Nuevo Estudio Ocde Sobre La Igualdad De Género En La Alianza Del Pacífico Chile En El Exterior

De acuerdo con el estudio, se mantiene una marcada distribución de hombres y mujeres en distintas ramas de la actividad económica. Construcción, Minería, Transporte y almacenamiento, y Suministro de electricidad y gas son áreas predominantemente masculinas, mientras que las actividades vinculadas al Hogar, Salud y Enseñanza, son las que presentan una mayor participación porcentual femenina. En Actividades de los hogares como empleadores se da la participación femenina más alta, superando el ninety,8%, mientras que en la Construcción se observa la menor, con solo un eight,1% de mujeres. El presidente y fundador del FEM, Klaus Schwab, indicó que la reducción de la desigualdad de género está directamente relacionada con la mayor competitividad económica y agregó que las mujeres y las niñas deben de ser tratadas con igualdad si un país quiere crecer y ser próspero. La participación de las madres en el mercado laboral cae después del parto en casi todos los 134 países analizados para un reciente estudio. En entrevista con CNN Chile, Jeanne Lafortune, doctora en Economía del MIT y profesora de la PUC, detalla la llamada «multa por hijo o hija» y critica políticas como la ley de sala cuna.

Estas demostraciones de descontento social detonaron en octubre de 2019 con el “Estallido Social”, donde millones de chilenos y chilenas marcharon y protestaron, entre otras razones, debido a la desigualdad que existe en Chile ( Güell, 2019 ; Jiménez-Yañez, 2020 ). La disaster sanitaria y económica en el país ha castigado con fuerza la participación laboral femenina, acentuando aún más la brecha previsional en desmedro de las mujeres. Resultado de esto es que, por ejemplo, en materia de densidad de cotizaciones se observan diferencias significativas, ya que mientras las mujeres alcanzaron una densidad de 47,7%, en los hombres llegó a fifty eight,1%. Si bien en ambos casos los datos son algo mejores a los observados en 2020, cuanto anotaron 45,9% y fifty six,3%, respectivamente, las mujeres se concentran en los tramos de bajas densidades de cotización, mientras que una mayor cantidad de hombres se concentra en los tramos más altos. Dado que este es uno de los factores determinantes del nivel de pensiones, las diferencias por sexo incidirán también en las brechas de los montos de pensión que estas alcanzan. El pasado miércoles 31 de agosto se promulgó la nueva Ley de Responsabilidad Parental y Pago Efectivo de Pensiones de Alimentos, más conocida como Ley de Pensiones de Alimentos.

Consideramos que las tres estarían entregando información de una misma dimensión, si bien desde diferentes ángulos. Por tanto, una primera hipótesis common de trabajo es que estas tres variables presentan una asociación significativa, ya que, a pesar de sus diferencias, se espera que abarquen aspectos de un mismo fenómeno. El estudio de la percepción ocupa un lugar central en la psicología y, en specific, en la psicología social (Augoustinos, Walker & Donaghue, 2006; Bodenhausen & Lambert, 2003; Howard, 1994). La investigación en este ámbito se ha centrado en explicar diferencias individuales en términos de certezas y sesgos perceptuales, diferencias que han sido asociadas a una serie de factores internos o motivacionales, así como a factores situacionales, tales como los roles, la posición social o la identidad social (Levine, Resnick & Higgins, 1993). Si bien la percepción de desigualdad económica no constituye un ámbito de estudio tradicional de la psicología social, actualmente se ha expresado preocupación por su inclusión como un objeto de estudio relevante, particularmente en el contexto de tender puentes (bridging) entre la psicología social y disciplinas afines, como la sociología (Fiske & Molm, 2010; Melamed & North, 2010).

