Pobreza Crónica Y Su Impacto En La Resiliencia: Claves Para Entender La Perpetuidad De La Miseria Paideia Revista De Educación

Es rol del Estado protegerlos y garantizar que todos y todas cuenten con las condiciones de bienestar que le permitan un adecuado ejercicio de sus derechos, de manera que puedan tener una vida digna para desarrollar sus potencialidades. Vínculos entre distintas carencias y condiciones y niveles reales de ingresos. La exclusión social es un fenómeno presente desde la conformación de las sociedades; sin embargo, no existe mucha claridad con respecto a lo que se quiere decir al hablar de ella. El debate en torno a su definición, causas y consecuencias es protagonista en diversas disciplinas y se fundamenta en la necesidad de diferenciarla de otros fenómenos sociales. El objetivo principal del trabajo es avanzar en el entendimiento de la exclusión social, a partir del abordaje de su conceptualización y caracterización. Para su consecución se presenta una revisión exhaustiva de los antecedentes en la temática y, finalmente, se esboza una aproximación a su definición y se mencionan las dimensiones relevantes para explicar los procesos excluyentes.

pobreza y marginación social

Ha priorizado desarrollar las capacidades de administradores educativos, docentes y otros profesionales de la educación para promover la inclusión y la diversidad de los/as estudiantes. Otra nueva prioridad es fortalecer las capacidades de administradores escolares locales y de nivel medio para mejorar la calidad y la equidad de la educación. Tanto de la gestión como del apoyo pedagógico y del desarrollo de las escuelas públicas locales.

Valor limitado de vivienda como activo que genera ingresos (arriendo de piezas, taller). Relación directa con ingreso ya que calidad de vivienda y seguridad de tenencia se relacionan con capacidad de pago; estrategia de autoconstrucción, calidad de construcción marginal e inseguridad de la tenencia en la espera que se legalice situación dominial. La desigualdad sería menos problemática si el lugar que ocupan las personas en el orden social fuese pasajero, sujeto a cambios durante el ciclo de vida o, por último, si la posición social de los hijos no dependiera de la de los padres. Pero una de las características de esta problemática es su persistencia.

Según un estudio del Economic Policy Institute sobre niños y niñas de guardería del año 1998 y 2010, hay un hueco de desempeño entre los niños en el nivel socioeconómico más bajo y más alto que persisten entre ambas clases. Esto es importante porque las habilidades cognitivas y no cognitivas son importantes para el éxito en la escuela y en otros aspectos. Sin estos éxitos, no habrá buenas perspectivas económicas en el futuro lo que conduciría a una falta de movilidad social. Las capacidades de las familias para llevar a cabo su cometido educativo no están equitativamente distribuidas, puesto que la pobreza, el nivel educacional de madres, padres o cuidadores, y su capital social influyen en el desarrollo y el desempeño escolar de niñas, niños y adolescentes.

La desigualdad educativa empuja a muchas niñas y niños fuera de las aulas escolares, haciéndolos vulnerables a la explotación al entorno criminal e incluso en casos extremos, al tráfico de personas. En el discurso presidencial de 1952, se describe a los habitantes de estos asentamientos como “familias menesterosas, que en la promiscuidad de la ‘callampa’ habían olvidado aquellos hábitos más elementales de moralidad e higiene”. En dicho documento se señala que la indigencia de estos pobladores los colocaba al margen de los beneficios de los organismos existentes (Mensaje Presidencial, 1952). “…el Estado debe asumir un rol protagónico como garante y responsable de proteger integralmente a niños, niñas y adolescentes, entendiendo que la pobreza es un fenómeno multidimensional…”.

