Sin embargo, varios países, entre ellos Estados Unidos, Reino Unido y Rusia, han permitido en los últimos meses que empresas del sector de los combustibles fósiles, la industria aeronáutica y otras empresas emisoras de carbono se beneficien de medidas de estímulo económico, como créditos y desgravaciones fiscales. Estas medidas se han concedido en gran medida sin estar sujetas a condiciones de ninguna clase, lo que significa que estas industrias pueden seguir funcionando e incluso expandiéndose sin tener que comprometerse a reducir sus emisiones o utilizando el apoyo del gobierno sólo para mantener a su personal desigualdad en la actualidad. En virtud del derecho internacional de los derechos humanos, los Estados más ricos —incluidos los que integran el G-20— tienen la obligación de ayudar a los Estados que se ven en dificultades para movilizar los recursos económicos necesarios frente a la pandemia. Así fue parte del discurso que dio el Presidente Gabriel Boric en la ONU presentado el martes, en el que afirmó que Chile se encuentra entre los países más desiguales del mundo.
En particular, y con el fin de eliminar las barreras de género, promovemos los derechos educativos desde la igualdad de oportunidades y contribuimos a crear entornos educativos en que prima la equidad (ODS 5), estableciendo acciones concretas para subsanar posibles desventajas. Una de las recomendaciones de la confederación Oxfam para reducir la desigualdad es que cada gobierno se establezca metas y planes de acción concretos. En gran parte, vinculados al acceso de servicios públicos básicos, fundamental para disminuir esta brecha.
La observación general 14 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales establece claramente que “dado que algunas enfermedades son fácilmente transmisibles más allá de las fronteras de un Estado, recae en la comunidad internacional la responsabilidad solidaria por solucionar este problema. Los Estados Partes económicamente desarrollados tienen una responsabilidad y un interés especiales en ayudar a los Estados en desarrollo más pobres a este respecto”. Amnistía Internacional pide asimismo que la cancelación de la deuda conlleve la adopción de sólidos mecanismos de transparencia y rendición de cuentas en todos los países donantes y receptores, para que el dinero liberado no sea pasto de la corrupción ni se pierda en gastos inútiles. La cancelación de la deuda debe ser una forma diferenciada de ayuda económica, y no una easy partida de gasto dentro de otras áreas de ayuda existentes.
Entre 1930 y 1970, hubo una moderación del fenómeno en el contexto de una creciente democratización del país, revertida durante la dictadura militar, cuando grandes transformaciones domésticas y de la economía mundial generaron innovaciones tecnológicas y de otro tipo que impactaron sobre la desigualdad de ingresos. En la medición realizada en 2015, el 10% de los hogares de mayores recursos ganaba 33 veces más que aquellos más vulnerables. Finalmente, contiene un apéndice por países que resumen la situación de cada nación en materia de desigualdad de riqueza e ingresos. La edición 2022 del «Informe sobre la desigualdad global» apunta que el 50% más pobre en Chile gana solo el 10% de los ingresos totales, mientras que el 10% más rico equivale a casi el 60%.
Aquí encontramos otro issue de desigualdad, debido a la segregación por poder adquisitivo y de requisitos de precio determinados por los establecimientos educacionales. Para las variables desigualdad y tasa de política monetaria, el signo evidenciado en el coeficiente se condice con la teoría económica (Persson y Tabellini 1994; Perotti 1996; Verdier 1993; Alesina y Rodrik 1994; Berg y Ostry 2011; Easterly, 2007), siendo en ambos casos negativo en relación con la tasa de crecimiento del PIB. Con esto se cumple con las hipótesis de relación inversa planteadas al inicio de la investigación.
Según la OCDE, el impacto negativo de las desigualdades en el crecimiento se debe al abismo que separa al 40% de los hogares con ingresos bajos del resto de la población. En estos países, «los ingresos del 10% de la población más rica son 9,5 veces más que los del 10% de los más pobres», asegura la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En un contexto de recuperación económica, amplía, en 2021 cabe esperar que tanto la pobreza extrema como la pobreza disminuyan y se recupere parte del retroceso observado en 2020, pero se sitúe apenas un 1,0 por ciento por debajo, en un 32,1.
Somos el país más desigual de la OECD ( diciembre del 2011), donde el más rico gana 27 veces más que el más pobre, siendo el promedio de la organización 9 es a 1. Entonces, las ciudades crecen, nuestro reconocimiento mundial aumenta, y pese a que estamos mejor en términos de igualdad que en los 80´s, aún no es suficiente. Si en 1930 buscábamos crear el mayor numero de vivienda barata posible, hoy debemos buscar que esta sea la mejor. En el artículo 19° sobre las garantías constitucionales, número 10 inciso 2, establece que “Los padres tienen el derecho preferente y el deber de educar a sus hijos. Con ello, el Estado se desentiende constitucionalmente de todos los niños que por distintas razones socioeconómicas no puedan estar estudiando en la actualidad y vivan en situación de calle, sin desmerecer el rol y potenciamiento del mismo que debemos propender otorgar al Sename. 16Al igual que en las Tablas 1 y 2, se prueban los modelos utilizando la variable oferta de educación superior (en vez de años de escolaridad), en este caso la variable es significativa en las ecuaciones XVI y XVII incrementando muy poco el ajuste del modelo.
