Pobreza Crónica Y Su Impacto En La Resiliencia: Claves Para Entender La Perpetuidad De La Miseria Paideia Revista De Educación

Dentro de estos 5 millones que conforman a las personas en situación de exclusión y que corresponde a casi un tercio de nuestra población, se puede distinguir a un sector en particular como “el más marginado”. Si se considera a las personas “que no sólo tienen pocos ingresos para participar en la economía, sino además, no acceden a la salud, educación, vivienda o trabajo, se tiene a casi un millón de personas, correspondiente al 5,5% de la población y que podemos considerar como los más excluidos de la sociedad”, señala Paulo Egenau. Los países con sistemas integrados de Protección Social sensibles a la niñez han demostrado ser los más efectivos para abordar las brechas en el ejercicio de sus derechos. A inicios del siglo XIX las diferentes clases sociales que conformaron la sociedad del Chile republicano convivieron en una urbe pequeña, que en entre las decadas de 1860 y 1900 fue creciendo y aumentando su población, debido a las constantes migraciones y a la expansión de la oferta laboral propiciada por la industrialziación de la periferia de la ciudad. Este crecimiento fue conflictivo, ya que no todos sus habitantes se beneficiaron de su desarrollo, y, por ende, las problemáticas sociales aumentaron.

El grado de pobreza existente en el país se agravó severamente entre 1992 y 1996, ya que los tres tipos de pobreza, tanto para los individuos como para los hogares se incrementaron en un 15%. Ello como resultado de la crisis económica de 1995, ya que entre 1992 y 1994 la pobreza se mantuvo prácticamente estancada. La gráfica 9 nos muestra la distribución del ingreso de Chile entre 1980 y 2002, como se observa no hubo cambios importantes en la distribución del ingreso, de manera que el 60% de la población con menor ingreso ha estado recibiendo un 26% del ingreso, las clases medias, deciles VI al IX, han estado recibiendo un 35% del ingreso, participando el 10% de los más ricos con el 39% del ingreso. El 10% de la población más rico que recibía la mitad del ingreso, en 1963, redujo su participación hasta un 38%, en 1984 y posteriormente, volvió a incrementarla hasta alcanzar entre el 45% y el 50% del ingreso.

Nos cuesta reconocer al otro como igual, validar su realidad, sus opciones y reconocer la dignidad y respeto que todos merecemos. Todos esos factores, inevitablemente producen que las cuarentenas sean vividas de manera distinta. Por ejemplo, entregar recomendaciones para hacer deportes en casa, cube Munita, es muy diferente en contextos de viviendas con patio grande a otros espacios de forty o 50 metros, “son una serie de indicadores que se van acumulando y que hacen que las experiencias de encierro sean muy distintas”.

La pobreza es una profunda vulneración los derechos humanos y de la niñez, puesto que aquellos que viven en situación de pobreza o vulnerabilidad no logran gozar de manera plena del ejercicio de sus derechos y, por ende, no cuentan con igualdad de oportunidades para acceder a la salud, educación, vivienda, seguridad social y/u otras prestaciones esenciales para tener una vida digna. Conversamos con Paula Pacheco, Especialista en Políticas Sociales de UNICEF, sobre los principales resultados del estudio y las recomendaciones que emanan de la investigación. Explica que para niños, niñas y adolescentes vivir en contextos de pobreza y vulnerabilidad les impide el acceso oportuno a prestaciones universales, lo que limita fuertemente su trayectoria de vida y su vida adulta. “Dada a su mayor vulnerabilidad y las desventajas que enfrentan estas poblaciones, requieren de políticas reforzadas que aseguren su debida protección y el acceso en igualdad de condiciones a las oportunidades de desarrollo y al ejercicio pleno de sus derechos”.

A este ciclo se le asigna cierto bienestar de la emergente clase media y de los trabajadores asalariados. Chile ha sido un país de muchas diferencias sociales a lo largo de toda su historia. Al igual que otras naciones de América Latina, su origen se remite a la Colonia, cuando se constituyeron las instituciones que la inician, como la concentración en la propiedad de la tierra y la relación jerárquica entre la clase alta y el bajo pueblo. Los males heredados desde el proceso dictatorial se hicieron evidentes desde la década inmediatamente posterior a su término, haciendo de la sociedad una caldera que en cualquier momento podría colapsar, así sucedió de forma algo más tardía, siendo la movilización estudiantil del año 2006 uno de los tantos síntomas, los que se harán reiterativos en el tiempo.

“Una realidad que siempre ha existido y de la cual solo parecemos tomar conciencia, incluso autoridades del país, en condiciones extremas o cuando las demandas de estos sectores se toman las calles”, dice Cristián Munita director del área de Analytics de Criteria. Desde marzo que las cuarentenas han obligado mucha gente a permanecer en sus casas para evitar un colapso sanitario, pero estudio muestra que cuando el encierro se vive en condiciones de pobreza, con menos metros cuadrados y hacinamiento, la medida se hace más compleja. Pobreza y exclusión social en Andalucía. Pensamiento contemporáneo y exclusión social [Ponencia]. Conferencias pronunciadas en el Centre Cultural Bancaixa.

