¿cómo Afecta La Comunicación Organizacional En Las Empresas?

6Si bien lo anterior podría explicarse en la zona de estudio por la funcionalidad de los sitios (campamentos de tarea donde es esperable una baja diversidad artefactual según Chatters (1987), Kelly (1992), Shott (1994), entre otros), en los campamentos base del norte semiárido tampoco se advierten otros tipos de puntas para este período. Más aún, las mismas puntas se mantienen en las dos fases propuestas por Llagostera, aún a pesar de la creciente importancia de la dieta terrestre y la caza del guanaco en momentos más tardíos de la secuencia. Si asumimos una ruta costera como una de las vías de poblamiento temprano de Sudamérica (Llagostera 1982; Dillehay 1999; Lavallée et al. 1999, entre otros), las edades de sitios como Monteverde que ya evidencian manejo sistemático de recursos marinos (Dillehay 2004) sugieren que las primeras comunidades humanas pudieron pasar por la zona de Taltal incluso milenios antes de que se comenzaran a usar los sitios Huentelauquén descritos en este trabajo. Solo futuras investigaciones, así como prospecciones subacuáticas sistemáticas, permitirán identificar los momentos más tempranos de la exploración y colonización de este territorio, así como los segmentos aún desconocidos del patrón de asentamiento Huentelauquén en la zona. Estos sitios presentan estructuras de piedra elaboradas, las que en la mayoría de los casos presentaron entierros bajo las viviendas, todo lo cual indica cierta estabilidad en las ocupaciones. Lo anterior es coherente con la densidad de los depósitos, la presencia de sectores de basural separados de las viviendas y la diversidad artefactual y ecofactual detectada en estos sitios.

Por último, respecto de los moluscos, el análisis de una columna de fauna reveló que para este período predominan los gastrópodos, y en específico la especie Tegula atra con casi el 60% del MNI identificados, seguida más de lejos por distintas especies de fisurélidos y chitones con cerca del 10% para cada grupo taxonómico, y más abajo aún por Concholepas concholepas con cerca del 5%. La fecha obtenida del inicio de la ocupación correspondiente al Arcaico II arrojó un resultado de 8261 ± 30 cal AP (carbón), mientras que el inicio de la siguiente ocupación (Arcaico III) arrojó un resultado de 7633 ± 25 cal AP (carbón). Por su parte, la fecha obtenida de la parte central del segmento estratigráfico correspondiente al Arcaico II dio por resultado 7868 ± 40 cal AP (carbón). Destinada para actores involucrados en el proceso de ense�anza en la organizaci�n de recursos por medio de pesta�as de informaci�n, las cuales permiten reemplazar el tradicional formato vertical (que se extiende paulatinamente conforme se publican insumos en la plataforma) hacia uno horizontal donde cada pesta�a contiene toda la informaci�n relativa al la Unidad, M�dulo o Secci�n del curso. Las Plantillas son formatos preestablecidos de organizaci�n de informaci�n para un aula digital fundacion libro, los cuales son posibles de seleccionar al momento de activar una por parte del docente. Cabe destacar que todas son personalizables en cuanto a su estructura, organizaci�n de la informaci�n y tipos de recursos y actividades seg�n lo estimen los/as docentes.

Por lo demás, como ya hemos señalado nos parece que incluso durante el Arcaico VI los materiales exógenos todavía son minoritarios en Taltal, lo que implica que el contacto con poblaciones alfareras fue poco frecuente y/o que las poblaciones locales fueron reacias a incorporar transformaciones significativas en su organización económica producto de dichos contactos. Por lo tanto, el patrón de asentamiento del Arcaico V parece estar dominado por campamentos residenciales de pequeño tamaño y de una ocupación de menor duración en comparación con los períodos previos (Figura 10). En solo algunos de estos sitios se habrían dispuesto entierros en las inmediaciones de las áreas domésticas, ya sea en aleros rocosos o en espacios abiertos (Núñez 1984), lo cual podría indicar una cierta jerarquía en la intensidad de uso de estos sitios, aun cuando no estamos en condiciones de respaldar esta hipótesis con los datos actualmente disponibles.