Por su parte, la Nueva Geografía Económica plantea que las desigualdades entre regiones pueden mantenerse en el tiempo e incluso crecer junto con la economía de un país, ya que existe un centro que aprovecha los mayores beneficios del crecimiento, mientras que las regiones de la periferia pierden esa oportunidad (Merchand, 2017). Ello es causa de la deficiente inversión de estas familias en educación, que limita las posibilidades de instrucción de sus hijos así como la movilidad social y el desarrollo de competencias. Uno de los problemas para el exponencial incremento de las desigualdades en Latinoamérica son las cargas tributarias de los ricos acordes a su nivel de riqueza y los impuestos directos a la propiedad (bienes inmuebles, herencias, transacciones financieras) poco importantes tradicionalmente, resalta la Cepal. El Director Nacional de la Junaeb, Jaime Tohá, afirmó que el sobrepeso en estratos sociales bajos, tiene como principales factores la falta de acceso a infraestructura y a información sobre una buena alimentación. No obstante, uno de los datos que más llamó la atención fue la diferencia en la condición física que se da por nivel socioeconómico, factor que dejó ver que las comunas del sector oriente de la capital cuentan con una menor prevalencia de sobrepeso en sus estudiantes. La Convención sobre los derechos del niño/a ha sido ratificada por 196 Estados Parte de la Convención.
Londres es conocida por su desbalance social, aunque ya están ejecutando planes para mejorar esta condición, a través del Plan de las Olimpiadas de Londres 2012, y de una serie de otros planes anteriores. Este plan reconoce que disminuir la brecha entre los ricos y los pobres es esencial, y que la inversión en infraestructura para la ciudad, desde parques, casas y colegios, hasta una mejor conectividad, es clave para este objetivo. Deininger y Squire (1998), en una investigación que buscaba confirmar o refutar la hipótesis de Kuznets, realizaron un análisis con datos longitudinales de forty nine países del mundo. En la mayoría de los casos no encontraron una relación significativa entre ingreso per cápita y desigualdad. En cinco de los países encontraron una relación que confirma la hipótesis de la U invertida (Brasil, México, Hungría, Trinidad y Filipinas), mientras que en cuatro de ellos (Estados Unidos, Reino Unido, Costa Rica e India), encontraron evidencia que la contradice. Los autores interpretan sus resultados como una indicación de que no hay una ley common inamovible, sino que más bien, los cambios en los ingresos y la desigualdad, son afectados por las condiciones iniciales de los países y posiblemente por las políticas (Deininger y Squire, 1998, pp. 261).
De acuerdo con la Encuesta CASEN, los años de escolaridad promedio en Chile son superiores a los presentados anteriormente por Barro y Lee y el PNUD. A pesar de estas diferencias, son muy informativos y nos permiten hacer comparaciones entre los distintos territorios del país y su evolución en el tiempo. Acorde con la CASEN, los años de escolaridad promedio del país son 11, con una leve diferencia por género, 11,2 años para los hombres y 10,9 en el caso de las mujeres. Esta diferencia, aunque pequeña, se ha mantenido en el tiempo y es el mismo comportamiento presentado por Barro y Lee (2010).
En cuanto a la participación laboral de las mujeres, «la disminución de la desigualdad de género en Chile ha sido significativa en los últimos 30 años», detalla el informe. Desde el punto de vista regional, en Latinoamérica el 10% más rico consigue el 55% de las rentas, solo superada por Medio Oriente y Norte de África, región en la que el 10% más rico concentra el 58% de las rentas. «Las consecuencias de no atajarlo nos abocan al conflicto social y al caos político», afirma, antes de detallar algunos datos del último Informe sobre la desigualdad global, trabajo llevado a cabo por el World Inequiality Lab. Por último, se muestran algunas estadísticas de distribución del ingreso en Chile, según la CASEN 2022, nuevamente en base al ingreso monetario. El ingreso monetario es la suma del ingreso autónomo y los subsidios monetarios recibidos por los hogares.
De manera más reciente, un estudio de la OCDE de 2014 muestra que existe una relación negativa entre la desigualdad y el crecimiento. Incluso los países más equitativos exhiben algún grado basal de desigualdad vinculado a la división del trabajo, la que requiere pagos diferenciados acorde a la complejidad de las ocupaciones o para el fomento de actividades que están sujetas a un appreciable nivel de riesgo, desigualdad en la pandemia como la innovación y la labor empresarial. EstudiosSegún la investigadora de Libertad y Desarrollo, el acceso a estudios podría mejorar los ingresos. «La sensación que tenemos es que el país más bien, en los últimos años, se ha volcado, en términos de su sensibilidad, a buscar formas de satisfacer la demanda legítima de grupos más bien emergentes que tienen capacidad de representar sus necesidades», añadió.