En esta perspectiva, no es menor que esté extendida en la sociedad chilena, specific, pero exclusivamente, en sectores de estrato social más bajo, la sensación de abuso de poder. Esto repercute en la manera de vivir juntos y en el espacio cotidiano de las personas. Luego, ello se transforma en desesperanza, frustración y una suerte de agresión contenida que siempre está a la defensiva frente a la posibilidad de una nueva vulneración de derechos. No es de extrañar, en esta perspectiva, que la desconfianza en muchas instituciones públicas y privadas esté instalada no sólo por varios escándalos que les han afectado o cuestionamientos que han enfrentado.
Esta última se constituye mediante la adquisición y generación de nuevos saberes, ante lo cual la estructura de la brecha salarial presentada da cuenta de menores ingresos proporcionales a mayor nivel educativo. Esta situación se replica en la brecha de género de estudiantes que sienten que aprenden matemáticas con facilidad, donde Chile alcanza un 18,4%, respecto del 17,3% de España y el promedio de 14% en la OECD. Dicha circunstancia afecta al porcentaje de mujeres que esperan desarrollar una carrera en ingeniería y/o computación, situación que en Chile se eleva sobre un 20%, en España un 17,7% y en la OECD un 13,6%. A partir de la comprensión del concepto de género es factible identificar cuál es el papel que ocupan las mujeres en la sociedad.
Esa inequidad mata igual que la corrupción que se fue instalando y cooptando el sistema político, con leyes que no le han quitado ni una muesca al poder que desde hace décadas ostentan los grandes grupos económicos locales y multinacionales. Siguiendo al texto Desiguales y a la OECD (2012), se necesita reducir las brechas que existen en la estructura productiva de la economía chilena, que se expresan en circuitos diferenciados de productividad, competencias laborales, salarios y estabilidad en los empleos. Entre las políticas a considerar destacan las que mejoran la productividad vía capacitación, aumentan la participación laboral femenina y reducen las prácticas discriminatorias en el mercado del trabajo; así como un fortalecimiento de todos los niveles del sistema educativo. Las primeras señales de estas diferencias surgieron al realizar este estudio comparado entre políticas públicas en España y Chile. Así, en Chile el objetivo principal del Sernam fue promover la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. En España, en cambio, el objetivo del Instituto de la Mujer es declarado de forma más amplia, pero también más detallada.
Espero que este ejercicio teológico sea una contribución en la necesaria atención que requieran las desigualdades que hoy día hieren a la humanidad y a nuestra sociedad, en explicit. Por modesto que sea este ejercicio de discernimiento en medio de los turbulentos acontecimientos del presente, nos anima la esperanza formulada por el Concilio Vaticano II (1965) en la constitución Gaudium et spes, de que “la fe […] orienta la mente hacia soluciones plenamente humanas” (n° 11). Los cuatro temas interrelacionados que aquí he discutido, solo destacan los problemas que han estado implícitos, secundarios o emergentes, tanto en el enfoque de las capacidades como en la ética del desarrollo. Dado ciertos eventos recientes –desde Siria e Irak hasta Ferguson, Missouri– queda aún más claro que un buen desarrollo desde lo native a lo international es complejo y urgente. La corrupción también debería ser abordada de manera más explícita y robusta en la DE y la GE. Porque la primera cosa –y, a veces, la única cosa– que llamaba la atención de un entrevistador en nuestro «campo» era nuestra «solución» a X corrupción (donde X es una persona o institución, ya sea gubernamental o no-gubernamental).
Las cifras observadas en el ítem relacionado con educación dan cuenta de la problemática de la inclusión de género en áreas claves como el ámbito de las ciencias y la investigación en general, motores fundamentales de desarrollo en toda sociedad moderna. Se observa una brecha clara en este ámbito entre Chile y España, debido a la ausencia de una política clara en este punto en el caso chileno, frente a los resultados incipientes del caso español. Tanto en España como en Chile ha existido la necesidad y preocupación evidente por mejorar planteamientos políticos desde una perspectiva de género.
De este modo, el ciudadano se configuró en la relación con el Estado y no en el vínculo entre ciudadanos. Sin carne cotidiana, esta matriz ha estado siempre sujeta a condiciones que le resultan externas y, por tanto, no configuró un proceso exitoso. Es entonces un sistema de valores, pero no se consumó como matriz cultural en sentido estricto.
Así como economistas políticos y columnistas de opinión no se abstienen de realizar juicios éticos y prescripciones políticas, los expertos en ética del desarrollo deben basarse en el trabajo y las controversias más creíbles en economía política. Amartya Sen, un economista-filósofo quien se toma las causas y consecuencias económicas y políticas muy seriamente, ha hecho de su trabajo normativo y político con Jean Drèze en India (Drèze & Sen, 1999, 2002, 2013) cada vez más persuasivo, ahondando progresivamente en el análisis de los desbalances de poder en India y el «agarre de la desigualdad» (Drèze & Sen, 2013). Lo que se requiere no son valores puros o hechos puros, sino un enfoque multidisciplinario en el cual los valores proveen una manera de ver y evaluar los hechos en cuanto hechos, sus causas y efectos, permitiéndonos entender y explicar lo que es, ha sido, es probable que sea y lo que podría ser –si los agentes actúan apropiadamente (Crocker, 2008; véase Gasper, 2012).
Sin embargo, la práctica evidencia que para que las mujeres accedan a la igualdad de oportunidades no es suficiente con los cambios propuestos desde el ámbito legal. Es preciso cambiar actitudes y comportamientos e incluso formas de vida y estructuras sociales que impiden el pleno desarrollo de las mujeres como personas con derecho a participar activamente en la cultura, el trabajo y la política de un país. Por ello, un grupo de mujeres defensoras del principio de igualdad de oportunidades impulsó la creación de un organismo dentro de la Administración Española, similar al que existía en otros países de Europa y del mundo, responsable de elaborar políticas de igualdad, proponérselas al gobierno y coordinar las acciones de los diferentes ministerios en este ámbito. El enfoque metodológico examina los principales indicadores de igualdad de género entre los años 1992 y 2010, así como su relación con las políticas públicas que inciden en la construcción social del género en cada país. De esta forma, se espera que esta investigación genere un aporte cualitativo en el estudio de la desigualdad de género en países de renta media con problemáticas disímiles y algunos rasgos convergentes debido a sus procesos sociopolíticos e históricos particulares.
Benítez repara en lo peligroso en la aceptación discursiva del ‘mérito educativo’ y todo lo que eso conlleva y que acrecienta aún más el individualismo del cual es prisionera nuestra sociedad. “Las generaciones jóvenes tienen muy interiorizado que el mérito es de ella o de él, y es falso. Hay una madre, hay alguien, hay toda una estructura que te da soporte y que te lleva ahí, y eso se ha invisibilizado.
Esto significa que hay una correlación clara entre la disparidad de los resultados y la de oportunidades –que determina la movilidad social–. Es muy possible que la causalidad opere en ambas direcciones, puesto que una alta desigualdad de ingresos dificulta la igualación de oportunidades en ámbitos como el desarrollo infantil temprano y el sistema educacional, por las grandes divergencias que existen en el capital económico, social y cultural de los hogares de origen. Aunque la pobreza ha disminuido en el país, la distancia entre ricos y pobres sigue siendo muy importante. Tanto es así, que un estudio del Banco Mundial indica que un tercio del ingreso generado por la economía chilena en 2013 fue captado por el 1% más rico.