Cabe señalar que fuera del área de estudio no son muchos los sitios conocidos con edades asignables a este período. En la costa arreica, por ejemplo, tan solo se conocen edades contemporáneas a nuestro Arcaico V para los sitios Abtao 1 (Boisset et al. 1969) y Punta Guasilla 1 (Montenegro 1982). Salvo por una fecha de 3780 ± ninety AP (sin calibrar) para el sitio tipo Caleta Huelén 42 (Núñez 1971), la mayoría de las estructuras habitacionales y funerarias características del período anterior parecen haberse abandonado en este momento en toda la costa arreica. Al respecto, nos parece interesante constatar que incluso el fin de la tradición Chinchorro se ha situado recientemente en un momento prácticamente contemporáneo con el fin de nuestro Arcaico IV (Marquet et al. 2012), lo que permite pensar en hipótesis de procesos a nivel regional que tuvieron profundas repercusiones en los modos de vida costeros. Estos últimos, sin embargo, no han sido reportados aún para la costa arreica durante este período. Todo esto indica evidentes cambios en el sistema de asentamiento entre el Arcaico III y el IV, los cuales aún deben ser explicados con mayor profundidad a partir de nuevas investigaciones.

Por su parte, la presencia en los cementerios de Taltal de elementos formativos provenientes de la cuenca del salar de Atacama y/o el río Loa es indudable (Mostny 1964; Núñez 1984), pero pensamos que su frecuencia tampoco es significativa. Aun así, al parecer estos elementos exógenos fueron integrados más en el ámbito ceremonial que doméstico de las poblaciones locales, y por lo tanto no generaron transformaciones tecnológicas relevantes sino hasta el período Intermedio Tardío, cuando las poblaciones costeras comienzan a fabricar su propia cerámica y sus instrumentos de uso litoral en metal (cobre no aleado y/o bronce estañífero). La estratigrafía con diversos rasgos y áreas de quema, la presencia de artefactos hospederia hogar de cristo tales como puntas, cuchillos, raspadores, anzuelos, ¿arpones? No obstante, las ocupaciones en este campamento habrían sido de corta duración tal como se deriva del análisis de la densidad de los depósitos y la presencia de capas estériles o semiestériles intercaladas con las capas de conchal y rasgos de quema. La superposición de numerosos eventos de ocupación y desocupación en un período relativamente corto sugiere que el campamento habría sido reocupado periódicamente. Estas evidencias nos permiten plantear como hipótesis que el patrón de asentamiento del Arcaico II se caracterizó por un sistema de alta movilidad residencial, sin que hasta el momento hayamos reportado la presencia de sitios de tareas específicas.

No obstante, presenta ciertas diferencias importantes en el patrón de asentamiento y en la modalidad de uso de los sitios residenciales, lo que justifica su separación como un período independiente. En efecto, este momento se caracteriza en Taltal por el fenómeno de las «Poblaciones Marítimas con Arquitectura» (Schaedel 1957), en este caso por las estructuras arquitectónicas tipo Caleta Huelén 42 (Núñez et al. 1974; Zlatar 1983; Núñez y Santoro 2011; Ballester et al. 2014a y b), así como las primeras evidencias de funebria en los sitios habitacionales. Sería parcialmente contemporáneo del Arcaico Tardío de Castelleti (2007), la «Cultura Dolménica» de Capdeville (1921b), los «Pescadores Especializados de Aldeas Incipientes» de Núñez (1984) y a nivel regional de la Fase V de Llagostera (2005).

La OMC es la sucesora del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), establecido tras la segunda guerra mundial. Así pues, aunque esta Organización cuenta con pocos años de vida, el sistema multilateral de comercio, que originalmente se estableció en el marco del GATT, cumplió 50 años hace ya cierto tiempo. La pandemia ha generado una importante disaster económica y de salud, con un choque temporal significativo entre la demanda y oferta. El alcance de su impacto dependerá de la duración y gravedad del brote, así como del reinicio de la actividad económica y alcance de las intervenciones gubernamentales.

