Por cada dólar recaudado en ingresos fiscales en el mundo, únicamente cuatro centavos proceden de gravar la riqueza. La mitad de los milmillonarios del mundo vive en países que no aplican ningún tipo de impuesto de sucesiones a la riqueza que estos transfieren a sus descendientes directos. Por lo tanto, cinco billones de dólares irán a parar, libres de impuestos, a sus correspondientes herederos; un importe que supera el PIB de África y que perpetuará una nueva generación de élites aristocráticas. La mayor parte de los ingresos de las personas más ricas no se derivan de su trabajo, sino que son esencialmente rentas de capital sobre sus activos.
En la mayoría de los países, añade el documento, las rentas de capital y los activos financieros constituyen la principal fuente de ingresos de los ultra ricos pero, en casi todas las jurisdicciones, tributan muy por debajo de las rentas de capital. Si bien el número de millonarios se duplicó desde el inicio de la disaster financiera de 2008, las élites económicas y grandes empresas pagan los impuestos más bajos de las últimas décadas. Solamente cuatro centavos de cada dólar recaudado se obtienen a través de impuestos sobre la riqueza. Si de algo se ha hablado persistentemente durante los últimos años en todo el mundo es de inflación y el aumento del costo de la vida. Ese 1% más rico de América Latina y el Caribe concentró 44 origenes de la desigualdad dólares de cada 100 dólares de riqueza whole en el continente, mientras que la mitad más pobre sólo 7.7 dólares. Un nuevo análisis de Oxfam a partir de los datos de la World Benchmarking Alliance de más de 1600 de las empresas más grandes del mundo revela que solo el 0,4 % de éstas se comprometen públicamente a pagar a sus trabajadores y trabajadoras un salario digno, y a abogar por esta medida justa en sus cadenas de valor.
Al tiempo que los diez más ricos del planeta han doblado sus fortunas durante la pandemia, un 99% de la población se ha empobrecido y 160 millones de personas más cayeron en el abismo de la pobreza, denuncia el informe de Oxfam publicado de cara al Foro anual de la élite mundial que se reúne en Davos, Suiza. Además de “poner fin a la carrera a la baja en la tributación de las personas más ricas y las grandes empresas. Consensuar un nuevo conjunto de normas e instituciones a nivel mundial que permitan rediseñar el sistema tributario para que sea justo, en un proceso en el que los países en desarrollo participen en pie de igualdad”, advierte. De acuerdo a los datos de la confederación que reúne a distintas ONG de todo el mundo, «el aumento desmesurado de la riqueza extrema en los últimos tres años se ha consolidado, mientras que la pobreza mundial continúa en niveles similares a los registrados antes de la pandemia». “Tanto el dramático nivel de desigualdad económica como la inminente disaster paises por pobreza del cuidado pueden abordarse, pero requerirá esfuerzos concertados y decisiones políticas audaces para reparar el daño causado y construir sistemas económicos que cuiden a todos los ciudadanos”, cube el informe. La fortuna combinada de las 26 personas más ricas del mundo llegó a US$ 1,4 billones el año pasado, la misma cantidad que la riqueza complete de los 3.800 millones de personas más pobres.
Elon Musk, uno de los hombres más ricos del mundo, pagó un «tipo impositivo real» de alrededor del 3 % entre 2014 y 2018. Sin embargo, Aber Christine, vendedora de harina de Uganda, paga en impuestos el 40 % de lo que logra facturar, ganando apenas 80 dólares al mes. Sin embargo, el Banco Mundial advierte que la reducción de la pobreza se ha ralentizado o incluso revertido en algunos países. 736 millones de personas todavía vivían en la pobreza extrema en 2015, más de la mitad de las cuales se encuentran en África subsahariana.
La ONG propone que estos ingresos fiscales se inviertan en una sanidad pública universal y en la seguridad social, así como en la lucha contra el cambio climático y el racismo y la prevención de la violencia de género. En 2018, esta tendencia se vio reflejada en los movimientos feministas que surgieron en diferentes países. Iniciativas como el #MeToo o el #NiUnaMenos, en América Latina, han establecido el debate internacional. Behar dijo que para remediar esto, los gobiernos deberían asegurarse sobre todo de que los ricos paguen sus impuestos, que luego deberían usarse para pagar servicios como agua limpia, atención médica y escuelas de mejor calidad.
Por cada dólar de nueva riqueza global que percibe una persona perteneciente al 90 % más pobre de la humanidad, un milmillonario se embolsa 1,7 millones de dólares. Esto se suma a una década de ganancias históricas en la que el número de milmillonarios y su riqueza se han duplicado. Asimismo, la inclusión de factores políticos y económicos como variables de control permitió estimar una relación robusta entre ultrarriqueza y desarrollo económico. En basic, el Índice de Libertad Económica no es estadísticamente significativo para el desarrollo humano, salvo para la esperanza de vida que muestra signo negativo y contrasta con los hallazgos de Naanwaab (2018) y Graafland (2019).
