La mayoría de los países del mundo miden su pobreza usando un umbral absoluto, o en otras palabras, un estándar fijo de con qué deben poder contar los hogares para satisfacer sus necesidades básicas. Algunos países, sin embargo, han optado por medir su pobreza usando un umbral relativo, es decir, un punto de corte en relación con la distribución international del ingreso o el gasto de consumo de un país. La pobreza absoluta y la pobreza relativa son dos conceptos o términos que nos ayudan a medir el nivel de pobreza de un país, siguiendo parámetros como la educación, el desempleo, las políticas o el acceso a los recursos necesarios para que una persona lleve una vida digna.
Utiliza los datos, las evidencias y los análisis más recientes para ayudar a los países a formular políticas que mejoren la calidad de vida de las personas, con especial atención en los más pobres y vulnerables. Identifica aquella pobreza que se produce en zonas industrializadas, con frecuencia a causa de desigualdades derivadas del crecimiento demográfico. “En muchos casos —apunta Luis Ravina—, al migrar del campo a la ciudad disminuye la calidad de vida; peor vivienda, alimentación, todo es más caro, pero la esperanza de obtener una vida mejor hace que soportemos esas nuevas situaciones, en muchos casos de escasez. Una persona que vive en el medio rural y que migra a la ciudad, especialmente cuando va a un país extranjero, suele perder su estatus social.
El principal valor de las cifras que muestran la pobreza relativa es que, dejando de lado los recursos mínimos indispensables, nos muestra cómo la inflación, la devaluación de la moneda o el trabajo precario suponen una pobreza progresiva que el método de pobreza absoluta no contempla. Frecuentemente los medios de comunicación divulgan datos sobre la pobreza sin que sepa a que medición se refieren. Este texto busca explicar la distinción entre la pobreza absoluta y la pobreza relativa, los conceptos subyacentes a cada una de las mediciones y sus debilidades. Por tanto, pese a que la pobreza absoluta presente una mayor objetividad en su medición, sigue mostrando una serie de aspectos matizables en su objetivo de presentar uniformidad en todos los territorios. Toda aquella persona que se encuentre por debajo de dichos recursos, en base a la medición absoluta, se encontraría en situación de pobreza.
Incluso antes de la pandemia, el impulso de la reducción de la pobreza se estaba desacelerando. Para finales de 2022, el pronóstico inmediato sugirió que el 8,4 % de la población mundial, o hasta 670 millones de personas, podrían seguir viviendo en la pobreza extrema. Este revés borró efectivamente alrededor de tres años de progreso en el alivio de la pobreza. Si persisten los patrones actuales, se estima que el 7 % de la población mundial (aproximadamente 575 millones de personas) aún podría encontrarse atrapada en la pobreza extrema para 2030, con una concentración significativa en el África subsahariana. Una revelación alarmante es el resurgimiento de los niveles de hambre a los registrados por última vez en 2005.
Erradicar la pobreza extrema para todas las personas en todo el mundo para 2030 es un objetivo basic de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible. La pobreza extrema, entendida como el hecho de sobrevivir con menos de 2,15 dólares por persona al día según la paridad del poder adquisitivo de 2017, ha experimentado descensos notables en las últimas décadas. Sin embargo, la aparición de la COVID-19 marcó un punto de inflexión, al revertir estos avances, ya que el número de personas que viven en la pobreza extrema aumentó por primera vez en una generación en casi 90 millones con respecto a las predicciones anteriores.
Esto habría signado un paisaje marcado por la decadencia de los Estados de bienestar y las políticas redistribucionistas en Europa occidental. La propuesta desarrollada por Doyal y Gough es presentada como una alternativa al neoliberalismo y conservadurismo político. A diferencia del enfoque de capacidades propuesto por Sen, la obra de Doyal personas más vulnerables a la pobreza y Gough rompe con los preceptos del liberalismo económico, estableciendo necesidades universales y objetivas y un rol preponderante del Estado en las políticas públicas. Esta ruptura, que se aleja del enfoque de las capacidades, logra encuadrarse en el liberalismo político por su férrea defensa del sistema democrático y republicano.