Por lo pronto, cabe señalar que a nivel de la costa arreica son varios los sitios emparentados con nuestro Arcaico IV. Considerando solo la presencia de arquitectura del tipo Caleta Huelén forty two, los sitios acá descritos se relacionan con las ocupaciones de Cobija 13, Copaca, Los Canastos 3, Chacaya 2, Punta Guasilla 1, Agua Dulce (al sur de Tocopilla), Rocas Negras, Paraguas, Punta Guanillos y Caleta Huelén forty two (Núñez 1971; Bustos 1974; Núñez et al. 1974; Montenegro 1982; Zlatar 1983; Bittmann 1984; Llagostera 1989, 2005; Salazar et al. 2010; Castro et al. 2012; Ballester et al. 2014a y b). Sitios sin arquitectura, pero con fechas de este período en la costa arreica, incluyen Abtao 1, Abtao 2, Conchal Aguada de Morro Moreno, Cobija S1, Punta Blanca y Mamilla 7 (Boisset et al. 1969; Bittmann 1984; Llagostera 1990; Salazar et al. 2010; Ballester et al. 2014b), entre otros. El límite sur de este complejo cultural es por ahora más difícil de establecer, pero recientemente en el marco de estudios de impacto ambiental realizados en la localidad de Flamenco (al sur de Chañaral), algunos de los autores han excavado una estructura de morfología semejante, asociada a cuchillos tipo Taltaloides pequeños y a un entierro flectado que fue fechado directamente en 4790 ± 25 AP (hueso humano, sin calibrar). El Arcaico IV muestra notorias evidencias de continuidad respecto del período anterior en términos de subsistencia y tecnología.

Si lo anterior es correcto, el hecho de que hayan diez sitios arqueológicos en el segmento de 70 km que separan Zapatero de Los Bronces7, posiblemente funcionando en forma contemporánea significa que, o bien había distintas unidades sociales coexistiendo en la época, cada una utilizando alguno(s) de estos sitios, o bien un mismo grupo empleaba periódicamente estos sitios dentro de una estrategia de movilidad residencial, pero con permanencias prolongadas en cada campamento. La presencia de ocupaciones Huentelauquén en la costa de Antofagasta y en el Norte Semiárido sugieren un patrón de movilidad residencial de amplio espectro a lo largo de la costa, el cual en nuestra área de estudio se complementó con movimientos logísticos hacia los pies e interior de la Cordillera de la Costa (Castelleti 2007). Cabe señalar que, si bien las características del patrón de asentamiento consolidado durante el Arcaico I en Taltal no están suficientemente comprendidas, todo apunta a diferencias significativas respecto de lo que se ha observado más al sur, en especial para las poblaciones Huentelauquén que habitaron la costa del río Choapa (Jackson y Méndez 2005). Por lo tanto, no queda claro por ahora el rango real de movilidad anual de estas poblaciones a lo largo del eje litoral, pues puede tratarse de distintas unidades sociales que ocuparon territorios circunscritos durante la mayor parte del circuito de movilidad anual.

Por último, tal como se señaló anteriormente, la presencia constante de peces oceánicos en los sitios del Arcaico III indica el uso de embarcaciones durante este período. Por su parte, la homogeneidad en la talla de los jureles consumidos, así como su abundante presencia dentro del conjunto ictiológico podría explicarse por la aplicación de una estrategia de captura específica, tales como el uso de redes (Rebolledo 2014). De modo que la tecnología del período incluyó posiblemente estos dos importantes dispositivos dentro de las economías marítimas especializadas. Se trata de los aleros 224A, 225 y 227, los cuales habían sido mencionados previamente por Castelleti (2007) como potenciales sitios con ocupaciones tempranas. No obstante, en el Alero 224A sobre los estratos correspondientes al Holoceno Temprano se identificaron a lo menos dos momentos ocupacionales precerámicos de función habitacional, los cuales serían previos al uso funerario de este espacio en época prehispánica tardía.