Por lo tanto, las acciones públicas analizadas dan cuenta del trabajo que se ha realizado en el país respecto de la reducción de desigualdades, las cuales han podido ser incorporadas como respuesta a las metas establecidas para el ODS 10, pero no necesariamente como un trabajo que se ha realizado en base a esta agenda, aún. En este sentido, la dimensión ex-post, que hace referencia a los resultados e ingresos se encuentra presente, como también la dimensión ex-ante, que hace referencia al punto de partida sobre el cual los individuos podrán alcanzar los objetivos o calidad de vida que desean. Promover la igualdad de género exige reequilibrar los cuidados y las tareas domésticas en las familias, eliminar las disparidades de género en la educación y reducir las barreras sociales y políticas a la participación de las mujeres en el mercado laboral.

De acuerdo a Sen (2000), alcanzar cierto nivel de calidad de vida se ve coartado por las condiciones sociales en que se encuentra un individuo o que posee un país. Aquí, Sen (2000) propone que las variaciones en el entorno condicionan la libertad de los individuos para alcanzar ciertos objetivos. Por ejemplo, el cambio climático es un problema que está afectando, por una parte, los recursos a los que puede acceder la gente, su calidad de vida y está afectando, por otro lado, las temperaturas de las diferentes zonas alrededor del mundo y, así, el medio ambiente. Sin embargo, el cambio climático no está dañando a todos/as por igual, por lo que ha incrementado las brechas en cuanto a las oportunidades que tienen los individuos y países, ya que están condicionados por su territorio ( United Nations, 2020b; Kuhn, 2020 ). Otro ejemplo que propone Sen (2000), tiene que ver con los virus y las bacterias que hay en el medio, que trastornan la manera y la calidad en que viven los individuos, o bien, la forma en que tienen que distribuir sus recursos los países. Por lo tanto, la diversidad en el medio influye di-rectamente en la libertad que tienen los individuos y países para lograr cierto nivel de calidad de vida “ideal”.

En este sentido, la dimensión ex-post, que hace referencia a los resultados e ingresos, sí se encuentra presente en las políticas analizadas, sin embargo, no es la única dimensión que se considera en ellas. Por lo tanto, al menos en cuanto al trabajo presentado para este objetivo específico, se puede identificar la multidimensionalidad de las disparidades que se planteó en el primer apartado de este trabajo, donde no solo se concentran los esfuerzos en cuanto a las diferencias de ingresos, sino que también se ha buscado “nivelar el punto de partida” de los/as ciudadanos/ as del país. No obstante, el plan muestra un enfoque en la dimensión ex-ante, por sobre la otra dimensión, y dentro de esta, en aquellas acciones dirigidas principalmente a reducir las brechas que se generan por las variaciones en el contexto social. Además, respecto de la Agenda 2030, las acciones públicas responden a seis de las diez metas presentadas, 10.1, 10.2, 10.3, 10.4, 10.5 y 10.7.

desigualdad de genero economico

Por otro lado, según estimaciones recientes, el 75 por ciento de los países reduciría el gasto público para 2025, y esto afectaría negativamente a las mujeres. Cuando hablamos de trabajo de cuidados no remunerados, las mujeres le dedican alrededor de tres veces más tiempo que los hombres, y no sólo al cuidado de los hijos e hijas, sino también de personas enfermas, discapacitadas y personas mayores. Si a estas actividades se les asignara un valor monetario, en Chile representaría 25,6% del PIB ampliado de 2020 (aumentando respecto del 2015 debido a la pandemia), según estimaciones del Banco Central. Bajo este panorama, es fundamental desigualdad de la población desarrollar intervenciones y políticas con enfoque de género que mitiguen el efecto de la pandemia en la situación económica y el bienestar psicológico, y asimismo aumentar el acceso a servicios de salud mental.

Del complete de afiliados hombres activos, el fifty four,8% registró cotizaciones durante el mes y en el caso de las mujeres, el 46%. Los montos promedio de pensiones de vejez autofinanciadas en pago dieron cuenta de una brecha promedio de -50,9% en perjuicio de las mujeres. Esta brecha se acentúa en la modalidad de pensión de retiro programado (-57,0%) y es menor en el caso de la renta vitalicia (-29,9%). De hecho, al analizar las cifras de nuevos pensionados, se observó que las proporciones de mujeres fueron mayores en los tramos de menos años cotizados (menos de 15 años), en tanto que en los hombres se concentraron en los tramos mayores de años cotizados (entre 25 y forty años). Por rama de actividad económica, se constató que las mujeres tienen una participación mayor en sectores de bajas remuneraciones o en sectores asociados principalmente a servicios, lo cual refleja la existencia de una segregación ocupacional por sexo de carácter estructural.

