En efecto, el cuadro que se reproduce junto a esta columna muestra la evolución de diversas medidas de desigualdad entre 1990 y 2015. Las cifras son elocuentes, no importa cómo se mida, la desigualdad viene cayendo durante la última década. Todos los índices muestran un avance importante y sostenido, entre ellos el coeficiente de Gini, el cuociente del ingreso del 20% más rico y el 20% más pobre y la medida de Palma (economista chileno) que considera el cuociente del ingreso del 10% más rico y el 40% más pobre. Esta última, por ejemplo, luego de empeorar durante los 90, llegando a un valor de four,17 el 2000, comienza a mejorar sostenidamente, alcanzando un valor de 2,78 el 2015.
Hace un par de días volvimos a evidenciar que en Chile existe una gran brecha de desigualdad y que se refleja en los promedios obtenidos en la prueba de selección universitaria (PSU) frente al acceso a la educación superior. Los datos proporcionados por un académico de la Universidad de Santiago de Chile evidenciaron que el 71% de los estudiantes provenientes de la educación municipal no alcanzaron los 500 puntos hacia las postulaciones 2016. De acuerdo a la información entregada por el CRUCh la diferencia en el promedio nacional PSU de un colegio particular respecto a los establecimientos municipales llegó a los 138 puntos, donde la educación privada obtuvo un promedio nacional de 606 puntos, mientras que los municipales promediaron los 468.
La primera declaración sobre los derechos del niño information de 1920 aprobada por la Liga de las Naciones, la cual se disolvió en 1946. Ese mismo año, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue creada, organismo que hoy vela por el cumplimiento del derecho internacional, el mantenimiento de la paz internacional, la promoción y protección de los derechos humanos, entre otros. En 1959, la Asamblea de la ONU aprueba la declaración de los Derechos del Niño y en 1989 aprueba la Convención sobre los Derechos del Niño, tratado internacional vinculante ratificado por 196 países.
Por primera vez en 25 años, crece la discrepancia entre la extrema riqueza y la extrema pobreza. En el periodo de dos años de pandemia, el 1% más rico de la población vio aumentar el valor de sus activos en 26 billones de dólares, acaparando el 63% del incremento whole de la riqueza neta mundial, o casi el doble de la parte (37%) que fue a parar al 99% restante de la población más pobre. El índice de riqueza de los multimillonarios parece no tener límites, mientras que la población menos acomodada lucha por llegar a fin de mes. Según el Banco Mundial, probablemente estemos asistiendo al mayor aumento de la desigualdad y la pobreza en el mundo desde la Segunda Guerra Mundial. En Italia, a finales de 2021, la riqueza en manos del 5% más rico era superior a la del 80% más pobre. El número total de familias italianas en situación de pobreza absoluta asciende a 2 millones.
Actualmente, en un contexto donde las tasas de titulación de mujeres superan a las de varones, lo común es que tanto el hombre como la mujer tengan un trabajo en los hogares más prósperos. Y los emparejamientos, siguiendo la lógica de selección por similitud, suelen darse entre personas de un mismo nivel educacional y de ingresos. Es decir, los hombres educados y ricos, que antes por lo general eran la única fuente de ingresos de sus hogares, se casan hoy con mujeres igualmente educadas y ricas. Como respuesta a estos indicadores, suele decirse que el problema no es que los ingresos sean muy desiguales, sino que hay demasiadas personas pobres. También se argumenta que la desigualdad era baja en los regímenes comunistas ruso y chino en 1980 y que su posterior aumento contribuyó a estimular la innovación y el crecimiento en beneficio de todos. Sin embargo, la justificación de la desigualdad en función del bien común no puede aplicarse a la realidad general de todas las naciones.
Y eso también se aplica a políticas como un impuesto sobre el patrimonio o un impuesto mínimo sobre las ganancias corporativas, políticas fuertemente defendidas por los principales economistas de la desigualdad (Thoman Piketty, Emmanuel Saez y Gabriel Zucman) con sede en el Laboratorio de la Desigualdad de París. Gabriel Zucman y sus colegas han proporcionado datos de enorme valor sobre la escala de la desigualdad a nivel mundial entre los países y dentro de los países. En su último artículo sobre su área, se refirió a los brutales niveles de desigualdad social y a la grave e inequitativa distribución del ingreso tanto en los países centrales como en en el mundo, conforme a las cifras oficiales existentes. Por países, el estudio indica que los menos desarrollados son a la vez los que presentan mayor concentración salarial en las partes altas de la tabla, siendo naciones como RD Congo, Costa de Marfil, Liberia, Níger o Uganda las más desiguales al concentrar su 10 % más rico de trabajadores el % del total de ingresos. El presente análisis sobre la desigualdad en Chile contextualizado tanto en el nivel de ingresos, la posición del país frente a sus pares OCDE y la estructural brecha desigual del sistema educacional, debe hacernos pensar en la importancia de un urgente cambio de reglas. Un cambio que permita superar las condiciones adversas que millones de chilenos sufren día a día en contextos desfavorables como por ejemplo no poder brindarle una educación como derecho gratuito y de calidad asegurada a través del sistema público.
Los inicios de la teoría clásica de la relación entre desigualdad y crecimiento, siendo esta la base de la corriente que sostiene la existencia de una relación positiva entre las variables, se remontan al enfoque tradicional planteado por Kuznets (1955) y su llamada hipótesis de Kuznets. Se observa en la (Tabla 2), que la variable tiempo mejora el ajuste del modelo en todos los casos, destacan los modelos X, XI y XII. De la segunda columna se extrae que el efecto del año 2000 desigualdad global sobre la desigualdad del ingreso fue 0,038 puntos superior, en promedio, al del período base (1994). En los últimos dos períodos, el efecto sobre el Gini fue significativamente menor que el del período base. Se comprueba la robustez de la variable concentración de población indígena, la cual continua siendo positiva y significativa en cada una de las ecuaciones estimadas. Se excluyen los ingresos del primer y último quintil e incorpora la variable variación del desempleo.