La riqueza del mundo no sólo sigue en manos de una pequeñísima minoría sino que, el año pasado, la brecha entre los superricos y los pobres se agrandó aún más. «Las mujeres están en primera línea de las desigualdades a causa de un sistema económico que las discrimina y las encierra en los oficios más precarios y menos remunerados, empezando por el sector de los cuidados», asegura Pauline Leclère. «En lo alto de la pirámide, miles de millones de dólares se encuentran en manos de un pequeño grupo de personas, principalmente hombres», denuncia Oxfam. El informe anual de Oxfam sobre las desigualdades mundiales se suele publicar antes de la apertura del Foro Económico de Davos, una cita a la que desde hace medio siglo acuden la flor y nata de la economía y la política planetarias.
El informe de 106 páginas pretende llamar la atención sobre la creciente brecha entre ricos y pobres. «La brecha entre ricos y pobres no puede ser resuelta sin políticas deliberadas de lucha contra las desigualdades. Los gobiernos deben garantizar que las empresas y los ricos paguen su justa parte de impuestos», asegura Amitabh Behar. De acuerdo al informe, desde el inicio del presente siglo, la mitad más pobre de la población mundial sólo ha recibido el 1% del incremento complete de la riqueza mundial, mientras que el 50% de esa «nueva riqueza» ha ido a parar a los bolsillos del 1% más rico. El desarrollo económico depende de la capacidad para crear y compartir riqueza y prosperidad de manera más equitativa entre grupos e individuos. En este sentido, se requiere de intervención estatal para abordar el futuro de las sociedades, desde una perspectiva global, mediante políticas e instituciones públicas con este fin.
No obstante, las cifras presentadas por la ONG tienen una cierta manipulación con la que se busca trastocar el mensaje transmitido a la sociedad. Oxfam considera que medidas contra la evasión fiscal deberían formar parte de acciones para combatir la desigualdad, junto con un aumento de la inversión en servicios públicos y un incremento de los ingresos de la población que menos gana. De igual forma, el gasto público social es determinante positivo y significativo del desarrollo humano y todos sus componentes, lo que confirma los resultados de Fadilah, Fajri y Kaluge (2018), para quienes este tipo de gasto público influye positiva y significativamente en el IDH y en todos sus componentes. Por esta razón, el gasto público social representa un vehículo para avanzar en el desarrollo económico (Mikusova et al., 2017). Considerando los casos particulares de México y China, se observa que la riqueza extrema nacional afecta negativamente el desarrollo humano en ambos países, si bien el efecto parece ser mayor en México.
Oxfam añade que la brecha entre los ricos y los pobres se ha ampliado «dramáticamente» en los últimos 12 años. Para considerar la posible endogeneidad entre las variables explicativas, Zit, y la variable dependiente, desit, se usan como instrumentos los valores rezagados de las variables endógenas, los que son válidos si el término de error, uit, no está correlacionado serialmente. Sin embargo, Alonso y Arellano (1999) establecen la existencia de sesgo de muestra finita y baja precisión en el estimador GMM. Como solución, Blundell y Bond (2000) proponen el modelo dinámico ampliado de sistema-GMM (Sys-GMM, por sus siglas en inglés), que combina las primeras diferencias rezagadas de la variable dependiente con sus niveles rezagados.
Asegura además que la economía mundial posibilita que los más ricos sigan acumulando grandes fortunas, mientras que cientos de millones de personas luchan cada día para sobrevivir con salarios de pobreza. “El precise modelo económico neoliberal ha agravado esta situación, a través de los recortes a los servicios públicos, la reducción de la tributación de las personas y empresas más ricas y la baja en los salarios, que ha perjudicado en mayor medida a las mujeres. La organización humanitaria Oxfam alertó hoy de la creciente desigualdad mundial al indicar que las 62 personas más ricas del planeta tienen tanta riqueza como la mitad de la población de escasos recursos, unas three.600 millones de personas. De hecho, la fortuna del 1% de los más ricos «corresponde a más del doble de la riqueza acumulada» por 6.900 millones de personas, es decir, el 92% de la población mundial, una concentración que «supera la deuda», señala el informe. Por último, la riqueza extrema implica concentración del poder en élites, vinculadas con otras desigualdades clave para el desarrollo humano como la salud y educación.
En 2019, los 2.153 multimillonarios que había en el mundo tenían más dinero que el 60% de la población del planeta. Ese es uno de los datos más significativos entregados por Oxfam Internacional en su informe “Premiar el trabajo, no la riqueza“. Esta publicación del informe coincide con la jornada inaugural del Foro Económico Mundial en Davos (Suiza) que reúne a los más importantes líderes políticos y económicos de todo el mundo. «En todo el mundo, los miembros del sector privado presionan implacablemente por obtener tasas más bajas, menos transparencia y otras medidas destinadas a permitir que las empresas contribuyan lo menos posible a las arcas públicas», añadió Oxfam. «El poder corporativo se utiliza para impulsar la desigualdad. Exprime a los trabajadores y enriquece a los accionistas ricos, esquivando impuestos y privatizando el estado», subrayó Oxfam.