Por su parte, la especialista en salarios y tiempo de trabajo OIT, Sonia Gontero, recordó otra medida que ayuda a equilibrar la disparidad de sueldo entre hombres y mujeres y que apunta a transparentar la remuneración en las ofertas de trabajo. “Ayuda tanto a hombres como a mujeres a negociar sus salarios y a enfrentarse a entrevistas de trabajo sabiendo exactamente, cuál es el salario que se paga por dicho puesto. Aquí creo que es muy importante que haya mujeres involucradas en los liderazgos y en el proceso de toma de decisión de estas políticas para incorporar la perspectiva de género en el diseño de políticas es importante la voz de las mujeres”, explicó Gontero. A juicio del physician en Economía de la Universidad de California, es necesaria una discusión que transparente quiénes costean la ausencia de legislación sobre esta materia. ”Alguien lo está pagando de forma indirecta y toda la evidencia muestra que son las mujeres de este país quienes cargan con esto si como sociedad nos negamos a financiarlo. Si no nos sacamos el velo de decir que esto va a ser free of charge, barato o una baratija entonces las cosas no van a funcionar”, subrayó.

Durante las primeras huelgas obreras, lo que se da a conocer como salario familiar period un salario que principalmente aportaba el varón al núcleo hogar. Esa concepción y estructura de roles de género en que las mujeres son cuidadoras y los hombres son proveedores, se mantiene a nivel social y económico en orden a reducir los gastos en fuerza de trabajo para la acumulación del capital y eso permanece hasta la actualidad. Si vemos que dos personas trabajan, uno es hombre desigualdad de genero en la economia y la otra mujer, rápidamente consideramos que es el hombre el proveedor principal y la mujer entregará un complemento al ingreso principal. Esto es lo que en la literatura se llama “contrato de género” por el que se establecen estos roles sociales en que los varones deben ser proveedores y las mujeres cuidadoras. Las demandas de las mujeres por mayor justicia de género atraviesan las distintas esferas de la vida pública y privada en pos de alcanzar igualdad en dignidad y derechos.

Sin embargo, propone que ambas se encuentran relacionadas y se afectan entre sí, ya que la primera se verá condicionada por la des-igualdad de resultados de la generación anterior, creándose un círculo vicioso que solo puede tratarse enfrentando ambas caras de la desigualdad económica. Kanbur & Wagstaf (2014) afirman que esta relación recíproca entre ambas facetas es esencial para tratar el problema de la desigualdad, por cuanto aún si se intentaran igualar las recompensas en los resultados, estos continuarían siendo dispares por las diferencias que existen ex-ante, y ocurriría lo mismo en el sentido contrario. Por lo tanto, es esencial considerar ambas dimensiones de la desigualdad, para entender a cabalidad cómo se compone y discernir qué elementos podrían estar profundizándola (Stiglitz & Doyle, 2015).

Las conclusiones ponen en evidencia una situación mucho más “desoladora” para las mujeres de lo que expresan las tasas de desempleo que se utilizan habitualmente. Crear tecnologías de reciclaje usando la ciencia e innovación como herramientas de transformación, proveyendo de valor agregado a los desechos que hoy terminan en su gran mayoría en rellenos sanitarios. De Chile Cristina Acuña, quien en conversó con Alumni Uchile sobre este proyecto sustentable que scale back la huella de carbono. A su vez, se registró una mayor proporción de mujeres (64,8%) que de hombres (51,5%)  que acceden a programas de educación, entre quienes cumplen condenas con privación de libertad 24 horas.