lo urbano. Lo que se hizo en este caso fue un estudio de la esperanza de vida, como un indicador sintético de calidad de vida desde la infancia hasta la vida adulta. En este capítulo se estudia la cobertura de esquemas previsionales de salud y el uso de servicios de salud de la población inmigrante y se compara con la población local en Chile. Se encuentra que para un inmigrante la probabilidad de estar afiliado a algún esquema (Fonasa, Isapres u otros) es de alrededor de eighty por ciento para quienes llevan un año o menos en el país. Sin embargo, esta proporción aumenta con el tiempo, alcanzando niveles similares a los de la población local (97,5 por ciento).
El desglose de los tiempos de espera para intervenciones quirúrgicas a nivel regional en Chile muestra diferencias significativas en la cantidad de pacientes en listas de espera y en la duración media que los pacientes deben esperar para ser intervenidos. A nivel nacional, la mediana de espera para cirugías es de 283 días, sin embargo, algunas regiones enfrentan períodos de espera considerablemente más extensos. En 2012, el entonces presidente de la Corte Suprema, Rubén Ballestero, al abordar al “sustantivo incremento” de los recursos de protección, mencionó por primera vez que estos correspondían, en su mayoría, a acciones presentadas en contra de las ISAPREs (Presidencia Corte Suprema 2012, 4). Esta referencia se ha vuelto una constante en los discursos inaugurales del año judicial, y desde 2015 ha venido acompañada por un llamado a la creación de una nueva regulación o política pública que aborde la problemática subyacente. Como se puede apreciar en la Figura N° 7, cinco presidentes de la Corte Suprema han subrayado la necesidad de una solución legislativa.
Sin embargo, países como Paraguay y Bolivia tienen deficiencias en los programas de tamizaje y en asegurar tratamientos, advierte Maza. En general, “la mayor inequidad es la cobertura efectiva de los tratamientos, ya sea porque la gente de menos recursos no accede al diagnóstico precoz y llega con cánceres fuera del alcance terapéutico, o porque llegan a tiempo pero no logran acceso oportuno al tratamiento”, plantea Ferreccio. En promedio, el 92% de los recursos de protección corresponden a acciones judiciales contra ISAPREs, resaltando la carga significativa que estos casos representan para el sistema judicial. Por ejemplo, en años de alta litigiosidad, como en 2016, 2019 y 2022, la proporción de casos contra ISAPREs superó el 95% del complete desigualdad de hecho de recursos de protección. Si se excluyen los casos relacionados con ISAPREs, el promedio anual de recursos de protección del período se reduciría a 17.818, es decir menos de un 7% del número actual. Ante la demora en la tramitación de la Ley Corta y el inminente efecto del fallo GES en la sostenibilidad financiera de las ISAPREs –que experimentará una baja promedio en los ingresos de 12,7% este mes–, en diciembre el Congreso aprobó adelantar el reajuste del precio base de julio a abril 2024.
A pesar de este enorme avance, mostró sus aspectos negativos y enormes debilidades con los cuadros crónicos, cuya evolución requiere como mínimo de 10 años para que aparezcan los primeros síntomas y signos clínicamente reconocibles, produciendo que cualquier tipo de acción médica sólo pueda enlentecer y excepcionalmente detener su avance, pero no desaparecerlos. El avance acelerado de las ciencias, en specific de aquellas cuyos resultados impactan directamente en diferentes ámbitos y niveles de acción de la salud humana, nos ha hecho transitar en forma muy rápida desde la “revolución científica”, a la “revolución tecnológica”. Los investigadores examinaron datos recogidos de casi medio millón de niños de eleven a 15 años de edad en 34 países en América del Norte y Europa entre 2002 y 2010. Hay una disparidad creciente en la salud física y psychological de los niños y adolescentes ricos y pobres en Estados Unidos y otros países pudientes, revela un estudio reciente.
Asimismo, está el caso de las personas que se encuentran desempleadas, lo que tiene consecuencias económicas para la familia e implicancias para el bienestar, la tranquilidad, la salud física y mental. En el caso de la inequidad territorial en la esperanza de vida de las mujeres -que fue el resultado más llamativo en Santiago- no se conocen con exactitud las causas, pero se puede pensar que son las más afectadas al vivir lejos de las oportunidades de empleo. Al tener que combinar el trabajo remunerado y el no remunerado de cuidados son quienes tienen más dificultades para acceder a buenos empleos y obtener ingresos. Como existe una segregación socio-territorial tan marcada en Santiago, las personas de nivel socioeconómico bajo se concentran de manera importante en algunas comunas y, más aún, las de nivel socioeconómico alto se concentran en unas pocas. Entonces, lo que esos resultados ponen de manifiesto, en primera instancia, es una esperanza de vida diferente entre distintos niveles socioeconómicos y que puede apreciarse muy bien dada la segregación del territorio. En este sentido, la esfera doméstica y de cuidados es un trabajo sin remuneración, de forma que las mujeres que se dedican a ello no cuentan con autonomía económica, y esto tiene implicancias para su bienestar.