Para su consecución se presenta una revisión exhaustiva de los antecedentes en la temática y, finalmente, se esboza una aproximación a su definición y se mencionan las dimensiones relevantes para explicar los procesos excluyentes. Entre 1930 y 1970, hubo una moderación del fenómeno en el contexto de una creciente democratización del país, revertida durante la dictadura militar, cuando grandes transformaciones domésticas y de la economía mundial generaron innovaciones tecnológicas y de otro tipo que impactaron sobre la desigualdad de ingresos. Cortés, Fernando (2002), «Consideraciones sobre la marginalidad, marginación, pobreza y desigualdad en la distribución del ingreso». Universidad Autónoma del Estado de México, Toluca, México. Las políticas gubernamentales para erradicar la pobreza extrema han resultado ineficaces porque han padecido de una doble discriminación.

pobreza y marginación

“Se hace urgente que la ciudadanía se involucre de una manera más cercana con estas realidades, rompa con los prejuicios y barreras que nos separan de quienes viven en circunstancias menos favorables a las nuestras y brindarles más y mejores oportunidades de participación e inclusión”, expresa el profesional del Hogar de Cristo. Se han adoptado en el Mundo diversas formas de medir el desarrollo económico y humano, el indicador más comúnmente utilizado ha sido el Producto Interno Bruto que cuantifica la capacidad de una economía para generar para elaborar bienes y servicios. Este indicador resulta sumamente sesgado, ya que no toma en cuenta el número de personas involucradas en la producción de la riqueza y no considera, tampoco, la forma en que la riqueza es distribuida entre la población. Por ello en las siguientes dos secciones describiremos en grandes líneas como evolucionó el PIB per cápita en Argentina, Brasil, Chile y México y como se ha venido dando la distribución del ingreso en las últimas décadas, con el fin de que estos elementos puedan servirnos para entender mejor como se ha producido el desarrollo y ha ido evolucionado la pobreza y el bienestar a lo largo del último cuarto de siglo. Por otra parte, cristaliza las debilidades que presenta el Sistema de Protección Integral de la Niñez especialmente para proteger a las poblaciones más weak como son aquellos que están en situación de pobreza, situación de migración, con discapacidad, perteneciente a pueblos indígenas, bajo protección del Estado, entre otros. Debido a su mayor vulnerabilidad y las desventajas que enfrentan estas poblaciones, requieren de políticas reforzadas que aseguren su debida protección y el acceso en igualdad de condiciones a las oportunidades de desarrollo y al ejercicio pleno de sus derechos.

El porcentaje de la población pobre que vive en el campo se redujo de un poco más de la mitad, en 1950, a un 25% en el 2000, ello se debe al avance del proceso de urbanización y a los programas de lucha contra la pobreza. De acuerdo con los datos que nos proporciona el Panorama Social de la CEPAL, el 60% de la población rural en América Latina, vive en la pobreza y en la pobreza extrema, la tercera parte de la población. «México se mantuvo como una nación esencialmente rural y sin una dinámica urbana significativa durante la época colonial y hasta las postrimerías del siglo XIX» (Garza, G; 2003; 22). Por ello, la pobreza estuvo asociada a la explotación laboral y a la marginación de la propiedad de la tierra a la que estuvieron sometidos los indígenas a lo largo de cuatro siglos. Las élites y los sectores que tenían un elevado poder de compra y se habían integrado a la modernidad, lo hacían por medio del mercado externo, exportando productos primarios que eran intercambiados por manufacturas.

Desde el enfoque de derechos, se requiere de políticas reforzadas para poblaciones más vulnerables de manera que puedan acceder en igualdad de condiciones a las oportunidades de desarrollo, como la niñez en situación migratoria, en situación de discapacidad, o pertenecientes a pueblos indígenas. La pobreza representa una grave vulneración de derechos, pero los niños, niñas y adolescentes no están “condenados” a ello. Es rol del Estado protegerlos y garantizar que todos y todas cuenten con las condiciones de bienestar que le permitan un adecuado ejercicio de sus derechos, de manera que puedan tener una vida digna para desarrollar sus potencialidades. Porque detrás de las buenas cifras, que debemos valorar y mejorar, cómo no, queda claro que los desafíos para el Estado siguen más vigentes que nunca. No descansar hasta reducir al mínimo la pobreza de los niños, niñas y adolescentes; reducir y empequeñecer la brecha histórica entre mujeres y hombres, y también garantizar una vejez digna, con un sistema de seguridad social que permita que las personas mayores vean mejoradas sus pensiones hoy, y no en 40 años más. Durante la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del XX, Santiago vivió una profunda transformación, pasando de una ciudad colonial a una de carácter moderno e industrial.