“Hasta los eleven meses, los bebés triplican su peso, es algo que solo ocurre en este momento de la vida. Y con unos estómagos tan pequeños el desafío es concentrar todos los nutrientes que necesitan en aquello que comen”, comenta Aguayo. En medio de una guerra no solo se ven afectados los sistemas de producción y distribución de alimentos, sino también el de salud. Cuando un niño está enfermo y no logra la atención médica que necesita para curarse, también va a comer peor.
Según el Instituto Nacional de Estadística de Perú, “es resultado de la disaster económica que limita las oportunidades de empleo y cut back significativamente los niveles de ingreso”. Las personas pobres encuentran más dificultades para acceder a servicios y medidas de protección social y de expresarse en sociedad; en basic, disponen de menos oportunidades. La pobreza también está asociada con muchas violaciones de los derechos humanos y laborales. Según el departamento Global Compact de Naciones Unidas, “el trabajo infantil, el trabajo forzoso y la trata de personas están profundamente conectados con la pobreza”. Los teóricos clásicos la han descrito como la falta de recursos económicos que tiene consecuencias sociales negativas. La Fundación Joseph Rowntree, del Reino Unido, la define como aquella situación que se da “cuando los recursos de una persona (principalmente sus recursos materiales) no son suficientes para satisfacer sus necesidades mínimas (incluida la participación social)”.
Así, las poblaciones más pobres son más propensas al embarazo precoz y la familia no planificada, lo cual coarta sus posibilidades de superación y reinicia el ciclo de marginación y pobreza. “Es esencial profundizar en cómo se mide la pobreza para reducirla”, explica Stephanie García Van Gool, directora de Medición de Impacto y Desarrollo Estratégico de la Fundación Microfinanzas BBVA. Al contrario esta población se encuentra en complete vulnerabilidad y requieren de ayudas sociales para poder sobrevivir. Por un lado, la voluntad de cambio; por el otro, la resistencia a esos vientos para mantener las cosas como están. Por eso, si la Ley Bases no salía, no solo el Gobierno se hubiera visto frente a un problema grave. De algún modo, el fracaso del proyecto oficialista habría significado el aval de los representantes del pueblo a la patria corporativa y al estancamiento del país, es decir, otro impulso a un proceso de degradación que viene de lejos y parece no tener término.
Alrededor de seven hundred millones de personas viven con menos de USD 2,15 al día (la línea de pobreza extrema). La pobreza extrema sigue concentrada en partes de África subsahariana, zonas frágiles y afectadas por conflictos, y áreas rurales. Hace referencia a la situación de determinados colectivos que viven en clara desventaja con el resto de la sociedad.
Para hacerlo, se estudia su situación en base a tres dimensiones, que a su vez se dividen en 10 indicadores diferentes. De acuerdo con las cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el 36,eight personas pobres en el mundo % de los chocoanos vive en una situación de pobreza multidimensional. Aunque económicamente sean pobres, el absentismo escolar es muy bajo, la mayoría tiene acceso a atención médica y el trabajo infantil es casi inexistente.
Sin embargo, el acceso al agua potable, la informalidad en el empleo o el bajo éxito educativo siguen lastrando el desarrollo de la región. Otros puntos a destacar son las contribuciones que han hecho las diferentes perspectivas de acuerdo con su contexto histórico. El enfoque de las capacidades/funcionamientos desarrollado por Sen en las décadas siguientes a la segunda posguerra pone en entredicho las bondades del PIB como indicador de bienestar social, planteando la ambiciosa construcción de un Z capaz de medir y comparar el bienestar del individuo.
La legitimación11 de las necesidades humanas básicas y sus satisfactores y necesidades intermedias descansa en el modelo biomédico y en los derechos humanos, respectivamente. De este modo, Doyal y Gough también adhieren al liberalismo político, en cuanto a que consideran que debe existir necesariamente una serie de premisas políticas para el correcto desarrollo de las personas y para la optimización de la satisfacción de las necesidades básicas. Desde el liberalismo económico, se podrían realizar fuertes críticas a la teoría de las necesidades humanas, en la medida en que la presencia de K determinando las necesidades humanas básicas y sus satisfactores sería, en el mejor de los casos, una violación flagrante a la libre elección de los individuos.