Que la desigualdad económica en España ha aumentado con la crisis es una creencia general; pero, curiosamente, este incremento no es mayor que la disminución en el periodo anterior. De hecho, aunque preocupe el descenso general de la renta disponible, sorprendentemente esta ha sido desigualdad en los ingresos más alta que durante los años anteriores a la “gran recesión”. Lo muestran los datos estudiados por Julio Carabaña, que concluye que bastaría con que los más pobres tuvieran un 1,5% más de la renta de la población española para que la desigualdad alcanzara el nivel más bajo de la historia.
Se infiere que en estas regiones, las riquezas provenientes de la minería, son repartidas más inclusivamente entre la población trabajadora. La matrícula en educación superior ha crecido rápidamente, y hoy muchos estudiantes son los primeros en su familia en graduarse de cuarto medio y acceder a la educación superior. Este proceso es positivo, porque aumenta el capital humano necesario para el crecimiento económico y provee oportunidades que antes no existían para sectores pobres. La persistencia intergeneracional de la riqueza se asocia a una alta concentración de ingresos en el grupo de ingresos más altos en Chile. En todos los países, la desigualdad se relaciona con concentración de ingresos, pero en Chile este patrón es muy pronunciado, con una alta proporción de los ingresos totales del país yendo a los hogares más ricos.
Si, como muchos investigadores han sugerido, la desigualdad en la generación de los padres afecta la movilidad en la generación de los hijos, entonces una estrategia relevante para promover la movilidad es reducir la desigualdad. Al reducir la desigualdad en la generación de los padres, los niños de familias pobres y ricas tendrán oportunidades más igualitarias para desarrollar su capital humano en términos de su salud, educación, etc. Se comprobó la existencia de convergencia absoluta en términos de PIB per cápita y desigualdad del ingreso. De igual forma, las regiones con mayor desigualdad inicial, son las que tienden a reducir más rápido este indicador. Por su lado, Sunkel e Infante (2009), atribuyen la persistente desigualdad a la permanencia de la asimetría y falta de vínculos estrechos entre los diferentes estratos de la economía.
precariedad, porque hay más fuentes de ingresos. También hay un agravante de género a considerar, por cuanto más de un 70% de las mujeres asalariadas con educación media completa y que trabajan más de 30 horas semanales, obtiene una remuneración por debajo del umbral citado. La Casen 2017 arrojó que el 10% de los hogares más ricos gana hasta forty veces más que las familias más pobres de Chile. En una columna escrita recientemente para el diario español El País, la directora de la Fundación ISEAK, Sara de la Rica, asevera que el cambio climático y la creciente desigualdad de ingresos son «los dos problemas socioeconómicos de mayor gravedad» a los que se enfrentan la gran mayoría de los países. Amnistía Internacional pide a quienes lideran el G-20, que se reúnen esta semana, que adopten medidas sin precedentes para abordar las desigualdades en el mundo, agravadas por la pandemia de COVID-19 y la disaster climática, dos de las mayores amenazas para los derechos humanos en nuestra época. La capacidad de readaptación del capitalismo explica, en parte, su supervivencia y superioridad.
Esta frase refleja una smart conclusión a la que llega el estudio Retrato de la desigualdad en Chile y es que, en todo nivel educativo, las desventajas de origen socioeconómico de los chilenos, marcan el acceso, la trayectoria y los resultados de su educación. Es decir, que el éxito o fracaso escolar, está fuertemente determinado por los orígenes de las personas, marcando una desigualdad desde los inicios. Como se mencionó al comienzo de la sección, familias más ricas tienen acceso a mejores colegios, actividades extracurriculares, posibilidad de aprender idiomas con profesores particulares, participar de más actividades deportivas e incluso ampliar redes, todo aquello que le abrirá puertas para un futuro de mayores ingresos. Por su parte, familias pobres muchas veces deben decidir a qué hijo educar profesionalmente.
En Chile, la ley reconoce la existencia de nueve pueblos originarios4 y de acuerdo con la CASEN (2015) solo el 9% de la población chilena declara pertenecer a una etnia, siendo mayormente Mapuches (84% del total). Las regiones con mayor porcentaje de población indígena son la Región Metropolitana y La Araucanía, siendo en esta última donde la mayoría de ellos vive en zonas rurales (59%). Muchos trabajos de investigación han tratado de identificar cuán importante es la relación entre desigualdad y desarrollo, y los mecanismos para explicar dicha relación.
Respecto de la variable desigualdad, que se midió por la relación entre el ingreso salarial del 10% más rico y el 40% más pobre, existe suficiente evidencia empírica como para mencionar que sí se puede utilizar como estimador de la desigualdad en Chile. Conociendo las desigualdades que afectan al territorio chileno, el siguiente paso será estudiar el efecto de estas sobre el crecimiento económico regional y por ende nacional. De esta manera, se develará si el exitoso modelo de crecimiento económico actual de Chile será sustentable en el tiempo, o si eventualmente las disparidades afectarán negativamente al progreso económico del país. La principal limitación del estudio, es el bajo número de observaciones, sería best poder realizar este análisis a nivel provincial (56 provincias) o comunal (346 comunas), sin embargo, en el país aún no se cuenta con bases de datos robustas a este nivel territorial. Igualmente, en Chile aún es muy difícil encontrar datos a nivel regional de ciertas variables de gran interés en este estudio.