Durán (2018) plantea que, al hablar de desigualdad, existen diferentes enfoques normativos sobre que entendemos por ella, así como formas de medición, incluyendo la desigualdad de riqueza, ingreso y salarios, para los cuales existen diferentes indicadores utilizados por la literatura económica. Respecto del Índice de Gini, el autor plantea que Chile ha tenido históricamente un valor elevado, con solo ocho años, de un complete de 161, con un valor bajo 0,forty five. Además, que este indicador permite analizar el impacto de las políticas fiscales, evidenciando que Chile es uno de los países de la OCDE con menor impacto, pues para el año 2003, el valor del Índice de Gini para los ingresos autónomos fue de 0,5 y al incluir transferencias y subsidios solo cae a 0,forty desigualdad economica pdf nine. Si bien los valores actuales serían estarían dentro de los mejores resultados alcanzados por el país (Le Fort, 2017), del análisis histórico de Durán (2018) es posible apreciar un comportamiento cíclico de este indicador, por lo que no necesariamente existe evidencia que permita sostener que la actual reducción sea permanente en el tiempo 4 . En Chile, el tema de la desigualdad es de larga knowledge y se ve reflejado en la vida cotidiana de sus habitantes en diversas áreas. Esto ha traído consigo un aumento del descontento social, lo que se ha visto reflejado en una variedad de movilizaciones sociales, las cuales detonaron el año 2019 con el “Estallido Social”, lo que demostró, entre otras cosas, la urgencia que requiere enfrentar este problema en el país.
1 La tarea de recopilación de datos no fue fácil, sobre todo al querer abordar el largo plazo, sin embargo, se debe agradecer a las distintas instituciones que cooperaron entregando información a través del Portal de Transparencia del Estado. Es interesante ver como a partir del año 2001 la tasa de mortalidad comienza nuevamente a ascender. Conocer los derechos de las niñas y niños nos sensibiliza y nos hace responsable de su cumplimiento. Es reconocer que son seres humanos y titulares de sus propios derechos, al igual que los adultos. Y continúan su explicación enumerando los factores intraescolares como el pobre rendimiento académico, la repitencia, el ausentismo y los problemas disciplinarios o conductuales que se asocian con mayores probabilidades de abandono escolar según la amplia evidencia empírica existente. Este artículo es parte del proyecto CIPER/Académico, una iniciativa de CIPER que busca ser un puente entre la academia y el debate público, cumpliendo con uno de los objetivos fundacionales que inspiran a nuestro medio.
Al preguntarle al director de Educación de la OCDE si la Reforma que se está llevando a cabo en Chile contribuirá a mejorar la calidad de la educación, aseguró que está convencido de que así será, ya que permitirá poner a todas las escuelas y liceos del país en igualdad de condiciones y entregar a todos los estudiantes las mismas oportunidades educativas. Tal como señalé durante mi última visita a este país, estoy muy impresionado por la ambición de la Reforma que se está realizando, es una oportunidad no sólo para mejorar, sino para realmente transformar la educación”. Destacó en que aun cuando nuestro país tiene escuelas sólidas y estables, es urgente construir un sistema educativo más fuerte alrededor de las escuelas para asegurar que los profesores y directores trabajen con un alto grado de autonomía profesional, pero en una cultura de colaboración. “Si Chile quiere escapar de la trampa de ingresos medios y avanzar de una economía basada en recursos a una economía del conocimiento, entonces tiene que construir la base de capital humano para eso”, agregó. Más importante aún, la educación pública puede atraer a los profesores más talentosos a las aulas más desafiantes y a los directores más capacitados a las escuelas más difíciles. Si se observa lo que ocurre en los sistemas educativos exitosos de países más desarrollados, lo anterior queda de manifiesto.
Porque esta transferencia monetaria complementaría solo a los ingresos formales, premiando así la formalización y desincentivando la informalidad. Por ello, comprender la relación entre la desigualdad de ingresos y la salud mental es crucial para los psicólogos clínicos, ya que informa nuestra práctica y sus intervenciones. En su reciente intervención ante la Asamblea de la ONU, el Presidente Boric remarcó que “Chile es uno de los países más desiguales del mundo”. Sus palabras no dejaron indiferente a más de alguien, generando una discusión sobre nuestra desigualdad de ingresos relativa y su evolución reciente. Y aunque las diferencias en la vida social sean evidentes, y pese a las sociedades tengan medios legitimados de distribución de los recursos, dice Méndez, se entiende que hayan asimetrías. En informe de PNUD, establece Dante Contreras, Director COES y profesor titular de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, detallaba además la falta de dignidad social y maltrato, como parte de la desigualdad.