El déficit habitacional correspondía a aproximadamente un 20% de la población chilena (Caldera, 2012). La narrativa estatal señala que las callampas “se distinguen de los que posteriormente se conocen como campamentos al ser una ocupación espontánea, que se va conformando de a poco, como un lugar de transición, sin intención de quedarse allí” (Minvu, 2013, p. 12). Las representaciones de los asentamientos como “espontáneos” versus “organizados”, y “pasivos” versus “políticos”, van a ser nociones binarias recurrentes para referirse a la naturaleza de las acciones de los pobladores por parte de autoridades políticas y de la academia. Estos pares binarios, que se irán reproduciendo y reeditando a través del tiempo a partir de nuevos conceptos, hablan de la agencia que se les atribuye a los residentes y definen una relación de autoridad entre las instituciones y los sujetos. Las callampas son descritas en los documentos oficiales del Estado como agrupaciones “espontáneas”, no controladas, autoconstruidas con materiales de desecho, por trabajadores sin casa, que se ubicaban en tierras que no les pertenecían y que no tenían equipamiento alguno (Castells, 2006, citado en Minvu, 2013; De Ramón, 1990, citado in Minvu, 2004, p. 84). Debido a la falta de viviendas para los sectores de bajos ingresos, las callampas constituían la “única posibilidad” de los migrantes para asentarse en la ciudad (Minvu, 2013, p. 12).

Se irían suavizando las relaciones cívico – militares por iniciativa del Presidente y sus ministros, los que tomarían en cuenta las necesidades y preferencias de las Fuerzas Armadas y harían lo posible para bajar el perfil de cualquier inconveniente”[4]. La Asamblea General de la ONU al aprobar la Declaración Universal de Derechos Humanos en 1948 reconoce el derecho a las madres y niños/as a “cuidado y asistencias especiales”, así como “protección social”. En los años sucesivos, la ONU exhorta a los Estados a velar por los niños en las situaciones de vulnerabilidad por emergencias y conflictos. En 1989, tras 10 años de negociaciones, se aprueba la Convención sobre los Derechos del Niño, que vincula a los Estados Partes a cumplir las normas de este tratado Internacional. La primera declaración sobre los derechos del niño data de 1920 aprobada por la Liga de las Naciones, la cual se disolvió en 1946. Ese mismo año, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue creada, organismo que hoy vela por el cumplimiento del derecho internacional, el mantenimiento de la paz internacional, la promoción y protección de los derechos humanos, entre otros.

Las variaciones de los índices de pobreza e indigencia dependen de la situación del mercado de trabajo y de las oportunidades para generar ingresos por cuenta propia. La perspectiva de necesidades habitacionales insatisfechas —materialidad de la vivienda, acceso a agua potable y saneamiento, tenencia—, actualmente orienta la política habitacional en América Latina y el Caribe, donde proporciona objetivos agregados sobre los déficits cuantitativos y cualitativos, al marco de desarrollo de la política. Durante el retorno a la democracia, la pobreza se instala como un problema central de gobierno y “los pobres” se constituyen en una población “objeto de gobierno”. El proceso de identificación de los “sujetos pobres” que comienza durante los años setenta en el marco de las políticas de orientación neoliberal, se consolida durante las administraciones democráticas entre 1990 y 1999. A partir de este proceso, los asentamientos informales son identificados como sitios de concentración de los pobres urbanos, y focalizados como territorios de asistencia gubernamental. Así, la identidad de “sujeto pobre” es inscrita en los residentes de asentamientos informales.

Al igual que otras naciones de América Latina, su origen se remite a la Colonia, cuando se constituyeron las instituciones que la inician, como la concentración en la propiedad de la tierra y la relación jerárquica entre la clase alta y el bajo pueblo. “¿Qué miden el índice de marginación y el índice de desarrollo humano? El INDH existe para promover y proteger tus derechos humanos. Todos esos factores, inevitablemente producen que las cuarentenas sean vividas de manera distinta. Por ejemplo, entregar recomendaciones para hacer deportes en casa, dice Munita, es muy diferente en contextos de viviendas con patio grande a otros espacios de forty o 50 metros, “son una serie de indicadores que se van acumulando y que hacen que las experiencias de encierro sean muy distintas”.

Los shocks macroeconómicos se transmiten a los hogares pobres urbanos a través del mercado laboral, siendo el desempleo en América Latina particularmente urbano (15% promedio en áreas urbanas versus 3% en zonas rurales). Es importante destacar que las áreas urbanas de la región se caracterizan por una heterogeneidad de situaciones en el nivel de ocupación y de desempleo de los sectores de escasos recursos, por país, y por género (Banco Mundial, 2004). Estos enfoques tradicionales no consideran factores psicosociales y formas culturales que tienen las personas para enfrentar y asumir sus propios procesos de desarrollo.