Esto limita el acceso y se relaciona con el uso del tiempo, lo que hoy hace más difícil evitar el uso del transporte público para reducir el riesgo de infección. Entonces hay una situación relacionada con la construcción de ciudad que debe permitir que los servicios y trabajos estén más cerca de la gente. Igualmente, es esperable que se transformen las condiciones vinculadas con el transporte, las oportunidades de empleo y la provisión de servicios básicos.
En otras palabras, y consistente con la experiencia en otros países, la disaster económica afectó en mayor manera el empleo y el ingreso de las mujeres. Esto se suma al aumento en la presión por las tareas del hogar, y el cuidado y educación de niños pequeños asociados al cierre de las escuelas. Debemos hacernos cargo del problema, pues como fue mencionado las inequidades en salud son injustas, modificables y prevenibles. Para hacerlo no sólo necesitamos un marco normativo que consagre igualdad de derechos y acceso universal a salud, sino que también debemos considerar la formación de profesionales del área de la salud, quienes por lo basic no son entrenados en competencias socioculturales que favorezcan una interacción de calidad con los pacientes.
“La acumulación de grasa y el consumo de alcohol se relacionan a 15 lugares del cuerpo en donde se puede tener cáncer. “El tabaco es uno de los cancerígenos más potentes y también se vincula a enfermedades respiratorias y cardiovasculares, además de contaminar el aire intradomiciliario”, explica Catterina Ferreccio, una de las investigadoras a cargo del documento. Además de los factores genéticos que causan la enfermedad, existen factores externos que necesitan un abordaje más urgente.
Con esta publicación, el PNUD reitera su compromiso con la generación y difusión de conocimiento que sirva como base de discusiones informadas para la construcción de consensos respecto de los cambios que el país requiere. Aspiramos a que todos los ciudadanos, especialmente aquellos en los grupos menos aventajados, tengan mayor control sobre sus propias vidas para perseguir los objetivos que ellos mismos consideren valiosos, integrándose de manera efectiva y participativa al proceso de desarrollo humano inclusivo y sostenible. La desigualdad perjudica al desarrollo, dificulta el progreso económico, debilita la vida democrática, afecta la convivencia y amenaza la cohesión social.
La investigación ha demostrado sistemáticamente los efectos adversos de la desigualdad de ingresos en el bienestar psychological, lo que subraya la necesidad de un enfoque holístico que tenga en cuenta el contexto social más amplio. Al adoptar un enfoque holístico que reconozca los determinantes sociales de la salud mental, los psicólogos clínicos podemos desempeñar un papel elementary a la hora de abordar las implicaciones de la desigualdad de ingresos en la salud psychological. Esto implica incorporar una evaluación exhaustiva de los contextos sociales de los pacientes, colaborar con las partes interesadas para abogar por el cambio de políticas e integrar estrategias de fomento de la resiliencia en las intervenciones terapéuticas. Cuando oímos la frase “desigualdad de ingresos”, a menudo se despiertan preocupaciones acerca de la equidad, justicia, género y calidad de vida. Sin embargo, este fenómeno no solamente es un asunto económico, sino que también tiene ramificaciones profundas en el área de la salud mental desigualdad de recursos y medios economicos.
Además, las mujeres suelen tener empleos más precarios que los hombres, aún si pertenecen al mismo nivel socioeconómico. Por otra parte, las mujeres suelen pasar más tiempo en los territorios en los que viven, en sus viviendas, por lo que si estos ofrecen condiciones adversas para la salud, supondrán una mayor acumulación de dichos daños. Primero, tiene que ver con que las personas de niveles socioeconómicos más bajos tienen peores condiciones de salud, dado que su vida acumula mayor adversidad. Esto se expresa, entre otras cosas, en una mortalidad prematura y, por tanto, una esperanza de vida más corta. Al 31 de diciembre de 2019, según datos del Minsal, la densidad total de médicos en el sector público de salud era de 18.5 por cada 10 mil habitantes, en los países OCDE el promedio period de 34. El bajo número de médicos a nivel nacional, se acentúa aún más en Atacama, Tarapacá, Coquimbo, Arica y Parinacota, O’Higgins y Maule, cuyos ratios están lejos de la media nacional.
Estos resultados apuntan a una acumulación de vulnerabilidades, ya que los roles tradicionalmente asociados a cada género y la fragilidad económica se combinaron creando mayores desafíos para las mujeres durante la pandemia en 2020. Sabemos que el fenómeno es actual, y más allá de un eslogan de campaña, la evidencia apunta a que existe una gradiente social inversa, esto es, que personas que tienen menor nivel educacional, menores ingresos económicos, o que ocupan posiciones sociales más bajas, son personas que tienen más enfermedades. Esto último instala una condición de incertidumbre persistente que produce un estrés crónico y que tiene un efecto de desgaste psicológico y en el cuerpo y consecuencias en la salud de las personas. En países más ricos y desarrollados, existen mecanismos de protección y seguridad social que son clave para asegurar la estabilidad de los ingresos en periodos no laborales. Estos permiten, por ejemplo, tomar reposo durante una enfermedad, para recuperar adecuadamente la salud, y mantener los ingresos a través de licencias médicas. El consumo de alcohol, la conducta sedentaria y la alimentación de menor calidad también tienen un patrón socioeconómico.