La razón es que, en un ambiente desigual, estos últimos tienen más recursos para gastar en protección y tienen más que perder si sus propiedades son robadas. En muchos casos, cuando la gente comparó su vida con su infancia y la de sus padres o las generaciones anteriores, el relato predominante fue el del cambio y el progreso. En esa comparación con el pasado aparece que el país ha experimentado avances en infraestructura, acceso a bienes y reducción de la pobreza, entre otros aspectos, que se traducen en que al comparar su posición actual con la de sus hogares en el pasado, el 46 por ciento habla de alguna mejora. La asimetría en la distribución del capital y la influencia existe en este territorio desde antes de que Chile fuera Chile, plantea este trabajo liderado por el economista Osvaldo Larrañaga junto al sociólogo Raimundo Frei y el ingeniero y sociólogo Matías Cociña, investigadores del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El libro, en el que también trabajaron la economista Denise Falk, su par Rodrigo Herrera y el sociólogo Vicente Silva, reúne estudios existentes, presenta otros nuevas e incluye encuestas y entrevistas para explorar el fenómeno de la desigualdad desde distintas perspectivas. Además usa un lenguaje preciso, pero no especializado, porque aspira a ser de consulta general y no sólo para técnicos.
No es muy ordinary que los estudios académicos en esta área incluyan historias personales y adopten un tono más íntimo, pero el libro lo hace para tratar de responder cómo es vivir en una sociedad desigual desde la experiencia cotidiana. Para ello dividió a la sociedad en clases bajas, medias bajas, medias, medias altas y altas, y se realizaron entrevistas en profundidad con integrantes de cada una en Santiago, Concepción y Valparaíso. También se organizaron desigualdad de la globalización ocho grupos de discusión que complementaron los datos de la encuesta PNUD-DES 2016. De este modo, la desigualdad en el país es una de las más elevadas de los países OCDE o si se prefiere comparar con el barrio, está en el lugar medio alto en el contexto latinoamericano. Hay autores como el economista Claudio Sapelli, que dicen que las brechas salariales continuarán reduciéndose, ya que en las generaciones más jóvenes hay una menor desigualdad de educación.
Para efectos de nuestro ejercicio inicial, esto implica que reducir la desigualdad de 0,49 a zero,forty three para Chile o de zero,50 a 0,forty three para la Región Metropolitana, implica una reducción de cerca de 18% en los conflictos a nivel nacional y de 21% en la RM. Si bien esta operación aritmética no se acerca a ser una aproximación exhaustiva para comprender los determinantes del conflicto social, logra dejar ver una tendencia clara que puede entregar luces respecto a alguno de los orígenes del descontento del país. De acuerdo a la información del COES (2018), la mayor cantidad de conflictos sociales por habitante se producen en las regiones de Aysén, Atacama, Los Ríos, Arica y Parinacota, y Magallanes, todas regiones donde los índices de desigualdad son iguales o superiores al promedio nacional. La desigualdad es un desafío ético porque implica una injusticia, ya que todos tenemos una dignidad por ser personas y el derecho a participar de los bienes y servicios que se producen en la sociedad; y es injusta porque esta realidad podría ser distinta mediante políticas públicas. Desde la tradición del pensamiento social cristiano, san Alberto Hurtado define la justicia social como “aquella virtud por la que la sociedad, por sí o por sus miembros, satisface el derecho de todo hombre a lo que le es debido por su dignidad de persona humana”. En relación a la desigualdad last, si se comienza mirando el coeficiente Gini, los países que están en el extremo de la desigualdad son los países del Sur del África, tienen ingreso medio y son ricos en recursos naturales.
Lo anterior reforzado por Alessina y Perotti (1996), ya que estos evidenciaron que otro de los vínculos entre la relación negativa entre desigualdad e inversión es la inestabilidad política de un país promovida por el descontento social. Esta categoría se basa en la redistribución de recursos de ricos a pobres, favorecidos principalmente por procesos políticos que se sitúan en el poder tras un período eleccionario, en donde la población tiende a elegir gobiernos con programas económicos distributivos. Así entonces, altos grados de desigualdad tendrán como consecuencia medidas políticas orientadas a aumentar las transferencias y el gasto público. Por lo tanto, el afán redistributivo de las medidas mencionadas inhibe el esfuerzo de trabajo de la población; por ejemplo, en el caso que se grave su ingreso, creando de esta forma distorsiones dentro de la economía, que resultan en una reducción de la inversión. En consecuencia, la desigualdad afectará negativamente al crecimiento económico debido al proceso redistributivo que se lleva a cabo. Si se ordenaran las regiones del mundo, dice Contreras, Lationamérica aparece como una región de alta desigualdad.
