Curso Pobreza Y Políticas Públicas: Mediciones De Pobreza Y Pobreza Multidimensional Universidad Central De Chile

En su análisis, el documento afirma que, en 2022, un 29% de los habitantes de la región vivía en condiciones de pobreza y un 11,2% en situación de pobreza extrema. Si bien las cifras muestran una reducción con relación al 2021, los niveles actuales son similares a 2019, año previo al inicio de la pandemia. En tanto “más de a hundred and eighty millones de personas no contaron con ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas y, entre ellas, 70 millones de personas no tuvieron ingresos para adquirir una canasta básica de alimentos”. La Asociación de Universidades confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL) presentó en el 2011 los resultados de la investigación “Análisis de la arquitectura de las heterogeneidades, los riesgos sociales y las políticas públicas aplicada en 9 países de América Latina”.

pobreza riqueza

Muchos trabajos de investigación han tratado de identificar cuán importante es la relación entre desigualdad y desarrollo, y los mecanismos para explicar dicha relación. Así, Daron Acemoglu y James Robinson argumentan que las brechas socioeconómicas afectan negativamente el desarrollo de los países cuando se traduce en un acceso, también desigual, al poder político; este mecanismo se relaciona con la potencial captura de rentas por parte de la élite y el bloqueo de oportunidades de desarrollo para el resto de la población. Entre 1930 y 1970, hubo una moderación del fenómeno en el contexto de una creciente democratización del país, revertida durante la dictadura militar, cuando grandes transformaciones domésticas y de la economía mundial generaron innovaciones tecnológicas y de otro tipo que impactaron sobre la desigualdad de ingresos. Existen diversas razones por las que podríamos argumentar a favor de reducciones en los niveles de desigualdad que exhibe el país, desde juicios morales y éticos, hasta elementos puramente prácticos como son los efectos que produce sobre el crecimiento, el tejido social, y la concentración del poder político (además del económico).

En este sentido, si bien la literatura revisada presenta evidencia de tipo confirmatoria para escalas de atribuciones, no existen antecedentes sobre estudios en los que se haya intentado asociar las atribuciones de pobreza con las de riqueza en términos de medición, sino que ellas siempre son analizadas como variables dependientes por separado. Si bien en algunos estudios se reportan correlaciones entre las variables, la pregunta sobre un posible modelo de medición común para ambos tipos de atribución -riqueza y pobreza- sigue abierta a discusión y verificación empírica. Asimismo, es posible encontrar investigaciones que vinculan atribuciones con variables que van más allá de lo individual, tales como crecimiento económico, desempleo, regímenes de bienestar, gasto social (Kallio & Niemelä, 2014; Yeboah & Kumi, 2012) y niveles de desarrollo (da Costa & Dias, 2014).

Y esto se puede aplicar tanto a sistemas de izquierda como de derecha, tanto al comunismo como al neo-liberalismo salvaje. En el presente trabajo sólo mencionaremos el caso de la filosofía y de la espiritualidad, como defensoras de una pobreza que libere y que promueva al ser humano. «Esto corrobora la importancia de dotar de más recursos a la población en situación de pobreza, combinando el fortalecimiento de los ingresos laborales con la provisión de transferencias públicas y el fortalecimiento de los sistemas de protección social», dijo el organismo.

Diógenes, siendo hijo de un banquero y fabricante de monedas, optó por la pobreza llevándola hasta el límite de la miseria y del descuido de él mismo. Es conocido el encuentro que tuvo Alejandro Magno con Diógenes, cuando el gran conquistador y alumno de Aristóteles quiso visitarlo en la tinaja donde Diógenes vivía. El error muestral correspondió a un 2,8% para un nivel de confianza de 95%, calculado posteriormente a la recolección de los datos.

Además, sería deseable contar con un mayor número de indicadores por dimensión para estimar independientemente la calidad de cada issue, así como también contar con un modelo que abarque otras dimensiones de la atribución, además del locus, como son la controlabilidad y la estabilidad en la perspectiva de Weiner (1985). Contra todo pronóstico, la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) correspondiente a 2022 mostró una disminución de la pobreza por ingresos en el país, desde un 10,8% de la población hasta un 6,5%, mientras que la definida como extrema se redujo desde 4,3% a 2%. La medición internacional ubicó a nuestra casa de estudios como la mejor institución del país y tercera en Latinoamérica en materia de investigación jurídica, mientras que a nivel global mostró un progreso de casi 50 lugares, hasta el puesto 159° a nivel mundial. Desiguales destaca el rol que le cabe a la política pública en igualar el acceso a los servicios sociales, reducir la concentración del ingreso en el 1% más alto y romper el vínculo entre el dinero y la influencia en las decisiones públicas. OECD (2012) postula la necesidad de reformas tributarias que combinen ajustes en impuestos (algunos hacia la baja, otros al alza) con políticas de subsidios al trabajo de los sectores de menores ingresos.

Este modelo de factores externos e internos comunes a distintos objetos es una derivación del modelo teórico basic de atribución, que se encuentra presente a la base de algunas investigaciones anteriores, pero con algunas limitaciones en su operacionalización, como se señaló anteriormente. El estudio empírico sobre atribuciones de riqueza y pobreza se ha focalizado principalmente en la distinción de las dimensiones de locus y management de Weiner (1985) y comenzó con la propuesta de tres dimensiones de Feagin (1972), correspondientes a atribuciones individualistas, estructurales y fatalistas. En términos generales, las atribuciones individuales o internas enfatizan la responsabilidad personal en la situación de pobreza, las atribuciones estructurales, sociales o externas otorgan la responsabilidad a factores económicos y sociales externos al individuo, mientras que las atribuciones fatalistas destacan el rol de la suerte o el destino. En un estudio posterior, Feagin (1975) verificó este modelo de tres dimensiones en una muestra de Estados Unidos.

Un dato elocuente en relación a la importancia de la desigualdad nacional es el porcentaje del total de los ingresos que perciben las personas que se encuentran al tope de la distribución. La relevancia viene dada porque son precisamente estas personas que concentran altos niveles de ingresos, quienes adicionalmente ejercen una influencia importante en las decisiones y en el diseño de políticas que finalmente los terminan favoreciendo a ellos mismos. El mundo logró la meta del primer objetivo de desarrollo del milenio (ODM) de disminuir a la mitad para 2015 la tasa de pobreza registrada en 1990, y lo consiguió en 2010, cinco años antes de la fecha prevista. Pero pese a este logro, la cantidad de personas que vive en condiciones de pobreza extrema en el mundo sigue siendo inaceptablemente elevada. De acuerdo con las estimaciones más recientes, el 17% de la población del mundo en desarrollo vivía con menos de US$1,25 al día en 2011, cifra inferior al 43% de 1990 y al 52% de 19811. En cuanto a posibilidades de investigación futura, un aspecto relevante es establecer en qué medida el modelo atribucional de segundo orden se replica en otras sociedades.