En trabajos previos incluyó también a la «Civilización de la Gente de los Vasos Figurados» (Capdeville 1922), la «Civilización de la Gente de los Vasos Negros» (Capdeville 1922) y las «Gentes de los Vasos Ordinarios sin Pintar» (Mostny 1964). Pese a ciertos comentarios y dudas expresadas en sus cartas (Mostny 1964), Uhle acepta en términos generales la cronología de Capdeville, y correlaciona algunos de los materiales excavados por el investigador chileno en su cronología para Arica y Tacna (Uhle 1922). La localidad de Taltal, ubicada en la costa del desierto de Atacama del actual norte de Chile (Figura 1), fue un referente importante en las discusiones arqueológicas de la primera mitad del siglo XX, particularmente en aquellas sobre las poblaciones de cazadores, recolectores y pescadores tempranos de Sudamérica, y la presencia o ausencia de un período paleolítico americano (p.e. Latcham 1915 y 1939; Oyarzún 1916; Uhle 1916; Capdeville 1921a, 1928; Bird 1943, 1946 y 1965). Sin embargo, la investigación arqueológica sistemática en Taltal quedó prácticamente abandonada a partir de la década de 1940, realizándose desde entonces algunos trabajos de campo aislados, en su mayoría de carácter preliminar (p.e. Berdichewsky 1962 y 1965; Silva y Bahamondes 1969; Durán 1981 y 1985), a la par que se sistematizaron parte de las colecciones excavadas previamente por Capdeville (p.e. Berdichewsky 1962; Barraza 1981; Núñez 1984). El hecho de que se haya planteado que hacia el 4400 cal AP finalizó la tradición de momificación Chinchorro (Marquet et al. 2012), sugiere la posibilidad de que importantes procesos de transformación native se hayan dado en forma casi contemporánea entre las comunidades costeras de Valles Occidentales y de la costa arreica.

No obstante, en momentos un poco más tardíos del Arcaico III de Morro Colorado (datados hacia el 6270 AP sin calibrar), se registran algunos anzuelos circulares de vástago corto (Figura 5.4 y 5.5). El hecho de que el vástago corto y la pesa estén ausentes durante el Arcaico II pero que sí hayan sido reportados hacia finales de la primera mitad del Arcaico III, sugiere que estas dos innovaciones pudieron estar relacionadas entre sí. Por su parte, las pesas también aparecen en prácticamente todos los sitios Arcaico III, elaboradas tanto en concha de «choro zapato» como en hueso (Figura 5.6). La presencia de preformas y desechos de fabricación de anzuelos de concha en Morro Colorado y Zapatero, así como la constante aparición de limas líticas, sugiere la presencia de áreas de trabajo conquiológico en estos sitios (Flores et al. 2014) (Figura 5.6). En el caso particular de Morro Colorado, la presencia de áreas de trabajo especializado del recurso existe desde el Arcaico II, sin embargo, durante el Arcaico III se observa una mayor cantidad fragmentos de Choromytilus refrain y de limas. Estos datos indicarían patrones de subsistencia de amplio espectro para las poblaciones del Arcaico I, los que incluirían una variedad de recursos propios del litoral costero, pero con un énfasis mayor en los moluscos y los peces, tal como ha sido propuesto también para La Chimba 13 en Antofagasta y El Obispo 1 al sur de Chañaral (Llagostera et al. 2000).

organizaci

No obstante, la baja representatividad de ellas (cerca del 2% promedio) sugiere que su consumo no fue elementary dentro de la dieta de las poblaciones locales, aun cuando posiblemente constituyó una fuente de prestigio para los cazadores. Por una parte, es la primera cronología propuesta para Taltal que cuenta con un respaldo cronológico absoluto a partir un número importante de fechados por radiocarbón y termoluminiscencia. Por otro lado, desde el punto de vista conceptual la cronología de Castelleti pone énfasis en los patrones de asentamiento, complementando las aproximaciones anteriores que estaban más centradas en los artefactos y sus tipologías. A partir de esta aproximación y de una base cronológica importante, Castelleti logra delinear los procesos de cambio en las poblaciones locales de Taltal desde el poblamiento inicial de la zona hasta momentos prehispánicos tardíos, articulando los procesos locales con los procesos más amplios que sucedieron en la vertiente occidental de la circumpuna, en especial a contar de momentos alfareros. Nuestra propuesta en gran parte continúa y profundiza los aportes de Castelleti, a partir de nuevos datos e interpretaciones.

El depósito correspondiente al Arcaico II tiene aproximadamente 35 cm de espesor, y está caracterizado por una serie de eventos de quema poco potentes y delgados depósitos de conchales y/o acumulaciones de huesos de pescado. En algunos casos los fogones están separados entre sí por capas parcial o completamente estériles, de no más de 2 cm de espesor. Estos depósitos estériles parecen sugerir abandonos que separan estratigráficamente eventos de reocupación periódicos del sitio. Según Mintzberg, en la base de cualquier organización se encuentra el núcleo de operaciones, las personas que desempeñan el trabajo de fabricar productos y proveer servicios.