Sin embargo, no son suficientes para entender el problema en su globalidad y pueden inducir a conclusiones erróneas. Este número nos sitúa en el lugar 24 en términos de desigualdad sobre el whole de 159 países con datos disponibles, y nos corona como el país más desigual de la OCDE. 17El IDH-D considera las mismas tres dimensiones del IDH, pero considerando cómo se distribuyen los logros a lo largo de la población, penalizando el valor promedio para cada dimensión en función de lo desigual que sea. Si los países se encontraran en una situación best de perfecta igualdad, ambos indicadores coincidirían. Mientras mayor desigualdad, el IDH-D se ubicará más por debajo del IDH, siendo este el caso de Chile. En Chile, el analfabetismo es cada vez menor (ver Gráfico 9), pasando de un 5,2% de la población de 15 años o más que no sabía leer ni escribir en 1990, a un three,1% en 2015.
“Del universo de trabajadores cubiertos por el seguro de cesantía en un período de eleven años, aquellos que partieron en un trabajo de bajo salario tuvieron empleo formal y con contrato indefinido menos de un 30% de esos 132 meses y tuvieron en promedio casi 10 empleadores. Quienes partieron en un trabajo de alto salario estuvieron en esa situación más de un 72% de los meses y tuvieron en promedio menos de cinco empleadores. En otras palabras, la estabilidad de las trayectorias laborales está tremendamente estratificada en Chile”, finaliza Cociña. Si bien este tipo de política ya se implementa en las sociedades nórdicas o en Alemania, Piketty reclama por un alcance mayor. También, como una forma de superar el régimen de propiedad vigente, aboga por una reestructuración sobre la base de una combinación de propiedad pública, social y lo que él llama propiedad temporal. Esta última aseguraría la circulación permanente de bienes y una menor concentración de la propiedad privada y el poder económico, implementando un impuesto progresivo que obligue a los propietarios más ricos a entregar cada año a la sociedad una parte de lo que poseen.
Se trata de instrumentos que los países desarrollados a los que tanto admiramos usan extensamente para reducir la desigualdad. También están las diferencias en el acceso a una salud oportuna y a una educación de calidad, y la vivencia de malos tratos y discriminación debido a causas que están fuera del control de las personas (el aspecto físico, el origen socioeconómico, el género y el lugar de residencia, entre otros). María Luisa Méndez, académica de la Universidad Católica e investigadora principal de Centro de estudios de Conflicto y Cohesión Social (Coes), señala que el trabajo de PNUD muestra las bases históricas de la desigualdad. Un fenómeno que parte en las haciendas, se dio en el desarrollo de la minería y posteriormente se profundiza con la instalación del modelo neoliberal. «Va mostrando que hay una configuración histórica estructural que involucra distribución de recursos, una institucionalidad, un marco normativo y uno authorized que le da forma a esta distribución altamente desigual de ingresos y de representación política». Como se puede observar, las metas de este ODS contemplan los aspectos económicos, políticos y sociales, lo que va en la línea de lo planteado respecto de la multidimensionalidad de la desigualdad económica.
Esta diferenciación entre países que cuentan con más y aquellos con menos recursos también se reproduction a menor escala al interior de los propios territorios. En el caso de Chile, las viviendas de las comunas más ricas cuentan con mayor y mejor aislación que las viviendas sociales o de autoconstrucción de las comunas más pobres, siendo capaces de soportar mejor las temperaturas extremas. A esto se suma que estas comunas cuentan con una mayor cantidad de áreas verdes, lo cual es sumamente importante pues la vegetación regula la temperatura. Lamentablemente, eso no es lo que se observa de la encuesta Casen 2022 cuando se compara con los períodos prepandemia, en el año 2017. Si bien la desigualdad baja respecto a ese año, más que por una mejora en los ingresos de los hogares de menores recursos, se explica por un empeoramiento de los ingresos en common de la población, lo que llama a la cautela antes de considerarla una buena noticia. Sin embargo, al revisar los datos se muestra que estos resultados se dieron a costa de menores ingresos laborales en casi toda la población, mayores transferencias focalizadas y un alza en el alquiler imputado.
En 2015, Coquimbo y la Región Metropolitana lideran con casi 80 años en promedio, mientras que la menor esperanza de vida se observa en Antofagasta y la región de Los Lagos, con aproximadamente seventy eight años. En cada una de las regiones, en 2015, las diferencias van de los cuatro años (Arica y Parinacota) a los casi seis años de diferencia en Los Lagos, a favor de las mujeres. A nivel de territorio chileno18, resulta interesante evaluar el IDH por regiones, lamentablemente, estos datos solo se encuentran disponibles para el año 2003 gracias al PNUD y Mideplan (2005). En la (Tabla 6) se puede apreciar que para el año 2003 los IDH más bajos correspondían a las regiones del Maule y La Araucanía, con un valor de 0,675 y zero,679 respectivamente.